La música del mundo (66 page)

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Authors: Andrés Ibáñez

Tags: #Fantasía, Relato

BOOK: La música del mundo
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estuvieron toda la tarde haciendo el amor, lo hicieron una vez tras otra hasta caer en una especie de delirio… desapareció el Tiempo… vivían en el fondo de una caverna oscura… luego, en lo alto de una torre, a través de cuyas ventanas tan sólo se veían las nubes… merodeaban como leopardos, o se tendían como serpientes u otros animales, sobre los pliegues de la colcha azul de la cama de Block, pero las cortinas, las sillas, la lámpara y el resto de los muebles habían desaparecido… también la ventana y las paredes de la habitación, e incluso el suelo… flotaban en el río de la vida… salían flotando por la ventana, flotaban por el río de estrellas… oh, cómo se amaban, sus almas enamoradas, sus cuerpos enamorados… hicieron el amor como dos faunos, luego como dos pájaros, y luego como dos ranas… sus bocas se perdían con sus sexos en conversaciones interminables, casi infinitas… hicieron el amor como un tigre con una mariposa, como un muchacho circuncidado con una centaura, como un cisne con una mujer humana, y al final como dos sirenas… y al mismo tiempo se reían, se besaban, se decían el uno al otro cuánto se querían, y qué hermosos se encontraban el uno al otro y cuánta exaltada y desmedida felicidad sentían sus pobres corazones… y al final se quedaron entrelazados y dormidos…

cuando se despertaron, ya era de noche… la luz de la luna entraba por la ventana… cerca del techo flotaban dos ángeles… eran un ángel y una ángela, y estaban envueltos en una luz dorada… a Block le sorprendió lo intensamente que olía la piel de Estrella… era el olor de su piel, no había flor ni perfume que pudiera comparársele… el contacto con la piel de ella también le sorprendió… había cambiado… sentía su percepción intensificada, especialmente su percepción de Estrella: la besó en el hombro, y le asombró la sensación de intimidad que le traía ese beso: eran los efectos de la transubstanciación…

—¡cómo ha cambiado todo de pronto! suspiró Block… hasta hace unas pocas horas tú y yo éramos unos desconocidos… días y días hemos estado cada uno en su casa, quietos, solos, pensando… yo salía a la calle, paseaba; me sorprendía la lluvia, me refugiaba en algún sitio… y ayer, cuando nos encontramos en la Filmoteca…

—¿ayer? rió Estrella… pero Block, ¡si ha sido hoy!

—¿hoy? decía Block confuso… ¿cómo hoy?

—ha sido hoy… esta tarde… hace un rato

—¿esta tarde?… es cierto, dijo Block maravillado… nos hemos dormido tan profundamente… parece que ha pasado muchísimo tiempo

—has perdido la noción del tiempo, dijo Estrella rodando sobre sí misma y acercándose a sus labios… estoy muerta de hambre, dijo después de besarle varias veces con sus labios húmedos, también ella sorprendida y fascinada por la transubstanciación, no habían comido nada en todo el día

—yo también… ¿salimos a comer algo?

—no, dijo Estrella… no quiero salir ya nunca de esta casa

—¿eres feliz? preguntó Block

—soy muy feliz…

—te brillan los ojos y los labios, decía Block… tienes los labios hinchados y rojos, te arde la piel… estás bellísima

—tú y yo somos dioses, dijo Estrella, dejando de besarle y apartándose para mirarle, y pasando su mano sobre su pecho, su vientre, sus muslos…

—Estrella, dijo Block… eres tan excesiva, Estrella… eres tan apasionada… eres una medida de las cosas desconocida para mí… eres el amor total, la entrega total

—tú eres igual, le dijo Estrella… tú eres igual, Block… ¿no lo sabías? dijo mirándole seriamente, y luego sonrió de nuevo

