El líder de la manada (35 page)

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Authors: César Millán,Melissa Jo Peltier

Tags: #Adiestramiento, #Perros

BOOK: El líder de la manada
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8. Si tu perro sufre un accidente y debes salir corriendo a urgencias, te encontrarás lleno, y es comprensible, de todo tipo de emociones: pánico, preocupación, histeria... Si proyectas todo esto a tu perro lo que estarás consiguiendo es hacer crecer su miedo, lo cual desembocará en una aceleración del ritmo cardiaco que empeorará cualquier situación de vida o muerte. Si te encuentras en esta circunstancia, imagina que eres médico. Los médicos nunca llegan al lugar de un accidente y dicen: «¡Ay, Dios mío, estás sangrando! ¡Si no nos damos prisa, morirás!». Estos profesionales siempre se mantienen serenos y firmes, y al comportarse así relajan a la víctima y le ayudan a conservarse con vida. Debes grabarte a fuego en la memoria lo siguiente: «Cuando mi perro está en una situación estresante, no puedo pensar como lo haría su dueño, sino como lo haría un médico». Intenta prepararte para ello antes de que ocurra. No querrás ponerte a prueba cuando ya esté ocurriendo. Intenta practicar para que, llegado el caso, sepas exactamente lo que debes hacer.

Ir al parque para perros

1. Al igual que cuando vas a salir a dar un paseo, tu perro estará pendiente de todas las pistas que dejes caer. Si realizas alguna tarea rutinaria antes de ir al parque para perros (como por ejemplo, ponerte unos zapatos determinados, meterte al bolsillo las llaves del coche), el perro se dará cuenta inmediatamente y se pondrá nervioso. Muchos de mis clientes le dicen al perro con voz almibarada: «Oye, Smoky, ¿quieres que vayamos al parque?». Presta atención a todos estos detalles y asegúrate de que tu perro está sumiso y tranquilo mientras tú realizas todos estos rituales. La excitación es natural, pero debes ser tú quien la desencadene y no él. Si tu perro está ya sobreexcitado antes de salir, estarás muy cerca de tener un perro descontrolado en el parque.

2. Una vez hayas conseguido salir de tu casa de un modo relajado y ordenado, te enfrentarás al siguiente obstáculo: el coche. Una vez más, no debes permitir que salga disparado para subirse al coche en cuanto abras la puerta. A veces veo a gente conduciendo en dirección al parque con el perro dando saltos en el asiento de atrás, de pie apoyado en las ventanillas, jadeando de tal manera que todos los cristales del coche están empañados lo que, por supuesto, además de no ser bueno para el perro, puede provocar un accidente. Si quieres llevarte a tu perro a alguna parte, especialmente a un sitio en el que deba estar tranquilo, necesitas establecer unas normas para viajar en el coche.

3. Los perros son conscientes de su entorno a través del oído y la vista, pero sobre todo, del olfato, de modo que suelen excitarse incluso un par de manzanas antes de llegar al parque. Si tu perro hace esto, detén el coche y practica su obediencia hasta que se tranquilice.

4. Si todo el mundo hiciera caminar a su perro antes de llevarlo al parque, el resultado sería que habría muchos más perros y dueños felices y un montón de lugares seguros y agradables donde podrían jugar los perros. Es mucha la gente que considera el parque para perros un lugar para actividad física, e incluso un sustituto para el paseo. Pues
no lo es
. El parque para perros debe ser una actividad psicológica y social. Por supuesto que tu perro puede jugar hasta acabar agotado al final de la visita, pero antes de mezclarlo con otros perros debes agotar su energía física de un modo primario, de modo que no tengan que aguantar a un congénere frustrado y lleno de energía contenida. Si vives a una distancia razonable del parque, ve andando, y añade una mochila para perros de elevado nivel de energía. Si no tienes otro remedio que ir en coche, aparca a tres manzanas de distancia y camina a paso rápido, o ve corriendo hasta el parque y luego asegúrate de que el perro vuelva a su estado sereno y sumiso antes de entrar. Si haces esto, serás un modelo para el resto de propietarios de perros y ayudarás a crear una experiencia más saludable para todo el mundo.

