Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (32 page)

Read Guía de la Biblia. Antiguo Testamento Online

Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
7.32Mb size Format: txt, pdf, ePub

En cualquier caso, convirtió la necesidad en una virtud e intrigó en Siquem con el clan de su madre, haciendo ver a sus componentes que estarían mucho mejor si el rey fuese uno de ellos. Comprendieron su punto de vista y financiaron su próximo paso, que consistió en llevar un ejército privado y utilizarlo para atacar y destruir a los demás hijos de Gedeón. Una vez tomado el poder, Abimelec asumió la dignidad real, pero sólo la mantuvo durante un breve espacio de tiempo antes de que estallaran disturbios:

Jueces 9.22.
Tres años dominó Abimelec sobre Israel.

Jueces 9.23.
Mandó Dios un mal espíritu entre Abimelec y los habitantes de Siquem...

Los siquemitas, desencantados con Abimelec por alguna razón, se rebelaron contra él. Abimelec sofocó de forma sanguinaria la rebelión siquemita y luego fue a someter a otras ciudades rebeldes de Manasés. Marchó contra Tebes (que según se cree, es actualmente un pueblo llamado Tubas), a unos diecinueve kilómetros al noreste de Siquem. Tomó la ciudad, pero murió en el ataque.

Así terminó la casa de Gedeón y el primer intento breve de establecer una monarquía en Israel.

Masfa

Débora y Gedeón pueden contarse, respectivamente, como el cuarto y quinto juez. Otros dos, Tola y Jair, el sexto y el séptimo, se mencionan brevemente en dos versículos, y a continuación el escenario se traslada a Transjordania.

Aunque la tribu de Gad (Galad) permaneció al margen de los disturbios de Israel propiamente dicho, no habitó en una paz completa, aun descontando la momentánea irrupción del ejército masanita de Gedeón.

Cuando la tribu de Gad se asentó en su territorio, desplazó a los amonitas arrojándolos al valle del Jordán y empujándolos hacia el oriente. Por supuesto, esto no se logró de manera pacífica, y hubo una guerra continua entre los gaditas y los amonitas. El punto culminante de esta guerra se describe así:

Jueces 10.17.
Reuniéronse los hijos de Ammón y acamparon en Galad; y se reunieron también los hijos de Israel, acampando en Masfa.

Se desconoce el emplazamiento exacto de Masfa, pero debió de estar a unos treinta y dos kilómetros al sureste de la ciudad de Sucot, anteriormente mencionada en relación con la incursión de Gedeón al otro lado del Jordán. Estaba cerca de la frontera oriental del territorio gadita.

Al mando del ejército gadita se encontraba Jefté, quien, en su deseo de vencer, prometió que si triunfaba sacrificaría a Dios el primer ser viviente que saliera de su casa cuando volviera al hogar. Jefté logró una victoria completa sobre los amonitas y, al volver a casa, fue su única hija quien salió a recibirle. Desesperado, Jefté no tuvo más remedio que sacrificarla.

Esta historia de sacrificio humano está tan en contradicción con los ritos del yahvismo, que resulta sorprendente que los redactores posteriores del libro de los Jueces la incluyeran sin alguna muestra de desaprobación. Suele sugerirse que la historia se dejó tal como estaba para asimilar al yahvismo el ceremonial de una fiesta pagana. La historia concluye así:

Jueces 11.40.
[76]
De ahí viene la costumbre en Israel de que cada año se reúnan las hijas de Israel para llorar a la hija de Jefté, galadita, por cuatro días.

Por todo el mundo antiguo existían ritos bien conocidos que celebraban la muerte y la consiguiente resurrección de un dios. Esto representaba el ciclo anual de la agricultura: la muerte de las cosechas en el invierno y su resurrección en la primavera. Para las mujeres era costumbre llorar cada año con gran ceremonia la muerte del dios para luego regocijarse ante la noticia de la resurrección.

Privar a las mujeres de su antigua costumbre habría sido difícil; transferirla de un dios pagano a la hija de un héroe israelita habría sido más fácil.

Shibbolet

La victoria de Jefté disgustó a los efraimitas del mismo modo que les había molestado la de Gedeón. Le pareció a Efraím que la tribu de Gad trataba de apoderarse de la jefatura de Israel. A diferencia de Gedeón, Jefté no logró apaciguar a los efraimitas, y esta vez se produjo una guerra civil.

Las fuerzas efraimitas, con la confianza de una tribu que se consideraba militarmente superior entre todos los israelitas, se apresuraron a invadir Gad, cruzando el Jordán.

Con toda probabilidad, Jefté se esfumó ante ellos, atrayéndolos al interior del país y alejándolos de sus bases, mientras enviaba contingentes para ocupar los pasos del Jordán y cortarles la retirada. En una batalla encarnizada derrotó a los efraimitas y, al huir, el ejército vencido encontró que tenía cortado el paso por el Jordán:

Jueces 12.5.
... Y cuando llegaba alguno de los fugitivos de Efraím diciendo: «Dejadme pasar», le preguntaban: «¿Eres efraimita?» respondía: «No».