9

comenzaba así la estación de su amor… era una estación fuera del tiempo… ¿por qué?… la primera razón era que cuando hacían el amor se entregaban el uno al otro de forma tan apasionada, que para ellos desaparecía completamente el sentido del paso del tiempo… había instantes en los que Estrella, de improviso, se detenía en sus caricias, y Block sentía que en ese mismo instante volvía al tiempo y que la intensidad del placer le había tenido hasta entonces flotando en una sima de la eternidad ¿durante una hora? ¿durante un minuto?… a veces sentía físicamente cómo Estrella entraba en la Eternidad, de qué manera una caricia la transportaba a esa dimensión azul, por la que ella flotaba gimiendo suavemente, levantando y cruzando inconscientemente las piernas en el aire y sin querer volver de ese limbo próximo a la muerte, hasta que él pensaba que su cuerpo delicado no podría resistir más, y se detenía, y entonces sentía cómo ella volvía al Tiempo con un espasmo —y cómo ella no
sabía
si su éxtasis había durado una hora o un minuto…

la segunda razón era que ninguno de los dos quería pensar en el final de su amor, que los dos sabían próximo… sintiéndose enamorados el uno del otro y sólo con el presente a su alcance, no deseaban pensar siquiera en un futuro lleno de sombras, simas y monstruos: la vuelta de Jaime, la partida de Block rumbo a Francia, la larga separación, el momento en que Estrella le hablara a Jaime… Block volvería de Francia al cabo de poco tiempo, pero eso no significaba que Estrella fuera a abandonar a Jaime… cuando Block le contó a Estrella que se iba a ir a Antibes unas semanas, ella casi se echó a llorar (es decir, se echó a llorar boca abajo en la cama, y estuvo llorando largo rato por el amor, por la felicidad de esos días, por la lluvia, por nada en especial, por miedo, por cansancio, por ternura) y le dijo que seguramente él no volvería nunca a Países… ¿por qué? había preguntado Block, y la ausencia de una respuesta de Estrella, o de una explicación racional para ese temor tan inesperado, le había asustado tanto como una premonición… y cuando Estrella hablara con Jaime ¿qué haría Jaime?… Jaime lo comprenderá, había dicho Estrella… tendrá que comprenderlo… son cosas que pasan, había dicho Estrella, somos personas independientes, no estamos obligados por una cadena… por todo ello no quería ni pensar en el futuro: Block volvería, Estrella se lo contaría todo a Jaime, pero ellos dos ya no volverían a ser amantes… entonces ¿para qué contárselo a Jaime?… y si ella no estaba obligada por una cadena, entonces, ¿por qué?… era todo tan complicado… estaban tan confusos… no habían tenido tiempo para comprender qué les había pasado… cada vez que se ponían a pensar… por eso era quizá mejor no pensar —y no pensaban…

la tercera razón por la que su estación del amor sucedió fuera del tiempo era que durante esos días ellos vivían sin dirección, sin objeto, sin tiempo… salían a la calle para tomar el aire, comían, se bañaban, oían música, en cualquier momento, en cualquier orden… a veces desayunaban o comían en medio de la noche… decidían dar un paseo antes de dormirse, salían a la calle y contemplaban un inesperado y hermoso amanecer… se despertaban, intentaban ducharse y no había agua caliente, porque ya no funcionaba la caldera… era como si desearan destruir la sensación temporal que crea la alternancia del día y la noche, los horarios de las comidas, los gestos y ritos de la vida cotidiana, para convertir aquellos tres días que tenían, en esa eternidad del amor que no tenían…

