Read Taller de escritura creativa para niños y adolescentes Online
Authors: Esmeralda Berbel
Aceleran
1) Cuando el personaje se mueve y le ocurren muchas cosas.
2) Las frases cortas, reducidas a la mÃnima expresión.
3) Los verbos en general, y más si son verbos de acción.
4) Palabras que connotan rapidez: súbito, agitado, estampida, persecución, carrera, de pronto, ¡plaf!, ¡ya!...
5) Cuando el personaje tiene un monólogo fragmentado y desasosegado.
6) Las partes resumidas.
7) La historia contada en presente.
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Ralentizan
1) Cuando la acción del relato es interna y lo que le ocurre al personaje pasa en su interior, es Ãntimo.
2) Las frases largas, subordinadas, adjetivadas...
3) Los verbos que no son de acción: pienso, contemplo, reflexiono...
4) Palabras que connotan lentitud: tranquilamente, con calma, letargo, sopor, apacible, páramo...
5) Cuando el personaje tiene un monólogo interior reflexivo, calmado, sin movimiento.
6) Escenas en las que predomina la descripción de los objetos o de los personajes.
7) Contar la historia en pasado.
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Una vez aclarados estos aspectos, el profesor pone algún ejemplo inventado o les lee algunos fragmentos de cuentos o novelas en los que se pueda destacar un ritmo lento y un ritmo rápido. También puede leer algún poema.
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Escribir
El maestro les pide que escriban un texto en el que todo sucede con rapidez, recordando las pautas que se han explicado en clase. Cuando han realizado bien este ejercicio, el profesor les propone que pasen el mismo texto a ritmo lento. Es importante que sea la misma situación.
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Variante
El educador escoge una misma situación para todos los alumnos y la describen primero a un ritmo y después a otro.
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Texto original
El cuento
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La mujer que mató a los peces», de Clarice Lispector; el cuento «Cuaderno para cuentas», de Ana MarÃa Matute; la novela
La plaça del Diamant
, de Mercè Rodoreda.
Otros textos que el profesor considere adecuados para hacer este ejercicio.
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Propuesta
El profesor les explica que deben escribir la continuación de una historia de la cual va a leerles unas lÃneas. Cada uno debe continuarla como quiera.
El maestro lee el fragmento que ha escogido una novela o un cuento. Si alguien quiere, puede tomar algunas notas o quedarse solo con la idea.
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Escribir
En cuanto el profesor o un voluntario haya finalizado la lectura, los jóvenes se lanzan a escribir la continuación de la historia.
Después, entre todos, leen el cuento original.
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Propuesta
El profesor les explica a los alumnos que van a escribir sobre su barrio: cómo es, dónde está situado, cómo son sus calles, si hay plazas, jardines, tiendas, bares, cafés; cómo son sus vecinos, las personas con las que se encuentra a diario, y cómo son las relaciones con ellos y entre ellos.
Es un ejercicio en el que no solo cabe la descripción, sino también cómo se siente el joven narrador, qué lugares frecuenta, cuál es el recorrido que hace a diario, qué aspectos le gustan más, cuales menos... La consigna puede escribirla de una forma amplia y general pero centrándose en algún lugar o persona, contando no solo la historia de su barrio (la que el joven conozca), sino las historias que ha oÃdo de los lugares y de las personas que trata.
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Opciones
El educador puede aprovechar esta consigna para comentarles que pongan especial atención en los cinco sentidos:
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a) Cuáles son los sonidos o ruidos por los que reconocerÃas tu barrio.
b) A qué huelen las calles, tu edificio, las casas, el supermercado, el bar, la escuela...
c) Qué es lo primero que ves cuando sales de casa, qué te gusta mirar.
d) Cuáles son los alimentos que más te gustan de tu supermercado, bar, café, teterÃa...
e) Cuántas texturas diferentes puedes nombrar del paisaje de tu barrio.
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Cada alumno puede basarse en los sentidos para la descripción o bien poner más énfasis en el que prefiera.
