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Authors: Alejandro Suarez Sánchez-Ocaña

Desnudando a Google (17 page)

BOOK: Desnudando a Google
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Es más que posible que el responsable de comunicación de Firefox no sonría de la misma forma. No se lo podrá permitir hasta que no se resuelva la renovación del contrato, del que depende en buena parte su futuro. Se trata, en definitiva, de su propia supervivencia. El presidente de Mozilla, Mitchell Baker, tal vez lanzando balones fuera, declaró: «Mozilla está bien posicionada para seguir siendo vital y eficaz durante el actual y difícil momento económico». Según su idea, no renovar contrato con Google sería duro y requeriría ajustes, pero Mozilla podría sobrevivir. Microsoft, Chrome y Mozilla tendrán que luchar con más fuerza. Por cierto, no me gustaría estar en la piel de Firefox en medio de esta pelea de gigantescos tiburones. Si no renueva su acuerdo con Google, la alternativa será Microsoft que, además de monetizar mucho peor las búsquedas a escala mundial, tiene como producto internet Explorer. Sería como escapar de un depredador para introducirse en las fauces de otro. Ya lo dije antes: debe ser duro tener que decidir si Jomeini o Gadafi…

¿Vas viendo poco a poco que, en el fondo, Microsoft y Google se parecen mucho más de lo que pensabas?

Redes sociales

Google Inc. ha conseguido grandes productos e indudables éxitos. Sin embargo, en toda historia hay un «pero», y ésta no será menos. El talón de Aquiles de Google ha sido adaptarse a la llegada de la web social, también conocida como web 2.0, y conseguir liderarla.

La ola de renovación que ha experimentado internet desde la llegada de la web social ha sorprendido hasta al mismísimo Google. Al principio intentó aproximarse tímidamente al fenómeno, y lo ha hecho con más rotundidad en los últimos tiempos. Sin embargo, acabó viendo cómo empresas jóvenes con nuevas propuestas le tomaban la delantera. El primer proyecto de Google para intentar introducirse en el sector de las redes sociales fue Orkut en 2004. Se trataba de una red social destinada a los usuarios que quisieran compartir documentos con contactos ya existentes, e incluso añadir algunos. Esta red social no tuvo demasiado éxito. Sólo en Brasil —48 % de cuota de mercado de redes sociales— y en la India —35 % de cuota— ha logrado captar una masa crítica destacada. Al principio Orkut se centraba en el mundo anglófono. Fue creada por el turco Orkut Büyükkökten, actual empleado de Google. Para su anterior empresa, Affinity Engines, ya había creado un sistema similar denominado InCircle. Esta compañía demandó más tarde a Google al considerar que el código fuente de la red social les pertenecía, y que había sido en parte plagiado de su aplicación. Fundamentó su denuncia demostrando que algunos de los fallos de código fuente de Orkut estaban también presentes en InCircle. Sea como fuere, lo relevante para nuestra historia es que Google no sólo había detectado el fenómeno, sino que además compraba una compañía para subirse a la nueva gran ola que se vislumbraba en el horizonte. En definitiva, Google quería ocupar el puesto del que hoy goza Facebook. Pero sus esfuerzos resultaron infructuosos y no logró su objetivo. En mercados tan relevantes para la compañía como del de Estados Unidos, en los que la penetración de Facebook es absoluta, el uso de la red social Orkut es menor del 2 %.

Más tarde, a la vista de otro emergente fenómeno social denominado Twitter, la compañía de Mountain View intentó contrarrestar el enorme éxito que estaba teniendo. Ocurrió algo parecido al caso anterior. En esta ocasión Google no adquirió la compañía de un tercero, sino que desarrolló una herramienta propia denominada Google Buzz. Se lanzó al mercado en 2010 sin demasiado éxito y, lo que es más importante, generando por primera vez enormes antipatías en una parte importante de la comunidad, que consideraba el nuevo invento de Google excesivamente intrusivo.

Buzz se encuentra integrado en Gmail y permite al usuario estar al tanto de la información generada por sus amigos: fotos, vídeos, comentarios breves tipo Twitter, etc. Esos amigos se «heredan» de los contactos de Gmail, y toda la información creada puede ser catalogada como pública o como privada. Cabe destacar que tiene un funcionamiento muy sencillo. Una vez activado Gmail el sistema propone establecer como «personas a seguir» a los contactos con los que más relación se ha tenido. Al comienzo Buzz seleccionaba automáticamente los contactos que añadía, lo que generó una enorme ola de quejas de los usuarios que consideraban que el nuevo servicio invadía su privacidad. Finalmente el sistema se modificó ante la avalancha de críticas. Ahora tan sólo muestra recomendaciones.

