Heliconia - Verano (66 page)

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Authors: Brian W. Aldiss

BOOK: Heliconia - Verano
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“Os pido a todos, nobles señores, que escuchéis con atención al sabio SartoriIrvrash.”

Unos aplausos lánguidos y de cortesía pasaron por encima del césped. En general, se preferían en la corte la música y los cuentos obscenos a los esfuerzos intelectuales.

Cuando los aplausos murieron, SartoriIrvrash se adelantó. Alisó sus patillas con un gesto característico y miró furtivamente a izquierda y derecha, pero no parecía nervioso. Junto a él estaba Odi Jeseratabahr, vistiendo un chagirack floreado. Se había repuesto de las heridas causadas por los assatassi y parecía alerta. En la forma con que contempló a las personas reunidas perduraba en gran parte su arrogancia uskuti. Su expresión era más suave cuando miraba a SartoriIrvrash.

Este último se cubría la calva con un gorro de hilo. Antes de hablar depositó sobre la mesa unos libros que traía. La magistral serenidad con que comenzó, de ningún modo traicionaba la consternación que había de sembrar.

—Agradezco a su majestad, el rey Sayren Stund, el amparo que me ha dado en la corte de Oldorando. En mi larga vida he sufrido numerosas vicisitudes, y ni siquiera aquí me he visto libre de los problemas creados por los enemigos del conocimiento. Con harta frecuencia, quienes odian el conocimiento son precisamente las mismas personas que tienen más posibilidades de difundirlo.

“Durante muchos años fui canciller del rey VarpalAnganol, y luego de su hijo, quien osa estar presente aquí a pesar de su encuentro con la justicia esta mañana. El rey me expulsó injustamente de mi cargo. Durante mis años en Matrassyl, recopilé un estudio sobre nuestro mundo titulado “El Alfabeto de la Historia y la Naturaleza”, donde intentaba distinguir entre mitos y realidades. De esto hablaré ahora.”

“Cuando fui separado de mi cargo, todos mis papeles fueron quemados, destruyéndose así el trabajo de toda una vida. Pero no consiguieron destruir el conocimiento que llevo en mi cabeza. Con éste, con los estudios realizados desde entonces, y en particular, con la ayuda de la señora que me acompaña, Odi Jeseratabahr, Monja Almirante de la flota de Sibornal, he llegado a saber muchas cosas que en otro tiempo eran un misterio.”

“Y hay uno en particular, de orden cosmológico, que está estrechamente vinculado con nuestras vidas cotidianas. Toleradme a pesar del calor, porque intentaré ser tan conciso como sea posible, aunque se me ha dicho que pocas veces lo consigo.”

Echó a reír y miró a su alrededor. Todo el mundo lo miraba con atención, fuera esto real o fingido. Alentado, continuó:

—Espero que mis palabras no ofendan a nadie. Hablo convencido de que los hombres aman la verdad por encima de todas las cosas.

“Estamos tan atados a nuestras preocupaciones humanas que rara vez tenemos en cuenta los asuntos del planeta. Este es más asombroso de lo que podemos creer. Está lleno de vida. Sea cual fuere la estación, abunda en todas partes, de polo a polo. Infinitos rebaños de flambregs, compuesto cada uno por millones de bestias, recorren sin cesar el vasto continente de Sibornal. Esa visión es inolvidable. ¿De dónde vienen esos seres? ¿Cuánto tiempo hace que están allí? No tenemos respuesta para esas preguntas. Sólo podemos permanecer mudos de admiración.”

“Sería posible desentrañar los secretos de la antigüedad si tan sólo acabáramos con las guerras. Si todos los reyes tuvieran la sabiduría de Sayren Stund.”

Se inclinó hacia el rey de Oldorando, quien sonrió, sin saber lo que se avecinaba. Hubo algunos aplausos dispersos.