5. Ha llegado el momento de entrar en el parque. Sé que mucha gente considera que éste es el momento en el que un perro puede correr libremente y hacer lo que se le antoje, pero una vez más, tu perro responderá de un modo mucho más positivo si le creas una estructura para la experiencia. Acércate despacio al parque y asegúrate de que tu perro se sienta en un estado sereno y sumiso antes de abrir la puerta. Que no haya muchos otros perros, especialmente perros sobreexcitados, arremolinados al otro lado de la valla esperando que entre el tuyo. Un modo de influir en esto es insistir en captar la atención sobre ti, y mantener a tu perro de espaldas a los demás hasta que pierdan interés y se alejen. Y una vez lo hayan hecho, es más seguro dejar entrar a tu perro, porque la existencia de contacto visual puede conducir a que los otros ataquen al tuyo o viceversa.

6. No puedes permitir que tu perro te haga entrar en el parque. Al igual que cualquier otra experiencia que incluya atravesar una puerta, abres tú y le invitas a entrar a él.

7. Muchos de mis clientes admiten que para ellos el parque es un descanso: los perros entran a jugar con los amigos y ellos pueden relajarse un rato. No podemos eludir nuestra responsabilidad ni aun en el parque. Cuando yo me dedicaba a pasear perros, primero me tomaba el tiempo de presentarle el parque a mis perros, luego estudiaba la clase de energía que había entre los presentes y cuáles podrían ser buenos y malos para los míos. No olvides que la energía es más importante que la raza. Si te fijas un poco, verás que los perros buscan de un modo natural una energía que refleje la propia: los juguetones con los juguetones; los más revoltosos con los que son como ellos; los tímidos con los tímidos. Igual que una zona de juegos llena de niños. Debes, por tanto, estudiar la situación y pedirle a tu perro que te siga como si fueras a presentarle a los niños que crees que serán una buena influencia para él.

8. Después deja que el perro haga lo que quiera durante diez o quince minutos, y luego vuelve a pedirle que te siga. De este modo el perro tendrá la libertad que la gente suele querer que tengan en los parques, pero tampoco perderá de vista el hecho de que el líder de la manada sigue ejerciendo el control. Esto es importante, porque si llegase a producirse alguna pelea querrás poder ordenarle a tu perro que se separe inmediatamente, y que él te obedezca en ese entorno.

La gente siempre me dice: «Pero ¡es que yo quiero poder charlar con mis amigos cuando estoy en el parque para perros!». Por supuesto, ése es otro de los grandes beneficios de este tipo de instalaciones: ¡sacar a los humanos de su aislamiento y reunirlos! Una vez hayas realizado los pasos que hemos detallado, llega el momento de sentarse, tomar un café, hacer las llamadas que tienes pendientes o charlar con los amigos. Pero siempre deberás estar mirando a tu perro por el rabillo del ojo para asegurarte de que todo marcha bien. Siempre y cuando la estructura y el liderazgo estén presentes, tu perro y tú disfrutaréis de un rato mucho más relajado en el parque.

Elegir un perro con el nivel de energía adecuado

1. En primer lugar, mira en tu interior y examina las razones por las que deseas tener un perro. ¿Vas a buscar un perro porque estás en un momento emocional bajo? ¿Te sientes muy, muy solo y tu perro será tu única alma gemela? ¿Te atrae sólo el aspecto de un determinado tipo de perro, ciertas marcas, ciertas formas? Todas estas razones son una bandera roja, y aunque son bienintencionadas, la persona que se acerca a un perro con esta actitud suele terminar teniendo grandes problemas con su animal de compañía. En primer lugar, debes ser sincero contigo mismo. ¿Cuál es tu energía? ¿Cuál es tu predisposición emocional? Debes dar respuesta a estas dos preguntas antes de disponerte a elegir un perro.