Por último, otra de las funcionalidades que tiene Buzz es que los usuarios pueden importar la actividad que realizan en otras redes, como Twitter, o en plataformas de publicación de contenidos, como YouTube. Esto no ocurre a la inversa. En otras palabras, la máxima que la compañía dice tener en su ADN, según la cual desean universalizar la información mundial, parece ir en un solo sentido, ya que favorecen la migración de datos hacia sus servicios pero no parece haber facilidades inversas para que los usuarios puedan exportarlos a otras redes. Eso sí, quien no desee contar con este servicio lo puede desactivar o eliminar de Gmail. Finalmente la empresa decidió cerrar el servicio en octubre de 2011.

Si Orkut puede entenderse como el deseo en vano de Google de ser Facebook, Buzz, pese a tener muchas diferencias con Twitter, se puede interpretar como un deseo de quedarse con esa parte del pastel. En ambos casos Google Inc. ha pinchado en hueso y debe afrontar no ya sus primeras derrotas en internet —algo que, aunque poco habitual, ya había experimentado en otras ocasiones, de las cuales la más destacada fue su intento de imponer Google Video, cuyo fracaso acabó desencadenando la millonaria compra de YouTube—, sino un problema aún mayor. La llegada de la web social nos mostraba por vez primera un Google despistado de las tendencias, ajeno a las necesidades de conocimiento de los usuarios, que apuntaba a un camino diferente al que se dirigía la masa. Lo que es aún más grave y preocupante para sus intereses, quedaba por primera vez en evidencia que estaban lejos de ser la enorme máquina de innovación que marcaba las tendencias que el mundo seguía, como era habitual años antes.

Google lanzó en junio de 2011 Google+, su nueva red social. Según sus propias palabras, era una mezcla de Facebook y de Twitter. Pretendía minimizar la debilidad que el gigante mostraba frente a la web social. Tan sólo llevo unas semanas probando este nuevo invento y he observado que les encanta a muchos analistas y usuarios avanzados. Me considero usuario activo de Facebook y de Twitter, y reconozco que, a diferencia de vagos intentos sociales anteriores que resultaron errados, como los productos Google Buzz y Google Wave, Google+ tiene buena pinta. Aun así no me he enganchado, como sí lo hice con Facebook, a la que accedo cada día para ver mi buzón, leer mi muro y aprobar solicitudes. Me pasó lo mismo con Twitter, donde cada día hago comentarios desde mi terminal móvil, me informo y leo opiniones interesantes. Hasta la fecha, Google+ no me aporta ningún valor, ni ha cubierto ninguna de mis necesidades actuales. Por supuesto, esto de las necesidades es muy personal. Como sostenía uno de los grandes innovadores de la historia, Henry Ford «si hubiera preguntado a mis clientes qué necesitaban, habrían dicho un caballo mejor», y es que no hay que dar al usuario lo que quiere y cree necesitar, sino demostrarle que lo que estás haciendo es lo que realmente necesita. Sea como fuere, desde Google avisan, casi sin darle importancia, de que se trata de un producto básico, de un desarrollo más al que irán añadiendo muchas cosas y que se mejorará en los próximos meses. Veremos si lo suficientemente…

Para definir este nuevo intento de la empresa que un día fundaron Brin y Page sólo diré que no me parece más que un intento para conseguir una gigantesca base de datos con fines publicitarios. Puede parecerte malvado o cruel que lo vea así, o incluso que mi análisis sea demasiado simplista. Debo decir en mi descargo que la frase no es mía. La acuñó Eric Schmidt en una entrevista con la
National Public Radio
de Edimburgo, en la que admitió tácitamente que Google+ es poco más que «una extensa base de datos de publicidad en beneficio de las grandes corporaciones para orientar mejor su publicidad a los usuarios finales». Curioso análisis, ¿verdad? Me gusta más cuando se refieren a mí como «persona» o, si no hay más remedio, como «usuario» o «consumidor». Querido Eric, reconozco que me duele ver mi identidad personal relegada a la categoría de «dato», pero ¡qué le vamos a hacer, ya sabemos cómo os las gastáis en Google!

Facebook

Se trata de la famosa red social creada por Mark Zuckerberg. En un primer momento se utilizó en el ámbito de la Universidad de Harvard, en la que estudiaba Mark. Desde 2004 la empresa tiene su sede en Palo Alto (California). Su crecimiento ha sido abismal, sólo comparable a los comienzos de Google.

Al principio sus usuarios provenían mayoritariamente de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. En 2007 se lanzaron versiones en francés, alemán y español. Desde entonces ha logrado expandirse por todo el mundo. A principios de 2011 contaba con 600 millones de usuarios, y se espera que en 2012 llegue a los 1.000 millones de usuarios.

La idea de Mark era crear una comunidad donde la gente compartiera sus gustos y sentimientos. Estaba inspirada en Geocities.com, sitio web fundado por David Bohnett en 1994, que tuvo mucho éxito. En 1998 fue el tercer sitio más visitado. Sin embargo, no logró consolidarse. Tras ser adquirido por Yahoo! fue finalmente cerrado en 2009.

