Read Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Online

Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (43 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
8.13Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Verán que lo que aquí importa entender es la calidad de la lucha del

y del
No.
¿Qué calidad, qué clase, de

y de
No
recuerda un hombre cuando se recuerda a sí mismo? Si un hombre recuerda todo lo que comprende del Trabajo y de sus enseñanzas, entonces la calidad de su

y de su
No,
en su lucha interior consigo mismo, será correcta, y si la cristalización comienza en él sobre la
base
del Trabajo, será una cristalización correcta.

NUEVA NOTA SOBRE LOS HIDRÓGENOS

Nota sobre la pregunta: ¿Una frase del Trabajo puede hacernos conscientes en un
Hidrógeno?

La pregunta es formativa pero al mismo tiempo interesante. Es preciso pensar en el significado de la conciencia y en el significado del Hidrógeno. Literalmente, conciencia significa "conocer simultáneamente". El conocimiento de sí significa llegar a ser más consciente, primero de los diferentes y contradictorios "Yoes", de los diferentes estados de ánimo, etc., y conocerlos simultáneamente. Esto significa un acrecentamiento de conciencia en el sentido de conocer simultáneamente. El cambio de ser sólo puede tener lugar a través de este método —es un acrecentamiento de conciencia en este sentido.

El Primer Choque Consciente es la transformación del
Hidrógeno 48
en el
Hidrógeno 24
por medio del
Hidrógeno 12.
Este debe ser llevado al lugar de las impresiones entrantes donde actúa como Carbono. El propósito, si es realmente emocional y puede ser recordado en un momento de dificultad, pone al Carbono 12 en posición. En un sentido, este Carbono es todo el sentimiento emocional y la valoración que alguien tiene del Trabajo mismo. Si el poder de trabajar es tan grande en un hombre que no lo olvida, y siente que toda su vida y todo lo que significa se relacionan con él, entonces el Carbono 12 empieza a colocarse en posición correcta, pero si es una mera criatura de los sentidos, etc., esta transformación no puede efectuarse y su vida es, por así decir, una manifestación del
Hidrógeno 48.
Si se puede conocer las propias reacciones mecánicas (a través de la Observación de Sí) y al mismo tiempo sentir la presencia del Trabajo, entonces se acrecienta la conciencia en el sentido de que se sabe de uno mismo mucho más —es decir, se conoce y se ve la propia mecanicidad a la luz del Trabajo y lo que señala, se llega a ser consciente en el Trabajo de cómo se actúa en la vida y así; cabe decir que se es consciente en un Hidrógeno superior.

