Wyrm (52 page)

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Authors: Mark Fabi

Tags: #Ciencia Ficción, Intriga

BOOK: Wyrm
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—Sígame -dijo.

Me hizo subir por una ancha escalera hasta el primer piso. Le seguí a lo largo de un pasillo. Noté entonces un olor que me recordó todos los hospitales donde había estado: era una combinación de diversos efluvios nauseabundos que nunca se eliminaban por completo a pesar de la aplicación intensiva de desinfectantes.

Se detuvo frente a una puerta de la que parecía proceder aquel olor. Se asomó al interior y me hizo una señal para que entrase.

La estancia no parecía la habitación de un hospital: era demasiado fría y antiséptica. Las paredes, de un color verde pálido, carecían de todo tipo de adorno, y unas contraventanas vulgares y funcionales oscurecían lo que debía de ser una vista bastante espectacular.

En el centro del suelo de baldosas había un objeto grande, compuesto de vinilo
y
acero inoxidable. Tenía la forma aproximada de una bañera muy alta y emitía un tenue sonido burbujeante. Parecía una especie de cama, porque alguien yacía en él. El hombre tumbado me miraba con ojos de un color azul muy pálido. Una barba oscura y lacia enmarcaba un rostro enjuto y extrañamente inexpresivo. Tenía la cabeza completamente calva. Sus miembros eran tan delgados que producían una desagradable impresión, y sus escasas carnes, del color de la cera, colgaban con flaccidez de sus huesos. Un tubo salía de una fosa nasal hacia una bolsa de líquido lechoso que pendía de un gancho junto a la cama.

Se produjo un momento incómodo cuando nos miramos a los ojos, hasta que lo rompí diciendo:

—Hola, soy Michael Arcangelo.

Siguió perforándome con la mirada. De pronto, tuve la terrible sensación de que había llegado tarde porque acababa de sufrir un ataque cardíaco o algo parecido. Entonces, el enfermero Engreído se acercó y puso unas gafas sobre los ojos del paciente. Se volvió y me dijo:

—Mire al monitor -y salió de la habitación.

Estaba tan impresionado por aquella extraña cama y su aún más inusual ocupante, que no me había fijado en el monitor de vídeo situado sobre una mesa, junto a la cabecera del lecho y orientado hacia la puerta.

«SIÉNTESE, POR FAVOR», apareció en el monitor. Me senté en un sillón que estaba frente al monitor.

«SOY SETH SERAFÍN. ¿USTED ES AMIGO DE ART SOLOMON?» "

—Sí. ¿Cómo puede hacer esto?

No había movido ni un músculo. A juzgar por su aspecto, supuse que estaba paralizado, y todavía no había hecho nada para demostrarme mi error.

«ESTAS GAFAS SIGUEN LOS MOVIMIENTOS DE MIS OJOS. MIRO UNA PANTALLA CON LETRAS Y ALGUNAS PALABRAS Y EXPRESIONES DE USO HABITUAL. ESO ES LO QUE APARECE EN LA PANTALLA. POR CIERTO, LE PIDO DISCULPAS POR ESTAS GRANDES RUNAS, PERO EL SISTEMA ES BASTANTE PRIMITIVO Y NO ADMITE LAS MINÚSCULAS.»

—¿No tiene que pestañear o algo parecido para seleccionar lo que está mirando?

«ESO SERÍA DEMASIADO LENTO. TODO LO QUE TENGO QUE HACER ES FIJAR LA MIRADA SOBRE ALGO DURANTE 1/10 DE SEGUNDO.»

—Me parece que ha de ser difícil no cometer muchos errores.

«AL PRINCIPIO, LO ERA. HE APRENDIDO A MANEJARLO MUY BIEN.»

No se trataba de una fanfarronada; apenas podía creerme la rapidez con que sus palabras aparecían en la pantalla.

«PERO ESTOY SEGURO DE QUE NO HA VENIDO A HABLAR DE ESTO. ¿POR QUE LE DIO ART MI NÚMERO DE TELÉFONO?»

—No estoy muy seguro, pero creo que la razón fue que piensa que usted sabe algo sobre interfaces de inducción neural y quizá querría explicármelo.

