WILLIE: ¿Te invitó a su casa? Por Dios, ¡cuánto se arriesga ese hombre! ¿Dónde estaba su mujer?
MODENE: En Cape Cod, de modo que él estaba solo en Washington. Tuve la impresión de que no soy la primera mujer a la que ha invitado a una cena íntima.
WILLIE: ¿Cómo es la casa?
MODENE: Está en Georgetown, en la calle N, número 3.307.
WILLIE: Conozco Georgetown, pero no puedo visualizar la manzana.
MODENE: Casas altas y angostas. Me sorprendió lo pequeños que son los cuartos.
WILLIE: ¿No está suntuosamente amueblada?
MODENE: Bien, los sofás y sillones son mullidos y muy suaves. Para mi gusto, demasiados muebles. Yo diría que no es el estilo de él, sino el de ella. Hay suficientes fotografías por todas partes como para pensar que es una mujer tensa. Al menos eso es lo que me parece. Creo que necesita todo ese bienestar para poder empezar a relajarse.
WILLIE: ¿Qué clase de antigüedades tiene?
MODENE: Piezas de época. Francesas. Pequeñas y elegantes. Deben de haber costado una fortuna. Supongo que le debe de gustar gastar el dinero de su suegro.
WILLIE: ¿A ti no te gustaría?
MODENE: No he pensado en ello.
WILLIE: ¿Qué comiste?
MODENE: Te diré que sufrí una desilusión. Puede que Jackie Kennedy sepa todo lo necesario sobre alta cocina francesa, pero cuando no está en casa, su marido regresa a lo irlandés. Carne con patatas.
WILLIE: Qué pena.
MODENE: No me importó. No estaba con ánimo para comer. En la mesa éramos tres, nosotros dos y un tipo grande y callado, llamado Bill. Supongo que su director de campaña, o algo así. Él y Jack se pasaron toda la comida analizando las perspectivas en West Virginia. La población es protestante en un noventa y cinco por ciento, y Bill no hacía más que repetir: «Humphrey ha convencido a esta gente de que eres rico, mientras que él es tan pobre como ellos». «Vale —dijo Jack—, ¿cuál es tu receta?» «Guerra de trincheras. Háblales directamente, Jack. Muéstrales tus virtudes.» Jack se echó a reír. Me di cuenta de que no tenía una alta opinión de Bill. «Eso ya lo sé», dijo, y por el tono de su voz me di cuenta también de que es un tipo duro.
WILLIE: Tienes suerte de conocer a un hombre así.
MODENE: Después de que Bill se hubo marchado, Jack y yo bebimos una copa. Me dijo cuánto me echaba de menos. Que nadie diga que ese hombre no sabe cómo hablarle a una mujer. Me contó una historia interesante acerca de una tribu de África que cree que todo, hasta la ropa, posee un espíritu. Me dijo que cuando una mujer hermosa se pone un vestido hermoso, no es que se vea más bella debido al vestido, sino por el
kuntu
, el espíritu del vestido, que está en armonía con el
kuntu
de la mujer. El efecto se magnifica porque los espíritus cooperan entre sí. Me dijo que pocas mujeres establecían con su ropa esa clase de relación. Yo, sí.
WILLIE: Tienes razón. Jack Kennedy sabe cómo hablarle a una mujer.
MODENE: Después me mostró la casa. Durante la comida, sólo había visto un par de sirvientes, pero ahora estaban en sus habitaciones, de modo que los dos solos recorrimos los cuartos para terminar en el dormitorio principal. Allí nos sentamos en una de las dos camas gemelas, y seguimos conversando.
WILLIE: ¡El dormitorio principal! Este tipo es increíble. Mataría a mi marido si alguna vez me hiciera algo así.
MODENE: Yo tenía sentimientos contradictorios. Me dije que debía de ser muy desdichado con su mujer. Y si quieres que te diga la verdad, esa noche fue exactamente lo que necesitaba para mi estado de ánimo. Puede que me sintiera un poco culpable, pero te aseguro que estaba preparada. Todo pasó muy tranquilamente, como si hubiesen echado una pócima dentro de mí y ahora todo mi ser se colmara. No me arrepiento. Así me sentí. Fue maravilloso hacer el amor con él. Me deshice de una cantidad de dudas. Es un hombre tan atento... Tenía ganas de hacer cualquier cosa por él. No es tan activo como Frank, pero eso no importa. Si algo temía, era enamorarme de él.
