Read James Potter y La Maldición del Guardián Online
Authors: George Norman Lippert
—¡Zane Walker! —chilló, girando y apretándose una mano contra el corazón—. ¡Deja de hacer eso! ¡Casi me matas del susto!
—Lo siento —dijo Zane—, es difícil llamar a la puerta con manos
Doppelgänger
. Simplemente atraviesan las cosas.
—Eh, Zane, Feliz Navidad —sonrió James, levantándose del sofá para enfrentarse a la forma semitransparente—. ¿Necesitas un disparo?
—Sí, si no te importa. Estoy efectuando esta comunicación yo solo. No quería que nadie más lo oyera.
James sacó su varita y disparó a la fantasmal figura de Zane con un Hechizo Lacerante. El
Doppelgänger
latió hasta asemejarse a algo parecido a una forma sólida.
—¿Y? la tía Ginny nos dijo que estuviste buscándonos en la Madriguera —dijo Rose contrariada, desplomándose de nuevo sobre el sofá—. ¿Qué es tan importante que tenías que interrumpirnos el día de Navidad?
—Estaba preocupado por vosotros —dijo Zane seriamente—. Quería advertiros, pero luego me enteré que os habíais quedado aquí en la escuela, y supe que todo iría bien. Al menos, por ahora.
James frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando? ¿Por qué no íbamos a estar a salvo? Quiero decir, relativamente hablando, teniendo en cuenta que el Guardián anda suelto por la tierra y todo eso.
La cara de Zane estaba muy pálida y seria.
—¿Recuerdas cuando hablamos en el establo hace un par de semanas? Rose, me contaste como Merlín había sido engañado por ese tipo, Hadyn, hace mil años. Le dijo a Merlín que le entregaría a su prometida si duplicaba las tierras de Hadyn y fortificaba su castillo, haciendo que ni el propio Merlín pudiera atacar nunca a ninguno de sus ocupantes.
—Sí —dijo James, encogiéndose de hombros—. ¿Y?
—Que Merlín sabe que alguien irrumpió en su oficina hace unas semanas. Sabe que esa persona atravesó su Espejo Mágico y que probablemente descubrió algunas cosas no muy agradables sobre él. Y probablemente sabe que esa persona eres tú, James. ¿Así que, no te habías preguntado por qué no te ha mencionado nada al respecto?
—Bueno —respondió James lentamente—, como dijiste ese día en el establo, si Merlín fuese malo, habría venido a por nosotros. Eso debe querer decir que no es tan malo como podría ser. Tal vez, de alguna manera, está del lado del bien, y sabe que nosotros también. Tal vez lo está dejando pasar porque sabe que estamos intentando ayudar en la lucha contra el Guardián. —Incluso mientras lo decía le sonaba falso. En su corazón, no lo creía, pero no se le ocurría ninguna otra razón por la que Merlín no hubiera venido a por ellos.
Zane estaba sacudiendo su cabeza.
—Eso es lo que creía yo en ese momento. Pero luego pensé en la conversación entre Slytherin y Merlín, cuanto te tenían encerrado en el laboratorio. Dijiste que hablaron del trato que Hadyn había inducido a Merlín a aceptar, y dejaron bastante claro que Hogwarts era el castillo en el que vivía Hadyn cuando se hizo el trato. ¿No veis lo que eso significa?
Los ojos de Rose se desorbitaron.
—Eso significa que Hogwarts fue el castillo que Merlín fortificó. No puede ser violado desde afuera —dijo, asintiendo—. Eso explicaría como Voldemort y sus fuerzas fueron contenidas durante tanto tiempo durante la batalla. Los hechizos de protección de Merlín estaban funcionando aún, a pesar de que probablemente estaban un poco debilitados después de mil años.
—Explicaría también cómo las entradas secretas siguen apareciendo de nuevo con el tiempo —estuvo de acuerdo James, sobrecogido— ¡Como la que está bajo el Sauce Boxeador! ¡Es como si el castillo se curara a sí mismo tras haber sido dañado! ¡Las fortificaciones mágicas de Merlín todavía funcionan después de todos estos siglos! Incluso las partes construidas después de que Merlín lanzara su hechizo sobre el castillo! ¡Los trozos nuevos han heredado su protección!
Zane seguía sacudiendo la cabeza sombríamente.
—Todavía pasáis por alto la parte más importante. Hemos estado asumiendo que Merlín no os ha atacado porque estaba de vuestro lado y os estaba permitiendo averiguar ciertas cosas por alguna razón. Asumimos que os dejaba en paz porque era esencialmente bueno. Pero olvidamos la parte más interesante del acuerdo entre Hadyn y Merlín.
