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Authors: José Javier Esparza

Tags: #Histórico

Moros y cristianos: la gran aventura de la España medieval (72 page)

BOOK: Moros y cristianos: la gran aventura de la España medieval
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Para solucionarlo, el emir almorávide optó por aumentar los impuestos sobre el comercio, lo que se llamaba el qabalat, que era lo que en la España cristiana se llamaba «sisa». Los almorávides se habían ocupado de explotar al máximo sus rutas comerciales. Buena parte de su poder se basaba en los beneficios de las rutas caravaneras del Sudán. Cuando ocuparon España, esas rutas se extendieron hasta el Mediterráneo. Así entró en Europa un río constante de cereales, aceite, oro, cuero, hierro y madera. Las repúblicas comerciales italianas —Génova, Pisa, etc.— descubrieron un mercado excelente y no dejaron de mandar allí sus barcos. Pero los comerciantes locales de la España mora recibieron muy mal aquella subida de impuestos, que dio lugar a un problema político de primera magnitud.

¿Y en qué consistía el problema político? Fundamentalmente, en esto: una elite recién llegada, la de los almorávides, vivía a expensas de la población andalusí.Y ya no sólo a expensas de los mozárabes, sino también de los propios musulmanes españoles, que se veían obligados a sufra gar con sus impuestos a los nuevos dueños. ¿Y los almorávides no se habían hecho con el poder diciendo que iban a eliminar los impuestos? Precisamente: por eso los musulmanes españoles se sentían defraudados, y con razón.Y así las viejas oligarquías de la España mora, las que mandaban allí antes de que llegaran los almorávides, empezaron a alimentar los peores sentimientos hacia sus nuevos jefes.

Esta acumulación de problemas sociales, religiosos, políticos y económicos terminará derribando el edificio del poder almorávide. No va a ser un proceso inmediato: se prolongará durante más de veinte años. Pero conviene retener este dibujo en la memoria para entender por qué, a partir de este momento, pasó en España lo que pasó.

Y ahora, cambiemos nuevamente de escenario.

Ramón Berenguer III contra los piratas de Mallorca

A Ramón Berenguer III le hemos visto aquí crecer. Recordemos: hijo del conde Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa, quedó huérfano muy niño, cuando su padre fue asesinado. También hemos contado que el presunto asesino fue el propio hermano del muerto, Berenguer Ramón el Fratricida. El Fratricida se vio formalmente inculpado del crimen y desterrado en el año 1096, y así el pequeño Ramón Berenguer III fue proclamado conde de Barcelona con tan sólo catorce años de edad.

Quien expulsó al Fratricida fue la oligarquía nobiliaria barcelonesa, y ella fue también la que marcó los primeros pasos del pequeño Ramón al frente del condado. Conocemos a algunos de aquellos influyentes barones: Guerau Alemany de Cervelló, Guillem Ramón de Moncada, Ponc Guerau de Cabrera… ¿Y cuál era su política? Podemos resumirla en dos objetivos: uno, tratar de expandir el condado hacia el sur; el otro, hacia el norte, fortalecer a Barcelona respecto a las casas condales circundantes, derivadas todas ellas del viejo mundo carolingio.Y ésa sería la política de Ramón Berenguer III hasta que se cruzó en su camino una aventura inesperada: la conquista de Mallorca. Pero vayamos por partes.

Primer frente: la política de expansión hacia el sur. Se trataba de prolongar la influencia barcelonesa a lo largo del Mediterráneo español y hacia el valle del Ebro.Y aquí hay que decir que aquel proyecto fue objeti vamente un fracaso. Los de Barcelona, que ya habían conseguido restaurar la sede episcopal de Tarragona, trataron de conquistar Tortosa, pero la expedición, mandada por el conde Artau II de Pallars Sobirá, volvió con las manos vacías. Acto seguido, y en el marco de las conquistas valencianas del Cid, las tropas de Barcelona intentaron socorrer a los musulmanes de Oropesa previo pacto con la taifa correspondiente, pero igualmente fallaron.Algo, sin embargo, sacó en limpio el joven Ramón Berenguer III: un pacto con el Cid que incluía la mano de la hija de Rodrigo Díaz de Vivar, María. Esto fue antes de que la presión almorávide se hiciera insoportable. A partir de ese momento, ya en torno a 1110, los almorávides ocuparon la taifa de Zaragoza y cualquier expansión hacia el sur quedó frenada.