2. Todos los canes necesitan de un humano que pueda quererlos, mostrarles afecto, e incluso ser su «alma gemela». Ellos también buscan estas cosas. Pero lo que de verdad necesitan ante todo es un humano que pueda ser un sólido líder para ellos: que tenga un buen sentido común instintivo; que vaya a ofrecerles el ejercicio adecuado y la disciplina necesaria antes que afecto: que pueda ponerles reglas, fronteras y límites que les proporcionen una estructura sólida para sus vidas.

3. Después de haber leído este libro, deberías saber reconocer tu estado emocional, la clase de energía que posees y la clase de vida que vas a poder proporcionarle a un perro. Lo mejor es siempre buscar un perro basándote en la energía. El nivel de ésta en tu perro debería ser igual o menor que el tuyo.

4. Mucha gente hoy elige a sus perros en refugios y organizaciones de rescate, lo cual yo apoyo al cien por cien. Hay demasiados perros candidatos a la eutanasia sólo porque no tienen un hogar que los acoja. Pero cuando vayas a un refugio, tendrás que ser consciente de que el 90 por ciento de los perros que vas a encontrar llevan algún tipo de equipaje, alguna clase de «dificultad». Con un buen liderazgo, el 99 por ciento de ellos puede rehabilitarse por completo. Pero tendrás que prestar especial atención a su nivel de energía y ser sincero contigo mismo en cuanto a lo que vas a poder manejar. Si ves a un perro que tiene unos ojos preciosos que te recuerdan al perro que tuviste de niño, puedes cegarte al hecho de que hay otros signos que podrían desaconsejarle para ti.

5. Reconocer el nivel de energía en un refugio no es tarea fácil. Mis clientes suelen pedirme que los acompañe al refugio porque un ojo experto puede decir si un perro es de verdad hiperactivo si le ves saltar en su jaula, o si simplemente tiene mucha energía almacenada porque lleva encerrado demasiado tiempo. Cualquier perro que haya pasado un tiempo en una jaula mostrará síntomas de frustración a menos que esté descansando. Pueden ladrar, ir de un lado para otro, mordisquear un hueso. Si puedes permitírtelo, es siempre una buena idea llevar a un profesional contigo o a alguien que sea un experimentado dueño de perros o que tenga un perro cuyo comportamiento admires. Su perspectiva de la situación será mucho menos emotiva que la tuya.

6. Aunque lleves a un profesional o a un amigo contigo, siempre recomiendo que escuches los consejos del personal del refugio respecto del día a día de cualquiera de los perros. ¿Se mueve constantemente de un lado para otro, o se relaja un poco después de haber pasado un rato en libertad? ¿Cómo suele actuar cuando llegan visitas y cuando la gente a la que conoce se acerca? ¿Cuál es su comportamiento a la hora de la comida? ¿Y qué tal es con los demás perros cuando sale?

7. Si es posible y el refugio lo permite, date una vuelta con el perro. ¿Te dejarían dar una vuelta al edificio o al jardín unas cuantas veces? De ese modo podrás hacerte una idea más clara del temperamento del perro, una vez haya liberado un poco de la energía frustrada que lleva dentro. También te ayudará a saber si ese animal podría llegar a considerarte el líder de su manada.

8. Estar en un refugio es una experiencia muy emotiva y a veces descorazonadora. Te encuentras cara a cara con todas esas hermosas criaturas y ves de cerca cómo los humanos desilusionamos a la Madre Naturaleza una y otra vez. A veces te dirán que algunos de aquellos perros van a recibir la eutanasia si no se les encuentra un hogar. Pero si sólo confías en esas emociones como la razón por la que adoptar a un perro, estarás entrando en su vida con una energía débil. No le estarás haciendo un favor si lo adoptas sólo porque sientes lástima por él. Piénsalo bien. ¿Querrías que alguien te contratase a ti, o saliera contigo, o contrajera matrimonio contigo porque le inspiras lástima? Eso sería ponerte indefinidamente en un espacio débil e inseguro, ¿no crees? Lo mismo les ocurre a los perros. Intenta equilibrar tus emociones con el peso del sentido común, y piensa que si terminas devolviendo al perro al refugio porque no eres capaz de hacerte con él, será mucho más probable que tenga que enfrentarse a un final desdichado.

