3001. Odisea final (19 page)

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Authors: Arthur C. Clarke

Tags: #ciencia ficción

BOOK: 3001. Odisea final
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"Con lentitud, el ser empezó a desenrollarse para retroceder hacia el Canal. Lo seguí todo el trayecto de vuelta al agua, alentándolo con más patadas cuando reducía la velocidad, sintiendo los fragmentos de hielo crujiendo todo el tiempo debajo de mis botas... Cuando el ser se acercó al Canal, pareció ganar fuerza y energía, como si supiera que se estaba acercando a su hogar natural. Yo me preguntaba si sobreviviría, para germinar otra vez.

"Desapareció a través de la superficie, dejando unas últimas larvas muertas sobre ese suelo que le era extraño. El agua libre expuesta al aire burbujeó unos minutos, hasta que una costra de hielo protector la aisló herméticamente del vacío que tenía por encima. Entonces caminé de vuelta a la nave para ver si había algo que se pudiera rescatar... No quiero hablar sobre eso.

"Sólo tengo dos pedidos para hacer, doctor: cuando los taxónomos clasifiquen este ser, espero que lo denominen con mi nombre.

"Y, cuando la próxima nave regrese a casa, pídales que lleve nuestros huesos de regreso a China.

"La energía se agotará dentro de pocos minutos... ojalá supiera si alguien me está recibiendo. De todos modos, repetiré este mensaje tanto tiempo como pueda...

"Aquí el profesor Chang en Europa, informando sobre la destrucción de la nave espacial
Tsien.
Descendimos al lado del Gran Canal y dispusimos las bombas en el borde del hielo...

28. La pequeña alborada

SEÑORITA PRINGLE

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—¡Aquí viene el Sol! ¡Qué extraño: qué rápido parece ascender en este mundo que rota con lentitud! Pero claro: el disco es tan pequeño que todo él surge en el horizonte en un abrir y cerrar de ojos... No es que represente mucha diferencia en lo concerniente a la luz: si no se estuviera mirando en esa dirección, nunca se advertiría que hay otro sol en el cielo.

"Pero espero que los europanos lo hayan advertido: por lo regular les toma menos de cinco minutos empezar a salir a la orilla después de la Pequeña Alborada. Me pregunto si ya saben que estoy aquí, y están asustados...

"No... podría ser exactamente al revés. Quizá sean inquisitivos, quizás hasta estén ansiosos de ver qué extraño visitante ha venido a Tsienville... casi lo prefiero...

"¡Aquí vienen! Espero que sus satélites-espía estén observando... Cámaras del
Falcon
grabando...

"¡Con qué lentitud se desplazan! Temo que va a ser muy aburridor tratar de comunicarse con ellos... incluso si quisieran hablar conmigo...

"Bastante parecidos a la cosa que hizo volcar la
Tsien
, pero mucho más pequeños... Me hacen pensar en arbolitos que caminan sobre media docena de troncos delgados. Y con miles de ramas que se subdividen en ramitas, que se subdividen otra vez... y otra vez. Igual que muchos de nuestros robots para aplicaciones generales... ¡cuánto tiempo tardamos en darnos cuenta de que los humanoides de imitación eran ridículamente torpes, y que la manera adecuada de caminar era con innumerables manipuladores pequeños! Cada vez que inventamos algo, descubrimos que la Madre Naturaleza ya pensó en eso...

"¿No son encantadores los pequeñitos, como diminutos arbustos en movimiento? Me pregunto cómo se reproducen... ¿brotación? No me había dado cuenta de lo bellos que son. Casi tan coloridos como arrecifes de coral, y quizá por las mismas razones: para atraer una pareja o para engañar a los depredadores, simulando ser alguna otra cosa...

"¿Dije que parecían arbustos? Pues digamos que parecen rosales: ¡realmente tienen espinas! Debe de haber un buen motivo para ello...