—Cuando la vida era pacífica en la corte de Matrassyl, tuve el privilegio de gozar de la compañía de MyrdemInggala, a quien sus súbditos llamaban “reina de reinas”, aunque sólo porque no conocían a la reina Bathkaarnet-ella, y de su hija TatromanAdala. Tatro tenía una colección de cuentos de hadas que yo acostumbraba leerle. Aunque, como ya he dicho, todos mis papeles fueron destruidos, los cuentos de hadas de Tatro se conservaron, incluso cuando su cruel padre la desterró a la costa. Tenemos aquí una copia del libro de Tatro.

En ese momento, Odi alzó solemnemente el libro para que todos pudieran verlo.

—En el libro de cuentos de Tatro hay uno llamado “El Ojo de Plata”. Lo he leído muchas veces sin percibir su significado profundo. Sólo después de largos viajes pude comprender su evasiva verdad. Tal vez porque los rebaños de flambregs me parecieron primitivos seres de dos filos.

Hasta ese momento, las palabras de SartoriIrvrash, despojadas de su antigua pedantería, mantenían al auditorio atento y silencioso. Muchos de los presentes eran organizadores de drumbles, y odiaban a los phagors; ante la expresión “seres de dos filos”, demostraron gran interés.

—En el cuento del Ojo de Plata se habla de un ser de dos filos. Es una gillot. Es la consejera del rey de un país mítico, Ponpt. No tan mítico, en realidad: Ponpt, ahora llamado Ponipot, existe todavía, al oeste de las Montañas de la Barrera. Esa gillot era superior al rey, y le proporcionaba la sabiduría con que él gobernaba. Él dependía de ella como un hijo de su madre. Al final del cuento, el rey mata a la gillot.

“El Ojo de Plata es un cuerpo como un sol, aunque plateado, que sólo brilla por la noche. Como una estrella próxima que no da calor. Cuando la gillot muere, el Ojo de Plata se aleja y desaparece para siempre.”

“¿Qué significaba todo esto?, me pregunté. ¿Cuál era el sentido del cuento?”

Se inclinó en su estrado, encorvando los hombros y señalando al auditorio, ansioso por responder a sus preguntas.

—Hallé la clave del problema mientras estaba en una nave uskuti. La nave se encontraba en una zona de calma, en los estrechos de Cadmer. Odi, esta señora, y yo descendimos en la isla Gleeat, donde logramos capturar una gillot salvaje de pelaje negro. Las hembras de esta especie tienen, como preludio de su época de celo, un flujo menstrual que dura un día. A causa de mi aversión por esta raza, no conozco el idioma Nativo y ni siquiera el Hurdhu; pero logré descubrir la expresión con que la gillot denominaba su período: era "tennhrr". ¡Esa era la clave! Os ruego que me perdonéis si el tema os parece demasiado procaz.

“En mis estudios, destruidos por el gran rey JandolAnganol, yo había observado que incluso los phagors conservan una o dos leyendas. No se puede esperar que tengan mucho sentido. Una leyenda, en particular, afirma que Heliconia tuvo antes un astro hermano que giraba en torno del planeta, así como Batalix gira en torno de Freyr. Ese astro hermano desapareció cuando llegó Freyr, y entonces apareció la humanidad. Así dice la leyenda. Y, en Nativo, el nombre de ese astro hermano es T'Sehnn-Hrr.”

“¿Por qué, virtualmente, "tennhrr" y "T'Sehnn-Hrr" son una misma palabra? Ésa es la pregunta que me formulé.”

“El tennhrr de una gillot ocurre diez veces en un año pequeño, cada seis semanas. Por lo tanto, podemos suponer que ese ojo o luna del cielo servía como un mecanismo que medía el tiempo de los períodos. Pero si realmente hubo una luna llamada T'Sehnn-Hrr, ¿giraba en torno a Heliconia una vez cada seis semanas? ¿Cómo determinar algo ocurrido hace tanto tiempo que la historia humana no registra?”

“La respuesta está en el cuento de Tatro.”

“Según ese cuento, el Ojo de Plata se abría y cerraba. Eso significa, posiblemente, que se volvía más grande o más pequeño según la distancia a que se hallaba, como Freyr. Estaba totalmente abierto diez veces por año. Así era. Diez veces, de nuevo. Las piezas del rompecabezas se ajustaban.”

