Los griegos primitivos copiaron la astronomía de los babilonios; entre los conceptos prestados, estaba el de un gigante en el firmamento. Los babilonios imaginaban la constelación como un gigante atado, posiblemente por algún acto de rebelión contra los dioses. Es lógico que, durante el exilio, los judíos se apropiaran de la astronomía babilónica. No les resultaría difícil asociar al gigante atado con Nemrod, castigado por su insolente pretensión de construir la Torre de Babel (que también es una leyenda de inspiración babilónica (v. cap. 1). Está claro que cualquier hombre que intentase desafiar a Dios era un loco, y para los judíos habría sido natural llamar «El loco» a la constelación de Orión.
El libro de Job menciona más adelante las cadenas que atan a Orión, cuando Dios desafía al hombre a que iguale las proezas divinas:
Job 38.31.
... ¿puedes soltar las ataduras de Orión?
La segunda constelación mencionada en Job 9.9 es
kimah
. Se considera que con esto se quiere señalar a uno de los grupos de estrellas estrechamente enlazadas; y entre tales conjuntos el más famoso es el de un pequeño núcleo de estrellas de mediana magnitud denominadas las Pléyades. La idea de un ramillete entrelazado surge del último versículo citado, cuya primera parte es:
Job 38.31.
¿Has atado tú los lazos de las Pléyades... ?
Los «lazos» son las fuerzas de atracción que mantienen unidas a las estrellas de las Pléyades; la Revised Standard Version traduce así el versículo: «¿Puedes atar las cadenas de las Pléyades...?»
En la mitología griega, las Pléyades eran siete hermanas a quienes Orión el cazador persiguió durante su vida. Fueron rescatadas por los dioses, que las convirtieron en palomas, colocándolas luego en el firmamento. Pero no están muy lejos de la constelación de Orión, que aún parece perseguirlas por la bóveda celeste.
La tercera constelación mencionada en Job 9.9 es
ash
. La versión King James la traduce por «Arturo», pero es la menos segura de las tres traducciones. Arturo no es una constelación (es decir, un grupo de estrellas aparentemente conectadas), sino una estrella aislada; una de las más brillantes del firmamento, desde luego.
Se la vuelve a mencionar en el discurso en que Dios pone en duda los poderes humanos:
Job 38.32.
[150]
¿... o guiarás el Arturo con sus hijos?
La mención de los «hijos» tiene poco sentido en relación con Arturo. Pero si buscamos en el firmamento otra constelación tan espectacular como Orión o tan insólita como las Pléyades, debemos considerar a la Ursa Major, la Osa Mayor. Su rasgo más característico es el grupo de siete estrellas que denominamos «Carro Mayor». Sus estrellas no sólo son muy brillantes y atraen la atención, sino que están tan cerca del polo norte celeste, que en las latitudes templadas del hemisferio norte nunca se ponen en ninguna noche del año. Incluso en nuestros días, la gente que no sabe nada del cielo nocturno señala sin dificultad la Osa Mayor.
Si considerarnos que
ash
significa la Osa Mayor, los «hijos» podrían referirse a las tres estrellas que forman la lanza del Carro (y que a veces se describen de manera incongruente como el rabo de la Osa). El cuerpo del Carro sería parte de la constelación propiamente dicha, y las tres estrellas de la lanza serían los hijos, que irían detrás en educada fila india.
La Revised Standard Version traduce así el Job 9.9: «¿Quién creó la Osa y Orión, las Pléyades y las cámaras del Sur... ?», y el Job, 38.32: «¿Eres tú ... quien guía a la Osa con hijos?»
[151]
En cuanto al cuarto objeto mencionado en Job 9.9,
khadre teman
, su significado se ha perdido por completo. Tanto en la versión King James, como en la Revised Standard y en la Anchor Bible, se traduce como «cámaras del sur».
[152]
Nadie sabe nada más.
Finalmente, la elocuencia de Job en su propia defensa llega a confundir a sus tres amigos, y las acusaciones de Job contra Dios, que han ido creciendo en ardor e intensidad, exigen una respuesta divina. Pero ésta se aplaza durante seis capítulos porque súbitamente aparece un cuarto amigo. Se le describe enfadado porque al parecer prevalecía la idea de Job de que Dios es un tirano.
Job 32.2.
Pero Elihú, hijo de Barakel, buzita, de la familia de Ram, se encendió en cólera...
Aquí vuelve a surgir la cuestión de si el escenario histórico es sirio o edomita. Como buzita, Elihú puede ser descendiente de alguien llamado Buz o habitante de un país llamado Buz. Buz aparece en el Génesis entre los descendientes de Najor, el hermano de Abraham. Se enumeran en este orden:
Génesis 22.21.