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Escribir
Los alumnos escriben durante el tiempo que decida el profesor acerca de su barrio y centrándose en algún lugar o en alguna situación que les haya llamado la atención.
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¿Qué necesitamos?
Una sala amplia donde los alumnos puedan moverse. Un reproductor de música.
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Propuesta
El maestro selecciona unas seis canciones que él considere emotivas y sugerentes. Suelo escoger músicas bien diferentes, algunas de los años sesenta, ochenta y otras que ellos conozcan.
El profesor prepara el orden de las canciones y les explica que cuando suene la primera canción ellos caminarán por la sala como quieran, moviéndose, bailando o corriendo. En cuanto cese la música, el joven se lanza a escribir lo primero que le venga a la cabeza y a la voz de «¡Ya!» deja de escribir porque suena la segunda música. El alumno vuelve a escribir siguiendo el hilo de lo anterior, y asà hasta que finalicen los seis temas musicales.
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Cosas que ocurren
A veces hay alumnos muy tÃmidos; una buena idea para que se muevan es jugar a imitar al rey: uno se mueve y los demás le copian, y ¡cambio de rey! Asà todos se mueven y no están pendientes de lo que van a escribir.
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Escribir
El educador les explica a los alumnos en qué consiste la consigna. Les aconseja que tengan la libreta y el bolÃgrafo en un lugar que no les interfiera para moverse. Nada más finalizar la música, se lanzan a escribir y aunque interrumpan la escritura para escuchar la siguiente canción, en cuanto la retomen intentarán mantener el hilo conductor de la historia que están creando.
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Variante
También pueden realizar el ejercicio sin que haya una unión entre una historia y otra, sino con lo que cada tema les inspire. Cuando utilizo esta variante a veces les propongo que unifiquen la historia o que construyan un minicuento de cada fragmento que han escrito.
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Propuesta
Esta consigna está basada en escribir emulando algún poema o relato que el educador considere sugerente. Cada profesor tiene sus maestros, sus escritores guÃa, sus poetas preferidos y sus poemas o relatos adecuados para que el alumno se inspire en los maestros de su maestro. A mà me gusta ir variando según cómo es el grupo al que estoy enseñando, sus caracterÃsticas, sus gustos y en qué momento estoy yo como educadora para escoger un texto u otro.
Procuro llevar a clase literatura diversa, géneros distintos y textos que les sorprendan por su belleza o por su transgresión en la forma y manera de contar la historia.
Ãste es un ejercicio que el profesor puede ir realizando de forma intermitente durante todo el curso. Hay dos aspectos que quiero destacar de esta consigna: que el joven lee atentamente un poema y casi lo estudia para tomarlo luego como modelo, y que además se esfuerza en una construcción diferente de lo que ha escrito hasta el momento. En mi opinión, es una de las maneras más lúdicas y acertadas de conseguir que los jóvenes se interesen por la lectura y la escritura.
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Poemas con los que trabajo esta consigna
1) Poema
«
El vent damunt la pell», de Montserrat Abelló, incluido en su libro
El pols de les coses.
Consigna:
A partir de la lectura de este poema, el alumno hace un texto similar. Puede mantener el viento en el poema o escoger otro elemento de la naturaleza. Y, como hace la poetisa, puede ir desde el cuerpo hasta las calles o cambiar la situación, pero es importante que mantenga, como en el poema, el movimiento del elemento.
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2) Poema
«
Drap de la pols, escombra, espolsadors...»,
de Maria-Mercè Marçal, incluido en su libro
Cau de llunes.
Consigna
: A partir de esta lectura, les pregunto a los alumnos: «¿Con qué elementos salÃs vosotros, guerreros, al campo de batalla?». Les digo que los elementos pueden ser internos y/o externos: la mochila, el cansancio, el bocadillo, la alegrÃa, los lápices, la chaqueta...
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3) Poema
«Mi madre bordaba / ángeles y rosas»,
de Teresa MartÃn Taffarel, incluido en el libro
Del tiempo y las sombras.
