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Authors: César Millán,Melissa Jo Peltier

Tags: #Adiestramiento, #Perros

El líder de la manada (28 page)

BOOK: El líder de la manada
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Desgraciadamente, ésta es la clase de liderazgo que algunos de mis clientes muestran con sus perros. Son emocionales, fácilmente irritables y frustrados, temerosos, débiles o airados. También se muestran inconsistentes en los mensajes que envían, de modo que sus perros no saben qué esperar. ¿Es mi dueño el líder de la manada? ¿Lo soy yo? Un perro confuso es un perro infeliz. Aunque puede que siga siendo la norma en Wall Street, el liderazgo disonante no sirve en el reino animal.

El otro tipo de liderazgo que describe el autor es el
liderazgo resonante
: «Un signo de este tipo de liderazgo es un grupo de seguidores vibrando con la energía entusiasta y positiva. Un dictamen fundamental de este liderazgo básico es que la resonancia amplía y prolonga el impacto emocional del liderazgo»
[9]
. Éste es en suma el tipo de liderazgo que yo llamo
sereno y firme
, y que por supuesto emana de una energía serena y firme.

Crear una energía serena y firme

Una cosa es comprender lo que la energía serena y firme es, y otra distinta es saber cómo crearla y cómo mantenerla, tanto si estamos con nuestros perros, nuestra familia, nuestro jefe o nuestros compañeros de trabajo. En
Inteligencia emocional
, Daniel Goleman cuenta una historia fascinante acerca de un combate entre las tropas norteamericanas y vietnamitas al principio del conflicto de Vietnam. De pronto, en mitad de un tiroteo, una fila de seis monjes apareció y comenzó a caminar por el margen de los campos de arroz que separaban a ambos bandos, directamente hacia la línea de fuego. Uno de los soldados norteamericanos, David Bush, describió del siguiente modo el incidente: «No miraron ni a derecha ni a izquierda. Simplemente cruzaron. Fue algo muy raro porque nadie los disparó. Y de pronto yo me quedé sin ganas de combatir. Tuve la sensación de que no quería seguir con aquello, al menos durante aquel día. Debió de ocurrirle algo parecido a todo el mundo porque todos dejamos de disparar. Así, sin más»
[10]
.

¿Qué hicieron los monjes para crear aquel hecho maravilloso? Pues enviar intensas señales emocionales, señales de paz que al parecer resultaron más fuertes que las de odio que partían de los soldados inmersos en la lucha. Aunque este ejemplo sea muy extremo, podrá darnos una idea de cómo la fuerza y la intención de la energía que proyectamos puede afectar intensamente y cambiar a quienes nos rodean. Goleman lo describe como «establecer el tono emocional de una interacción», que es «un signo de dominancia en un nivel profundo e íntimo; significa conducir el estado emocional de otra persona»
[11]
. Lo que en realidad hace una persona fuerte para controlar la energía de otro es «sincronizar» su ritmo biológico para que trabajen juntos y no separados: «La persona que posee la expresividad más convincente, o la más enérgica, es típicamente la que marca la pauta de esa sincronía... la sincronía emocional es la clave de la influencia».

Para conseguir este don de la influencia emocional y llegar a ser un líder resonante, una persona debe dominar los cuatro aspectos de la inteligencia emocional. Las primeras dos implican el dominio del
autoconocimiento
y del
autocontrol
. Estas capacidades es lo que permiten a todos los humanos poder llegar a ser líderes de una manada en el mundo natural si es que lo desean. «Los líderes que se conocen a sí mismos están siempre en sintonía con sus señales internas. Reconocen, por ejemplo, cómo les afectan sus sentimientos tanto a sí mismos como a sus resultados profesionales. En lugar de permitir que la ira termine desbordándose y explote, la localizan a medida que crece y son capaces de ver tanto su causa como su posible solución»
[12]
. Esto constituye una ventaja que tienes sobre tu perro, porque los seres humanos somos la única especie viva en el planeta que es capaz de llevar a cabo este proceso. Tu perro no puede reflexionar sobre cómo le hacen sentirse sus sentimientos. Sólo puede reaccionar. Pero tú, por el contrario, puedes reconocer una emoción y redirigirla antes de que se transforme en la energía que estás enviando a los demás. La parte de esta ecuación que corresponde al autocontrol significa que puedes controlar tus emociones antes de actuar.

