Isaías 2.12.
Porque llegará el día de Yahvé... sobre todos los altivos y engreídos...
Isaías 2.13.
sobre todos los altos y erguidos cedros del Líbano, sobre las robustas encinas de Basán...
La belleza y la fragancia de los cedros y la utilización de su madera en templos y palacios, imponía al Líbano una aureola sugestiva, y esto se utiliza plenamente en el Cantar de los Cantares.
Cantar de los Cantares 4.8.
Ven del Líbano, esposa...
Cantar de los Cantares 4.11.
Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.
[62]
Y se describe a la amada como:
Cantar de los Cantares 4.15.
...Fuente de jardín, pozo de aguas vivas que huyen del Líbano.
Moisés continúa describiendo el camino que recorrieron los israelitas del Sinaí al Jordán, y luego hace una pausa para explicar parte de la prehistoria de Canán. Describe a las tribus que fueron expulsadas de su territorio por los invasores edomitas, moabitas y amonitas (probablemente en el período de Akenatón). Conforme a leyendas posteriores, se describe a las tribus prehebreas como gigantes (v. cap. 1.).
Sin embargo, en esa lista se encuentran los heveos, que fueron desplazados por un pueblo no hebreo:
Deuteronomio 2.23.
Los heveos, que habitaban en cortijos hasta Gaza Fueron destruidos por los caftorim, que, salidos de Caftor, se establecieron en su lugar.
La región que se menciona es la parte sur de la costa de Canán. Gaza está cerca de la frontera sur de lo que, en la siguiente etapa de la historia israelita, sería territorio filisteo. Los filisteosocuparon la zona en tiempos del Éxodo o poco antes, y la dominaron durante siglos. Parece seguro, pues, que los caftorim fuesen los filisteos.
Si buscamos más pruebas bíblicas, las encontraremos cuando el profeta Amós los identifique citando a Dios:
Amós 9.7.
¿No hice yo subir... a los filisteos de Caftor ... ?
Y Jeremías hace lo mismo cuando dice:
Jeremías 47.4.
...Es Yahvé, que va a destruir a los filisteos, a los restos de la isla de Caftor...
Entonces, la cuestión es: ¿dónde está Caftor?
A diferencia de otros grupos que establecieron reinos en territorio de Canán y en las regiones vecinas, los caftorim o filisteos se establecieron en la costa. Parece que vinieron por mar, y no por Arabia. En realidad, casi resulta inevitable concluir que formaban parte de los pueblos del mar que, en tiempos de Merneptah, realizaban incursiones por la costa egipcia. Esto puede ser una sugerencia importante respecto a la identificación de Caftor, porque los pueblos del mar eran, al menos en parte, de origen griego.
Esto lo confirma el hecho de que los israelitas siempre hablan de los filisteos como «los no circuncisos». La circuncisión era una ceremonia que no estaba en absoluto limitada a los israelitas. Se practicaba entre los antiguos egipcios y entre la mayor parte de los semitas de la región occidental del Semicírculo Fértil; estos últimos tal vez por influencia de la cultura egipcia.
Se afirma que Abraham no fue circuncidado hasta muy avanzada edad:
Génesis 17.24.
Era Abraham de noventa y nueve años cuando se circuncidó...
Ahora bien, según la historia bíblica, Abraham era un semita oriental o no semita de nacimiento. Su circuncisión puede considerarse como la adopción de un rito semita occidental.
Los filisteos siguieron sin practicar la circuncisión, y, por tanto, resulta tentador pensar que culturalmente no eran ni egipcios ni semitas occidentales, y eso nos deja la sólida posibilidad de que fuesen griegos.
¿Cuál era, entonces, la situación del mundo griego en la época del Éxodo y en la anterior?
Hacia el 2000 aC, en tiempos de Abraham, los griegos entraron en la península que hoy se llama Grecia. Al sur, en la isla de Creta, a unos noventa y seis kilómetros al sureste, fundaron una civilización avanzada. Se trataba de la civilización minoica, así llamada en honor del legendario rey Minos de Creta.
Los griegos ocuparon la península y absorbieron la cultura minoica, construyendo ciudades fortificadas en la península. A tales griegos primitivos puede llamárseles micénicos, pues una de sus ciudades principales era Micenas.
Los micénicos se expandieron vigorosamente gracias a la decadencia de la cultura minoica, y hacia el 1400 aC, poco antes de la época de Akenatón, los minoicos originales ya no eran un pueblo aparte y diferente. Incluso en la propia Creta, prevaleció la lengua griega.
Poco después del 1400 aC, los micénicos empezaron a sentir el empuje de nuevas oleadas de bárbaros del interior, incluidas tribus menos civilizadas de pueblos grecoparlantes, viéndose cada vez más envueltos en disturbios crecientes. Bandas armadas, que buscaban asentamientos nuevos tras la destrucción de sus antiguas moradas, o que trataban simplemente de adueñarse de nuevos dominios en sustitución de sus hogares, cada vez más inseguros, conformaron fuertes contingentes de los pueblos del mar.
