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El segundo detalle crucial está relacionado con el anterior.

La tarjeta de la mochila de Vallecas pertenece al lote de 30 que Uritel 2000 vendió directamente a Sindhu Enterprise.

En otras palabras: si se pudo llegar al locutorio de Jamal Zougham el 13 de marzo es porque la tarjeta de la mochila de Vallecas pertenecía, precisamente, al único de los lotes adquiridos por Sindhu Enterprise para el cual tenemos los números telefónicos que lo componían. Si la tarjeta de Vallecas hubiera pertenecido a cualquiera de los otros lotes adquiridos por Sindhu Enterprise, no habría habido forma de presentar al juez nada que justificara la detención de Zougham, porque no sabemos qué números telefónicos componían los restantes lotes.

¡Qué concatenación de casualidades afortunadas! No sólo encontramos una milagrosa mochila sin explotar en una comisaría de Vallecas, sino que además los terroristas son tan primos de usar teléfonos en lugar de temporizadores (que no dejan rastro) y, en el colmo de la suerte, la tarjeta telefónica de la mochila pertenece al único de los lotes que podía llevar al locutorio de Zougham. Como dicen por ahí, así se las ponían a Fernando VII.

Pero sigamos analizando los datos, porque la cosa no acaba aquí.

Las facturas

Veamos ahora las facturas que aparecen en el sumario:

Tabla 1.-Compras realizadas por Interdist Móvil.

PROVEEDOR-----------FECHA-----------TARJETAS-----------PRECIO

DOMINION----------19 ENERO-----------15------------------67'34€

LOGISTICA----------22 ENERO------------50-----------------67'34€

URITEL 2000---------22 ENERO------------8------------------67'34€

ACOM----------------28 ENERO------------20-----------------67'34€

INGRAM MICRO----4 FEBRERO----------10-----------------67'34€

INGRAM MICRO----5 FEBRERO----------20-----------------67'35€

DOMINION----------5 FEBRERO---------200-----------------67'34€

ACOM----------------6 FEBRERO----------20-----------------67'35€

Tabla 2.-Compras realizadas por Shindu Enterprise.

PROVEEDOR----------------------FECHA-----------TARJETAS-----------PRECIO

INTERDIST MÓVIL----------23 ENERO-------------50----------------60'34€

INTERDIST MÓVIL----------24 ENERO------------20-----------------60'34€

URITEL 2000----------------4 FEBRERO------------30------------------67'34€

INTERDIST MÓVIL---------9 FEBRERO------------50-----------------60'34€

INTERDIST MÓVIL----------10 FEBRERO----------25-----------------60'34€

INTERDIST MÓVIL----------21 FEBRERO----------50-----------------60'34€

SRA. AMI---------------------28 FEBRERO---------100-----------------60'34€

(NOTA: Todas las compras son de
packs
Amena, excepto la del 28 de febrero, que es una compra de 100 tarjetas sueltas a una persona particular, al precio de 6 euros/unidad).

En cuanto a las ventas de Sindhu Enterprise al locutorio de Jamal Zougham, en el libro de caja de Sindhu constan dos ventas (a 6,5 euros por tarjeta):

Una de 100 tarjetas el 25 de febrero.

Otra de 100 tarjetas el 1 de marzo.

Lo primero que choca, al analizar estos datos, son los precios de compra y de venta en Interdist Móvil. Si comparamos las Tablas 1 y 2, vemos que Interdist Móvil compraba
packs
de Amena a 67,34 euros y los vendía a Sindhu Enterprise a 60,34 euros. Es decir: Interdist Móvil vendía los
packs
7 euros más baratos de lo que los compraba. ¿Curioso, verdad?

La razón aducida por los dueños de Interdist Móvil en sus declaraciones ante el juez y ante la Policía es la siguiente: ellos compraban el
pack
de Amena, lo activaban realizando una primera llamada y cobraban de Amena la comisión correspondiente por vender un
pack
. No sé cuál es el importe de esa comisión, pero deduzco que superará los 7 euros que perdían en cada venta de un
pack
. Como veremos en breve, este detalle de la comisión de activación tiene su importancia.

Analicemos ahora la Tabla 2. Seguro que el lector ya ha descubierto qué hay de raro en las compras realizadas por Sindhu Enterprise. Normalmente, Sindhu Enterprise compraba sus
packs
a 60,34 euros, pero de repente hace un pedido directo al mayorista Uritel a 67,34 euros/unidad, es decir, 7 euros más caro de lo que compraba cada
pack
habitualmente. "
¡Bueno!
" - dirá algún lector observador - "
¿Qué importancia tiene? Enjugarían esa diferencia de 7 euros con la comisión cobrada a Amena por activar el pack
". Sin embargo, esta explicación es imposible, por lo siguiente: sabemos que la tarjeta de la mochila de Vallecas y las otras seis que se introdujeron por primera vez en un teléfono en Morata de Tajuña pertenecían a ese lote, y con esas tarjetas no llegó a realizarse ninguna llamada telefónica. Por tanto, Sindhu Enterprise no pudo cobrar ninguna comisión de Amena por activar ningún
pack
de ese lote, por la sencilla razón de que no realizó con esas tarjetas ninguna llamada de activación del
pack
.

