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Authors: P. D. Ouspensky

Tags: #Autoayuda, Filosofía, Histórico.

Psicología de la posible evolución del hombre (9 page)

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Más adelante volveremos al estudio de la diferencia de velocidad de los centros.

Ahora tenemos que comprender otra característica de los centros, la que posteriormente nos dará muy buen material para la observación de sí y para el trabajo sobre nosotros mismos.

Se supone que cada centro esta dividido en dos partes: positiva y negativa.

Esta división es particularmente clara en el centro intelectual y en el centro instintivo.

Todo el trabajo del centro intelectual está dividido en dos partes:
afirmación
y
negación
;

y
no
. En cada momento de nuestro pensar, uno de los dos prevalece sobre el otro o, en momentos de igual fuerza, llegan a la indecisión. La parte negativa del centro intelectual es tan útil como la positiva, y cualquier debilitamiento en la fuerza de una con respecto de otra acarrea desórdenes mentales.

En el trabajo del centro instintivo, la división es también bastante clara, y ambas partes, positiva y negativa, o agradable y desagradable, son igualmente necesarias para una justa orientación en la vida.

Las sensaciones agradables de sabor, olor, tacto, temperatura, calor, frescura, aire fresco, todas indican condiciones que son beneficiosas para la vida; y las sensaciones desagradables de mal sabor, de mal olor, de contacto desagradable, la sensación de calor opresivo o de frío extremo, todas indican condiciones que pueden ser dañinas para la vida.

Se puede entonces decir definitivamente que no es posible ninguna orientación verdadera en la vida si no se tienen ambas sensaciones: las agradables y las desagradables. Ellas son la verdadera guía de toda vida animal en la tierra y cualquier falla en ellas produce una falta de orientación y por consiguiente un peligro de enfermedad o de muerte. Piensen en qué rápido se envenenaría un hombre si perdiera todo sentido del sabor y del olor o si, de alguna manera no natural, venciera su disgusto natural por sensaciones desagradables.

En el centro motor la división en dos partes, positiva y negativa, sólo tiene un significado lógico; es decir, el movimiento en oposición al reposo. Para la observación práctica no tiene utilidad.

En el centro emocional, a primera vista, la división es muy simple y obvia. Si tomamos emociones agradables, tales como alegría, simpatía, afecto, confianza en sí mismo, como pertenecientes a la parte positiva, y emociones desagradables, tales como aburrimiento, irritación, celos, envidia, miedo, como pertenecientes a la parte negativa, las cosas parecerán muy simples; pero en realidad son mucho más complicadas.

Para comenzar, en el centro emocional no hay una parte negativa natural. La mayoría de las emociones negativas son artificiales; no pertenecen al mismo centro emocional y están basadas en emociones instintivas que les son completamente extrañas, pero que son transformadas por la imaginación y la identificación. Tal es el verdadero significado de la teoría de James y Lange, muy conocidas en su época. Ellos insistían en que todas las emociones eran en realidad sensaciones de cambios en los órganos internos y en los tejidos, cambios qué se producían antes que las sensaciones, y que eran las verdaderas causas de las sensaciones. Eso quería decir que los acontecimientos exteriores y las constataciones interiores no producían emociones. Los acontecimientos exteriores y las constataciones interiores producían reflejos interiores que producían sensaciones; y éstas eran interpretadas como emociones. Al mismo tiempo, las emociones positivas tales como "amor", "esperanza", "fe", en el sentido que se les comprende usualmente -es decir, como emociones permanentes- son imposibles para un hombre en el estado
ordinario
de conciencia. Ellas requieren estados de conciencia más elevados, requieren la unidad interior, la conciencia de sí, un "Yo" permanente, y la voluntad.

Las emociones positivas son emociones que no pueden llegar a ser negativas
. Pero todas nuestras emociones agradables tales como alegría, simpatía, afecto, confianza en sí mismo, pueden, en cualquier momento, convertirse en aburrimiento, irritación, envidia, miedo, etc. El amor se puede convertir en celos o miedo a perder lo que uno ama, o en cólera u odio; la esperanza puede convertirse en ensueño y en la expectativa de quimeras, y la fe puede convertirse en superstición y en una débil aceptación de un reconfortante disparate.

Hasta una emoción puramente intelectual -el deseo de conocimiento- o una emoción estética -es decir, un sentimiento de belleza o armonía- si se llega a mezclar con identificación, se une de inmediato con emociones de orden negativo tales como el orgullo, la vanidad, el egoísmo, la presunción, etc.

Se puede entonces decir, sin posibilidad de equivocarnos, que no podemos tener emociones positivas. Al mismo tiempo, en la práctica, no tenemos emociones negativas que existan sin imaginación ni identificación. Por supuesto que no se puede negar que además de las muchas y variadas clases de sufrimientos físicos que pertenecen al centro instintivo, el hombre tiene muchas clases de sufrimientos mentales que pertenecen al centro emocional. Tiene muchas penas, agravios, temores, aprensiones, etc., que no se pueden evitar y que están tan íntimamente ligados a la vida del hombre como la enfermedad, el dolor y la muerte. Pero estos sufrimientos mentales son muy diferentes de las emociones negativas que están basadas en la imaginación y en la identificación.