WILLIE: Cuidado.
MODENE: Sí, cuidado. Cuando terminamos, me dijo: «No sabes cuánto me gustas. Después de hacer el amor contigo, sé que puedo enfrentarme a una derrota». «Deja de decir esas cosas —dije—. No es tu manera de pensar.» «Si no consigo la nominación —dijo—, te llevaré a una isla desierta en medio de un inmenso mar azul. Sólo tú y yo, la luna y el sol. Viviremos desnudos, tal como hemos venido al mundo, te lo prometo.» ¡Despacio! «¿Acaso quieres privarme de mi
kuntu
? —dije — . Sacrificaré todo por ti, excepto mi guardarropa.» Willie, nos reímos sin parar.
WILLIE: ¿Te quedaste a dormir?
MODENE: No. No olvides que está casado. Además, sabía que debía luchar contra la idea de enamorarme.
WILLIE: Nunca te has dejado llevar tanto por otro hombre.
MODENE: Bien, después de todo, Willie, ¿por qué no?
WILLIE: ¿Cuándo lo volviste a ver?
MODENE: El n de abril. En el Fontainebleau. Antes de eso recorrió medio país. Fue a West Virginia, Arizona, y no sé cuántos lugares más.
WILLIE: ¿Le hablaste de tu viaje a Chicago?
MODENE: Sí.
WILLIE: ¿Y de Sam Flood?
MODENE: Jack puede pensar lo que quiera. Si no cree que soy de confiar, pues que sufra. WILLIE: No te creo. (12 de abril de 1960.)
Interrumpo la transcripción en este punto. La cuestión, ahora, es si se puede confiar en BARBA AZUL. La situación objetiva corre en sentido contrario a la historia que cuenta. Sabemos que su encuentro con RAPUNZEL fue arreglado de antemano, y que la situación en West Virginia exige que se tomen grandes medidas. ¿Se le está pidiendo a RAPUNZEL que ponga el hombro?
PREGUNTA: ¿TIENE USTED INFORMACIÓN COLATERAL SOBRE ESTE PUNTO?
FIELD
SERIAL: J/38, 770, 201
RUTA: LÍNEA/ZENITH-ABIERTA
A: ROBERT CHARLES
DE: VICTORIA 10:57, 14 DE JULIO, 1960
TEMA: CHICAGO
Juego ilegal abundante en el feudo del noventa y cinco por ciento. Los jefes de la Policía local son vasallos de los tenientes de Robert Apthorpe Ponsell. Los jefes de Policía exigen comida para sus caballos. Se dice que hay grandes provisiones de avena. Fuente: Jeb.
VICTORIA
«El feudo del noventa y cinco por ciento» era una referencia obvia a West Virginia, pero me llevó tiempo interpretar quién o qué era «Jeb». De pronto pensé que podía tratarse de J. Edgar Hoover, a quien llamaban Buda. Volvía a topar con el FBI. Robert Apthorpe Ponsell debía de ser RAPUNZEL.
SERIAL: J/38, 771, 405
RUTA: LÍNEA/VAMPIRO-DESVÍO ESPECIAL
A: VAMPIRO-A
DE: FIELD 12:32, 15 DE JULIO, 1960
TEMA: DESCUIDADO
Continuación de la transcripción del 12 de abril:
WILLIE: ¿Me estás diciendo que estuviste cuarenta y ocho horas con Sam Flood y no se te insinuó?
MODENE: Me llevó a reuniones con su gente, a restaurantes. A todas partes. Como siempre me cogía del brazo, supongo que todos habrán pensado que era su chica. Eso le bastaba.
WILLIE: Pero ¿cómo lo mantuviste a distancia?
MODENE: Le dije que estaba enamorada de Jack Kennedy y que soy mujer de un solo hombre. Él dijo que estaba bien. Tiene una cantante, una rubia. Es famosa, me dijo. «Si supieras su nombre te caerías de espaldas.» Luego agregó que él también era un hombre fiel. Traté de que me dijese su nombre, pero no lo conseguí.