Veamos el otro frente de la política barcelonesa: la afirmación del condado sobre los otros condados vecinos.Y aquí sí puede decirse que Ramón Berenguer III triunfó plenamente. ¿Cuáles eran esos condados vecinos? Recordemos: Besalú, Cerdaña, Urgel, Pallars, Rosellón, además de los derechos vinculados a territorios franceses como la Provenza y Foix. Ramón había heredado derechos territoriales y lazos familiares en toda esta región, y además el condado de Barcelona era el más fuerte de todo este ámbito de la Occitania. Con ese paisaje, Ramón Berenguer III se aplicó a hacer valer su hegemonía, y lo consiguió paso a paso.

En 1107, Ramón Berenguer casa a su hija Jimena —aún una niñacon el conde Bernardo III de Besalú, un incapaz que pasaba ya de la cincuentena y que jamás había mostrado el menor interés por gobernar sus tierras. Era una operación política a plena luz: el contrato matrimonial estipulaba expresamente que si Bernardo moría sin descendencia, el condado pasaría a Ramón Berenguer de Barcelona. Fue lo que sucedió exactamente cuatro años después, en 1111. Al año siguiente, fallecida la hija del Cid, María, Ramón se casa con Dulce de Provenza, que acababa de heredar este territorio. Así entra Provenza en la órbita de Barcelona. Habrá más: cuando muera el conde de Cerdaña Bernat Guillem, que no tenía hijos, Ramón Berenguer reclamará sus derechos e incorporará también la Cerdaña a la casa barcelonesa. En pocos años, el condado de Barcelona había crecido hasta abarcar unas dimensiones impresionantes.

Pero Ramón Berenguer III, como todos los soberanos españoles de la época, tenía un problema: los musulmanes.Y el problema, además, era doble. Por un lado, los almorávides presionaban en el sur, y consta que ejecutaron varias expediciones de saqueo en el Penedés y elVallés.Y por otro, la piratería berberisca estaba haciendo estragos en el Mediterráneo, tanto en las Baleares como en las costas italianas y en el propio litoral catalán. Esta doble presión obligó al conde de Barcelona a poner sus ojos en el mar, y entonces aparece por primera vez algo que iba a ser decisivo para los siglos posteriores: la proyección naval catalana, que terminará haciendo de la corona de Aragón la mayor potencia del Mediterráneo.

Todo empezó en Italia. Las grandes ciudades comerciales italianas, y en particular Pisa, crecían exponencialmente impulsadas por sus mercados marítimos. Pero tan rico tráfico comercial levantó la codicia de los piratas, y en especial de los musulmanes que infestaban las Baleares y que habían convertido estas islas en su base privilegiada. Los piratas berberiscos lanzaron sus rapiñas sobre la costa italiana causando enormes daños tanto a Pisa como a todas las ciudades cuyo comercio dependía de ese puerto: Siena, Florencia, Lucca, etc., que veían sus campos despojados y a sus gentes capturadas como esclavos.Y así, en el año 1114, y a petición formal del arzobispo de Pisa, el papa Pascual II autorizó una cruzada contra los musulmanes de Mallorca.

