El encantador de gatos (22 page)

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Authors: Carlos Rodríguez

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BOOK: El encantador de gatos
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Las terapias en centros penitenciarios

Estados Unidos es el país pionero en este aspecto. Actualmente, en la mayoría de las instituciones penitenciarias del país los presos conviven con animales desde finales del siglo XIX.

La cárcel debe ser un entorno de rehabilitación y preparación para la vuelta a la sociedad, una vez cumplida la pena establecida. Además, cualquier recluso está sometido a unos niveles de estrés y ansiedad, que en muchas ocasiones les conducen a la depresión o al empleo injustificado de la violencia.

Para lograr mejorar la convivencia dentro de las cárceles, y contribuir a la recuperación de los presos, los animales han demostrado ser una herramienta perfecta.

Dentro de los muros de la prisión la situación de falta de libertad hace que en la mayoría de las ocasiones se rompa el contacto con el mundo real, por lo que el grado de socialización de las personas disminuye y se resiente en un ambiente que suelen calificar de hostil.

Un animal de compañía en este entorno puede devolver la autoestima, la confianza en uno mismo y contribuir a que el ambiente en las cárceles sea más relajado y colaborador entre los presos.

Según todos los informes, la experiencia de introducir gatos en las prisiones consigue que mejore la comunicación entre reclusos, aumente el sentido de la responsabilidad, disminuyan las peleas y los enfrentamientos violentos con el personal de la prisión, aumenten de manera sorprendente la afectividad y la empatía, y que los presos vuelven a sentirse útiles y menos excluidos socialmente.

Las terapias con personas mayores en residencias

Las nuevas técnicas médicas han contribuido a que la esperanza de vida sea cada vez mayor, por lo que la aparición de enfermedades crónicas y degenerativas, como el Alzheimer o la demencia senil, han aumentado en los últimos años.

En el caso de los ancianos, las situaciones de aislamiento y falta de contacto con el mundo social provoca depresiones y situaciones de tristeza. En este contexto, introducir a un animal en el ambiente del anciano consigue que vuelva a sentirse útil, puesto que al tener un ser vivo a su cargo tendrá que alimentarle, cuidarle, preocuparse por su salud, salir de su mundo interior de malestar…

Esta situación se multiplica si hablamos de una residencia de ancianos, donde los sentimientos negativos se acentúan notablemente. Por supuesto, este tipo de terapias requieren planificación y una elección adecuada del animal: no podemos pensar que por introducir un gato en una residencia, las personas pasan a ser felices de la noche a la mañana.

Aunque no podemos hablar de milagros, está demostrado científicamente que las personas mayores de 65 años que viven con un animal sufren menos depresiones, ya que tienen «alguien» que les hace compañía, les devuelve afecto y está pendiente de ellos en todo momento.

Además, si deben ser hospitalizados o intervenidos se recuperan mucho antes, porque piensan en ese animal para el que todavía son indispensables.

También se ha demostrado que vivir con un gato hace que las personas tengan sentimientos y pensamientos mucho más felices. Debemos tener presente que esta etapa de la vida es muy difícil, puesto que sufrimos pérdidas significativas, como la muerte de amigos o del cónyuge, y tenemos que afrontar enfermedades.

Todo esto contribuye a que su calidad de vida aumente considerablemente y se sientan mucho más dispuesto a relacionarse con su entorno, entablar conversaciones con otros dueños de mascotas, intentar mejorar su salud para cuidar a su compañero.

Estadísticamente, las personas mayores que tienen un felino a su lado acuden mucho menos al médico y enferman con menor frecuencia.

A nivel social, sobre todo en residencias donde la experiencia es introducir en la convivencia de todo el colectivo a un animal, se han conseguido resultados asombrosos al ver cómo ancianos que siempre están aislado o con problemas mentales, intentan integrarse y comienzan a relacionarse cuando el animal está presente.