Busqué la respuesta en la pantalla, pero no había ninguna de manera inmediata. Entonces noté que el pecho de Serafín subía y bajaba de forma acelerada. Pensé que tenía un ataque o algo parecido. Estaba a punto de salir corriendo en busca del enfermero cuando se me ocurrió que debía de estar riéndose.

«SÍ, SUPONGO QUE PUEDE DECIRSE QUE SÉ UN PAR DE COSAS SOBRE INDUCCIÓN NEURAL. INCLUSO PODRÍA ESTAR DISPUESTO A EXPLICÁRSELO. PERO ANTES NECESITO SABER PORQUÉ ME LO PREGUNTA.»

Debí de haberlo esperarlo, pero no fue así. Había venido a obtener información, no a darla; no conocía a aquel tipo y no tenía ni idea de si se podía confiar en él. Lo que sabía y sospechaba sobre Wyrm y el caballo de Troya creado por Dworkin era una información que podía causar mucho daño de diversas maneras; por ejemplo, se podía hacer chantaje a Macrobyte, hablar con los medios de comunicación para crear una oleada de pánico acerca de las posibles consecuencias, o incluso tratar de utilizar a Wyrm y al caballo de Troya para obtener acceso a sistemas seguros y realizar diversas clases de delitos informáticos.

Por otra parte, él tampoco me conocía, y yo le pedía que me confiase una información para la que Art, al parecer, necesitaba un permiso especial del Departamento de Defensa. En este sentido, estábamos equilibrados. No podía esperar que confiara en mí si yo me negaba a confiar en él. Por lo tanto, se lo conté todo.

Cuando acabé, el monitor permaneció en blanco un rato. Entonces apareció lo siguiente:

«ES BASTANTE ALUCINANTE. NO ESTOY SEGURO DE LO QUE LOS ENLACEN DE INDUCCIÓN NEURAL TIENEN QUE VER CON LODO ESO. PERO LE DIRÉ LO QUE QUIERA SABER. ESPERO QUE LE SIRVA DE AYUDA.

..ESTÁ CONTEMPLANDO EL RESULTADO DE UN EXPERIMENTO DARPA BASTANTE TEMPRANO EN ENLACES DE INDUCCIÓN NEURAL, O EIN. LA BASE TEÓRICA DE LOS EIN ES QUE LOS IMPULSOS NERVIOSOS SON DE NATURALEZA ELÉCTRICA. SI SE PUEDE INDUCIR UN POTENCIAL ELÉCTRICO EN UNA FIBRA NERVIOSA, ÉSTE VIAJARÁ HASTA EL CEREBRO E INFORMARÁ DE LA SENSACIÓN A LA QUE ESTÁ DEDICADA ESA FIBRA ESPECÍFICA.

..MEDIANTE LA HOLOGRAFIA LÁSER, ES POSIBLE PROYECTAR UN PATRÓN DE CAMPO ELECTRÓNICO DE ALFA DEFINICIÓN DIRECTAMENTE AL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL. EN 1995 YA ERA POSIBLE HACERLO CON TAL PRECISIÓN QUE SE PODÍA ESTIMULAR DISTINTAS FIBRAS NERVIOSAS DE FORMA SELECTIVA.

»EN LA PRUEBA EN QUE PARTICIPE, EL ÁREA DE DESTINO SELECCIONADA FUE LA MÉDULA. SE TRATÓ DE UNA ELECCIÓN BASTANTE OBVIA, YA QUE TODOS LOS NERVIOS DE LA COLUMNA PASAN A TRAVÉS DE ELLA, ASÍ COMO LA MAYORÍA DE NERVIOS CRANEALES, QUE TRANSPORTAN SENSACIONES TALES COMO EL TACTO, EL DOLOR, LA POSICIÓN, EL CALOR Y EL FRÍO. SI SE PUEDEN CONTROLAR TODOS ESTOS ESTÍMULOS, SE PUEDE CREAR UNA EXPERIENCIA COMPLETA DE REALIDAD VIRTUAL.»

—¿Qué es lo que fue mal?

«DESCUBRIMOS QUE LA HIPEREST1MULACIÓN MATA LAS NEURONAS. QUEDAN TAN DESPOLARIZADAS QUE NO PUEDEN RESTAURARSE Y MUEREN. LA AMPLITUD FUE DEMASIADO ALTA, PORQUE NO CONOCÍAMOS EL RIESGO. LO IRÓNICO FUE QUE LA INFORMACIÓN SOBRE LOS EFECTOS DE LA HIPERESTIMULACIÓN ESTÁ DOCUMENTADA EN MEDICINA DESDE PRINCIPIOS DE LOS AÑOS NOVENTA… PERO NADIE DE NUESTRO GRUPO SABÍA NADA AL RESPECTO.»