Jueces 12.6.
Entonces ellos le decían: «A ver, di: shibbolet», y él decía sibbolet, pues no podían pronunciar así. Entonces los de Galad le apresaban y le degollaban...

La palabra
shibbolet
quiere decir «torrente», pero no tiene significado por sí misma; simplemente tenía el sonido «sh» que faltaba en el dialecto efraimita. Como consecuencia de este pasaje, la palabra «shibbolet» se utiliza en inglés para representar cualquier término clave que sirva para distinguir a un grupo humano de otro.

Se afirma que cuarenta y dos mil efraimitas murieron en esta guerra civil. Sin duda es una cifra exagerada, pero la derrota fue tan grave, que acabó con la hegemonía efraimita sobre Israel. Cuando llegó el día en que un monarca reinó por fin en Israel, no se le eligió entre la tribu de Efraím.

Puede contarse a Jefté como el octavo juez y, tras el final de su historia, se mencionan brevemente otros tres en uno o dos versículos. Se trata de Abesán, Elón y Abdón; el noveno, décimo y undécimo juez, respectivamente.

Y de nuevo se produce un desplazamiento en el escenario; esta vez hacia el oeste, a la costa sur, donde el gran enemigo eran los filisteos. La tribu que sufrió mayor sometimiento fue Dan, cuyo territorio estaba enclavado en la parte norte de Filistea, dominada por los filisteos durante todo el período de los Jueces.

Entre las luchas entre los danitas y sus señores filisteos surgió la leyenda de un héroe popular, Sansón. Este no es jefe de un ejército, como Barac, Gedeón o Jefté. Es, en cambio, una especie de Robin Hood o de Supermán, que lleva una campaña en solitario contra el enemigo y que se abre paso por la fuerza bruta y no por la inteligencia o la habilidad.

No se sabe qué pequeña parte de verdad histórica subyace tras los relatos, sin duda exagerados, que se refieren a él, porque gran parte de la leyenda de Sansón encaja dentro de los mitos solares, tan corrientes en la antigüedad; en éstos, la vida del héroe refleja el curso del sol a través del firmamento.

Nazareo

La vida de Sansón es milagrosa desde el principio, porque un ángel anuncia de antemano su nacimiento a su madre:

Jueces 13.5.
Pues vas a concebir y a parir un hijo, a cuya cabeza no ha de tocar la navaja, porque será nazareo de Dios el niño desde el vientre de su madre...

La palabra «nazareo» significa «uno que es aparte»; es decir, uno que se distingue de los seres humanos corrientes y se entrega a la vida espiritual. En el antiguo Israel tiene cierta semejanza con el monje cristiano.

Los nazareos debieron ser bastante comunes en la monarquía posterior, y las reglas para serlo estaban escritas en el libro de los Números como parte de la ley mosaica:

Números 6.2.
[77]
... El hombre o la mujer, cuando se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová,

Números 6.3.
se abstendrá de vino y de toda bebida embriagante...

Números 6.6.
... no se acercará a cadáver alguno.

Sansón es el primer personaje que la Biblia cita como nazareo, aunque no fuese muy edificante. En su vida nada indica una exaltación espiritual, ni siquiera un sentido moral. No cumplió los votos mínimos del nazareo porque entró en contacto con cadáveres y asistió a banquetes donde se bebía mucho.

Del estilo de vida nazareo sólo tenía el rostro sin afeitar y los cabellos sin cortar, lo que era parte fundamental de un mito solar, porque el pelo largo representa los rayos del sol. Quizá fuese para explicar sus largos cabellos de manera no idólatra por lo que los autores posteriores del libro de los jueces le hicieron nazareo, asignándole un papel que desempeñó de forma tan pobre.

Sora

Sansón nació:

Jueces 13.24.
Parió la mujer un hijo y le dio el nombre de Sansón. Creció el niño...

Jueces 13.25.
... en el campo de Dan, entre Sora y Estaol.

Sora, ciudad natal de Manué, padre de Sansón, está situada en la sección oriental del territorio danita, a unos veinticuatro kilómetros al oeste de Jerusalén. Estaol se halla a unos tres kilómetros al este.

El nombre mismo de Sansón («Shimshon», en hebreo) presenta un parecido sorprendente con la palabra
shemes
, que significa «sol». A sólo tres kilómetros al sur de Sora estaba la ciudad de Bet Semes («casa del sol») que, según se cree, era un centro de culto al sol.

Dalila

Desde el principio, Sansón mostró inclinación hacia las muchachas filisteas:

Jueces 14.1.
Bajó Sansón a Timna y vio allí una mujer de entre las hijas de los filisteos;

Jueces 14.2.
y ... dijo a su padre y a su madre: .«... id a tomármela por mujer».

Timna era una ciudad situada a casi diez kilómetros de Sora.

Sansón no terminó casándose con ella, pero durante el noviazgo y el compromiso realizó hazañas típicas. Mató un león con las manos desnudas; enfadado por haber perdido una apuesta, mató a treinta filisteos; ató antorchas a las colas de unos zorros que soltó en los trigales de los filisteos.