Estas emociones son un fenómeno terrible. Ocupan un enorme lugar en nuestra vida. Se puede decir de mucha gente que todas sus vidas están reguladas y controladas, y al final arruinadas,
por emociones negativas
. Al mismo tiempo las emociones negativas no desempeñan ningún papel útil en nuestras vidas. No nos sirven de orientación, no nos dan ningún conocimiento, no nos guían de una manera sensible. Por el contrario, malogran todos nuestros placeres, hacen de la vida una carga para nosotros, e impiden muy efectivamente nuestro posible desarrollo
porque no hay nada más mecánico en nuestra vida que las emociones negativas
.

No podemos llegar a controlar nunca las emociones negativas. La gente que cree que puede controlar sus emociones negativas y manifestarlas cuando quiere, simplemente se engaña a sí misma. Las emociones negativas dependen de la identificación; si en un caso particular se destruye la identificación, ellas desaparecen. Lo más extraño y fantástico sobre las emociones negativas es que la gente en realidad las adora. Creo que para un hombre mecánico ordinario, lo que más le cuesta advertir es que las propias emociones negativas y las de los demás no tienen ningún valor
y que no contienen nada noble, nada hermoso, ni nada fuerte
. En realidad las emociones negativas no contienen otra cosa que debilidad y muy a menudo el comienzo de la histeria, de la locura, o del crimen. La única cosa buena de ellas es que, siendo totalmente inútiles y habiendo sido creadas artificialmente por la imaginación y por la identificación, se pueden destruir sin que ocasionen ninguna pérdida. Y ésta es la única posibilidad de escapar que tiene el hombre.

Si las emociones negativas fueran útiles o necesarias para cualquier propósito, siquiera el más pequeño, y si ellas fueran una función de una parte del centro emocional cuya existencia fuera real, el hombre no tendría ninguna posibilidad porque no es posible ningún desarrollo interior mientras un hombre conserve sus emociones negativas.

En el lenguaje de escuela, sobre el tema de la lucha contra las emociones negativas, se dice:

El hombre debe sacrificar su sufrimiento
.

"¿Qué podría ser más fácil de sacrificar?", dirá todo el mundo. Pero en realidad la gente sacrificaría cualquier cosa antes que sus emociones negativas. No hay placer ni satisfacción que el hombre no estaría dispuesto a sacrificar, incluso por razones muy triviales, pero nunca sacrificaría su sufrimiento. Y en cierto modo hay una razón para ello.

De manera bastante supersticiosa, el hombre espera ganar algo al sacrificar sus placeres, pero no puede esperar nada por el sacrificio de su sufrimiento. Está lleno de falsas ideas sobre el sufrimiento: aún cree que el sufrimiento le es enviado por Dios, o por los dioses, como castigo o para su educación y hasta tendrá miedo de oír que es posible librarse de su sufrimiento de manera tan simple. La idea se hace todavía más difícil de comprender debido a la existencia de sufrimientos de los cuales el hombre realmente no se puede liberar, y de muchos otros sufrimientos que están basados enteramente en la imaginación del hombre, y a los cuales no puede ni quiere renunciar, como la idea de injusticia, por ejemplo, y la creencia en la posibilidad de destruir la injusticia. Además de esto, muchas personas no tienen otra cosa que emociones negativas. Todos sus "yoes" son negativos. Si se les quitara las emociones negativas, simplemente colapsarían y se volverían humo.

¿Y qué le pasaría a toda nuestra vida, sin emociones negativas? ¿Qué le pasaría a lo que llamamos arte, al teatro, al drama, a la mayoría de las novelas?

Desgraciadamente no hay probabilidad de que desaparezcan las emociones negativas. Las emociones negativas sólo pueden ser vencidas y sólo pueden desaparecer con ayuda del conocimiento de escuela y de los métodos de escuela. La lucha contra las emociones negativas es una parte del entrenamiento de escuela y está íntimamente ligada con todo el trabajo de escuela.

Si las emociones negativas son artificiales, anormales, e inútiles, ¿cuál es su origen? Como no conocemos el origen del hombre, no podemos discutir esta cuestión, y sólo podemos hablar de las emociones negativas y de su origen en relación con nosotros mismos y con nuestras vidas. Por ejemplo, al mirar a los niños podemos ver cómo
se les enseña emociones negativas
y cómo las aprenden ellos por sí mismos a través de la imitación a los adultos y a los otros niños.