Facebook ha superado todo tipo de expectativas, hasta el punto de que la historia de su formación ha sido llevada a la gran pantalla. La importancia de esta red social se basa en la enorme cantidad de datos personales que ha recopilado. Uno de los fundadores de FriendFreed, Paul Buchheit, realizó una apreciación muy interesante en un artículo publicado en
Mashable
en 2009 en el que mencionaba que el vínculo de datos en sitios como Facebook podría llegar a ser más valioso que la información de los enlaces de datos en la web. En otras palabras, la información que maneja la red social podría ser, en el ámbito empresarial, una fuente de riqueza aún mayor que la que Google ha sabido indexar y ordenar. Si así fuera, estaríamos ante un cambio de paradigma desde el internet de las páginas al internet de las personas. En este último ha aparecido, casi por sorpresa como ocurrió antaño, un nuevo rey.

Ese rey social, si lo podemos denominar así —y no estoy muy seguro de que sea correcto—, tendría en sus manos un cambio de ciclo. A ciencia cierta, ese cambio viene sucediendo en algunos campos como, por ejemplo, en la ya mencionada fuga de talentos de Google a Facebook. La guerra se repite y parece cíclica. Lo que Google hizo tiempo atrás con respecto a los trabajadores de Microsoft, ahora lo hace Facebook quien, como hemos visto, ofrece mejores condiciones de trabajo a los ingenieros de Google para que se trasladen a su compañía.

En 2011 se produjeron algunas fugas destacadas. Una de ellas, la de Alexandre Hohagen, quien fuera responsable de Google en Latinoamérica y actual vicepresidente de Ventas de Facebook en Brasil. Otra, también relevante, la de Amin Zoufonoun, director de Desarrollo Corporativo en Google, que llevaba trabajando en Mountain View desde 2003, y que ahora desempeña la labor de supervisión de las iniciativas de Desarrollo Corporativo en Facebook. Sea como fuere, en este pulso entre el internet actual y el que pretende ser
The Next Big Thing
,
[31]
Google va a oponer una feroz resistencia, mucho mayor y mucho más difícil de superar que la que Microsoft plantó en su día.

Si pienso que Microsoft y Google son, en el fondo, compañías muy parecidas, la semejanza con Facebook es más evidente aún. Su trayectoria pareja culminaría con una salida a cotización de la red social en el NASDAQ, mediante la cual obtendría un enorme capital para poder realizar adquisiciones e inversiones. Pero hay otro punto en común entre ambas empresas, y éste es mucho más oscuro y menos brillante. Se trata de la continua sospecha respecto a la dudosa protección de datos de sus usuarios. Facebook ha sido más agresivo aún que Google en este campo, y ha suscitado cierta polémica al incluir en sus términos de servicio una cláusula mediante la cual se hace titular de todo lo que se comparte en sus servidores —por ejemplo, fotos y mensajes escritos—. Esto resulta tan ridículo que cuando un usuario decide eliminar su perfil queda
offline
, pero permanece latente. Incluso peor aún. Conocí el caso de Sixto Arias, un brillante empresario español cofundador de empresas de enorme éxito, como Movilisto, que presume, con cierto sarcasmo, de haber sido uno de los primeros expulsados de Facebook. Esto no tendría demasiada importancia, y podría ser algo habitual si no fuera porque, durante su tiempo de expulsión, Sixto veía con perplejidad que no podía acceder a su cuenta, pero que ésta seguía activa y otras personas publicaban mensajes en su muro. Él no podía responder, ya que le habían bloqueado el acceso, aunque sus datos, fotos e información seguían activas para el resto de los usuarios. Se trata de una, cuanto menos, curiosa política de propiedad y privacidad.

A principios de marzo de 2010 se produjo un punto de inflexión en la competencia entre el buscador y la red social por antonomasia. Según Experian Hitwise (empresa especializada en la auditoría del tráfico de internet). Facebook superó por primera vez a Google en el número de visitas en Estados Unidos. Podemos interpretar esto como el adelanto de una tendencia mundial. Ese mismo año Facebook creció un 185 % en el mismo país, frente a una subida del 9% de Google.

Otro punto en común de ambas empresas es el interés que les despierta un pez más pequeño financieramente hablando, pero novedoso y versátil, que les aportaría un interesante valor: Twitter. Las dos estuvieron interesadas en su compra, aunque ninguna lo ha logrado aún. De cualquier modo, podría haber noticias al respecto en un futuro próximo. Twitter no tiene, desde luego, tantos usuarios como Facebook, pese a un extraordinario crecimiento hasta marzo de 2011, momento en el que alcanzó 200 millones de usuarios, de los cuales el 60% reside en Estados Unidos. Este éxito no ha dejado indiferentes a Google ni a Facebook, que han evaluado su compra en repetidas ocasiones. Se trataría de un servicio complementario para ambos que aportaría una diferente vía de valor y capacidad de comunicación para el usuario. Durante 2010 se llegó a hablar de una valoración de 10.000 millones de dólares por la compañía. Sin embargo, desde la sede de Twitter no hacen comentarios y se limitan a explicar que trabajan para construir una compañía rentable y sostenible que pueda mantener su independencia en relación con terceras empresas.

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