Más adelante, se liberó de sus ligaduras y él solo mató a un gran número de filisteos; huyó de una ciudad que le había cerrado las puertas, levantándolas de sus goznes y llevándoselas con él, etcétera. Ninguna de tales hazañas hicieron bien alguno a Israel ni causaron graves daños a los filisteos, y muchas de ellas encajan con los mitos solares que solían referirse en la antigüedad.

Pero Sansón encontró luego la horma de su zapato en otra muchacha filistea:

Jueces 16.4.
Después amó a una mujer del valle de Sorec, de nombre Dalila
.

El río Sorec corre en dirección oeste desde las cercanías de Jerusalén al mar. Forma la frontera sur del territorio danita y atraviesa Filistea al sur de Acarón y al norte de Asod. Es una ruta natural para la invasión oriental de los ejércitos filisteos hacia la parte central de Israel.

Los filisteos sobornan a su compatriota Dalila para que averigüe el secreto de la fuerza de Sansón. Tras varias evasivas, se lo comunica:

Jueces 16.17.
.... «Nunca ha tocado la navaja mi cabeza... Si me rapasen, perdería mi fuerza, quedaría débil y sería como todos los otros hombres».

Jueces 16.19.
Le durmió ella sobre sus rodillas, y llamando a un hombre, hizo que raparan las siete trenzas de la cabellera de Sansón... Había perdido su fuerza
.

En el ceremonial nazareo nada indica que el propósito de los cabellos largos sea dar a un hombre una fuerza anormal. Esto es claramente mitológico y encaja en los mitos solares.

El nombre de Dalila está emparentado con el hebreo
ilah
, «noche», así que al parecer la historia cuenta que la noche supera al día y le priva de sus rayos al ponerse en el horizonte, oscureciéndose y volviéndose rojizo.

Dagón

Al fin pudieron los filisteos apresar a Sansón. Le sacaron los ojos (se hace desaparecer al sol, que puede considerarse como el ojo del firmamento, y llega la noche al cielo) y lo encarcelaron, sometiéndolo a trabajos forzados. Luego, para celebrarlo:

Jueces 16.23.
Los príncipes de los filisteos se congregaron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón, su dios...

Se conoce muy poco sobre la naturaleza de Dagón, porque los ritos de este dios filisteo de Gaza y Asod se extinguieron tras la época del Antiguo Testamento. Como la palabra «Dagón» se parece a
dag
, término hebreo que significa «pez», se ha creído muchas veces que el ídolo representa un dios pez, quizás en forma de tritón: hombre de cintura para arriba y pez por debajo. Es la forma en que Milton describe a Dagón en el Paraíso perdido, cuando enumera los ángeles caídos.

Como los filisteos eran un pueblo costero, para quien los peces y la pesca debían ser importantes, esto parece razonable. Sin embargo, el nombre del dios se parece aún más a
dagan
, palabra hebrea que significa «trigo», y por tanto es más lógico suponer que Dagón fuera un dios agrícola, un tipo de deidad muy común.

La Biblia menciona a Dagón en otra ocasión importante, dando cierta indicación sobre el aspecto del ídolo. Años más tarde, los filisteos capturan el arca de la alianza y la llevan al templo de Dagón con resultados desastrosos para el ídolo:

1 Samuel 5.4.
Pero al otro día, cuando se levantaron, encontraron a Dagón tendido en tierra boca abajo y cortada la cabeza y las manos..., sin quedar de Dagón más que el tronco.

Si la mitad inferior del ídolo era de pez, resulta difícil creer que los autores bíblicos no hubieran escrito «sin quedar de Dagón más que la cola». Por tanto, y a pesar de Milton, la evidencia apuntaría en favor de Dagón como dios del trigo.

En todo caso, el nombre de Dagón es claramente semítico, y ofrece un buen ejemplo de cómo la cultura filistea fue semitizada después de su llegada a Canán, si no antes.

El banquete para celebrar la captura de Sansón no acabó bien para los filisteos. Llevaron a Sansón, ciego, para disfrutar más de la ocasión.

Jueces 16.22.
Entretanto, volvieron a crecerle los pelos de la cabeza después de haber sido rapada.

De nuevo podemos ver el mito solar, pues aunque el ojo del día esté ciego y desaparezca, el sol vuelve a surgir de manera invariable. Aparece una vez más por oriente, con los rayos débiles y tenues, sí, pero se hace más fuerte y brillante a medida que asciende en el firmamento.

En una última demostración de fuerza, sacudió las columnas de la gran casa en que celebraban la fiesta. El y muchos filisteos murieron en el derrumbamiento que se produjo a continuación. De ese modo, una historia que tenía muchos aspectos de farsa, acabó con un toque de dignidad trágica. Sansón es el duodécimo juez, el último del libro de los Jueces.

Other books

The Book of Storms by Ruth Hatfield
Red by Kate Kinsey
An Accidental Death by Phyllis Smallman
Powder and Patch by Georgette Heyer
My Life As a Medium by Betty Shine