puesto que al hacer el amor salían del tiempo, y ya no querían pensar en el futuro ni hacer planes, y vivían sin tiempo, rodando en el centro de una especie de esfera de la locura, el orden de los acontecimientos tampoco importaba nada en la estación del amor de Block y Estrella… los detalles, las «costumbres» de los amantes eran a veces pintorescos, a veces casi divertidos… a Franz le encantaba acariciar las nalgas de su Diotima durante la cópula; cuando ella estaba encima, esto servía además para ayudar a los movimientos, y para controlar el ritmo… a Diotima le gustaba sentir la penetración del pene cada vez, y prefería por ello las posturas en que ambos estaban ligeramente separados… ella se colocaba encima, de espaldas a él y Block se incorporaba para ver el temblor de sus nalgas; contemplar su rítmico movimiento y su temblor le excitaba de forma casi intolerable… ella era capaz de tener orgasmos innumerables con sólo ser besada en el pecho; a veces Block pensaba que era ésta la forma más intensa de placer que ella era capaz de sentir… por eso, cuando hacían el amor sentados él con las piernas juntas como un faraón egipcio y ella abriendo los muslos y empalándose (ah, las viejas metáforas eróticas) en él, él besaba sus pezones rojos, casi tan duros como el pórfido, y ella temblaba como un pájaro… hacían el amor noche y día, hasta quedar agotados y dormidos, y cuando no hacían el amor jugaban el uno con el otro, se bañaban durante horas, escuchaban música, y hablaban, hablaban sin parar… salían a pasear o a tomar algo y siempre acababan buscando un rincón tranquilo donde besarse y acariciarse, y llegaba un momento en que tenían que volver corriendo a casa, muertos de risa por la impaciencia de su deseo, para seguir haciendo el amor… y en todo había mucho amor; hacían el amor con amor, y a menudo se detenían para besarse y para decirse cuánto se querían, y a veces lloraban de amor…

10

«como un ángel moviéndose sobre el agua, / contemplaste mi rostro…» le dijo Estrella a Block, sonriéndole a través del aire…

era una hermosa mañana de lluvia… los dos estaban tendidos en la alfombra del salón de la casa de Block, escuchando la sonata para flauta, viola y arpa de Debussy, Block boca arriba, pelando una manzana roja cuya piel roja y amarilla iba cayendo sobre su pecho trozo tras trozo, y Estrella boca abajo, hojeando una gruesa edición de los poemas de Anna Akhmatova en ruso y en inglés que había encontrado en la biblioteca de Block, leyendo aquí y allá y curioseando las fotografías y las ilustraciones… los dos estaban desnudos…

«esto es precioso, Block, escucha: "Yo vivo como un cuco en un reloj, / y no siento envidia por los pájaros del bosque"… es tan triste… como esos cuentos rusos, ¿sabes? esos cuentos tan crueles…»

«Estrella, ya te estás enamorando…, dijo Block… tú, criatura de amor, te estás enamorando de los poemas de Anna Akhmatova…»

«es posible, dijo Estrella… levantó los ojos y miró a Block, ¿qué pasa? dijo, y luego bajó los ojos y siguió leyendo con una sonrisa en los labios… mira, escucha, Block, dijo al cabo de un rato… ¿conoces este poema? ¿el poema que trata de un pájaro que se llama Gamayún?

"Yo soy fatal para aquellos que son jóvenes y tiernos.

Soy el pájaro del dolor. Soy — Gamayún.

Pero a ti, el de los ojos grises, a ti no te tocaré.

Cerraré mis ojos, doblaré mis alas en mi pecho

para que, no viéndome, puedas seguir tu verdadero camino.

Me hundiré, moriré, con tal que tú encuentres la felicidad."

Así cantó Gamayún en las negras ramas de otoño,

pero el viajero se apartó de su camino resplandeciente.

qué hermoso es, dijo Estrella… "tú, el de los ojos grises"… y esa clase de frases, esas frases que sólo se dicen en los cuentos rusos: "moriré, con tal que tú encuentres la felicidad"… ¿tú escribes cosas así, Block?… mira, es tan bello… el pájaro Gamayún ofrece su vida por el viajero de los ojos grises, pero el viajero tiene miedo… abandona el camino resplandeciente, tiene demasiado miedo al dolor…» Estrella le miró con los ojos húmedos, y entonces él se dio cuenta de que ella les veía a ellos dos caminando por el bosque, entrando en el bosque por el camino resplandeciente y encontrándose con Gamayún —ya que ellos también tenían miedo…

«"yo soy fatal para aquellos que son jóvenes y tiernos…" lo escribió en Tsarskoye Selo… ¿qué es Tsarskoye Selo?»