Los otros dos ámbitos de la inteligencia emocional como los describe Daniel Goleman son funciones sociales que tu perro pone en práctica casi constantemente. Yo lo llamo
instinto
. La
consciencia social
o
empatía
significa estar en sintonía con las emociones y la energía de los animales que tienes a tu alrededor. La
gestión de relaciones
comporta las herramientas del liderazgo en sí mismo: gestionar las emociones e interacciones de tus seguidores. Cuando un perro dominante establece contacto visual con otro perro que se está acercando al plato de comida y ese otro perro se detiene y da media vuelta, eso es gestión de relaciones. Cuando un perro sumiso responde ante una muestra de dominancia tumbándose panza arriba, eso es gestión de relaciones. Sólo los humanos usamos con frecuencia estas herramientas para manipular o herir a los demás. Con los perros, la gestión de relaciones está siempre encaminada al bien de la manada: se busca preservar la armonía social, reducir los conflictos y asegurar la supervivencia.

Comprender y perfeccionar las habilidades en estos cuatro ámbitos es clave para crear la clase de energía adecuada que hay que proyectar sobre nuestros perros.

Técnicas

Llegar a ser un líder de la manada sereno y firme no es un estado que se alcance de la noche a la mañana. Muchos de nosotros hemos sido condicionados desde una temprana edad para dudar de nosotros mismos, para que nuestra autoestima sea baja o para creer que ser firme es lo mismo que ser agresivo. En muchas ocasiones nos dejamos conducir por nuestras emociones o simplemente no somos conscientes de nuestro estado de ánimo o de nuestros sentimientos. Mis clientes siguen sus propias rutas para alimentar esta energía en su interior, y no hay un camino que seguir paso a paso y que yo pueda explicar. La energía serena y firme proviene del interior hacia el exterior, y ésa es la razón de que las siguientes técnicas puedan resultar útiles para cultivarla.

En las centurias que precedieron al siglo XIX, la mayoría de las interpretaciones teatrales eran algo muy «externo». Los distintos estilos de interpretación eran llamativos, sentimentales y grandilocuentes. Los actores alzaban mucho la voz, lo cual era necesario para proyectar el sonido en auditorios y grandes teatros. La mayor parte de las obras estaban escritas en un lenguaje exagerado o encopetado. Pero en la Rusia del siglo XX, el actor y director de escena Konstantin Stanislavski propuso un nuevo método de interpretación. Su idea revolucionaria consistía en que los actores buscasen en su interior y actuaran desde dentro hacia fuera. Actuar sería entonces una experiencia psicológica y emocional, basada en experiencias verdaderas, y el objetivo de un actor sería resultar creíble. Stanislavski y más tarde el norteamericano Lee Strasberg nos enseñaron que el poder de la imaginación se puede emplear para alterar la consciencia de un actor. Se entrenaban actores para que supieran relajarse, concentrarse y se les enseñaba a emplear técnicas de memoria sensorial que les permitieran recordar emociones personales del pasado para poder así dar vida a sus personajes. El Método, que es como ahora se le conoce, es algo más que un simple fingimiento de sentimientos, como la ira, la felicidad o la pena; se trata de aprender a recuperar recuerdos enterrados, llenos de verdadera emoción y aplicarlos a la escena dramática que se está interpretando. Cuando ves en escena a un gran actor, te sientes contagiado de la energía de la emoción que está interpretando.