Rose soltó de repente un grito ahogado y se cubrió la boca. Los ojos de James se abrieron, recordando. Lo había tenido delante todo el tiempo. Él mismo Slytherin lo había dicho, esa noche en su oficina hacía mil años: no puedes tocar un pelo de la cabeza de ninguno de los habitantes de este castillo, había dicho Slytherin, tus amenazas son formidables, pero afortunadamente, no tienen ningún efecto aquí.
—No puede hacer daño a nadie dentro de las paredes del castillo —susurró James—. Esa fue la última parte del acuerdo de Hadyn, porque Hadyn sabía que Merlín intentaría vengarse de él. Por eso Merlín tuvo que esperar a que Hadyn estuviera de viaje en su carruaje. Sólo así podía atacarlo.
James miró a Rose. Esta tenía la mano todavía en la boca y su cara había perdido todo color.
—¿Podría ser tan descarado como para sugerir —dijo Zane, mirándolos a ambos de forma muy significativa— que no os vayáis de viaje por el momento?
La primera preocupación de James estaba siendo Ralph, que estaba de hecho viajando por vacaciones, alojado con su padre en su apartamento en Londres. Zane les aseguró que ya había ido a ver a Ralph, advirtiéndole que mantuviera su varita a mano e intentara no quedarse nunca solo.
—No está muy feliz al respecto —explicó Zane—, especialmente cuando su varita es un pedazo del báculo de Merlín. Cree que no será capaz de utilizarla contra Merlín si todo se viene abajo. Además podría tener razón, pero eso no se lo dije.
—Pero es su varita ahora —insistió Rose—, la ganó. Es suya para utilizarla como desee.
Zane no estaba tan seguro.
—Esto es magia antigua, Rose. No es como si Ralph hubiese luchado contra Merlín y ganado su varita. El báculo se rompió, y Ralph sólo consiguió una parte de él. El báculo todavía recuerda cuando estaba entero y sabe que Merlín es aún el amo del resto. Podrías tener razón, pero no podemos asumir que lo que es cierto para toda una varita lo sea también para parte de ella.
—Definitivamente no le digas eso a Ralph —dijo James—. Ya está bastante nervioso, y nunca sabrá la verdad a no ser que llegue el momento de luchar. Lo mejor será que sinceramente crea que la varita es totalmente suya. En realidad eso podría ayudar a que fuera verdad.
Zane asintió.
—Mientras tanto, comprobaré con Madame Delacroix lo de tu muñeco vudú. Intentaré conseguir que me cuente qué puede hacerse con él. Después de todo, ella fue quien lo hizo.
Rose preguntó:
—¿Puedes hablar con ella?
—Claro. Está aquí mismo en los terrenos, en la planta psiquiátrica del ala médica. La mantienen encerrada y bajo llave, pero se le permiten visitas. Quedó bastante chiflada después de toda la experiencia del Santuario Oculto, pero apuesto a que me recuerda. Y a un gran leño. —Zane sonrió abierta y perversamente.
—Yo dudaría en volver a sacar ese tema. —dijo Rose, poniendo los ojos en blanco—. Pero podría ayudar a soltarle la lengua. Después de todo, fue uno de vuestros presidentes el que dijo: hablar suavemente y llevar un buen garrote.
—Sí —estuvo de acuerdo Zane—, los buenos garrotes son mi especialidad.
Después de eso, Zane deseó a James y Rose buenas noches y Feliz Navidad. Aparentemente tenía que ir a su propia fiesta de Navidad, porque era bastante más temprano donde se encontraba. Rompió a cantar un grosero villancico y desapareció a mitad del estribillo.
James y Rose se desearon también buenas noches y se marcharon por caminos separados, subiendo las escaleras hacia sus respectivos dormitorios. A James se le ocurrió que tenía todo el dormitorio de segundo para él sólo durante las vacaciones, y eso le preocupó un poco. Se recordó a sí mismo que lo que Zane había dicho era cierto, Merlín no podía hacerle daño dentro de las paredes de Hogwarts. Aún así, la idea de que Merlín realmente podría desear no sólo hacer daño a James, sino a Rose y a Ralph también, era un poco aterradora. Una cosa era tener un enemigo genérico y nebuloso suelto por el mundo, y otra tener uno específico bajo tu mismo techo y saber que ese enemigo era uno de los magos más poderosos que hubieran existido jamás. Afortunadamente, después de las actividades del día en la nieve y el estrés de las conversaciones con Petra y sus padres, James estaba lo bastante agotado como para que no le importara demasiado. Además, tenía la vaga sensación de que Cedric cuidaba de él. Si Merlín venía a por James, Cedric encontraría una forma de advertirle. Pensando eso, James cayó en un profundo sueño.