Los micénicos del interior estaban cerca del Asia Menor e invadieron la península. La historia de la guerra de Troya parece ser un recuerdo lejano de tal invasión. La guerra de Troya tal vez iniciara (o formara parte) de los disturbios generales que conoció tal península y que condujeron a la destrucción final del imperio hitita.
¿Es posible, entonces, que bandas armadas procedentes de Creta se desplegaran hacia el sur, a Egipto, y al este, a Canán, y que Caftor se refiera a la isla de Creta? La mayoría de los estudiosos bíblicos se sienten satisfechos de creerlo así.
Por supuesto, no todo de los filisteos es griego. En lengua y costumbres son ampliamente semíticos. Los nombres de sus ciudades, de sus reyes y de sus dioses son palabras semíticas. Esto puede representar cierta asimilación de cultura semítica occidental después de la invasión, pero también podría indicar que la invasión original fuera al menos parcialmente semítica.
¿Es posible? Sí, lo es, aunque Caftor fuese Creta. Los mitos griegos dicen que Minos, rey de Creta, era hijo de Europa, una princesa de una parte de la costa cananea que los griegos llamaban Fenicia. Disfrazado de toro Zeus llevó a Creta a la princesa cananea.
Esto puede ser una reminiscencia mítica de los días en que el intercambio comercial y cultural entre las civilizaciones minoica y cananea era rico y pleno. La civilización minoica pudo incluso surgir en parte de la vieja civilización cananea.
Tal fusión no sólo fue de largo alcance. En aquella época, los minoicos y los cananeos eran pueblos marineros. En la cúspide del poderío minoico, las naves cretenses dominaban el Mediterráneo oriental y llevaban los productos y la cultura minoica a la isla de Chipre, a 560 kilómetros al este, y a las regiones sureñas de la costa de Asia Menor, que en algunas partes sólo está a ochenta kilómetros al norte de Chipre. En Chipre también se establecieron colonias cananeas (fenicias) y, a lo largo de los tiempos bíblicos, la cultura chipriota fue en parte griega y en parte cananea.
¿Es posible, entonces, que israelitas y griegos, herederos ambos pueblos de una especie de fusión cultural minoica y cananea, sean primos carnales desde el punto de vista cultural? Algunos arqueólogos se sienten atraídos hacia esa posibilidad, un tanto sorprendente.
¿Es posible asimismo que los caftorim que invadieron la costa sur de Canán no fueran incursores de la lejana Creta, sino de la más cercana Chipre y de sus alrededores? En ese caso, Caftor sería Chipre, y los incursores podrían ser de cultura minoico-cananea que conjugara la lengua semítica con la ausencia de circuncisión.
Algunas claves pequeñas e inciertas las suministra el hecho de que en las inscripciones egipcias se emplee el término «Kafto» para designar a una región que parece incluir la costa sur de Asia Menor. Sin embargo, un argumento en contra es el hecho de que el Antiguo Testamento denomina «quitim» o «kitim» a los habitantes de Chipre.
Tal nombre parece derivar de Kition (Citium, en latín), una ciudad de la costa sureste de Chipre y centro principal de la cultura cananea (fenicia) en la isla. Es posible que un nombre aplicado a la ciudad principal se ampliara luego para designar a toda la isla, sustituyendo al antiguo nombre de Caftor.
Moisés describe entonces el modo en que los israelitas conquistaron la región en torno a Hesebón y derrotaron a Og de Basán:
Deuteronomio 3.8.
Tomamos... la tierra... desde el torrente del Arnón hasta el monte Hermón.
El monte Hermón sirve de excelente guía para indicar la frontera norte de Canán, de modo que decir «hasta el monte Hermón» equivale al «límite norte de Canán». El monte Hermón, situado a unos sesenta y cuatro kilómetros al norte del mar de Galilea, es una cima de la cordillera Antilíbano; en realidad, la cumbre más alta, pues alcanza 3.050 metros de altura. Su nombre actual es Yebel es Seik, y está en la frontera entre Líbano y Siria, a unos veinticuatro kilómetros al noreste de la frontera norte de Israel.
Al contar la decisiva victoria sobre Og, se menciona la cama gigantesca de éste (v. cap. 4):
Deuteronomio 3.11.
... su lecho, un lecho de hierro, se ve en Rabat de los hijos de Ammón...
A esta ciudad se la llama a veces Rabat-Ammón, para distinguirla de otras ciudades del mismo nombre (como nosotros decimos Portland, Maine, para distinguirla de Portland, Oregón). También se la denomina Rabbah.
