Read El Hombre Multiorgásmico Online
Authors: Mantak Chia & Douglas Abrams Arava
PENETRACIÓN PROFUNDA
Después de penetrar profundamente, la mayoría de los hombres retroceden toda la longitud de la vagina de su compañera, lo que hace que el glande (su punto más sensible) reciba una intensa frotación. Si tienes dificultades para mantener la erección, este movimiento de entrada y salida está especialmente indicado para ti (ver el ejercicio de Entrada Suave, en el capítulo 8) pero, como puedes imaginar, también es muy excitante y normalmente lleva a una eyaculación rápida.
Por esta razón, los maestros taoístas desarrollaron el movimiento de penetración profunda en vertical. Este movimiento utiliza la base del pene, nuestro punto menos sensible, para estimular el clítoris de nuestra pareja, su punto más sensible (ver figura 21). A la hora de posponer la eyaculación los beneficios de este movimiento son evidentes. En lugar de retirarte, puedes quedarte dentro de tu pareja y moverte repetidamente arriba y abajo. Esto será especialmente importante cuando ella esté en medio de un orgasmo y desee que te quedes dentro pero tu te encuentres al límite.
Recuerda que la proximidad del clítoris femenino a la vagina es variable, lo que puede ser una de las razones por las que algunas mujeres tienen orgasmos durante el coito con más facilidad que otras. Algunas mujeres podrán ser estimuladas en el clítoris con este movimiento vertical de penetración profunda, pero otras necesitarán la ayuda de tus dedos. En cualquier caso, este movimiento te ayudará enormemente en los episodios más intensos del encuentro amoroso.
DISTINTAS DIRECCIONES
Además de la profundidad, la dirección de la penetración también puede variar. Según la medicina china, las diversas partes de la vagina, como las del pene, se corresponden con los órganos y glándulas del cuerpo (ver figura 22). Para satisfacer y energetizar verdaderamente a tu pareja tienes que estimular toda su vagina cuando haces el amor. Quizá te parezca que eso supone mucho trabajo y no podrás hacerlo en todas las ocasiones, pero cuanta más superficie de su vagina puedas masajear con el pene, mejor.
Comienza con una penetración superficial, de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Después penetra profundamente y, permaneciendo es esa posición, utiliza la base del pene para frotar, arriba y abajo, el clítoris de tu pareja; el glande de tu pene rozará suavemente con el cuello del útero. Ahora retírate formando un ángulo, lo que estimulará sus paredes vaginales. (Una vez que hayas aprendido a diferenciar entre penetración superficial y profunda, puedes dedicarte a explorar la profundidad media.) Recuerda que las mujeres tienen diversos puntos de gran sensibilidad, por tanto penetrar en distintas direcciones optimiza tus probabilidades de satisfacer a tu compañera.
Además de la profundidad y la dirección, también puedes variar la velocidad de la penetración. El médico Li Tung-hsüan Tzu, que vivió en el siglo séptimo, describe poéticamente nueve tipos distintos de movimientos de penetración que ofrecen a tu pareja gran variedad de profundidades, direcciones y velocidades:
Al final, acabarás incorporando todos los movimientos aprendidos a tu propio ritmo pélvico, que dependerá de las circunstancias concretas y del placer que desees sentir.
La mayoría de los hombres, cuando penetran, sólo estimulan una pequeña parte de la vagina de sus parejas. Esta es la razón por la que el kung fu avanzado requiere «enroscar o atornillar» más que «penetrar». Estas palabras describen perfectamente la acción en espiral que el Tao sugiere para dar placer a tu pareja (y a ti mismo). En lugar de moverte hacia adelante y hacia atrás, debes girar las caderas o, en el caso ideal, el sacro, dibujando medios círculos, primero en un sentido y después en el otro. Un hombre multiorgásmico explicó así su técnica: «Entro y salgo en círculo. Juego con un lado y luego con el otro. Entro primero a nivel superficial y después voy a fondo, jugando con un lado y después con el otro. Y después describo muchos más círculos. He descubierto que a muchas mujeres les encanta, especialmente cuando están teniendo los últimos orgasmos».