Entonces es preciso pensar en lo que significa el Hidrógeno. El hidrógeno es un punto del universo contemplado en escala cualitativa —a saber, en la escala de los grados de excelencia. Los Hidrógenos inferiores se manifiestan a nuestros sentidos externos como objetos: "piedras", "pasto", "carne", "agua", etc. Pero cuando se llega al punto del universo llamado
Hidrógeno 48,
su manifestación es sólo interna y por eso tiene que ver con los estados de conciencia. El
Hidrógeno 48
es el más bajo de los así llamados Hidrógenos psíquicos. Nuestra conciencia ordinaria emplea, por así decir,
Hidrógeno 48.
Entonces ve todo en función de los opuestos. Como es sabido, la parte formativa del Centro Intelectual que trabaja con
Hidrógeno 48
es llamada la "Tercera Fuerza Ciega". El alcance de conocimientos que da este Hidrógeno determina para nosotros el mundo de los opuestos y por eso vemos las cosas ya sea como "sí", ya sea como "no" y somos incapaces de pensamiento relativo e incapaces de ver como sí y
no.
Los centros superiores que trabajan con
Hidrógeno 12
e
Hidrógeno 6
no contienen contradicciones. Se debe esto a que el grado de iluminación es tal que vemos todos los aspectos de una situación simultáneamente y no divididos en opuestos irreconciliables. En este sistema se compara a veces la conciencia con la
luz.
Se dice de nuestra vida interior que es oscura y esto es lo que significan las palabras de los Evangelios: "La gente que vive en las tinieblas". La idea de la Observación de Sí es la de dejar penetrar un rayo de luz en estas tinieblas. Debemos imaginar que ser consciente en un hidrógeno superior o por medio de un Hidrógeno superior es similar a tener una luz muy fuerte que ilumina todo. Mientras la luz de una vela ilumina débilmente el contorno, la luz de una lámpara incandescente ilumina los lugares que antes estaban en la sombra y nos permite ver todo en una relación por completo diferente. De modo análogo, ser consciente en un Hidrógeno superior es ver relaciones enteramente nuevas, y este descubrimiento de nuevas relaciones nos ocurre a veces en momentos de congoja y desdicha en que de súbito todo se transforma y vemos las cosas a una luz por entero diferente. Cuando permanecemos fijados en nuestros estados negativos, cuando estamos llenos de auto-compasión y sólo tenemos conciencia de las heridas infligidas a nuestro amor propio, etc., vemos todo de una manera muy oscura. De hecho, estamos conscientes en el
Hidrógeno 48,
digamos. Pero cuando tenemos un momento de despertar y nos sentimos levantados de nuestro estado por la acción del Trabajo, todos los pensamientos y emociones que teníamos en aquel estado nos parecen ahora triviales. No podemos comprender por qué hemos dicho esto o pensado aquello. Este es un momento de iluminación, de luz más intensa, y por lo tanto de conciencia acrecentada, en el sentido de que "conocemos simultáneamente" mucho más de lo que conocemos en nuestro estado de contracción. Todo cobra sus proporciones verdaderas, por así decirlo, a la luz de esta conciencia acrecentada, por eso cabe decir que en ese momento somos conscientes en un Hidrógeno superior. En realidad, en tal momento somos conscientes de un punto superior en el universo contemplado como una escala de cualidades representadas por Hidrógenos. Muy sencillamente, nos elevamos un momento por encima de nosotros mismos y vemos las cosas a una nueva luz. Cada cual debe darse cuenta de que en diferentes momentos está en peor o mejor estado, y sobre la base de esta experiencia perfectamente incontrovertible podemos tener la certidumbre de que existen grados superiores de conciencia.

Creo que es un error tratar de relacionar los cuatro estados de conciencia con los Hidrógenos. Es preciso presentar las dos ideas separadamente, aunque es evidente que están conectadas entre sí. El tercer estado de conciencia —a saber, la Percepción de Sí o Recuerdo de Sí— siempre surge de un Hidrógeno superior, que puede ser
Hidrógeno 24, o Hidrógeno 12
o aún, muy escasas veces,
Hidrógeno 6.
Hemos hablado aquí ya en otra ocasión de los efectos del gas empleado por los dentistas, cuando de súbito la gente tiene experiencia maravillosa y después no la puede recordar. Por así decirlo, fueron llevados por un momento a un Hidrógeno superior. G. me dijo que el opio contenía un Hidrógeno superior del cual la gente llega a veces a tener conciencia. Dijo que se asemejaba a llegar a ser consciente
en la planta;
pero es sabido que un hombre debe crear ante todo los Hidrógenos superiores en sí en su intento de darse el Primer Choque Consciente, y si es posible, el Segundo Choque Consciente que pone en movimiento nuevas octavas de desarrollo en su cuerpo de todos los Hidrógenos.

Quisiera que trataran de entenderlo y captaran así una visión del universo contemplado como una escala de Hidrógeno. Esto tiene que ver con intensidad de significado y uso —es decir, es cualitativo, no cuantitativo. Reflexionen ustedes sobre este particular, y examinen la habitación donde se encuentran. Verán cosas diferentes —cosas hechas con madera, cosas hechas con piedra, quizá un poco de comida en la mesa, agua, aire, etc. ¿Han pensado alguna vez en la relación que todas estas cosas tienen una con la otra? Si lo han hecho, verán por qué cuando el señor O. oyó mencionar por primera vez la Tabla de Hidrógenos, dijo que éste era un conocimiento que provenía de los centros superiores.

