Sex code (71 page)

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Authors: Mario Luna

Tags: #Autoayuda

BOOK: Sex code
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Cuando dices «uno», señalas con el índice de tu mano derecha el principio de una línea imaginaria que medirá alrededor de dos palmos. Cuando dices «dos», señalas con el índice de tu mano izquierda el final de dicha línea a la izquierda. Y, al decir «ya», llevas de nuevo el índice de la mano derecha al lugar de la línea imaginaria donde se encontraría el número tres si esta estuviera dividida en cuatro puntos. Y, antes de que ella te pueda responder, le dices: «¡el tres!».

EL SIETE (RV+R)

«Vale, ahora concéntrate más aún, ¿vale?».

Le haces lo mismo que has hecho con el tres, pero esta vez pidiéndole que te diga un número del uno al diez y adivinando el número siete.

EL SIETE INVERSO (RV+R)

Otra modalidad de estas dos rutinas es escribiendo primero el número en algún lugar y guardándolo, para enseñárselo después de que ella lo diga en voz alta. Por supuesto, con esta modalidad vale hacer trampas. Por ejemplo, haber escrito ya varios números en hojitas similares a la que vas a sacar, y guardándolas por orden en bolsillos traseros.

CHISTE DE LOS PECADORES —VERSIÓN EXTENDIDA— (RV)

«Sabéis que yo soy un poco brujo y a veces leo el futuro, ¿no? Bueno, pues voy a contaros algo que sucederá la semana que viene, pero voy a hacerlo en pasado para que resulte menos agobiante que estar hablando en futuro todo el rato.

»Bueno, pues el caso es que el otro día decidimos hacer un viaje en coche X, Y», Objetivo y yo (X e Y es, al igual que el Objetivo, siempre gente del Set). «Nos planteamos dar una vuelta por el suroeste de Francia, que es precioso» (aquí usa siempre algún lugar que conozcas al que se pueda ir en coche y que suponga una DAV).

»La cosa es que, ya ves qué putada, justo en el camino se nos cruza una vaca por la carretera y, cómo yo soy tan amante de los animales, por evitarla acabamos todos en el barranco…

»Y todos la diñamos.

»Bueno, miento. Yo, que soy más luchador, me quedé en coma.

»Pero, las cosas sean dichas, la verdad es que a la semana os echaba tanto de menos que decidí morirme yo también. Total, que a los cinco minutos ya me veis ante las puertas del Cielo intimando con San Pedro. Y, charlando sobre esto y de aquello, sale el tema de la organización del Cielo. Le digo: Oye, San Pedro. ¿Y esto del Reino Celestial cómo funciona? Se ve aseado y tal, ¿no? ¿Lo tenéis bien organizado? ¡Buuuuhhh! De muerte, amigo, de muerte. Pero ¡qué te digo! Una imagen vale más que mil palabras. Además, me has caído de puta madre, hombre. Así que sígueme, amigo, ven conmigo.

»Me lleva por un laaargo, interminaaable corredor, con cientos de puertas blancas a ambos lados. Mira, me dice. El cielo no es más que un edificio infinito al que se van sumando pisos según se muere la gente y que está repleto de pasillos enormes como este. En cada uno hay cientos de puertas, y detrás de cada puerta se encuentra el premio o el castigo de cada alma. Yo estaba intrigadísimo, pero no quise preguntar nada para no parecer tonto. Mira, por ejemplo, me dice abriendo una de las puertas. Una imagen vale más que mil palabras. Estaba visto que a este hombre le gustaban los ejemplos.