Los amantes más experimentados de todo el mundo han descubierto la efectividad de mover las caderas cuando hacen el amor, y muchos hombres han descubierto que balancear los hombros al principio les ayuda a rotar el sacro o las caderas, aunque éstas no son tan sutiles y efectivas como el primero, que está situado en el centro de la pelvis (ver figura 23).
Según el Tao, el sacro controla el pene. Según el Tao, un clavo (que penetra directamente) sale fácilmente, pero un tornillo (que se atornilla) es mucho más permanente. Elvis Presley utilizó estos giros pélvicos (en realidad, sacrales) sobre el escenario causando un tremendo impacto y ganándose una inmensa popularidad; tú recibirás esa misma acogida en el dormitorio una vez que domines la técnica.
La vieja y conocida penetración enérgica, esa que hace crujir los muelles del colchón, también tiene su tiempo y lugar, especialmente si a tu pareja le gusta la penetración profunda y tú dispones de un gran control. Un hombre multiorgásmico explicó: «Habitualmente, a las mujeres les gusta la penetración profunda en una fase posterior, cuando se han relajado. Si se hace demasiado pronto, puede resultar dolorosa. Por eso, a medida que avanza la noche, me doy cuenta de que penetro más profundamente porque su pasión ya las ha preparado. Si es demasiado para mí, entonces tengo que respirar y, si es absolutamente necesario, a veces me retiro y uso la lengua y los dedos». Uno de los beneficios de utilizar un preservativo (que discutiremos más adelante en la sección llamada «Cuándo empezar: algunas palabras sobre la práctica sexual segura», más adelante en este mismo capítulo) es que, como insensibiliza tu pene, puedes hacer el amor durante más tiempo, especialmente si tu pareja quiere que la penetres vigorosa y profundamente. Pero debes asegurarte de permanecer en conexión con tus órganos sexuales y de vigilar el ritmo de tu excitación. Cuanto más practiques, más controlarás y menos tendrás que retirarte. Un hombre multiorgásmico explica lo que hace cuando se acerca al punto de No Retorno: «Cuando estoy haciendo el amor y empiezo a sentir que me voy a ir, intento escuchar mi cuerpo y compartir con mi pareja dónde estoy y lo cerca que me encuentro. Si estoy muy cerca, me detengo y practico la respiración profunda, eso hace que mi cuerpo se relaje».
Casi siempre es mejor empezar con penetraciones lentas o espirales
(la práctica taoísta es justo lo opuesto de esa sensación apresurada, breve y egoísta, que según la opinión popular define la sexualidad masculina: «Pim, pam, pum; gracias, señora»). Como toda práctica física y espiritual, hacer el amor requiere disciplina e innovación. Te interesan dos cosas: una pauta general de penetración con giro que resulte placentera y una variedad de cambios espontáneos en la profundidad, velocidad y dirección.
ENCONTRAR EL CAMINO
Rotar el Sacro
Al principio, las rotaciones probablemente procederán de las caderas o de la pelvis, ya que, a menos que practiques frecuentemente el baile latino o africano, no estarás acostumbrado a rotar el sacro. Date un poco de tiempo y al final conseguirás moverte en espiral, «enroscar», moviendo el sacro sutilmente. Para aislar y distinguir el sacro, ponte una mano sobre el pubis y otra sobre el sacro y trata de dibujar una espiral, primero hacia la izquierda y luego a la derecha. El paso siguiente es intentar inclinar el pene hacia arriba empujando el coxis (la base del sacro) hacia adelante (curvando ligeramente la espalda); después intenta inclinar el pene hacia abajo mientras empujas el coxis hacia atrás (arqueando ligeramente la columna). Una vez que has aislado el sacro puedes realmente hacer el movimiento de giro.