¿Por qué había musulmanes en Mallorca? ¿Cómo habían llegado hasta allí? La insularidad no había librado a las Baleares de los movimientos de la historia. Mallorca fue romana, primero, y también conoció las invasiones bárbaras después. Cuando llegaron los musulmanes, los cristianos resistieron largos años hasta sucumbir ante un enemigo superior. El control del Mediterráneo occidental fue siempre una prioridad de los moros, porque resultaba vital para el comercio tanto marítimo como terrestre.Y después Mallorca conoció el mismo destino que la España musulmana: el esplendor y hundimiento del califato. Cuando surgieron los Reinos de Taifas, la isla quedó bajo dependencia del reino taifa de Denia.Y cuando éste cayó en manos almorávides, Mallorca se constituyó como entidad independiente.

La Mallorca musulmana de este momento, principios del siglo xii, ofrece dos rostros muy distintos. Por un lado era la única porción del islam español libre del poder almorávide; por tanto, vivía en la relativa pujanza cultural de las viejas taifas, beneficiándose además de la llegada de emigrantes de buena posición que huían de la intolerancia de los suceso res de Yusuf ben Tashfin. Pero esa isla pacífica y próspera era también el nido de los piratas que asolaban las costas italianas y francesas; una actividad, esta de los piratas, que el poder mallorquín protegía y estimulaba, porque era una fuente constante de riquezas y esclavos.Y por eso Mallorca se convirtió en objetivo central de los cruzados.

¿Y qué le iba al conde de Barcelona en todo este asunto, que en principio era una iniciativa fundamentalmente italiana? Ramón Berenguer III participó en la ofensiva porque las incursiones de los piratas no afectaban sólo a las costas italianas, sino también al litoral de la Provenza francesa, y la Provenza, como hemos visto, formaba ya parte del condado de Barcelona.Y así las naves catalanas se unieron a las de Pisa, Florencia y Roma en la cruzada naval contra la Mallorca mora.

Fue en el verano de 1114. La flota partió de Barcelona en el mes de junio. A lo largo de las semanas siguientes se sucedieron los combates. Lo que buscaban los cruzados no era en realidad conquistar las islas, sino aniquilar las bases piratas. Su primer objetivo fue Ibiza. Allí desembarcaron los cruzados a mediados de julio. En un mes de campaña, la isla quedó limpia: deshechas las fortalezas musulmanas y liberados los cautivos cristianos. El 11 de agosto se conquistaba la capital. Acto seguido, el contingente marchó sobre Mallorca, verdadero centro neurálgico del problema.

La campaña cruzada contra la Mallorca mora debió de ser tremenda, a juzgar por los textos que nos ha dejado la historia. Las fuentes musulmanas hablan de destrucciones sin cuento; las cristianas, como el Liber maiolichinus de Pisa, subrayan el papel protagonista del condado de Barcelona en los combates. Por cierto que este documento pisano es el primero que habla de Cataluña con ese nombre: lo hace al denominar a los súbditos de Ramón Berenguer christicolas catalanensis. Fueron varios meses de guerra sin tregua. Los cruzados desembarcaron el 24 de agosto. Los musulmanes reaccionaron con una feroz contraofensiva, pero los cruzados la desarbolaron. Durante seis meses, las tropas cristianas pusieron cerco a Mallorca. La ciudad terminó cayendo en la primavera de 1115.

Y después de la conquista, ¿qué? Después, había que repartirse el fruto de la victoria. Se distribuyeron tierras, títulos y derechos. Los de Pisa, visiblemente, tenían más interés en poner colonias comerciales que en ocupar el territorio. Para Ramón Berenguer III, por el contrario, se abría un campo inédito: un mar a su disposición, con rutas comerciales que co nectarían Barcelona con Italia a través de Mallorca y la isla de Cerdeña. El destino daba un giro lleno de promesas.

No pudo ser. No, al menos, aquella vez. Recién conquistada Mallorca, una hueste almorávide cruzó el Ebro y penetró en el condado de Barcelona, marchando directamente contra la ciudad condal. Ramón Berenguer III tuvo que abandonar a toda prisa la isla con sus huestes y dar la batalla en su propia casa. Los cristianos que quedaban en Mallorca siguieron el mismo camino. Al año siguiente, una flota almorávide recuperaba el control musulmán sobre las Baleares. Pero en la historia de España se acababa de abrir una página nueva.Y daría mucho que hablar.