—¿Destruyó su médula?

«NO TODA, SÓLO ALGUNAS SECCIONES. EL GENERO RESPIRATORIO ESTÁ INTACTO, COMO ES OBVIO, JUNTO CON EL SISTEMA DE ACTIVACIÓN RETICULAR Y OTRAS COSAS QUE EN PRINCIPIO NO ESTABAN INVOLUCRADAS. SIN EMBARGO, TODAS LAS FIBRAS MOTORAS Y SENSORIALES QUEDARON DESTRUIDAS…

—¿Por qué quedaron afectados sus nervios motores? Creía que sólo manipulaban estímulos sensoriales.

»ESO FUE UNA PARTE. TAMBIÉN TUVIMOS QUE BLOQUEAR LOS IMPULSOS MOTORES QUE VIAJABAN HACIA LOS MIEMBROS PARA QUE EL SUJETO, O SEA YO, NO ME LEVANTASE Y ECHASE A CORRER POR LA SALA. DECIDIMOS HACERLO USANDO UN CONTRA IMPULSO PARA CANCELAR LAS SEÑALES MOTORAS…

—¿Por qué no usaron una droga que causara parálisis temporal?

»¿COMO EL CURARE? SÍ, ESO SE HIZO EN LAS PRIMERAS FASES DEL PROYECTO. PERO EL PROBLEMA DE ESE MÉTODO ES QUE UNA DROGA QUE PARALIZA LOS MÚSCULOS DEL ESQUELETO LOS PARALIZA TODOS, POR LO QUE DEJAS DE RESPIRAR. PENSAMOS QUE NUESTRO SISTEMA DE REALIDAD VIRTUAL TENDRÍA UNA APLICACIÓN MUY LIMITADA SI EL USUARIO TENÍA QUE ESTAR CONECTADO A UN VENTILADOR MECÁNICO.»

—Ya le entiendo. Entonces, ¿por qué la cancelación de los impulsos nerviosos dañó las neuronas motoras?

«DE NUEVO, DEMASIADA INTENSIDAD. LOS CONTRAIMPULSOS QUE USÁBAMOS NO ERAN IGUALES QUE LOS IMPULSOS NERVIOSOS QUE TEÓRICAMENTE DEBÍAN CANCELAR; ERAN UN POCO MÁS FUERTES. ESTO CAUSÓ UN IMPULSO NERVIOSO DE CONTRACCIÓN A TRAVÉS DEL AXÓN HACIA LA NEURONA. DE HECHO, HABÍAMOS PREVISTO QUE PODÍA PASAR, PERO NO NOS DIMOS CUENTA DE QUE IBA A SER MUY PERJUDICIAL.» '

—Entonces, ¿los impulsos inversos hiperestimularon las neuronas motoras?

«EXACTO.»

—¿Cuándo sucedió esto?

De súbito, me sentí avergonzado por hacer esta pregunta. Habíamos estado hablando del tema en términos tan técnicos e impersonales que, por unos momentos casi había sido posible olvidar que el hombre con el que conversaba había sufrido una tragedia espantosa. Preguntarle cuándo había ocurrido parecía como una vuelta a la realidad. Se produjo una pausa casi imperceptible antes de que la respuesta apareciese en el monitor.

«HACETRES AÑOS.»

Había oído hablar de personas paralizadas por heridas en la columna vertebral que casi siempre pasaban por una fase de desear no seguir viviendo. La mayoría la superaba y encontraba un sentido para sus vidas. Serafín no sólo estaba paralizado, sino que había perdido toda sensación de tacto. Todavía podía ver, y el oído estaba intacto. No sabía si podía notar sabores, pero parecía una cuestión irrelevante, ya que era evidente que lo alimentaban a través de un tubo. Intenté imaginar qué podría encontrar para que mi vida valiese la pena en aquellas circunstancias. No se me ocurrió nada.

Se produjo un silencio incómodo. Serafín parecía esperar mi siguiente pregunta con expectación, aunque su rostro parcialmente cubierto por las gafas permanecía impasible. Carraspeé para informarle de que seguía allí.