En consecuencia, si la Policía pudo llegar al locutorio de Zougham y detenerle el 13 de marzo es porque Sindhu Enterprise realizó un único pedido a Uritel 2000 que permitía seguir el rastro de los números telefónicos, y además ese pedido se hace violando las reglas elementales de la lógica empresarial: Sindhu Enterprise compra los
packs
más caros y, además, renuncia a cobrar una comisión de Amena activando esos
packs
. ¿Verdad que huele un poco mal?

Pero no es eso todo.

Las tarjetas de la trama

Veamos ahora qué tarjetas telefónicas formaban esos tres grupos que hemos mencionado al principio del artículo.

Tabla 3.-Tarjetas encontradas en el registro del locutorio de Zougham

NÚMERO----------------USUARIO------------------LOTE

652283284-------------------SIN VENDER-----------E

652283306-----------JAMAL ZOUGHAM------------E

652284077------------------SIN VENDER------------E

652285757------------------SIN VENDER------------C

652285822---------MUJER DE ZOUGHAM----------C

652286626--------------------SIN VENDER----------E

652287643---------------------SIN VENDER---------E

653021569---------------------SIN VENDER---------C

653022199---------------------SIN VENDER---------C

653026005---------------------SIN VENDER---------C

653026325---------------------SIN VENDER---------C

653026328---------------------SIN VENDER---------C

653026382---------------------SIN VENDER---------C

Tabla 4.-Tarjetas utilizadas por los miembros de la trama

NÚMERO----------------USUARIO------------------LOTE

652284025--------------DESCONOCIDO------------C

652285765-------------DESCONOCIDO-------------C

652286979------------JAMAL AMHIDAN------------C

653026006----RACHID OULAD AKCHA------------C

653026047-----------------PISO LEGANES----------C

653026053----------JAMAL AMHIDAN--------------E

653029577--------RACHID OULAD AKCHA--------C

656720759-------------HICHAM AMHIDAN---------B

656721703---------------JAMAL AMHIDAN---------B

Tabla 5.-Tarjetas supuestamente utilizadas en las mochilas bomba

NÚMERO-----------------------ACTIVACIÓN------------------LOTE

652282947----------------MORATA---------------------E

652282959------------------MORATA-------------------E

652282961-----------MORATA--------------------------E

652282963--------MORATA(Mochila Vallecas)----------E

652284069-------------MORATA------------------------E

652287465-------------------MORATA------------------E

652287622----------------MORATA---------------------E

Resulta evidente que al locutorio de Zougham llegaron tarjetas de las adquiridas por Sindhu, porque al registrar el locutorio se encontraron al menos trece (véase la Tabla 3).

Asimismo, las tarjetas utilizadas por los miembros de la trama para efectuar llamadas telefónicas (véase la Tabla 4) incluyen tanto tarjetas suministradas por Uritel directamente a Sindhu (lote E) como tarjetas que habían pasado por Interdist (lotes B y C), así que sólo pudieron adquirirse en dos sitios: en Sindhu Enterprise o en algún cliente suyo (por ejemplo, el locutorio de Zougham).

Pero seguro que el lector ha visto ya (una vez más) qué hay de raro en estos datos. Para ver de qué se trata, fijémonos en un detalle: tanto las tarjetas encontradas en el locutorio de Zougham como las utilizadas por los miembros de la trama para llamar por teléfono están mezcladas, es decir, algunas de las tarjetas llegaron siguiendo una cierta ruta de comercialización, mientras que otras tarjetas siguieron una ruta distinta. Eso es lo lógico: cuando Interdist Móvil vende un lote de
packs
a Sindhu Enterprise, lo normal (al ser una empresa sin controles estrictos de almacén) es que le entregue mezclados
packs
de diversas procedencias. Y Sindhu Enterprise, al vender 200 tarjetas sueltas al locutorio de Zougham, forzosamente tuvo que entregarle un batiburrillo en el que cada tarjeta podía pertenecer a cualquiera de las seis rutas de comercialización que hemos identificado al principio del artículo.

Y, sin embargo, al analizar la Tabla 5 vemos (y aquí viene lo raro) que las siete tarjetas supuestamente utilizadas en las mochilas bomba provienen, todas ellas, del mismo lote, ese lote milagroso que Sindhu Enterprise adquirió a Uritel y que tan oportuno resultó para poder detener a Zougham el 13 de marzo.