"Estoy decepcionado: no parecen haber advertido mi presencia. Todos se dirigen hacia la ciudad, como si una nave espacial visitante fuese un hecho cotidiano... sólo quedan unos pocos... quizás esto funcione... Supongo que pueden percibir vibraciones sonoras, la mayoría de los seres marinos puede hacerlo, aunque esta atmósfera tal vez sea demasiado tenue como para trasportar mi voz muy lejos...

"FALCON
—PARLANTE EXTERNO...

"HOLA, ¿PUEDEN OÍRME? MI NOMBRE ES FRANK POOLE... EJEM... VENGO EN PAZ, EN NOMBRE DE TODA LA HUMANIDAD...

"Me hace sentir bastante estúpido, ¿pero alguien puede sugerir algo mejor? Y quedará bien para el registro...

"Nadie presta la menor atención. Tanto los grandes como los pequeñitos, todos reptan hacia sus iglús. Me pregunto qué hacen realmente cuando llegan ahí: quizá deba seguirlos. Estoy seguro de que sería del todo seguro; puedo desplazarme mucho más rápido que...

"Acabo de tener un divertido recuerdo súbito: todos estos seres yendo en la misma dirección... parecen los empleados que dos veces por día se desplazaban en masa entre la casa y el trabajo, antes que la electrónica lo hiciera innecesario.

"Probemos otra vez, antes que desaparezcan todos...

"HOLA, HABLA FRANK POOLE, UN VISITANTE DEL PLANETA TIERRA. ¿PUEDEN OÍRME?

—TE OIGO, FRANK. SOY DAVE.

29. Los fantasmas de la máquina

La reacción inmediata de Frank Poole fue de absoluto asombro, seguido por una irresistible alegría: realmente nunca había creído que podría hacer alguna clase de contacto, ya fuese con los europanos o con el monolito. En verdad, hasta había tenido la fantasía de, presa de la frustración, darle una patada a esa altísima pared de ébano y gritar con ira: "¿Hay alguien en casa?"

Y, sin embargo, no debía estar tan asombrado: alguna forma de inteligencia tuvo que haber vigilado su aproximación desde Ganimedes y permitido el descenso. Poole tendría que haber tomado más en serio a Ted Khan.

—Dave —dijo con lentitud—, ¿realmente eres tú?

"¿Quién más podría ser?", preguntó parte de su mente. Sin embargo, no era una pregunta necia: había algo curiosamente mecánico, impersonal sería más adecuado, en la voz que salía del pequeño parlante del tablero de control del
Falcon.


Sí,Frank, Soy Dave.

Hubo una breve pausa. Después la misma voz prosiguió, sin cambio alguno de entonación:

—Hola, Frank. Habla Hal.

SEÑORITA PRINGLE

REGISTRAR

—Bueno, Indra, Dim... me alegra que grabaran todo eso: en caso contrario, no me creerían...

"Creo que todavía estoy bajo la conmoción. Antes que nada, ¿cómo debo sentirme respecto de alguien que trató de —que consiguió— matarme? ¡aun cuando eso ocurrió hace mil años! Pero ahora entiendo que Hal no fue culpable, nadie lo fue. Hay un buen consejo que a menudo encontré útil: "Nunca atribuyas a la malevolencia lo que sencillamente se debe a la incompetencia". No puedo sentir enojo hacia un montón de programadores a los que nunca conocí, y que han estado muertos desde hace siglos.

"Me alegra que esto se halle cifrado, ya que no sé cómo se lo deba manejar y mucho de lo que les digo puede resultar una absoluta tontería. Ya estoy padeciendo de sobrecarga de información y le tuve que pedir a Dave que me dejara un rato... ¡después de todo lo que arrostré para encontrarme con él! Pero no creo haber herido sus sentimientos. Todavía no estoy seguro de que tenga sentimiento alguno...