»El caso es que me abre una de las puertas y… ¡AAAAHHHH…! Casi me desmayo. Imaginaos cuál fue mi sorpresa al encontrar a X al otro lado de la puerta. Y lo peor, no estaba sola. ¿Os acordáis de la peli Seven? ¿Del gordo putrefacto que encuentran atragantado y que ha muerto de gula? Pues bien, X y él estaban sobre una gran cama de agua, y no paraban de sudar y cambiar de postura y de…». Aquí te puedes recrear un poco en la escena sexual, avergonzando un poco a X. Recuerda, eso sí, no decir nada que pueda sentar mal de verdad. Por ejemplo, si X está un poco rellenita, cambia al gordo por un zombi leproso o cualquier otra cosa que le repugne igualmente pero no la ofenda. «Vaya, le dije a San Pedro. No sabía que a X le fuera tanto la marcha. Especialmente con gordos sebosos, malolientes y putrefactos como ese. No, no, respondió él. No es lo que piensas. Verás, es que X era un poco… bla bla bla… Y, dijo con un suspiro, está pagando por sus pecados». Aquí, en la parte de «bla bla bla», puedes aprovechar para sacar algo del comportamiento de X con lo que meterte y que tenga que ver con lo que sabes de ella hasta el momento.

Puedes prolongar el chiste tanto como consideres oportuno, caminando por el corredor e incluyendo nuevas puertas tras las que puedes encontrar a Y, sea chico o chica, e introducir nuevas y asquerosas escenas sexuales, y nuevos pecados. Generalmente y si nada lo desaconseja, después de haber hablado de gordos sebosos en la primera, me gusta sacar a colación algún zombi leproso y putrefacto en la segunda. También me gusta hacerlo interactivo, recreándome en la asquerosidad de la escena y animando a los demás a que contribuyan a hacerla más asquerosa todavía. Siempre concluirás con un suspiro y un: «Y está pagando por sus pecados…».

Finalmente llegarás al Objetivo. Y exclamarás algo como: «Uy, vaya San Pedro… Qué sorpresa. Y aquí está Objetivo con Brad Pitt. Interesante. ¡Joder con el tío Brad, pero hay que ver qué caña le está dando! Coño, una auténtica máquina, mejor que en las películas. Y oye, a juzgar por sus gemidos y por cómo se retuerce parece que Objetivo no se lo está pasando mal del todo». Por supuesto, puedes cambiar Brad Pitt por cualquier otra estrella, cantante o famoso que sepas que vuelve loca al Objetivo. «Y oye, si no es indiscreción, ¿qué ha hecho Objetivo para ganarse ese castigo? ¿Es que, a diferencia de los otros, Objetivo ha sido buena? Noooo…, responderá él. Es Brad. Está pagando por sus pecados».

PIEDRA, PAPEL O TIJERA (RV)

Todos hemos jugado a este juego.

Al igual que el pulso chino, viene muy bien para resolver conflictos, dirimir retos y desafíos. La particularidad de Piedra, papel o tijera es que puede usarse en fases más iniciales para implicar al Objetivo, cuando usar demasiada Kino podría resultar sospechoso.

CHISTE DEL PRESIDENTE (RV)

«El presidente de los Estados Unidos había ido con su señora a visitar la granja de pollos más modernizada del país. Como el Sr. Presidente recibió una importante llamada de teléfono, la visita la hicieron por partes. Primero la llevó a cabo la mujer del Presidente, y luego el Presidente.

»Al visitar la sala de fecundación, a la Sra. Del Presidente le llamó la atención el hecho de que hubiese un solo gallo, rodeado de cientos de gallinas.

»—Y dígame —le preguntó al guía—. ¿Con que frecuencia mantiene este gallo actividad sexual con las gallinas?

»—Este gallo es muy activo, señora —respondió el guía—. Lo menos, veinte veces por día.

»—Mmmhh…. Interesante. Haga el favor de informar de este hecho al Sr. Presidente.

»Cuando le tocó el turno al Presidente, el guía lo llevó a la sala de fecundación, y le dijo:

»—Sr. Presidente, me ha pedido su señora que le informe del hecho de que este gallo mantiene actividad sexual con las gallinas al menos veinte veces al día.

»—Vaya —contestó el Presidente—. Y dígame: ¿lo hace siempre con la misma gallina o con gallinas diferentes?

»—¡Ah, noooo! —exclamó el guía—. Lo hace cada vez con una gallina diferente.