En realidad, no es que esta coincidencia resulte rara, sino que resulta rarísima. Para ver hasta qué punto, basta con recurrir a la matemática combinatoria. Al locutorio de Zougham llegaron 200 tarjetas: 30 de ellas (como máximo) correspondían al pedido milagroso de Uritel, mientras que las otras 170 siguieron otras rutas de comercialización.

Hagamos el siguiente experimento: metamos las 200 tarjetas en una bolsa y saquemos 7 tarjetas al azar (las siete tarjetas de Morata). ¿Sabe el lector cuál es la probabilidad de que esas 7 tarjetas extraídas al azar pertenezcan, todas ellas, a las 30 de Uritel? ¡Menos de uno entre un millón!

Recalquemos este hecho: si repitiéramos la secuencia de acontecimientos del atentado un millón de veces, sólo una vez (por término medio) se daría la inmensa casualidad de que las siete tarjetas activadas en Morata provinieran todas de ese lote milagroso de Uritel.

¿Entiende ahora el lector en qué consistió el engaño? La ley de las probabilidades nos dice que la única manera de que esas 7 tarjetas provengan todas del pedido milagroso de Uritel es que fueran seleccionadas antes de mezclarlas con las demás. Es decir: esas 7 tarjetas no fueron vendidas en el locutorio de Zougham, sino que tuvieron que ser suministradas desde Sindhu Enterprise antes de mezclar el lote milagroso con los demás.

Conclusiones

Si el lector no se ha aburrido antes de llegar aquí, probablemente nos conceda que hemos demostrado convenientemente los tres puntos que decíamos querer demostrar al principio del artículo:

1) No hay ninguna prueba de que la tarjeta de la mochila de Vallecas (ni ninguna de las demás relacionadas con la trama del 11-M) se vendiera a través del locutorio de Zougham, por la sencilla razón de que ni Interdist Móvil ni Sindhu Enterprise anotaban qué números vendían a cada cliente. Exceptuando las trece tarjetas que se encontraron en el registro del locutorio, no conocemos el número de ninguna de las 200 tarjetas que Zougham compró a Sindhu Enterprise, así que no podemos saber si una tarjeta concreta fue adquirida por Zougham o no.

2) Un simple análisis de probabilidades demuestra, más allá de toda duda razonable, que quien vendió las 7 tarjetas supuestamente utilizadas para las mochilas bomba fue directamente Sindhu Enterprise, no el locutorio de Zougham. En cuanto al resto de las tarjetas usadas por los miembros de la trama, pudieron adquirirse tanto en Sindhu Enterprise como en cualquiera de sus clientes (incluido el locutorio de Zougham).

3) El hecho de que Sindhu Enterprise realizara ese único pedido incomprensible a Uritel 2000 permite sospechar que estamos ante una operación perfectamente calculada para poder vincular a Zougham rápidamente con la mochila de Vallecas después de producido el atentado. Eso querría decir que la voluntad de utilizar a Zougham como cabeza de turco se remonta, al menos, a un mes antes de los atentados, ya que es el 4 de febrero de 2004 cuando Sindhu Enterprise hace a Uritel ese pedido.

Volvamos de nuevo a la versión policial de los hechos.

Después de encontrada la mochila de Vallecas, la Policía le pide a Amena datos sobre quién ha vendido la tarjeta telefónica encontrada en la mochila y Amena contesta, casi inmediatamente, que ese número telefónico se suministró al bazar Sindhu Enterprise. Suponemos que Amena consiguió esa información poniéndose en contacto con el mayorista Uritel 2000.

La Policía acude entonces a Sindhu Enterprise y los dueños de Sindhu (que fueron declarados testigos protegidos) señalaron a Jamal Zougham, en la mañana del 13 de marzo, como la persona a la que habían vendido aquella tarjeta telefónica.

A la vista de los datos desvelados en este artículo, las 7 tarjetas activadas en Morata fueron adquiridas en Sindhu Enterprise, no en el locutorio de Jamal Zougham. En consecuencia, los dueños de Sindhu estaban mintiendo al decir que habían vendido esa tarjeta concreta a Jamal Zougham. Para empezar, no podían saber a quién habían vendido cada tarjeta, porque no anotaban los números telefónicos vendidos: pero además es que esa tarjeta fue adquirida directamente en su establecimiento. ¿Mentían conscientemente, tratando de ocultar a quién habían vendido en realidad esas tarjetas?

Si no existiera ese pedido milagroso a Uritel por parte de Sindhu Enterprise, podríamos atribuir todo a un comportamiento inocente, pero ese único pedido absurdo, inexplicable y providencial apunta a que los dos dueños hindúes de Sindhu Enterprise participaron conscientemente en la premeditada y concienzuda preparación de las detenciones del 13-M.

Esas detenciones fueron un fraude, pero no improvisado; fueron injustas, pero bien meditadas; influyeron decisivamente sobre el resultado electoral, pero de forma consciente.

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