Todas las ventajas enumeradas han conseguido que muchas residencias de ancianos estén permitiendo la entrada de felinos en las habitaciones, siempre que éstos estén vacunados, desparasitados y sean cuidados debidamente.

Para este tipo de personas, de nuevo suele ser aconsejable un gato adulto que sea muy tranquilo y manso, y que no requiera de educación y socialización previa.

Debido a todas estas ventajas y beneficios, se han desarrollado numerosos estudios en nuestro país y experiencias para promover este tipo de iniciativas. En la Universidad de las islas Baleares se realizó un proyecto: «Personas mayores y animales de compañía», que demostró que las personas que viven con animales tienen mucha mejor salud psíquica y afrontan mucho mejor los cambios en la última etapa de su vida.

Otra iniciativa es el problema de adopción de animales de compañía promovido desde el Ayuntamiento de Barcelona. A través de este programa se entrega un gato o un perro a personas mayores a las que se les ofrece apoyo veterinario, ayuda económica para los cuidados, o cualquier tipo de prestación que solicite.

A nivel estatal, la Generalitat de Catalunya ha desarrollado un programa en una residencia de Tarragona donde se evaluó el comportamiento de los ancianos al introducir un felino en la residencia. Además, se hizo con personas con Alzheimer o demencia senil. En pocas sesiones se observó que la frecuencia cardiaca disminuí a considerablemente y que los ancianos comenzaban a cuidarse y preocuparse por proporcionar al animal todas las atenciones. Al mismo tiempo, las relaciones entre ellos se potenciaban en presencia del animal.

Las terapias en hospitales

Alrededor de algunas clínicas o centros hospitalarios existen colonias de felinos que reciben la atención y los cuidados de muchos enfermos. Algunos médicos rechazan de pleno este tipo de acercamientos por los problemas de higiene que estos animales pueden traer, algo absurdo en colonias controladas, pero muchos otros potencian estos encuentros para ayudar a que sus pacientes se recuperen más rápido y pasen menos tiempo ingresados.

Un ejemplo de esta experiencia se da en el Hospital Paul-Giraud de Villejuif, en Francia, donde los pacientes están en relación muy estrecha con los felinos, por supuesto bajo la supervisión del personal médico. El papel de los médicos es fundamental porque hacen que la relación con los animales traiga aspectos positivos, como las ganas de salir al exterior, el contacto y el afecto.

No sólo estamos hablando a nivel psíquico, sino que está demostrado que acariciar a un animal, hablarle o incluso estar en su compañía, rebaja considerablemente la presión arterial. Además, la presencia de un felino en el centro hace que se humanicen las relaciones entre pacientes y médico, algo fundamental para las personas que tienen que permanecer ingresadas mucho tiempo.

Dedicatoria

En mi vida personal he podido disfrutar de la compañía de tres gatos, para mí ilustres:
Mira, Finus y Patuchas
; estos tres seres vivos maravillosos me permitieron comprender el toque mágico de los felinos, su extrema elegancia, su incomparable agilidad, su callada compañía…

Como profesional han sido miles los mininos que han tenido que padecer mis pruebas diagnósticas, tratamientos, cirugías… y, a pesar de ellos, muchos, estoy convencido, me tienen un gran y felino aprecio.

Este libro quería dedicárselo a mis tres gatos y a todos los que como ellos llegaron, de una u otra forma, de la calle; a los miles, millones de potenciales compañeros que circulan por nuestras avenidas, por nuestros pueblos, con la única intención de vivir.

Y una dedicatoria especial, aparte de la de los irracionales: todo mi cariño, respeto, devoción y ayuda para las entidades de protección animal que todos los días se preocupan de las colonias callejeras, de las camadas que aparecen en los contenedores, de los quemados, los apaleados… de los abandonados… Como siempre digo, estas personas son los
ángeles de la guarda, vivos y sin alas
, que hacen el trabajo que deberían realizar las administraciones… ¡Qué país!

Un dulce ronroneo para los de cuatro patas y todo tipo de muestras efusivas para los de dos.

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