“¿Comprendéis la conclusión inevitable a la que debía llegar?”

Mirando al auditorio, SartoriIrvrash vio que, en realidad, muchos no comprendían. Esperaban cortésmente a que terminase. El ex canciller oyó que su voz se convertía en un grito.

—En un tiempo, este mundo nuestro tuvo una luna, una luna plateada, que se perdió en algún momento debido a algún trastorno en el cielo. Se alejó, y no sabemos cómo. Esa luna se llamaba T'Sehnn-Hrr; T'Sehnn-Hrr es un nombre phagor.

Estudió sus notas y conversó brevemente con Odi, mientras sus oyentes se movían en los asientos. Continuó su discurso con una nota de aspereza en su voz.

—¿Por qué la luna tenía sólo un nombre phagor? ¿Por qué no hay registro humano de ese astro desaparecido? La respuesta nos introduce en los laberintos y dificultades de la antigüedad.

“Porque cuando lo pensé, encontré esa luna ausente. No en el cielo, sino brillando en nuestro lenguaje cotidiano. ¿Cómo se divide nuestro calendario? Ocho días hacen una semana; seis semanas, un décimo; diez décimos, un año de 480 días… Jamás nos preocupamos por estas cosas. Jamás nos preguntamos por qué un décimo se llama un décimo, puesto que hay diez de ellos en un año.”

“Pero ésta no es toda la verdad. Nuestra palabra décimo evoca el tiempo en que el Ojo de Plata estaba abierto, en que esa luna estaba llena. Y es así porque la humanidad adoptó la palabra phagor "Tennhrr". "Décimo", que es "T'Sehnn-Hrr".”

El murmullo de la concurrencia crecía. Sayren Stund parecía evidentemente incómodo. Pero SartoriIrvrash alzó el libro de cuentos de Tatro y pidió silencio. Estaba tan absorto en su tema que no vio la trampa que se abría a sus pies.

—La conclusión es la siguiente, amigos míos. Aquí está, entre vosotros, el rey JandolAnganol, y también él debe oír la verdad, porque durante largo tiempo ha alentado a esos nocivos seres inhumanos a vivir en sus territorios.

Pero ya nadie estaba interesado en JandolAnganol. Las miradas de furia se volvían hacia el ex canciller.

—Esa conclusión es evidente e inevitable. La raza de dos filos, a la que atribuimos muchas de nuestras dificultades humanas, no es una raza de invasores recientes, como los Driats. No. Es una raza antigua. En un tiempo cubrió toda Heliconia, así como los flambregs cubren las regiones circumpolares.

“Los phagors no emergieron del último Invierno Fantasma, como lo llaman los sibornaleses. No. Esa noción se funda en la ignorancia. El cuento de hadas dice la verdad. Los phagors son muy anteriores a la humanidad.”

“Estaban en Heliconia antes de que apareciera Freyr, y es probable que mucho antes. La humanidad llegó después. La humanidad dependía de los phagors. La humanidad aprendió el lenguaje de los phagors, y todavía emplea palabras de ellos. "Khmir" es la palabra en Nativo para "celo". Incluso la palabra "Heliconia" es un viejo término phagor.”

JandolAnganol no pudo oír sus últimas palabras. Aquel argumento hería tanto su sensibilidad religiosa que entró en una especie de trance, abriendo la boca de tal modo que más parecía un pez que un águila.

—¡Mentira! ¡Blasfemia! ¡Herejía! —gritó. La palabra blasfemia fue repetida por otras voces. Sayren Stund ordenó a sus guardias que cuidasen que el rey de Borlien no interrumpiera otra vez. Hombres robustos rodearon a JandolAnganol y a sus capitanes, con las espadas desenvainadas. Comenzaron los forcejeos.

SartoriIrvrash alzó la voz.

—No veáis vuestra gloria disminuida por la verdad. Los phagors nos precedieron. Eran la raza dominante y probablemente trataron a nuestros ancestros como animales hasta que se rebelaron contra ellos.

—¡Escuchadlo! ¿Quién se atreve a decir que este hombre está equivocado?—gritó la reina Bathkaarnet-ella. Su marido la golpeó en la boca.