Introdujimos la Gran Aspiración en el capítulo 3, pero ahora te proponemos una variante que puedes practicar con tu pareja. Cuando practiquéis la Gran Aspiración durante el coito, ambos intentaréis multiplicar y expandir vuestros orgasmos dentro de vosotros.
En el ejercicio de la Unión de Almas descrito más adelante en este mismo capítulo, aprenderás a intercambiar energía sexual con tu pareja, pero de momento simplemente aprende a hacer circular la energía sexual dentro de tu cuerpo.
Hemos dividido esta práctica en sus etapas consecutivas para que puedas aprenderla más fácilmente, pero cuando la utilices con tu pareja, las etapas deben mezclarse, produciendo una experiencia fluida y airosa.
Al principio te puede resultar difícil evitar la eyaculación teniendo en cuenta todas las sensaciones placenteras y el intenso deseo que te provoca tu compañera. Debes tener en cuenta que estás practicando y entrenando a tu cuerpo y que, cada vez que logras el éxito, haces que resulte más sencillo la próxima vez.
Debes aspirar la energía durante el tiempo comprendido entre el momento en que comienzas a excitarte y el momento en el que el orgasmo es inminente. Si esperas demasiado, no podrás evitar la salida del semen. Cuando puedas distinguir entre orgasmo y eyaculación, serás capaz de aspirar la energía al tiempo que sientes las contracciones genitales de la fase contráctil, expandiendo el orgasmo a todo el cuerpo.
Si tienes problemas para elevar la energía hasta la cabeza, aspírala en primer lugar hasta el coxis y siente cómo entra en el sacro y en el punto de tu columna situado justo a la altura del ombligo; desde ese punto puedes verterla en éste. Una vez almacenada allí, intenta elevarla hasta la cabeza.
HABLAR CON TU PAREJA
Al principio, las prácticas del kung fu sexual pueden parecer un poco extrañas, una interrupción de la relación amorosa, pero pronto se harán más naturales y serán parte de un estilo de hacer el amor mucho menos frenético, mucho más placentero y significativo. Pero, entretanto, tendrás que contar con el apoyo y la paciencia de tu pareja, por lo que es importante explicarle lo que estás haciendo. Un hombre multiorgásmico recuerda: «Mi novia respondió de forma muy abierta y positiva. Evidentemente su reacción estuvo influenciada por el hecho de que rápidamente nuestra práctica sexual se fue haciendo más hermosa. También fue muy importante el hecho de que yo practicara en soledad, por lo que raras veces tuve que interrumpir el coito para controlar la eyaculación. Obviamente, tuve que explicarle lo que estaba haciendo para que pudiera entender el proceso».
Puedes animar a tu pareja a leer el capítulo 6, pero si el tiempo y la pasión te niegan esa oportunidad, querrás al menos explicarle en unas pocas palabras jadeantes lo que estás haciendo. Un hombre multiorgásmico describió así su forma de explicar la práctica: «Digo a la mujer con la que estoy que mi filosofía sexual actual es la filosofía taoísta. Y le pido ayuda. Habitualmente espero a estar un rato en la cama con ella y después le digo: “Va a llegar un momento en el que necesitaré tu ayuda para detenerme. Quizá tenga que retirarme, ¿sabes?, quizá necesite ir un poco más despacio”. Les informo de por qué quiero hacerlo así y de cuál es mi forma de pensar. Descubro que las mujeres lo respetan realmente, les encanta escucharlo y las resulta excitante».
Es esencial que tu pareja esté lo suficientemente informada como para poder apoyarte en la realización de la práctica. Como explicó un hombre multiorgásmico: «Cuando empiezo a sentir que mis dispositivos de bombeo quieren empezar a trabajar, tengo que bajar el ritmo más a menudo, respirar y hacer las prácticas. Entonces es cuando empiezo a decirles qué es lo que estoy haciendo y por qué lo hago, por qué es importante para mí y por qué creo que puede serlo para ambos.