Recordarán que cada ser vivo puede ser definido por lo que come, por quién lo come, etc. La vaca puede comer las flores que están en un jarrón sobre la mesa, pero ustedes no pueden hacerlo; pero pueden comerse la vaca. Los insectos comen la madera de la silla sobre la cual están sentados. La madera de la silla sobre la cual están sentados es cierto punto en el universo. La carne tiene una organización superior y es un punto diferente en el universo; sus funciones, sus propiedades, su empleo, sus posibilidades, son por entero diferentes. Ahora ocupémonos del pensamiento, basado en el
Hidrógeno 48;
sus usos, sus propiedades, sus funciones, son por entero diferentes de los de la carne, y empero tiene sus propiedades. La carne es más inteligente, por así decir, que la madera, y el pensamiento es más inteligente que la carne. Una patata cocida es más inteligente que una patata cruda porque es 768 y puede ser comida por el hombre. La percepción emocional, si se basa realmente en el
Hidrógeno 24
, es mucho más inteligente que la percepción basada en el
Hidrógeno 48.

Traten de pensarlo desde este punto de vista y luego me enviarán algunas preguntas definidas que intentaré contestar.

NOTA AGREGADA

El Dr. Nicoll agregó esta nota como resultado de una conversación. Dijo: ¿Han pensado algunos de ustedes en la diferencia entre un punto de vista cuantitativo y un punto de vista cualitativo del universo? Es muy sencillo. Las matemáticas no se ocupan de las cualidades, sino tan sólo de las cantidades. Primero tomemos meras cantidades. ¿Una cantidad cualquiera de monedas de cobre hará una moneda de oro? No. Sin embargo, mediante un acuerdo humano —es decir, por el establecimiento de un sistema artificial de conversión— 240 monedas de cobre pueden convertirse teóricamente en un soberano de oro. Pero a menos que exista tal arreglo humano —el que se convino artificialmente como sistema de conversión— esto no podría suceder nunca por el solo factor de las cantidades. Un hombre podría acumular millones de monedas de cobre, pero de este esfuerzo no resultaría oro alguno a menos que el Banco conviniese en convertir cada 240 monedas de cobre en un soberano de oro. Ahora bien, si viviéramos en un universo meramente cuantitativo, ninguna transformación sería posible, porque toda transformación es una cuestión de
cualidades
—es decir, de diferencias cualitativas de una cosa que se convierte en otra cosa—. Este trabajo nos enseña que vivimos en un mundo de verdaderas diferencias cualitativas, y que este es su significado. La transformación es posible debido a la verdadera naturaleza de las cosas. Vemos que una semilla se transforma en un árbol, pero apenas creemos en el milagro. Comemos carne y de ella se crean las sustancias necesarias para el
pensamiento,
el
sentimiento
y el
amor
por la transformación de los Hidrógenos inferiores en Hidrógenos superiores. Esto es inherente a la naturaleza del universo. Lo que llamamos
vida
se basa en el poder de transformación, en un universo que, en sí mismo, se basa en la transformación —porque en él existe lo inferior y lo superior, y así infinitas diferencias cualitativas—. La vida es transformación, en un universo que tiene esa naturaleza o significación. La transformación significa la conversión de algo inferior en algo superior. En el cuerpo la octava de alimento lo demuestra. Todo esto se conecta por sí mismo con la
idea básica
del Trabajo —que vivimos en un universo que
crece,
evoluciona
y así se
transforma—.
Y en realidad, a menos que se lo comprenda y sienta cada vez más profundamente, el centro emocional en el hombre no puede despertar y desarrollarse, y no tarda en deteriorarse. Como es sabido, la ciencia nos enseña que vivimos en un universo moribundo. Este sistema, este Trabajo, nos enseña lo contrario. Es preciso que piensen por sí mismos en la diferencia psicológica y en el valor emocional de estos dos puntos de vista y que juzguen su poder para el bien o el mal. Aunque la "religión" en su sentido más nato nos ha enseñado algo
positivo