Ésta es la razón por la que cuando intento transmitir a mis clientes cómo controlar el poder de la energía serena y firme muchas veces sugiero que empleen las técnicas de interpretación. Mucho antes de que conociese a algún actor o supiera lo que era el Método, le pedía a la gente que intentase recordar un momento en su vida en que se hubiera sentido muy poderoso y que mantuvieran esa sensación en la cabeza cuando sacaran a pasear al perro. Cuando llegué a Los Ángeles, aprendí que lo que yo sugería era una forma muy sencilla de aprendizaje que siguen la mayoría de actores profesionales. Muchos de ellos basan los personajes de ficción que interpretan en personas reales que conocen. En
El encantador de perros
recomendaba a mis clientes que se imaginasen como a una persona o un personaje que encarnase el espíritu del liderazgo. Para Sharon, una actriz avezada en el uso de la imaginación con este fin, era el personaje de Cleopatra el que le proporcionaba esa confianza y la ayudaba a sentirse al mando cuando salía a pasear con Julius, un animal bastante asustadizo. Con otros clientes hemos pasado por todo tipo de personajes, desde Superman a Bruce Springsteen, pasando por Oprah Winfrey... ¡y hasta por la propia madre! De hecho, yo mismo, cada vez que hago el ruido ¡chisst! lo hago recordando a la mía. No es un ruido que tenga nada de mágico; es simplemente que tiene un significado especial para mí, porque era el modo en que ella nos pedía que nos comportáramos cuando éramos niños.

Si quieres saber más acerca de estas técnicas hay muchos libros en los que se habla de las bases del Método; incluso podrías tomar algunas clases de interpretación, o si conoces a algún actor, invítale a un café y pregúntale por los trucos que usa cuando tiene que dar vida a un personaje. No es que tengas que aprender a interpretar a Shakespeare. ¡Tu perro no es un crítico de teatro, pero sí se tiene que creer tu interpretación!

Al igual que los ejercicios de interpretación, las
técnicas de visualización
constituyen otro comportamiento que sugiero a mis clientes cuando tienen dificultades con el concepto del liderazgo firme y sereno. Aunque hay quien puede encontrar este sistema algo simplista, miles de atletas, altos cargos, líderes mundiales, estudiantes, militares, periodistas y muchos más nunca empiezan a trabajar o ni siquiera salen de su casa por la mañana sin haber dedicado un momento a su visualización. A veces implica tomarse un momento para recrear en la imaginación el evento al que hemos de enfrentarnos y enfocarlo de un modo positivo, escribiendo mentalmente una historia con un final feliz. Si se trata de un cliente que tiene problemas a la hora de pasear a su perro, una vez corregidas sus técnicas físicas, le pido que se trace un «guión mental» del paseo. Como nos decía Tina Madden, la dueña de NuNu, en su historia del capítulo 1, cuando estaba en pleno proceso de transformación de NuNu —y de su vida—, para ella era muy importante imaginarse a sí misma pasando sin inmutarse ante perros que le ladraban. Hay quien lleva esta visualización a su extremo, que es la autohipnosis. Psicólogos, psiquiatras y gurús de autoayuda han escrito mucho acerca de la visualización y la autohipnosis, y todos te dirán que la visualización necesita práctica para ser verdaderamente eficaz. Seguramente no conseguirás nada la primera vez que lo intentes, pero la mente va ganando en fuerza cada vez que haces esos ejercicios.