Us es el primogénito, Buz su hermano...
Como Najor vivía por entonces en Harán, muy al norte de Canán, sería apropiado situar a Buz en Siria o al norte. Esto posee un interés particular, porque «Us» podría ser más precisamente «Hus» (Uz), y así lo expresan la Revised Standard Version y la Anchor Bible. Hay indicios de que tanto Hus, la patria de Job, como Buz, cuna del padre de Elihú, están situados al norte. Apoya esto la afirmación de que Elihú era «de la familia de Ram», pues algunos piensan que «Ram» es una errata por «Aram» o Siria.
En contra de todo esto está el hecho de que Jeremías, al enumerar las naciones advertidas por Dios (v. este mismo cap.), menciona a Buz de la siguiente manera:
Jeremías 25.23.
A Dedán, a Tema, a Buz...
Pero en el libro del Génesis se describe a Dedán como nieto de Abraham y Quetura:
Génesis 25.1.
Volvió Abraham a tomar mujer, de nombre Quetura,
Génesis 25.2.
que le parió a ... Jocsán...
Génesis 25.3.
Jocsán engendró a ... Dadán...
Tema es un hijo de Ismael:
Génesis 25.13.
He aquí los nombres de los hijos de Ismael...
Génesis 25.15.
Adad, Tema...
Como de esta manera se muestra que Dadán y Tema son clanes árabes, la asociación que Jeremías hace de Buz con ellos dos significaría que Buz también era un clan árabe, por lo que vuelve a indicarse un escenario sureño para Job.
Al parecer, el largo discurso que Elihú pronuncia nada más presentarse es una interpolación tardía. Al menos, Elihú no aporta nada especialmente nuevo a los argumentos anteriores; Job no le contesta ni se le vuelve a mencionar en el libro.
Al final del discurso de Elihú, Dios aparece súbitamente y contesta personalmente a Job, comparando la omnipotencia divina con las limitaciones humanas. Por ejemplo, señala que un hombre no puede ordenar los cielos. Introduce un tema astronómico que no se menciona antes en el libro:
Job 38.32.
¿Eres tú el que a su tiempo hace salir las constelaciones
(el Mazarot)
...?
[153]
Mazarot aparece únicamente en este versículo de la Biblia, y es una trasliteración de la palabra hebrea. La relación de Mazarot con la sucesión de las estaciones («a su tiempo hace salir»), incita a cierta meditación, pues podría indicar las constelaciones zodiacales en conjunto. Cada una de éstas alcanza su cenit en un mes distinto del año, de modo que el conjunto obra como un calendario primitivo de las estaciones del año. También existe la posibilidad de que Mazarot signifique «los planetas», cuyas trayectorias siguen un plan mucho más complejo en el firmamento y que, por tanto, requieren un virtuosismo mucho mayor para su gobierno y ordenación.
Dios continúa describiendo las maravillas de la naturaleza, creadas, guiadas y ordenadas por Él, y con las cuales no puede competir la humanidad.
Job 40.15.
[154]
He aquí ahora behemoth, al cual yo hice contigo; hierba come como buey.
La palabra hebrea
behemot
es el plural de
behemah
, que significa «cuadrúpedo», «bestia». Al parecer, se da la forma plural para indicar que el
behemoth
es muchas bestias en tamaño y en fuerza; es el mayor de los cuadrúpedos.
Con ello tenemos la descripción de una criatura enorme, herbívora y de fuerza impresionante, por lo que sería lógico comparar al
behemoth
con el elefante, que es el mayor animal que sobrevive en nuestros días y que «hierba come como buey».
Sin embargo, los siguientes versículos eliminan esta idea:
Job 40.21.
Échase ... en los escondrijos y cañaverales...
Job 40.22.
... le rodean las mimbreras del torrente.
Esto da la impresión de un animal de río y dirige la atención hacia el hipopótamo, el segundo animal de tierra más grande que existe. También es herbívoro.
En la antigüedad, el hipopótamo era muy corriente a lo largo del Nilo, y es de esperar que el autor del libro lo conociera. (¿Acaso vivió el autor en Egipto y por eso tenía unos conocimientos un tanto vagos sobre la geografía de Palestina, originando de ese modo algunas de las inseguridades respecto a la situación geográfica del libro?)
Sin embargo, como señala la Anchor Bible, parece que el
behemoth
es más grande y fuerte que un hipopótamo o un elefante. En cambio, posee un carácter mitológico, especialmente en las leyendas rabínicas posteriores y en algunos de los libros apócrifos, donde se describe al
behemoth
como increíblemente colosal y destinado a morir en la era mesiánica para alimentar a la vez a todos los justos. La Anchor Bible sugiere que podría ser un resto de un mito mesopotámico del gran toro muerto por Gilgamés.