—¿Qué se ha inventado en los últimos cuatro años?

«OH, ESTOY SEGURO DE QUE LAS INVESTIGACIONES HAN SEGUIDO SU RITMO. NO ÍBAMOS A DEJAR QUE UN PEQUEÑO CONTRATIEMPO SE INTERPUSIERA EN EL DEL PROGRESO. EN CUANTO A LOS DETALLES, HE ESTADO, DIGAMOS, FUERA DE LA CIRCUÍ ACIÓN DURANTE VARIOS AÑOS.»

—De acuerdo a sus conocimientos del proyecto, ¿dónde deben de estar ahora? ¿es posible que tengan prototipos de trabajo?

Se produjo otra pausa.

»ESTOY SEGURO DE QUE SÍ. OJALÁ PUDIERA DARLE MÁS DETALLES SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES, PERO NO SÉ NADA…

—Ya me ha contado mucho. Por cierto, ¿estarían muy jodidos los del Departamento de Defensa si supieran que me ha explicado todo esto?

Su pecho volvió a subir y bajar en una silenciosa carcajada.

»ESO NO ME PREOCUPA MUCHO. AL FIN Y AL CABO, ¿QUÉ PODRÍAN HACERME?

—A decir verdad, no sólo me preocupa usted.

«EN ESO PUEDE QUE TENGA RAZÓN.»

Mientras conducía de regreso al aeropuerto iba reflexionando sobre lo que había aprendido. No era necesario porque el Departamento de Defensa estaba interesado en la tecnología de la realidad virtual; bastaba con imaginar al piloto de un caza, cuyo avión fuera una extensión de su propio cuerpo. De hecho, la realidad virtual representa la interfaz definitiva entre el hombre y la máquina. Cualquier cosa que pueda hacerse con un teclado, un ratón, una palanca de control, botones, pedales, palancas o volantes, podría hacerse mejor por mediación de la realidad virtual.

Las aplicaciones civiles de las interfaces neurales directas eran aún más asombrosas. El sistema que Serafín había descrito podía utilizarse con facilidad para que un parapléjico pudiera caminar estableciendo un
bypass
electrónico en el lugar de la herida. Al fin y al cabo, si se pueden inducir impulsos nerviosos en fibras sensoriales, debería poder hacerse lo mismo con los nervios motores.

No obstante, tenía la sensación de que Serafín se había callado algunas cosas, y no estaba seguro del motivo. Entonces recordé que no quería hablar por teléfono. Aquello no tenía sentido. Tanto el hardware como el software de síntesis de voz eran baratos y asequibles; cualquier persona con unos conocimientos mínimos podía configurar un sistema de aquellas características en una tarde. Empezaba a sospechar que no era tan indiferente a las posibles consecuencias que el filtrado de esta información podía tener, y quizás ésta era la verdadera razón de que quisiera evitar las conversaciones telefónicas sobre el tema.

Aquello quería decir que conocía el propósito de mi llamada, o bien al oír el nombre de Art, o porque Art le había informado de que iba a tener noticias mías. No parecía muy probable que el enfermero tuviese órdenes de aceptar cualquier llamada de un amigo de Art, lo que aumentaba la probabilidad de que Art hubiera hecho una llamada especial en mi nombre. Intenté imaginarme aquella conversación: «Hola, Seth, soy Art. Un amigo mío necesita información reservada y no quiero dársela yo en persona. Pensé que a ti no te importaría meterte en un jaleo de esta clase».

A causa de mi tardía partida, no llegué a La Guardia hasta la medianoche. Juré que iría directamente a la cama y dejaría los mensajes hasta el día siguiente, pero cuando entré por la puerta, el piloto del contestador automático parpadeaba de forma tan insistente, que no pude hacer caso omiso.

—Mike, soy George. Cuando recibas este mensaje, llámame enseguida, a cualquier hora del día o de la noche.

Parecía bastante urgente. Casi lamenté que fuera todavía una hora razonable en la costa del Pacífico.

—¿Diga?

—Hola, George. ¿Qué rayos pasa?

—¡Mike! ¿Estás sentado?

—Me voy a tumbar en la cama dentro de diez segundos. ¿Qué pasa?

—Roger Dworkin está muerto.

Wyrm, Conquistador

11

Wyrm de corazones

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