La noche de Tlatelolco (26 page)

Read La noche de Tlatelolco Online

Authors: Elena Poniatowska

Tags: #Historico, Testimonio

BOOK: La noche de Tlatelolco
5.72Mb size Format: txt, pdf, ePub

• Francisco Martínez de la Vega, «¿Hacia dónde va nuestro país?»,
El Día
, 8 de octubre de 1968.

MEMORIAL DE TLATELOLCO

La oscuridad engendra la violencia

y la violencia pide oscuridad

para cuajar el crimen.

Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche

para que nadie viera la mano que empuñaba

el arma, sino sólo su efecto de relámpago.

¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?

¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?

¿Los que huyen sin zapatos?

¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?

¿Los que se pudren en el hospital?

¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.

La plaza amaneció barrida; los periódicos

dieron como noticia principal

el estado del tiempo.

Y en la televisión, en el radio, en el cine

no hubo ningún cambio de programa,

ningún anuncio intercalado ni un

minuto de silencio en el banquete.

(Pues prosiguió el banquete).

No busques lo que no hay: huellas, cadáveres

que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,

a la Devoradora de Excrementos.

No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.

Más he aquí que toco una llaga: es mi memoria.

Duele, luego es verdad. Sangre con sangre

y si la llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.

Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca

sobre tantas conciencias mancilladas,

sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,

sobre el rostro amparado tras la máscara.

Recuerdo, recordemos

hasta que la justicia se siente entre nosotros.

Rosario Castellanos.

En su mayoría estos testimonios fueron recogidos en octubre y en noviembre de 1968. Los estudiantes presos dieron los suyos en el curso de los dos años siguientes. Este relato les pertenece. Está hecho con sus palabras, sus luchas, sus errores, su dolor y su asombro. Aparecen también sus «aceleradas», su ingenuidad, su confianza. Sobre todo les agradezco a las madres, a los que perdieron al hijo, al hermano, el haber accedido a hablar. El dolor es un acto absolutamente solitario. Hablar de él resulta casi intolerable; indagar, horadar, tiene sabor de insolencia.

Este relato recuerda a una madre que durante días permaneció quieta, endurecida bajo el golpe y, de repente, como animal herido —un animal a quien le extraen las entrañas— dejó salir del centro de su vida, de la vida misma que ella había dado, un ronco, un desgarrado grito. Un grito que daba miedo, miedo por el mal absoluto que se le puede hacer a un ser humano; ese grito distorsionado que todo lo rompe, el ay de la herida definitiva, la que no podrá cicatrizar jamás, la de la muerte del hijo.

Aquí está el eco del grito de los que murieron y el grito de los que quedaron. Aquí está su indignación y su protesta. Es el grito mudo que se atoró en miles de gargantas, en miles de ojos desorbitados por el espanto el 2 de octubre de 1968, en la noche de Tlatelolco.

E. P.

ENCABEZADOS DE LOS PRINCIPALES DIARIOS DE LA CAPITAL EL JUEVES 3 DE OCTUBRE DE 1968

EXCÉLSIOR
:

Recio Combate al Dispersar el Ejército un mitin de Huelguistas. 20 Muertos, 75 Heridos, 400 Presos. Fernando M. Garza, director de Prensa de la Presidencia de la República.

NOVEDADES
:

Balacera entre Francotiradores y el Ejército en Ciudad Tlatelolco.

Datos Obtenidos: 25 Muertos y 87 Lesionados: El Gral. Hernández Toledo y 12 Militares más están heridos.

EL UNIVERSAL
:

Tlatelolco, Campo de Batalla. Durante Varias Horas Terroristas y Soldados Sostuvieron Rudo Combate. 29 Muertos y más de 80 Heridos en Ambos Bandos; 1 000 Detenidos.

LA PRENSA
:

Muchos Muertos y Heridos; habla García Barragán.

Balacera del Ejército con Estudiantes.

EL DÍA
:

Criminal Provocación en el Mitin de Tlatelolco causó Sangriento Zafarrancho. Muertos y Heridos en Grave Choque con el Ejército en Tlatelolco: Entre los heridos están el general Hernández Toledo y otros doce militares. Un soldado falleció. El número de civiles que perdieron la vida o resultaron lesionados es todavía impreciso.