Tras describir al
behemoth
con cierto detalle, Dios da una descripción aún más extensa de otra criatura:
Job 41.1.
[155]
¿Sacarás tú al leviathán con el anzuelo...?
Evidentemente, el leviatán es una criatura marina, la mayor y más temible de todas. La mayoría de los comentadores bíblicos consideran que el leviatán, al menos en este pasaje, representa al cocodrilo del Nilo, el implacable devorador de hombres, un compañero adecuado del hipopótamo del Nilo.
En lenguaje poético, el término se emplea con mucha frecuencia para designar a una criatura marina que sobrepasa con mucho el tamaño del cocodrilo: la ballena. La más grande, la ballena azul de las aguas del Antártico, llega a alcanzar los treinta metros de largo, y puede pesar 150 toneladas. No sólo es el animal más grande que existe, sino que también es el mayor que ha existido nunca, incluidos los dinosaurios y otros animales extintos eones atrás.
Pero como el
behemot
, el leviatán parece poseer sólidos componentes mitológicos. En muchas mitologías, el dios supremo vence a algún monstruo enorme poco después de su nacimiento o de empezar a existir. Con frecuencia crea el universo con los restos del monstruo, lo que puede considerarse como la victoria del orden sobre el desorden, del cosmos sobre el caos.
Marduc, el dios principal de la mitología babilónica, destruye al monstruo Tiamat y crea el universo a partir de él. Se considera que Tiamat es la representación simbólica del mar; así, la creación del universo por parte de Marduc corre pareja con la creación de la civilización por los sumerios. Para crear una sociedad agrícola estable, los sumerios debieron someter los ríos para evitar las crecidas y garantizar un regadío ordenado.
El mito babilónico que representa el origen de la civilización puede rastrearse en la Biblia de manera bastante emblemática. Nada más comenzar, el Génesis describe la creación:
Génesis 1.2.
La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo...
«El abismo», es decir, el mar caótico y desorganizado, es una traducción de la palabra hebrea
tehom
, que se parece bastante a Tiamat.
Dios no lucha con el abismo ni lo aniquila, sino que con la mera fuerza de su voluntad crea el mundo. Sin embargo, ésta puede ser una versión de la creación más tardía con la que un sacerdocio más refinado sustituyera otra más primitiva y cercana a las nociones mitológicas corrientes.
Por ejemplo, en el Salmo 74 se describe así el poder de Dios:
Salmos 74.13.
Con tu poder dividiste el mar y rompiste en las aguas las cabezas de los monstruos.
Salmos 74.14.
Tú aplastaste la cabeza del Leviatán...
Esto suele considerarse como una descripción simbólica del castigo de Dios a los egipcios (representados como «leviatán» y «monstruo») antes del Éxodo, y de su proeza de dividir el mar Rojo. Es una interpretación lógica, porque desde el punto de vista poético resulta apropiada la representación de Egipto con un cocodrilo, igual que en nuestros días representamos a los Estados
Unidos con un águila y a la Unión Soviética con un oso. Pero también es posible que haga referencia a un mito primitivo donde Dios proceda a la creación del universo tras destruir al monstruo que representa el mar caótico.
El leviatán también puede significar las fuerzas malignas del mundo, para que Dios lo mate simbólicamente al final de los días y cree un mundo nuevo de justicia y bondad, igual que lo aniquiló al comienzo de los días para crear el mundo que ahora existe. Así, en palabras del profeta Isaías:
Isaías 27.1.
Aquel día castigará Yahvé... al leviatán, serpiente huidiza... y matará al monstruo que está en el mar.
Al final del discurso de Dios, Job se da cuenta de la omnipotencia divina y comprende la locura de tratar de entender los planes y propósitos de Dios con la inteligencia limitada de un ser humano. Se arrepiente y se le devuelven más riquezas de las que tenía en un principio. Tiene más hijos e hijas y muere feliz tras una vida larga.
David • El hijo • Selah • Neginoth • Seol • Querubines • Aijeleth Shahar • Acrósticos • Sarión • Maskil • Abimelec • Iditún • Los hijos de Coré • La hija de Tiro • Salomón • Sinagogas • Rahab Moisés • Aleluya • Mis ungidos • Cam • Melquisedec • Cántico gradual • Los ríos de Babilonia
El libro de los Salmos consiste en 150 poemas piadosos, compuestos para ser cantados. El nombre hebreo del libro es «Tehillim», «alabanzas», porque muchos de ellos alaban a Dios. «Salmo» viene de una palabra griega que significa «pulsar teclas», clara indicación de los instrumentos musicales que acompañan al cántico.
Psalterion
es la palabra griega que designa a un instrumento de cuerda, y la serie de salmos se llama «Salterio».