WILLIE: ¿Cómo podía hablar de negocios delante de ti?
MODENE: Él y sus amigos hablan en siciliano, y debe de ser un dialecto especial porque cuando le dije que iba a estudiar italiano para entender lo que decían, pensé que nunca pararía de reír. «Querida —dijo—, puedes ir a la escuela durante veinte años que jamás aprenderás una sola palabra de mi idioma. Debes nacer hablándolo.» Me supo mal. Jamás en la vida nadie ha conseguido que me enfade tanto. Le repliqué: «No estés tan seguro. Puedo aprender cualquier cosa».
WILLIE: Qué ingenua eres. Ese hombre es un gángster.
MODENE: ¿Acaso crees que no me había dado cuenta?
WILLIE: ¿Tienes idea en lo que te estás metiendo?
MODENE: No soy ciega. Algunos de los que lo rodean tienen hombros tan anchos como un camión, y narices quebradas que les ocupan la cara entera. ¡Y los nombres! Scroonj, Dos Dedos, Ruedas, Mostaza, Petardos, Tony Tetas, Brunzo. Les sorprende que recuerde sus nombres. ¿Cómo es posible olvidarlos?
WILLIE: ¿Todo lo que hiciste en Chicago fue acompañarlo?
MODENE: A todas partes. ¡A tantos clubes nocturnos! Es tan poderoso. Fuimos a un restaurante que estaba repleto. Pero un par de camareros levantaron una mesa con la comida a medio consumir y platos para seis personas y la llevaron a un vestíbulo. Las seis personas tuvieron que trasladarse allí. Luego nos trajeron una mesa para dos. Él ni siquiera lo agradeció con la cabeza. Con levantar un dedo puede hacer que cierren el restaurante. Imagínate. Me sentí muy mal por los que tuvieron que mudarse.
WILLIE: ¿De verdad?
MODENE: En realidad, no. Me encanta ser el centro de la atención, y eso es algo que siempre se consigue estando con Sam. La verdad es que me sentí como Frank Sinatra. En el restaurante todos se fijaban hasta en cómo me llevaba el tenedor a la boca, y eso me gusta. Soy feliz haciendo girar un tenedor si sé que la gente me mira.
WILLIE: Deberías ser modelo.
MODENE: Pude haberlo sido.
WILLIE: ¿Sigues creyendo que no es peligroso tener una relación con Sam?
MODENE: Digamos que si alguna vez bebo demasiado, podría cometer ese error, pero siempre cuento las copas. Y Sam se portó como un caballero. Conversamos mucho acerca de los Kennedy. Odia al padre de Jack. Dice: «Joe hizo más dinero que yo con el negocio del alcohol. Podría dar clases de cómo engañar a la gente. De hecho, me engañó a mí». Y se rió de esa manera loca que tiene. Después se limpió la boca y dijo: «Jack puede ser el chico bueno de esa familia. No tiene miedo de hablar con la gente. ¡Pero Nixon! Imposible confiar en él. Es íntimo de los camisas almidonadas. Los ricachones. Magnates como Howard Hughes y los petroleros. A esos ricachones les gusta creer que tipos como yo no existen. De modo que haría negocios con Jack y no con Nixon. Sólo que no sé. Ese hermano suyo, Bobby, intentó hacerme pasar por tonto en público. A lo mejor Bobby no conoce el viejo refrán italiano: "La venganza es un plato". Cuando te conozca mejor, te diré cómo termina el refrán». Y volvió a echarse a reír. Le dije: «Podrías tener un problema». «¿Yo? —respondió—. No tengo problemas sin soluciones», y volvió a reírse con ganas.
PREGUNTA: ¿CÓMO INTENTÓ BOBBY KENNEDY HACER PASAR POR TONTO A SAM FLOOD? SEGUNDA PREGUNTA: ¿CUÁL ES LA SEGUNDA PARTE DE «LA VENGANZA ES UN PLATO»?