«significa "el pueblo del zar", dijo Block… es un pueblecito que está cerca de Petersburgo, era donde estaba la residencia de verano de los zares —el palacio de Catalina… Anna Akhmatova creció allí… mira, en ese tomo hay varias fotografías de Tsarskoye Selo… era un sitio maravilloso, una villa llena de parques y avenidas de tilos… Anna Akhmatova le llamaba "el Trianón ruso"…»

Block se tendió a su lado, y fueron mirando juntos las fotografías de Tsarskoye Selo; eran fotografías antiguas, en blanco y negro, y casi todas habían sido retocadas, perfilando allá una piedra o una hoja, llenando de negro (abierta) el vano de una ventana, poniendo pupilas a los ojos de una estatua, añadiendo delicados reflejos de plata en las aguas de un canal… la fachada del palacio de Catalina, iluminada por una luz de amanecer de invierno, frente al Parque Viejo… la Ermita, y una avenida de tilos en el Parque Viejo… una escultura de bronce que representaba una muchacha con un cántaro roto, coronando una fuente de piedra…

«Pushkin escribió un poema sobre esta estatua, dijo Block… según Pushkin, la muchacha rompió el cántaro contra la roca, pero, por un milagro, el agua no dejó jamás de caer de entre los pedazos… y "la muchacha se sienta, eternamente triste, sobre la corriente eterna"…»

«oh, dijo Estrella, ¿por qué tanta eternidad?»

el Gran Capricho, o el Pabellón Chino, un pabellón suspendido en lo alto de un puente de piedra, por encima de un estanque cubierto de una espesa alfombra de liquen… una alfombra flotante, romántica y maloliente… hierbas, flores, delicadas ramas de abedul… una avenida, corriendo a lo largo del canal de Vittolovsky… «este sol entre las hojas… dijo Estrella, esta luz del sol entre las copas de los árboles, representa para mí la felicidad…» un estanque, o quizás un río, en el Parque de Alejandro… y el Pabellón de Música en el Parque de Catalina… «es curioso, Block, dijo Estrella, cuando veo fotos de lugares así, estos rincones del mundo, esos parques, esos palacios, me da la impresión de que los reconozco… me resulta todo tan familiar…» «Estrella, dijo Block, tú y yo hemos vivido en sitios así en otra vida… ¿dónde nos hemos conocido tú y yo?…»

«¿en otra vida?» dijo Estrella

«te sientes siempre atraída por esas cosas… los esmaltes de Palekh, las pinturas de Ivan Bilibin, Shishkin… mira, ¿has visto este libro de Shishkin?» añadió, tendiéndole un esbelto volumen encuadernado en piel color crema y con letras doradas…

«¿Shishkin? dijo Estrella… ¿por qué sabes que me gusta Shishkin?»

«vi en tu casa una reproducción del abeto nevado… hace tiempo…»

«¿cuál es la razón de que Shishkin sea tan misterioso?» dijo Estrella, cuando los dos pasaban las pegajosas páginas satinadas «yo creo que la razón es, dijo Block, que él pinta escenas del bosque donde no hay nadie… mira, "un bosque de abetos" (todos los títulos son así), un arroyo, un claro en el bosque de abetos… hay dos ositos diminutos cerca del tronco de uno de los abetos… hay un pájaro negro volando sobre las copas de los árboles, y uno de los osos parece estarle mirando… sin embargo, ni los osos ni el pájaro son los protagonistas del cuadro… es como estas golondrinas que vuelan casi a ras de tierra, por el camino que cruza los campos de trigo… Shishkin pinta los árboles, los arroyos de los bosques, la luz entre los troncos de los árboles… las corrientes de agua… el misterio está en que sus cuadros están vacíos… pero ¿por qué vacíos?… simplemente porque no estamos nosotros… Shishkin pinta lo que no significa nada… a veces hay figuras humanas en sus cuadros, pero están de paso —como el pájaro negro, el oso que mira al pájaro negro, o las golondrinas… éste es su cuadro más célebre, varios ositos jugando en el tronco de un árbol, pero esta pintura de "tema" es una excepción en su obra… los cuadros de Shishkin no tienen tema… él pinta el mundo, no pinta el efecto de los efectos… pinta la bella y radical ausencia de significado… pinta el misterioso estar del mundo… estaba aquí antes, y seguirá estando cuando tú y yo muramos…»

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