"Qué es él: ¡buena pregunta! Pues bien, realmente es Dave Bowman, pero despojado de la mayoría de su parte humana, como... ehh... como la sinopsis de un libro o de un trabajo técnico: ya se sabe cómo un compendio puede brindar toda la información básica... ¡pero ni el menor indicio de la personalidad del autor! Y, sin embargo, había momentos en los que yo sentía que algo del antiguo Dave todavía estaba ahí. No iría tan lejos como decir que lo alegraba encontrarme de nuevo: moderadamente satisfecho se acercaría más a la verdad. En cuanto a mí, todavía estaba muy confundido: era como encontrar un viejo amigo después de una larga separación, y descubrir que ahora es una persona diferente. Bueno, transcurrieron mil años... y no puedo imaginar qué experiencias conoció, aunque, como les mostraré dentro de poco, trató de compartir algunas de ellas conmigo.

"Y Hal: está aquí, no hay duda al respecto. La mayor parte del tiempo, no hay manera de reconocer cuál de ellos me está hablando. ¿No son esos ejemplos de personalidades múltiples en los anales médicos? A lo mejor es algo así.

"Le pregunté cómo les había ocurrido eso a los dos, y él —ellos, maldición... ¡Halman!— trataron de explicarlo. Permítanme repetirlo: puedo haberlo entendido parcialmente mal, pero es la única hipótesis de trabajo que tengo.

"Por supuesto, el monolito, en sus diversas manifestaciones, es la clave... no, ésa es la palabra equivocada... ¿no dijo alguien, alguna vez, que era una especie de cortaplumas del ejército suizo, pero en escala cósmica? Ustedes todavía los tienen, aunque Suiza y su ejército desaparecieron hace siglos; es un dispositivo multipropósito que puede hacer cualquier cosa que desee... o que esté programado para hacer...

"Allá en África, hace cuatro millones de años, para bien o para mal nos dio esa patada evolutiva en los fundillos. Después, su hermano de la Luna aguardó a que saliéramos de la cuna. Eso lo conjeturamos, y Dave lo confirmó.

"Dije que no conserva muchos sentimientos propios de los seres humanos, pero sigue teniendo curiosidad: quiere aprender. ¡Y vaya oportunidad que ha tenido!

"Cuando el monolito de Júpiter lo absorbió (no se me ocurre una palabra mejor), obtuvo más de lo que jamás pudo haber esperado. Aunque el monolito lo usó —en apariencia—, como espécimen capturado y como sonda para investigar la Tierra, Dave también estuvo usando al monolito con ayuda de Hal; ¿y quién mejor que una supercomputadora para entender a otra?, le estuvo explorando la memoria y tratando de descubrir su propósito.

"Ahora bien, esto es algo muy difícil de creer: el monolito es una máquina fantásticamente poderosa —¡miren lo que le hizo a Júpiter!—, pero no es más que eso: funciona en modalidad automática, no tiene conciencia. Recuerdo que una vez se me ocurrió que podría tener que patear la Gran Muralla y gritar: "¿hay alguien ahí?". Y la respuesta correcta debería ser: "Nadie... salvo Dave y Hal".

"Y lo que es peor, algunos de sus sistemas pueden haber empezado a fallar; Dave hasta sugiere que, en cierto sentido fundamental, ¡hasta se volvió estúpida! Quizá
se
la dejó sola demasiado tiempo: es hora de hacerle una revisión en el taller...

"Y Dave está convencido de que el monolito cometió, cuando menos, un error de juicio. Quizás esa no sea la palabra adecuada; hasta pudo haber sido deliberado, meditado en forma cuidadosa...

"Sea como fuere, eso es... bueno... verdaderamente pasmoso y aterrador por lo que entraña. Por suerte, puedo mostrárselo a ustedes, para que saquen sus propias conclusiones. ¡Sí, aun cuando ocurrió hace mil años, cuando la
Leonov
volaba en la segunda misión a Júpiter! Y todo este tiempo nadie llegó a barruntar...

"Por cierto que me alegra que me hayan provisto con el casquete cerebral. Naturalmente, fue invalorable; no puedo imaginar la vida sin él, pero ahora está haciendo un trabajo para que el que nunca se lo diseñó... y lo está haciendo notablemente bien.