El tumulto iba en aumento. La gente gritaba o se ponía de rodillas para rezar. Aparecieron más guardias mientras algunas mujeres de la corte intentaban huir. Una pelea estalló en torno a JandolAnganol. Voló la primera piedra. SartoriIrvrash, blandiendo su puño, continuó hablando.

En aquella muchedumbre cortesana, ahora conmovida por la furia, había al menos un frío observador: Alam Esomberr. Estaba distanciado del drama humano. Incapaz de recibir de los acontecimientos emociones profundas, sólo extraía diversión de sus efectos.

Los que estaban en la Tierra, muy alejada en el tiempo y en el espacio, contemplaban con mucho menos distanciamiento la escena que se desarrollaba en el jardín del rey Sayren Stund. Sabían que SartoriIrvrash, en general, decía la verdad, aunque algunos detalles fueran incorrectos. Sabían también que los hombres no aman la verdad por encima de todas las cosas, como él afirmaba. Era preciso luchar a cada momento por ella, porque constantemente se perdía. La verdad podía alejarse como el Ojo de Plata, y no ser vista nunca más.

Ningún ser humano había presenciado la desaparición de T'Sehnn-Hrr. Los cosmólogos del Avernus y de la Tierra habían reconstruido el hecho, y creían comprenderlo. En los tremendos espasmos que sacudieran al sistema ocho millones de años terrestres antes, las fuerzas gravitacionales de la estrella ahora llamada Freyr, con una masa 14.8 veces superior a la del Sol, habían arrancado a T'Sehnn-Hrr de la atracción de Heliconia.

Los cálculos indicaban que T'Sehnn-Hrr tenía un radio de 1.252 Km, en tanto que el de Heliconia era de 7.723. Era dudoso que el satélite hubiera podido tener vida.

Lo único seguro era que los acontecimientos de esa época habían estado tan cerca de la catástrofe que habían permanecido impresos en la mente eotemporal de los phagors. El cielo se había desplomado, y nadie había podido olvidarlo.

Para los habitantes de la Tierra, lo más impresionante era que Heliconia hubiese sobrevivido incluso a la pérdida de su luna, y a los factores cosmológicos de esa pérdida.

—Sí, lo sé. Esto suena a sacrilegio, y lo siento —gritó SartoriIrvrash mientras Odi se acercaba a él y el desorden aumentaba—. La verdad debe ser dicha y escuchada. Los phagors fueron en un tiempo la raza dominante, y volverán a serlo si se les permite vivir. Los experimentos que he realizado demuestran, según creo, que las divinidades genéticas crearon a la humanidad a partir de los Otros, esos mismos Otros que, antes del trastorno, eran los animales domésticos de los phagors. La humanidad se desarrolló a partir de los Otros, como los phagors de los flambregs. Y si los phagors se desarrollaron a partir de los flambregs, también pueden volver a cubrir la tierra. Aún están esperando, con sus kaidaws, en el Alto Nktryhk, el momento de la venganza. No nos quieren. Preparaos, por lo tanto. Aumentad los drumbles. Intensificadlos. Los seres de dos filos deben ser destruidos en el verano, cuando la humanidad es fuerte. ¡Cuando vuelva el invierno los salvajes Kaidaws retornarán!

“Una última palabra. No debemos gastar energía en pelearnos unos contra otros. Debemos luchar contra el enemigo más antiguo, y contra los humanos que lo protegen.”

Pero los humanos ya estaban peleando entre sí. Los miembros más religiosos del auditorio eran a menudo aquellos que, como Crispan Mornu, llevaban a cabo los drumbles. Se hallaba allí un extraño que ofendía sus más profundos principios religiosos y azuzaba sus instintos de violencia. El que arrojó la primera piedra fue atacado por su vecino. El aire del jardín se había llenado de proyectiles. La primera daga no tardó en hender carne. Un hombre corrió entre los setos de flores y cayó de bruces, sangrando. Las mujeres gritaron. La lucha se generalizó a medida que aumentaron furias y temores. El recinto entoldado se vino abajo.

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