EL HERALDO
:

Sangriento encuentro en Tlatelolco. 26 Muertos y 71 Heridos. Francotiradores dispararon contra el Ejército: el General Toledo lesionado.

EL SOL DE MÉXICO (Matutino)
:

Manos Extrañas se Empeñan en Desprestigiar a México.

El Objetivo: Frustrar los XIX Juegos. Francotiradores Abrieron Fuego contra la Tropa en Tlatelolco.

Heridos un General y 11 Militares; 2 Soldados y más de 20 civiles muertos en la peor refriega.

EL NACIONAL
:

El Ejército tuvo que repeler a los Francotiradores: García Barragán.

OVACIONES
:

Sangriento Tiroteo en la Plaza de las 3 Culturas. Decenas de Francotiradores se enfrentaron a las Tropas. Perecieron 23 personas, 52 lesionados, mil detenidos y más vehículos quemados.

LA AFICIÓN
:

Nutrida Balacera provocó en Tlatelolco un Mitin Estudiantil.

Todos los testimonios coinciden en que la repentina aparición de luces de bengala en el cielo de la Plaza de las Tres Culturas de la Unidad habitacional Nonoalco-Tlatelolco desencadenó la balacera que convirtió el mitin estudiantil del 2 de octubre en la tragedia de Tlatelolco.

A las cinco y media del miércoles 2 de octubre de 1968, aproximadamente diez mil personas se congregaron en la explanada de la Plaza de las Tres Culturas para escuchar a los oradores estudiantiles del Consejo Nacional de Huelga, los que desde el balcón del tercer piso del edificio Chihuahua se dirigían a la multitud compuesta en su gran mayoría por estudiantes, hombres y mujeres, niños y ancianos sentados en el suelo, vendedores ambulantes, amas de casa con niños en brazos, habitantes de la Unidad, transeúntes que se detuvieron a curiosear, los habituales mirones y muchas personas que vinieron a darse una «asomadita». El ambiente era tranquilo a pesar de que la policía, el ejército y los granaderos habían hecho un gran despliegue de fuerza. Muchachos y muchachas estudiantes repartían volantes, hacían colectas en botes con las siglas
CNH
, vendían periódicos y carteles, y, en el tercer piso del edificio, además de los periodistas que
cubren
las fuentes nacionales había corresponsales y fotógrafos extranjeros enviados para informar sobre los Juegos Olímpicos que habrían de iniciarse diez días más tarde.

Hablaron algunos estudiantes: un muchacho hacía las presentaciones, otro de la
UNAM
, dijo: «El Movimiento va a seguir a pesar de todo», otro del
IPN
: «… se ha despertado la conciencia cívica y se ha politizado a la familia mexicana»; una muchacha, que impresionó por su extrema juventud, habló del papel de las brigadas. Los oradores atacaron a los políticos, a algunos periódicos, y propusieron el boicot contra el diario
El Sol
. Desde la rampa del tercer piso vieron cómo hacía su entrada un grupo de trabajadores que portaba una manta: «Los ferrocarrileros apoyamos el Movimiento y desconocemos las pláticas Romero Flores-GDO». Este contingente obrero fue recibido con aplausos. El grupo de ferrocarrileros anunció paros escalonados desde «mañana 3 de octubre en apoyo del Movimiento Estudiantil».

Cuando un estudiante apellidado Vega anunciaba que la marcha programada al Casco de Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional no se iba a llevar a cabo, en vista del despliegue de fuerzas públicas y de la posible represión, surgieron en el cielo las luces de bengala que hicieron que los concurrentes dirigieran automáticamente su mirada hacia arriba. Se oyeron los primeros disparos. La gente se alarmó. A pesar de que los líderes del
CNH
desde el tercer piso del edificio Chihuahua, gritaban por el magnavoz: «¡No corran compañeros, no corran, son salvas!… ¡No se vayan, no se vayan, calma!», la desbandada fue general. Todos huían despavoridos y muchos caían en la plaza, en las ruinas prehispánicas frente a la iglesia de Santiago Tlatelolco. Se oía el fuego cerrado y el tableteo de ametralladoras. A partir de ese momento, la Plaza de las Tres Culturas se convirtió en un infierno.