Consigna:
El maestro da una fotocopia para cada alumno y lee una o dos veces el poema dedicado a la madre. Los jóvenes escriben un texto en presente acerca de su madre, emulando algunas pautas que el maestro considere importantes del poema de Teresa MartÃn.
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4) Prosa poética
«
La palabra», de Pablo Neruda, incluido en su libro
Confieso que he vivido.
Consigna:
El profesor fotocopia esta prosa poética y la leen en clase una o dos veces. El joven emula a Neruda, creando un poema o una prosa que verse sobre «La palabra».
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5) Poema
«Se miran, se presienten, se desean», de Oliveiro Girondo, incluido en su libro
Espantapájaros al alcance de todos.
Consigna:
El profesor lee varias veces el poema y lo comenta con los alumnos, qué les ha parecido, qué uso hace del lenguaje, qué cuenta... El maestro les pide que escriban un poema similar con el pronombre
se
seguido de un verbo. El profesor les recuerda a los alumnos que es importante que construyan una historia, que no se trata solo de poner un verbo tras otro sin ningún sentido argumental.
Emulando a Girondo, el alumno cuenta una historia que lleve al lector a imaginar la situación.
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Escribir
El maestro escoge el poema o la prosa que considere más sugerente para sus alumnos. Leen repetidas veces el texto y con las pautas que el profesor les dé, los jóvenes escriben inspirándose en el poema elegido.
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Propuesta
El profesor les explica qué es la sinestesia. Suelo comentarles que la sinestesia en la literatura consiste en atribuir a uno de los sentidos cualidades que pertenecen a otro sentido. Les pongo un ejemplo sencillo: «Toco tu voz», y les invito a que digan ejemplos en voz alta hasta que lo hayan entendido bien.
El maestro crea algunas preguntas para que los jóvenes las respondan por escrito, por ejemplo:
a) ¿A qué sabe la mirada?
b) ¿De qué color son las palabras?
c) ¿Qué sonido tiene la tristeza?
d) ¿Qué tacto tiene el aire?
e) ¿Cuáles son los olores del tiempo?
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El maestro les invita a que se dejen llevar por la escritura, que desarrollen algunas de las preguntas hasta que se les acabe la inspiración.
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Escribir
Los jóvenes responden por escrito a las preguntas que les hace el maestro. Tras leer y comentar las respuestas, el profesor les propone que escriban un texto libre en el cual la sinestesia esté presente. Que lo hagan en clase o en casa.
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Propuesta
El profesor les explica que a veces solemos identificarnos con unas palabras más que con otras y que tenemos frases, citas, tonos de voz y todo un lenguaje no verbal dentro de nosotros. La propuesta de hoy es: ¿Qué palabras soy? ¿Cómo me traduzco en palabras? Los alumnos reflexionan durante unos minutos y anotan aquellas palabras que les han dicho con más frecuencia o que para ellos han sido determinantes. Escriben también con qué palabras, adjetivos, verbos... se identifican; qué palabras les gustan por lo que significan o por el sonido; traducen los tonos que suelen emplear ellos u otros con ellos, las miradas, los gestos, todo aquello que no se dice.
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Escribir
El profesor les propone que escriban un texto que arranque con esta premisa: «Yo soy la palabra...» o «Soy...», y que desarrollen la frase hasta donde quieran. Cuando acaben, van incluyendo alguna de las palabras que tienen anotadas hasta crear un texto con el que se sientan identificados y/o satisfechos.
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Variante
El profesor lleva a clase una cajita de palabras, ya sean recortadas, escritas a mano o a máquina. Cada joven escoge diez palabras con las que se sienta identificado y crea un texto con algunas de ellas.
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Cosas que ocurren
Suelo utilizar esta variante cuando algún joven se queda bloqueado; no suele ocurrir pero es una posibilidad, ya que a veces algún alumno no se siente capaz de hacer este ejercicio tan introspectivo. Si no hay ninguna dificultad, es más interesante que el joven busque y escriba sus propias palabras.