"A Halman le tomó unos diez minutos averiguar cómo funcionaba y establecer una interfaz. Ahora tenemos contacto mente a mente... lo que es todo un esfuerzo para mí, les confieso: tengo que seguir pidiéndoles que vayan más despacio y que balbuceen como bebés... o quizá deba decir
piensen
como bebés...

"No estoy seguro de cómo vaya a resultar esto: es la grabación de mil años de las propias experiencias de Dave, de alguna manera almacenadas en la ingente memoria del monolito, después recuperadas por Dave e inyectadas en mi casquete cerebral —no me pregunten de qué manera exacta—, para ser finalmente transferidas y trasmitidas a ustedes a través de la Central Ganimedes... ¡fiuuu! Espero que nos le dé una jaqueca descargándolas.

"Cambio a Dave Bowman en Júpiter, a comienzos del siglo XXI...

30. Paisaje espumoso

Los zarcillos de fuerza magnética de un millón de kilómetros de largo, las súbitas explosiones de ondas de radio; los geiseres de plasma electrificado, más anchos que el planeta Tierra... para Dave eran tan reales y claramente visibles como las nubes que rodeaban el planeta formando una aureola multicolor. Podía entender el complejo patrón de sus interacciones, y se dio cuenta de que Júpiter era mucho más maravilloso de lo que nadie pudo haber imaginado siquiera.

Incluso mientras caía a través del rugiente corazón de la Gran Mancha Roja, con el relampaguear de sus tormentas eléctricas, amplias como continentes, detonando en derredor de él, Dave
supo
por qué el planeta había persistido durante siglos, aun cuando estaba constituido por gases mucho menos consistentes que los que formaban los huracanes de la Tierra. El débil chillido del viento de nitrógeno se desvaneció cuando Dave se hundió en las más tranquilas profundidades, y una cellisca de copos de nieve céreos, algunos de los cuales ya se estaban fusionando para producir montañas apenas palpables de espuma de hidrocarburos, descendió desde las alturas. Ya hacía suficiente calor como para que existiera agua líquida, pero ahí no había océanos: ese ambiente puramente gaseoso era demasiado tenue como para mantenerlos.

Dave descendió a través de capa tras capa de nubes, hasta que penetró en una región de tal claridad que hasta el ojo humano podía haber recorrido una zona de más de mil kilómetros de ancho. No era más que un torbellino de poca monta en el más amplio vórtice de la Gran Mancha Roja... y guardaba un secreto que los hombres habían sospechado, pero nunca comprobado.

Al pie de las flotantes montañas de espuma, se alineaban innumerables cantidades de nubes pequeñas y definidas con precisión, todas aproximadamente del mismo tamaño y exhibiendo un patrón similar de vetas rojas y marrones. Las nubes sólo eran pequeñas por comparación con la escala inhumana de lo que las rodeaba: como mínimo habrían cubierto una ciudad de buen tamaño.

Resultaba claro que estaban vivas, pues se desplazaban con lenta deliberación a lo largo de los flancos de las montañas aéreas, ramoneando en sus laderas como si fueran colosales ovejas. Y se llamaban entre ellas con sonidos que estaban dentro de la banda métrica, con voz radial débil pero clara, sobre el fondo de los chasquidos y sacudidas de Júpiter mismo.

Nada menos que bolsas vivientes de aire, flotaban en la estrecha zona que estaba entre las gélidas alturas y las ardientes profundidades. Estrecha, sí... pero un dominio mucho más grande que toda la biosfera de la Tierra.

No estaban solas: desplazándose con celeridad entre ellas había otros seres, tan pequeños que con facilidad podían pasar inadvertidos. Algunos guardaban un fantasmagórico parecido con aeronaves de la Tierra, y casi tenían el mismo tamaño. Pero también ellas estaban vivas... quizá depredadores, quizá parásitos; quizá, hasta pastores.

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