El
monólogo interior
es otra técnica eficaz que puede mejorar drásticamente la comunicación entre tu perro y tú. Muchos de mis clientes hablan constantemente con sus perros. Utilizan frases completas sobre asuntos que van desde lo que el perro quiere para cenar hasta el estado de la política internacional. Esta terapia es buena para los humanos, por supuesto, pero no suele ser un modo fructífero de mejorar el comportamiento de tu mejor amigo. Muchas veces, cuando le pides al perro que haga algo usando palabras, en realidad deberías dirigirte a ti mismo. Por ejemplo Brian y Henry, los dueños de Elmer, un beagle con un problema crónico de aullidos, estaban predispuesto a tener problemas incluso antes de salir de casa para dar su paseo diario. Elmer estaba ya excitado y nervioso antes de que tan siquiera le hubieran puesto la correa, y luego siempre intentaba salir de casa delante de ellos. Como ambos habían visto mi programa, sabían que se supone que el dueño debe salir antes que el perro, así que ¿qué hicieron? Pues ¡hablar con Elmer! «No, Elmer. Nosotros primero. ¡Nosotros primero!». Por supuesto Elmer no entendía ni una palabra, pero sí podía percibir que la energía que latía detrás de ellas era débil, frustrada, incapaz e insegura. El monólogo interior de sus dueños era éste: «Ay, Dios; ¡Elmer va a volver a salir delante y no vamos a poder demostrarle que somos sus líderes! ¡Hay que impedirlo!». ¿Quién estaba al mando de la situación? Elmer, por supuesto. Su energía y su intención era mucho más fuerte que la de ellos, aunque intelectualmente sus dueños supieran que
debían
ser ellos quienes precedieran al perro.

Cuando evocamos al líder de la manada sereno y firme que llevamos en nuestro interior, algunas personas son más emotivas, otras más visuales y otras más verbales. Las más verbales prefieren utilizar primero las palabras, antes de poder acceder a los sentimientos o los sentidos. Por eso sugiero a estos clientes que tengan una conversación consigo mismos cada vez que se encuentren con deseos de mantener una conversación verbal con su perro. Habitualmente los perros responden mejor cuanto menos ruido haya su alrededor y quien les manda refuerza su energía recogiéndose sobre sí mismo. Cuando se trata por ejemplo de declarar la posesión de un mueble, céntrate y di en silencio: «éste es
mi
sofá». Utiliza tu propio cuerpo para indicar que es de tu propiedad y repítete una y otra vez esa idea. Hablándote a ti mismo estás cambiando gradualmente tu mente, tu cuerpo, tus emociones, y al final, tu energía. Es tu energía lo que le va a hablar al perro. En otras palabras: hablarte a ti mismo es un modo mucho más rápido de comunicar tu energía al perro que intentar usar lenguaje humano para razonar con él, por persuasivo que puedas ser, por fuerte que grites o por educadamente que se lo pidas.

Hay otros métodos también muy eficaces que los triunfadores de los muchos paseos de la vida utilizan para reforzar su confianza y su fuerza. Algunos escuchan grabaciones de motivación como las de Anthony Robins. Otros repiten
afirmaciones positivas
, o las escriben en pequeñas notas y las dejan por toda la casa, como en el espejo del cuarto de baño, en la puerta del frigorífico... o encima de la percha en la que cuelgan la correa del perro. Otros leen
citas inspiradoras
y libros con
inspiraciones diarias
. La música es una de las fuentes capaces de desencadenar las más intensas respuestas emocionales. Mi coautora hace distintas compilaciones de música en su iPod en función de su estado de ánimo: algunas las escucha antes de una reunión de trabajo o en situaciones estresantes como ayuda para su motivación; otras para calmarse cuando se siente ansiosa, o para alegrarse cuando está triste. Otros clientes me han dicho que practican yoga, meditación y tai chi, y que leen textos espirituales como la Biblia para conectar con su lado más espiritual y convocar su fuerza interior intuitiva. Por mi parte yo, cuando a la edad de 8 años empecé a sentirme frustrado y a volverme agresivo en casa, viviendo ya en Mazatlán, mis padres tuvieron la excelente idea de enviarme a aprender artes marciales, que es donde aprendí por primera vez a concentrar mi energía y a transformar lo negativo en positivo. Brandon Carpenter, el reputado entrenador de caballos con una visión similar a la mía respecto a la conexión hombre-animal, también estudió artes marciales y fue así como aprendió a controlar emociones, energía y cuerpo todo al mismo tiempo.

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