MODENE: Sam y yo volvimos a Miami el lunes por la mañana temprano, e insistió en llevarme de compras hasta la tarde, cuando Jack iría al Fontainebleau. Déjame decirte que Sam sabe comprar. Distingue los brillantes auténticos de los falsos a cien metros de distancia.
WILLIE: Pues yo también. Aunque no tenga brillantes. (12 de abril de 1960.
Continuará
.)
Dejaré aquí esta noche y terminaré mañana por la noche. Si es posible, responda por favor a mis preguntas.
FlELD
SERIE: J/38, 776, 214
RUTA: LÍNEA/ZENITH-ABIERTA
A: ROBERT CHARLES
DE: VERANO 23:37, 15 DE JULIO, 1960
TEMA: PLATOS
Respuesta a primera pregunta: De la Comisión Especial para las Actividades Ilegales en el Campo de la Administración Laboral, Senador McClellan, Presidente, 86.° Congreso,
1.a
sesión, 9 de junio de 1959, líneas 18.672 a 18.681:
SR. KENNEDY: ¿Puede decírnoslo? Si encuentra oposición de alguien, ¿se libra de él haciendo que lo metan en un baúl? ¿Es eso lo que hace, señor Giancana?
SR. GIANCANA: Me niego a responder porque, honestamente, creo que cualquier respuesta podría incriminarme.
SR. KENNEDY: ¿Puede decirnos algo acerca de cualquiera de sus cuatro operaciones, o se limitará a reírse tontamente cada vez que le hago una pregunta?
SR. GIANCANA: Me niego a responder porque, honestamente, creo que cualquier respuesta podría incriminarme.
SR. KENNEDY: Hasta hoy estaba convencido de que sólo las niñitas reían tontamente, señor Giancana.
Respuesta a segunda pregunta: El OSS, mientras trabajaba clandestinamente en Italia en 1943, topó con el siguiente ejemplo de sabiduría siciliana: «La venganza es un plato que se come frío».
VERANO
SERIAL: J/38, 780, 459
RUTA: LÍNEA/VAMPIRO-DESVÍO ESPECIAL
A: VAMPIRO-A
DE: FIELD 23:44,
15 DE JULIO, 1960
TEMA: DESCUIDADO
Gracias por su pronta respuesta a las preguntas. Continuación de la transcripción AURAL-BARBA AZUL, del 12 de abril:
MODENE: En realidad, podría haber seguido haciendo compras con Sam en lugar de correr de regreso al Fontainebleau, porque tuve que esperar a Jack muchísimo tiempo. Cuando finalmente llegó, pensé que estaba tomando alguna medicina. Tenía la cara hinchada. Sonrió y dijo: «Ya ha empezado otra vez. Me duelen los pies». «No te preocupes —dije—, estás espléndido.» Pero cuando nos besamos, me di cuenta de que no estaba con ánimo para hacer el amor.
WILLIE: Eso debe de haberte fastidiado.
MODENE: Me sentí próxima a él. ¡Qué cumplido! Venir a verme cuando se sentía exhausto. Comimos unos sandwiches y bebimos vino. Y volvió a hablar de nuestra isla desierta.
WILLIE: Me pregunto si él y su mujer seguirán juntos en caso de que no sea elegido presidente.
MODENE: Como te imaginarás, ya he pensado en eso.
WILLIE: ¿Tienes esperanzas?
MODENE: Sólo puedo decirte que nunca me sentí tan cerca de Jack. Se hizo de noche y nos quedamos en silencio, sentados. Luego tuvo que irse. Me dijo que ésa podía ser nuestra última cita durante algún tiempo, ya que dedicaría todo su esfuerzo a West Virginia. Aun cuando gane allí tendrá días y noches dedicados por entero a la convención de julio. Pareció entristecerse al pensar que estaríamos separados. Tomó mis manos entre las suyas, y me dijo: «Creo que no son tiempos propicios para nosotros dos, pero podremos sobrellevarlo, ¿verdad?» Tuve que esforzarme para no llorar.
WILLIE: Yo en tu caso no habría podido evitarlo.
MODENE: Lo malo es que no sé qué clase de vida llevar. Después de haber conocido a Frank y Jack, ¿con qué hombres puedo andar?