La conquista de Zaragoza

Ramón Berenguer III tuvo que abandonar a toda prisa Mallorca en 1116 porque había una ofensiva almorávide en tierras de Cataluña. ¿Qué estaba pasando? Estaba pasando que los almorávides, dueños de Zaragoza desde unos años atrás, prodigaban sus incursiones en territorio cristiano. Y no era sólo en Cataluña: era también en el área de Tudela y el valle del Ebro, es decir, el reino de Alfonso I el Batallador.

A Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Navarra, acabamos de verle pasándolas moradas por su matrimonio con la reina Urraca de Castilla y León: lo que podía haber sido la magna unión de la mayor parte de la España cristiana, terminó convertido en una inagotable pesadilla que llevó al colapso al viejo reino cristiano del norte.Aquella pesadilla concluyó cuando el papa obligó a los cónyuges a separarse so pena de excomunión. Para Alfonso fue un golpe político, pero la medida fue providencial. Sobre todo, iba a permitir a Alfonso, rey guerrero, con mentalidad de cruzada, concentrarse en el gran objetivo de su vida: la conquista de Zaragoza.

La conquista de Zaragoza fue un suceso importantísimo de la Reconquista, tanto que merece la pena explicarla con calma. Zaragoza era un punto clave de España desde tiempos de los romanos, un cruce de caminos decisivo y, además, la cabeza del riquísimo valle del Ebro. Los musulmanes la ocuparon desde el primer momento y Córdoba puso sus mayores esfuerzos en conservarla bajo su control. Cuando se deshizo el califato, el reino taifa de Zaragoza llegó a ser poderosísimo. Después vino la presión cristiana por el norte, y entonces Zaragoza se convirtió en la llave del equilibrio entre Castilla y Aragón: fue la época del Cid.Y por último apareció la presión almorávide por el sur, lo cual llevó a la taifa al borde del abismo.

El último gran rey taifa de Zaragoza fue al-Mustaín II. Le tocó vivir una época dura.Vio cómo sus territorios iban menguando de forma constante bajo la presión reconquistadora de Aragón. Cuando intentó contraatacar, resultó muerto: fue enValtierra, en 1110, cerca de Tudela. Le sucedió su hijo Abdelmalik, que no pudo mantener la corona. Al-Mustaín había podido navegar sobre un cierto equilibrio entre cristianos y almorávides. Pero en tiempos de Abdelmalik el partido almorávide había crecido mucho en Zaragoza y no se le consintió que intentara la misma política: fue formalmente obligado a romper toda relación con los cristianos.

El nuevo rey taifa de Zaragoza era perfectamente consciente de que estaba en un callejón sin salida: si pactaba con los cristianos, los integristas de la ciudad pedirían apoyo a los almorávides y le derrocarían; pero si rechazaba cualquier pacto con los cristianos, quedaría igualmente en manos de los almorávides y el resultado final sería el mismo, a saber, la pérdida del poder. ¿Qué hacer? No sabemos exactamente lo que hizo Abdelmalik, pero sí lo que pasó inmediatamente después. Cuando apenas llevaba un mes en el poder, Abdelmalik sufrió un ataque de los almorávides de Valencia, cuyo gobernador, Ibn Fatima, intentó tomar Zaragoza. Abdelmalik logró detener el ataque, pero entonces, según las fuentes moras, se descubrió que el nuevo rey seguía en tratos secretos con los cristianos. Con ese pretexto, un nuevo gobernador de Valencia llamado al-Hayy penetró otra vez en la taifa, y esta vez con más tropas, hasta apoderarse de la capital.Abdelmalik huyó.Así Zaragoza cayó en manos de los almorávides. Era mayo de 1110.

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