»—Bien —respondió el Presidente—. Haga el favor de informar de este hecho a mi señora».

Este chiste combina muy bien con LAS MUJERES SOIS PREDADORES SEXUALES.

BEATOS (RV+R)

«María, tengo una idea. Ya sé lo que vamos a hacer.

»Yo me voy a vestir de cura y a ti te voy a disfrazar de monja. Luego vamos a acercarnos a la playa. Y allí, en medio de la gente, vamos a arrodillarnos y a juntar las manos como si fuésemos a rezar…

»Entonces, voy a empezar a morrearte delante de todo el mundo».

MIEDO A LAS IGUANAS —VERSIÓN EXTENDIDA— (RV)

No sé quién me dijo que Internet está lleno de pervertidos, pero debía haberlo escuchado.

Hace poco, por ejemplo, mi amigo Marcos me metió en uno de esos portales donde salen mogollón de tipas haciendo poses lascivas y diciendo cosas como: «Hola, soy alegre y amiga de mis amigos. Me gusta mucho sonreír, pasarlo bien y salir con mis amigos».

¿Amiga de mis amigos? ¿Sonreír? Yo ya sabía que había algo claramente perverso en todo aquello, pero como soy un aventurero decidí seguir adelante con la historia de todos modos. Eso sí, dejé bien claro que era un cerdo egoísta y que pasaba de histéricas y de dramitas. Un mensaje que, por lo visto, todos las pervertidas y pervertidos del mundo captaron de inmediato.

A partir de entonces, cada dos por tres tenía a alguien abriéndome un privado. Casi siempre alguien con foto de tía despampanante, entre otras cosas porque si alguien no tenía foto de tía despampanante en el perfil pasaba olímpicamente de ella y no la dejaba agregarme. Lo siento, no voy a disculparme por ello.

El caso es que las conversaciones siempre se reducían a lo mismo. Venían a ser algo así:

Ella: Zumbido. Yo: me hago el sueco. Ella: Zumbido. Yo: que paso de la peña que expresa con zumbidos, por si no te has enterado (esto lo pensaba, no lo decía; es decir, simplemente no contestaba). Ella: Algún muñequito haciendo el gilipollas en la pantalla. Yo: Qué pasa, cómo va eso (ya veis que en el fondo soy un blandengue, los muñequitos dando saltitos o haciendo cualquier otra clase de gilipuertas siempre me han llegado al corazón). Ella: Invitación para ENVIAR imágenes con la web cam. Yo: Gracias, pero estoy un poco cansado para el cibersexo. Ella: Nueva Invitación para enviar (no recibir) imágenes por la web cam. Yo: De verdad, es que me mola oler a la gente con la que hago guarradas y esas cosas. Ella:---

No vuelvo a saber de ella.

Pues bien, esta secuencia se repitió tanto que, cuando por fin di con una chica simpática y capaz de mantener una conversación normal… Chicos, me enamoré. De hecho, llevaba ya casi media hora chateando con ella y me encontraba ya tan entusiasmado con la chica que estaba por pedirle el teléfono. Cinco minutos antes me había estado hablando de su colección de animalitos y a mí la verdad es que los bichos me chiflan. Entonces, justo mientras le estaba escribiendo que me diese su teléfono para seguir hablando, me pregunta si quiero ver su Iguana. ¡Guuaaauuu…! ¡Una Iguana…! ¿Será esto el amor ese predestinado del que hablaban las películas que me llevaba a ver mi ex? Aun no me he recuperado de la emoción cuando me envía una invitación para recibir imágenes de su web cam. Sin dar crédito a la excitación que me invadía, clico «aceptar», espero impaciente unos segundos y…

Ahí estaba.

Un enorme gordo barbudo con los pantalones bajados y meneando violentamente su… «iguana» con la derecha.

PÁNICO EN LOS URINARIOS —VERSIÓN EXTENDIDA— (RV)

No sé cómo lleváis vosotros lo de aliviar vuestras necesidades en lugares públicos, pero yo últimamente tengo mis reservas al respecto.