Si desde temprana edad se pusiera a un niño entre gente que no tiene emociones negativas, probablemente él tampoco las tendría, o tendría tan pocas que podrían ser fácilmente vencidas con la educación adecuada. Pero en la vida real las cosas suceden muy diferentemente. Con la ayuda de todos los ejemplos que puede ver y oír, con la ayuda de la lectura, del cine, etc., un niño de alrededor de diez años ya conoce toda la gama de emociones negativas y puede imaginarlas, reproducirlas, e identificarse con ellas tan bien como cualquier adulto.

En los adultos las emociones negativas están apoyadas por la constante justificación y glorificación que de ellas hacen la literatura y el arte, y por la autojustificación y autoindulgencia personal. Aun cuando nos cansan, no creemos que podamos librarnos completamente de ellas.

En realidad, tenemos mucho más poder de lo que creemos sobre las emociones negativas, particularmente desde el momento en que ya sabemos lo peligrosas que son y qué inaplazable es la lucha contra ellas. Pero les encontramos demasiadas disculpas, y nadamos en las aguas de la autocompasión y del egoísmo, según sea el caso, encontrando culpa en todo, excepto en nosotros mismos.

Todo lo que acabamos de decir muestra que en relación a nuestro centro emocional nos encontramos en una situación muy extraña. No tiene parte positiva ni tiene parte negativa. La mayoría de sus funciones negativas son inventadas; y hay mucha gente que nunca en su vida ha experimentado alguna emoción
real
, tan completamente tomado está su tiempo por emociones imaginarias.

Así que no podemos decir que nuestro centro emocional está dividido en dos partes, positiva y negativa. Sólo podemos decir que tenemos emociones
agradables
y emociones
desagradables
, y que todas aquéllas que no son negativas un momento dado,
se pueden tornar emociones negativas a la menor provocación y hasta sin ninguna provocación
.

Este es el verdadero cuadro de nuestra vida emocional, y si nos miramos a nosotros mismos sinceramente debemos darnos cuenta de que mientras cultivemos y admiremos en nosotros todas estas venenosas emociones, no podremos esperar ser capaces de desarrollar
la unidad, la conciencia o la voluntad
. Si fuera posible este desarrollo, todas las emociones negativas entrarían en nuestro nuevo ser y llegarían a ser permanentes en nosotros. Esto significaría que sería imposible para nosotros librarnos de ellas algún día. Felizmente para nosotros, tal cosa no puede suceder.

En nuestro estado actual, lo único bueno es que no hay nada permanente. Si algo llegara a ser permanente en nuestro estado actual, significaría la locura. Sólo los lunáticos pueden tener un ego permanente.

Este hecho, por cierto, descarta otro falso término que se había infiltrado en el lenguaje psicológico de nuestros días del así llamado psicoanálisis: me refiero a la palabra "complejo".

En nuestra estructura psicológica no hay nada que corresponda a la idea del "complejo". En la psiquiatría del siglo diecinueve, lo que ahora se llama un "complejo" era llamado una "idea fija", y las "ideas fijas" eran consideradas signos de locura. Y esto sigue siendo correcto.

El hombre normal no puede tener "ideas fijas", "complejos" o "fijaciones". Es útil recordarlo para el caso de que alguien trate de encontrar complejos en ustedes. Ya tenemos demasiados malos rasgos como somos, y nuestras probabilidades son muy pequeñas aun sin los complejos.

Volviendo ahora a la cuestión del trabajo sobre nosotros mismos, debemos preguntarnos cuáles son realmente nuestras probabilidades. Debemos descubrir en nosotros mismos las funciones y las manifestaciones que hasta cierto punto podemos controlar, y debemos ejercitar ese control, tratando de aumentarlo tanto como nos sea posible. Por ejemplo, tenemos cierto control sobre nuestros movimientos, y en muchas escuelas, particularmente en el Oriente, el trabajo sobre uno mismo comienza adquiriendo tanto control sobre nuestros movimientos como sea posible. Pero esto requiere entrenamiento especial, muchísimo tiempo, y el estudio de ejercicios muy elaborados. Bajo las condiciones de la vida moderna tenemos más control sobre nuestros pensamientos, y en relación con esto existe un método especial que nos permite trabajar en el desarrollo de nuestra conciencia usando el instrumento que mejor obedece a nuestra voluntad; es decir, nuestra
mente
, o nuestro centro intelectual.

Para comprender más claramente lo que voy a decir, deben tratar de recordar que no tenemos control sobre nuestra conciencia. Cuando dije que podemos llegar a ser más conscientes, o que por un momento se le puede hacer consciente a un hombre al preguntarle simplemente si está consciente o no, usé la palabra "consciente" o "conciencia" en un sentido relativo. Hay muchos grados de conciencia y cada mayor grado de conciencia significa "conciencia" en relación con un grado menor. Pero si no tenemos control sobre la misma conciencia, sí tenemos cierto control sobre nuestro pensar en la conciencia. Lo que quiero decir es que dando a nuestros pensamientos la dirección que ellos tendrían en un momento de conciencia, podemos inducirla de esta manera.

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