Rabat era una ciudad importante de la zona transjordana, y estaba a unos veinticuatro kilómetros al noreste de Hesebón. Era la ciudad principal de los amonitas, y en ella pervive el recuerdo de la tribu aunque su pueblo ha desaparecido hace mucho. La ciudad, con el nombre de Amán, existe hoy como capital de Jordania y tiene una población de unos 250.000 habitantes.
[63]
Tras volver a enumerar las leyes que recibió en el monte Sinaí, Moisés advierte a los israelitas de que éstas contienen una bendición y una maldición; bendición si son obedientes a la Ley, maldición si no lo son. Una vez que entren en Canán, tienen que acceder a ello mediante un ceremonial solemne en un lugar concreto:
Deuteronomio 11.29.
...pronunciarás la bendición sobre el monte Garizim y la maldición sobre el monte Ebal.
Garizim y Ebal eran las dos montañas que flanqueaban el estrecho valle donde estaba Siquem (v. cap. l), Garizim al sur y Ebal al norte. No son altas, la primera tiene poco menos de 1.000 metros y la segunda algo más de 1.000.
Más adelante, en el capítulo veintisiete del Deuteronomio, Moisés describe en detalle cómo las tribus debieron distribuirse, tras la conquista de Canán, por el monte Garizim y de Ebal; un grupo para pronunciar las bendiciones y el otro las maldiciones. Sin duda, esto refleja la importancia religiosa de la zona de Siquem en la época preisraelita, e indica el aura de santidad que envolvía la región incluso después de la conquista israelita. Eso era especialmente cierto del monte Garizim, que estaba asociado con las bendiciones.
Entre los judíos posteriores, todos los lugares sagrados fueron gradualmente subordinados al Templo de Jerusalén, que acabó absorbiéndolos, pero el monte Garizim continuó siendo la montaña sagrada para la secta de los samaritanos, la más destacada de la región en tiempos del Nuevo Testamento.
Moisés sigue advirtiendo a los israelitas contra los peligros de los falsos profetas y de aquellos que veneran a otros dioses. Advierte contra:
Deuteronomio 13.13.
Gentes malvadas...,
[64]
diciendo: «Vamos a, servir a otros dioses... »
Literalmente, la palabra
belial
significa «pernicioso». Algo
belial
es algo vacío y sin valor, y por consiguiente algo a lo que no hay que prestar atención.
De considerar algo inútil a considerarlo perverso, no hay más que un corto paso. En inglés tenemos un caso semejante. La palabra «naughty» significaba originalmente «inútil» o «vacío», o algo que «contuviera o valiera nada», pero ha llegado a significar «perverso» (aunque en la actualidad haya degenerado hasta el punto en que se limita a describir a niños revoltosos).
El uso de
belial
sin traducir, y especialmente si se escribe con mayúscula, tal cómo ocurre en la versión King James, ofrece la tentación de pensar en Belial como en un espíritu del mal, o tal vez en el mismo diablo. Esto lo evita la Revised Standard Version, que sustituye «hijos de Belial» por «gente ruin».
Sin embargo, no sólo los estudiosos modernos creen que Belial es el nombre de un demonio. En tiempos del Nuevo Testamento los judíos lo hacían, y Belial se convirtió en sinónimo de Satán. Así, en la Segunda Epístola a los corintios, el apóstol Pablo pregunta:
2 Corintios 6.15.
¿Qué concordia entre Cristo y Belial?
Las últimas palabras atribuidas a Moisés en el Deuteronomio forman un poema que contiene comentarios breves sobre cada una de las tribus, alabándolas o haciéndoles alguna sugerencia sobre el papel que debían desempeñar en la época de los reinos. El poema («Bendiciones de Moisés») empieza con una invocación a Dios:
Deuteronomio 33.2.
[65]
Y dijo
(Moisés
): Jehová vino de Sinaí, y de Seir les esclareció; resplandeció del monte de Parán y vino con diez mil santos...
La palabra «santo» viene del latín
sanctus
, que significa «sagrado». Lo santo o sagrado está reservado a Dios y no se aplica a usos mundanos. En el versículo citado, la palabra «santos» es una traducción del término hebreo
kadesh
, que lo mismo puede significar «persona santa» o «lugar sagrado». Así, la ciudad en que los israelitas acamparon durante muchos años se llamaba Cades Barnea, «lugar sagrado de Barnea».
Es posible, pues, que con el paralelismo de la poesía hebrea, el versículo nombre el lugar en que aparece Dios (las montañas al sur de Canán) de forma un tanto diferente: Sinaí, Seir, Farán y, finalmente, Meribat-Cades (región cercana a Cades-Barnea). Esto no es nada aventurado, pues tal lugar existe y se menciona cuatro versículos antes con una grafía ligeramente distinta:
Deuteronomio 32.51.
...pecasteis contra mí
(Dios)
en medio de los hijos de Israel, en las aguas de Meriba (Cades)...