Por ejemplo, hace un mes o así Sandra me pidió que bajase a comprar el desayuno al súper de El Corte Inglés que hay al lado de su casa.

Como había ido con prisa, al salir me entraron ganas de echar una meada. Encuentro los servicios, me acerco al urinario, me la saco tan tranquilo y procedo.

Pues bien, justo al terminar me doy cuenta de que el tipo de mi izquierda está como vibrando. Lo examino con un poquito más de atención y… Adivinad.

En efecto, se estaba haciendo una a mi salud. ¿Podéis imaginar por un momento cómo me sentí?

El caso es que decidí obsequiarle con mi cara de ninja asesino, pero él ni se inmutó.

Tratando de olvidar el incidente pero aún sin creer lo que estaba ocurriendo, voy a lavarme las manos. Entonces lo veo reflejado en el espejo, deleitándose mirándome el culo. «Esta vez», me dije, «sí que no»… Hinché las venas del cuello, me puse rojo y puse cara de psicópata homicida. No sabía lo que estaba a punto de ocurrir, pero supuse que nada bueno si no dejaba de mirarme. Por eso, lo miré fijamente para ver si se avergonzaba y salía por piernas. Y… adivinad.

Muuuuy lentamente, sin apartar sus ojos de los míos ni un momento, el tipo dibuja una media sonrisa, se muerde los labios y se pasa la lengua por estos con lascivia. Me pregunté qué habría hecho Sandra en mi lugar. La inspiración no tardó en llegar, pues en ese momento en que comprendí que matarlo lo habría puesto más cachondo todavía. Así que ya os podéis imaginar lo que hice.

Salí por la puerta. Y, a los dos segundos, regresé como si algo me obligase a hacerlo. Lo miré suspirando, como transportado, puse las dos manos sobre mi corazón y empecé a imitar con ellas el bombeo del mismo. Después me llevé la palma de la mano a los labios y le envié un beso volador. Todo sin dejar de suspirar. Me despedí con la mano como lo hacían las protagonistas de las películas mudas, y me fui con la satisfacción de haber llevado a cabo una buena obra.

Personalmente, creo que aquello debió bastar para que se corriera.

SONRISA EN FORMA DE «C» Y EN FORMA DE «U» (RV+R)

«Tienes una estupenda sonrisa en forma de ‘C’ (o ‘U’)».

Entonces lo normal es que ella te pregunte a qué te refieres. Tú podrás aprovechar para explicarle la teoría que tu amiga María tiene sobre las sonrisas con forma de «C» y con forma de «U».

Las sonrisas con forma de «U» son las de las bocas cuyos incisivos son mucho más frontales al espectador que los otros, que se meten hacia dentro. Si mordiesen un cartón, dejarían una marca en forma de «U». Por cierto, si tienes un papel se lo puedes dejar para que lo hagan.

Las sonrisas en forma de «C», por el contrario, son aquellas de dentaduras más redondeadas. Los incisivos son frontales, pero los otros también lo son bastante. La forma en que los dientes se meten hasta el fondo de la boca de forma mucho más progresiva. Si mordiesen un cartón, dejarían una marca en forma de «C».

También les puedes ofrecer un ejemplo real. Por ejemplo, los dientes de Cristina Aguilera tienen forma de «U», en tanto que los de Britney Spears tienen forma de «C».

Según tu amiga María, a las chicas con sonrisa en forma de «U» en seguida se les cuelga la etiqueta de chicas malas y perversas, por muy poco que hagan. En cambio, aquellas con sonrisa en forma de «C» no importa cuánto mientan o con cuántos chicos salgan, porque siempre tenderá a vérselas como chicas buenas. Esa es la razón de que el público le perdone todo a Britney Spears y de que, haga lo que haga, siempre se le considere una chica buena.

DETECTOR DE MENTIRAS (RV+R)

«¿Quieres saber si eres buena mintiendo? ¿Has jugado alguna vez al detector de mentiras?».

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