Tuvo el sueño de nuevo, y fue más claro que nunca. Hubo un destello, un susurro de cuchillas y el ruido de una vieja maquinaria. Había una charca parpadeante y los rostros tristes de los jóvenes, un hombre y una mujer. Lo peor de todo era que había una voz penetrante, constantemente tentadora, prometedora e instructora. Una sensación de profunda tristeza invadió el sueño, pero bajo la tristeza, como cuchillas afiladas bajo una manta suave, había ira. Era una fría y pulsante rabia, tan grande como el cielo y tan profunda como el océano. Y finalmente, por primera vez, James vio a su compañero. La figura se reflejó en el estanque, una silueta y el indicio de una cara. Todavía no sabía dónde estaba el estanque o donde estaba enterrado este lugar secreto y oculto, pero finalmente tuvo un presentimiento de quien era esta persona atormentada. Largo cabello negro y penetrantes ojos azules. Sus ojos eran como carbones: duros y fríos, disimulando el fuego que podría quemarlo todo y a todos.
—Has maldecido —dijo la voz alta y clara—. Has probado las aguas, sí. Pero debes llevar a cabo el rito final para hacerte realmente digna. Debes hacer un sacrificio tan grande que no habrá marcha atrás. Debes despojar a aquellos que te despojaron. Será una dura y dolorosa senda, que solo tú puedes recorrer, pero eso es el precio del equilibrio. Debes estar dispuesta a atravesar la senda por todos aquellos que vendrán después de ti. Y por ese sacrificio, honrarán tu memoria. Te alabarán. Tu historia se convertirá en una leyenda. Y a través de esa leyenda, vivirás para siempre, no importa lo qué le suceda a tu forma mortal. A través de tus juicios, se alcanzará la justicia. Lo que has perdido te será devuelto. Su sangre se pagará de la única forma en que puede hacerlo: con más sangre. Es tu deber y tu honor.
—Será un honor —respondió la figura de cabello negro con una voz fría y tranquila. Una lágrima goteó del mentón de la figura y cayó en el estanque, donde se evaporó.
James siguió durmiendo. Y por la mañana, apenas recordaba el sueño. Pero su cicatriz fantasmal latía preocupantemente, y James se preguntó por qué, sabiendo que significaba algo, pero incapaz de averiguar qué. Bajó a desayunar, y cuando entró en el Gran Comedor, el dolor de su frente había desaparecido por completo.
Albus y Rose estaban sentados a la mesa Gryffindor con Hugo y Petra, inmersos en una estridente conversación. James se unió a ellos, sonriendo alegremente.
Para cuando terminó su desayuno, había olvidado completamente el sueño.
Las vacaciones de navidad terminaron de forma extraña para James. Ya que Rose, Albus y él no habían ido a ninguna parte, no hubo triste viaje de retorno. En vez de eso, parecía como si la escuela hubiera vuelto a ellos. El domingo cuando la mayoría de los estudiantes volvían de sus viajes, James y Rose estaban sentados en un soleado asiento de la ventana que daba al patio. Silenciosamente, observaron grupos de compañeros descargando sus mochilas y baúles, tirando de ellos escaleras arriba hasta la entrada principal. El enorme muñeco de nieve que James, Rose y Albus había erigido se había fundido un poco tras un deshielo repentino. Su nariz colgaba tristemente y una de las ramas que hacía de brazo se había caído. Nieve derretida goteaba sin cesar de los techos y balcones del castillo. James se sentía bastante satisfecho de que las vacaciones hubieran acabado y ansiaba retomar las clases y los ensayos de la obra.
Extrañamente, sin embargo, ninguno de ellos había visto a Merlín en todas las vacaciones. James había pasado junto a la profesora McGonagall en el pasillo fuera de su oficina, y ella le había informado de que, por lo que sabía, Merlín había pasado las vacaciones en el castillo.
—No es como si el director tuviera familia —había comentado—. Y uno solo puede suponer que sus tradiciones navideñas serán bastante diferentes a las nuestras, de todos modos. Además, el director Ambrosius es un hombre muy reservado, como habrás notado. Si hubiera tenido algún plan, dudo que nos lo hubiera contado a ninguno de nosotros.