Llevar al perro a casa por primera vez

1. Si vives solo y vas a llevarte al perro a casa, a estas alturas ya sabrás la responsabilidad que supone. Y has sellado un compromiso: tendrás que darle a tu perro el 110 por ciento de ti mismo y a largo plazo.

2. Cuando te lleves un perro de un criador, o de la casa de otra persona, no querrás sacarlo de cuatro paredes y meterlo entre otras tantas. No importa lo bonita que sea tu casa, o lo grande y bonito que sea el jardín: estás cambiando al perro de emplazamiento. Nada más. Lo primero que tenéis que hacer es migrar juntos. Cuando aparques el coche, no lleves al perro inmediatamente dentro; dale agua y llévale a dar un buen paseo por los alrededores, de modo que se sienta cómodo con su nuevo territorio y que empieces a sentar las bases del proceso de unión contigo como líder de la manada.

3. Una vez ya en casa, recuerda que estás metiendo a un perro en un entorno desconocido. Has de entrar tú primero y después invitarle a él. Luego, en lugar de dejarle «investigar» por su cuenta, le llevarás a la zona que va a ser su guarida. Tendrás que poner los límites de su zona de descanso y dónde se le va a permitir estar. Poco a poco irás presentándole el resto de la casa, pero es importante empezar con una estructura estricta. No olvides que muchos de los perros rescatados han padecido una vida desestructurada por completo, que es exactamente lo que les ha vuelto inestables. ¡Y tú vas a ser el líder de la manada que cambie eso!

4. Una vez tu perro esté cansado, quizás después de haberle dado de comer, puede que sea un buen momento para darle un baño o una ducha relajante. Tampoco estaría de más que tú te dieses otra y te quitaras la ropa que has llevado al refugio. Como ya sabes, los olores son muy importantes para tu perro, y puede asociar los olores del refugio con la ansiedad o la frustración, y tú quieres que asocie la casa con la relajación y la seguridad.

5. Al día siguiente, puedes guiarle para que investigue el resto de la casa. Recuerda que no estás impidiendo que disfrute de su nuevo hogar, sino que simplemente estás dándole la oportunidad de que lo haga por etapas. De este modo evitas que se excite o que se sienta desbordado, de forma que el trabajo será una experiencia agradable y relajante. Cuando tienes un invitado que va a quedarse a dormir, ¿le abres la puerta y dejas que él solo se busque la vida en tu casa? No. Lo llevas para que la conozca habitación por habitación: ésta es la cocina, ésta es mi habitación, el comedor, etcétera. Es lo mismo que tienes que hacer con tu perro: invitarle a cada habitación en la que has decidido que podrá entrar. Creo que es un desafío psicológico darle a tu perro toda una semana para que conozca cada habitación. Se mostrará muy respetuoso al final de cada desafío y comprenderá claramente lo que significa la cocina, el salón, la terraza y el pasillo. Sentirá que va a vivir en un sitio que tiene significado, un significado igual en todas partes: lleno de respeto y digno de confianza. De este modo nos adelantamos a la desagradable experiencia de: «¡Oh, no! ¡El perro se ha hecho pis en el sofá! ¡Ay, no! ¡Se me ha colado en la cocina!», que es algo que puede dañar la confianza que estás empezando a construir. Por eso es importante irle descubriendo las partes de la casa poco a poco, paso a paso. Y tu perro no se va a sentir mal, ni se va a enfadar porque no le lleves por toda la casa desde el primer momento. Para él no estás siendo malo. Hay mucha gente que piensa: «Mi perro se va a sentir mal porque yo estoy en la habitación y él está allí solo». No. Simplemente va a aprender cómo vivir hasta que tú decidas hacerlo de otro modo.

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