—quizá en función del "más allá", etcétera— si por un instante consideramos la diferencia psicológica, no es dable decidir qué es lo que tiene más valor. Y vemos por nosotros mismos que la transformación existe por doquier. Toda la vida existe físicamente porque transforma un Hidrógeno inferior en uno superior —es decir, comemos
carne (H 768)
y así somos capaces de
pensar (H 48).
Todas estas ideas son en cierto modo evidentes, una vez que pensamos verdaderamente por nosotros mismos —es decir, una vez que en nuestro interior el
cochero
se despierta y trepa a su puesto de conductor—. Pero a menos que pensemos por nosotros mismos mediante, la ayuda de este trabajo, seguiremos dormidos, y entonces la vida ejercerá sobre nosotros una fuerza innecesaria y contraria a nuestro verdadero destino. La idea de que toda la vida se basa en la transformación es tan evidente, físicamente, que no darse cuenta de ello sólo se debe en verdad a la ceguera mental o a una antipatía deliberada por no encontrar algún significado en todas las cosas —y esta es una enfermedad moderna muy común que por sí misma lleva a las emociones negativas. El Dr. Nicoll añadió después lo siguiente: "Al hablar de los esfuerzos en el Trabajo —¿no es obvio acaso que la mera cantidad de esfuerzos es inútil si la comparamos con la calidad de los esfuerzos? El simple jarabe de pico, la simple imitación del trabajo, la simple pretensión de trabajar o el intento de hacer méritos —todos esos esfuerzos, por más grande que sea su cantidad, no llevan a parte alguna, porque tales esfuerzos no son sinceros. Son de mala calidad, por más grande que sea su cantidad. El Trabajo se basa en la sinceridad interior. Un esfuerzo que surge de la sinceridad interior y de una inquebrantable valoración del Trabajo producirá un cambio de ser y cambiará la posición del hombre en el universo, porque es
cualitativo,
y difiere de cualquier cantidad de esfuerzos externos, faltos de sinceridad o débiles. Por eso en este Trabajo se lleva a la gente al punto de decisión. Esto significa que todo lo externo, en cierto punto, les será contrario, y así hallarán muchos motivos de queja y crítica y cantidad de razones para hallar defectos en los otros —y, de hecho, este punto puede ser creado artificialmente, si no surge inevitablemente, como por lo general sucede. Luego todo depende de si el Trabajo ha llegado a nacer en ellos y es verdaderamente interior: si es así, el esfuerzo conduce realmente a un cambio de ser —es decir, a un nuevo crecimiento de esencia— porque se hace a expensas de la personalidad. 'Tenemos', nos dijo una vez G., 'que llegar a un punto en el trabajo en que por más que nos den vuelta y nos retuerzan nunca dejemos de ver nuestro propósito'. Aquí es donde se presenta nuestra actitud hacia el Trabajo —para este Trabajo
eterno—.
¿No es evidente que tal momento exige el esfuerzo más
cualitativo
y sincero? Si nuestra actitud es superficial, ¿cómo lo enfrentaremos? Pensemos sin ayuda alguna qué significa esto y sobre qué se basa el Trabajo —el cambio interior, y todo lo que ello significa—, aunque no lo hayamos pensado antes. El cambio no es una adición, sino un verdadero cambio de la clase de persona que se es, y por eso, es tan penoso. Y sólo los momentos más sinceros tienen utilidad aquí. Nada que sea falso en el esfuerzo es válido. El hecho mismo de que el universo es una escala de cualidades demuestra a todos que lo que es intrínsecamente falso no puede llevar a cambio alguno, sino que debe necesariamente —por ley— hallar su propio nivel y permanecer allí porque es lo que es, Y sea lo que fuere una cosa, esté donde esté en el universo, considerado como una escala de cualidades, debe permanecer donde está por causa de las leyes existentes, que determinan la posición de todas las cosas según su cualidad. Esto es lo que significa un punto de vista cualitativo, del universo. Tal es el significado de la
Tabla de Hidrógenos."

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
8.13Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Stay by Aislinn Hunter
Clearly Now, the Rain by Eli Hastings
Impossible by Komal Lewis
The Wrong Prince by C. K. Brooke
Town in a Blueberrry Jam by B. B. Haywood
Shelter Me Home by T. S. Joyce