En su versión del jueves 3 de octubre de 1968 nos dice
Excélsior
: “Nadie observó de dónde salieron los primeros disparos. Pero la gran mayoría de los manifestantes aseguraron que los soldados, sin advertencia ni previo aviso comenzaron a disparar.

…Los disparos surgían por todos lados, lo mismo de lo alto de un edificio de la Unidad Tlatelolco que de la calle donde las fuerzas militares en tanques ligeros y vehículos blindados lanzaban ráfagas de ametralladora casi ininterrumpidamente…”
Novedades
,
El Universal
,
El Día
,
El Nacional
,
El Sol de México
,
El Heraldo
,
La Prensa
,
La Afición
,
Ovaciones
, nos dicen que el ejército tuvo que repeler a tiros el fuego de francotiradores apostados en las azoteas de los edificios. Prueba de ello es que el general José Hernández Toledo que dirigió la operación recibió un balazo en el tórax y declaró a los periodistas al salir de la intervención quirúrgica que se le practicó: «Creo que si se quería derramamiento de sangre ya es más que suficiente con la que yo ya he derramado». (
El Día
, 3 de octubre de 1968).

Según
Excélsior
“se calcula que participaron unos 5 000 soldados y muchos agentes policiacos, la mayoría vestidos de civil. Tenían como contraseña un pañuelo envuelto en la mano derecha. Así se identificaban unos a otros, ya que casi ninguno llevaba credencial por protección frente a los estudiantes.

«El fuego intenso duró 29 minutos. Luego los disparos decrecieron pero no acabaron».

Los tiros salían de muchas direcciones y las ráfagas de las ametralladoras zumbaban en todas partes y, como afirman varios periodistas, no fue difícil que los soldados, además de los francotiradores, se mataran o hirieran entre sí. «Muchos soldados debieron lesionarse entre sí, pues al cerrar el círculo los proyectiles salieron por todas direcciones», dice el reportero Félix Fuentes en su relato del 3 de octubre en
La Prensa
. El ejército tomó la Plaza de las Tres Culturas con un movimiento de pinzas, es decir llegó por los dos costados y 5 mil soldados avanzaron disparando armas automáticas contra los edificios, añade Félix Fuentes.

«En el cuarto piso de un edificio, desde donde tres oradores habían arengado a la multitud contra el gobierno, se vieron fogonazos. Al parecer, allí abrieron fuego agentes de la Dirección Federal de Seguridad y de la Policía Judicial del Distrito.

«La gente trató de huir por el costado oriente de la Plaza de las Tres Culturas y mucha lo logró pero cientos de personas se encontraron a columnas de soldados que empuñaban sus armas a bayoneta calada y disparaban en todos sentidos. Ante esta alternativa las asustadas personas empezaron a refugiarse en los edificios pero las más corrieron por las callejuelas para salir a Paseo de la Reforma cerca del Monumento a Cuitláhuac.

«Quien esto escribe fue arrollado por la multitud cerca del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores. No muy lejos se desplomó una mujer, no se sabe si lesionada por algún proyectil o a causa de un desmayo. Algunos jóvenes trataron de auxiliarla pero los soldados lo impidieron».

El general José Hernández Toledo declaró después que para impedir mayor derramamiento de sangre ordenó al ejército no utilizar las armas de alto calibre que llevaba (
El Día
, 3 de octubre de 1968). (Hernández Toledo ya ha dirigido acciones contra la Universidad de Michoacán, la de Sonora y la Autónoma de México, y tiene a su mando hombres del cuerpo de paracaidistas calificados como las tropas de asalto mejor entrenadas del país). Sin embargo, Jorge Avilés, redactor de
El Universal
escribe el 3 de octubre: «Vimos al ejército en plena acción; utilizando toda clase de armamentos, las ametralladoras pesadas empotradas en una veintena de
yips
, disparaban hacia todos los sectores controlados por los francotiradores».
Excélsior
reitera: «Unos trescientos tanques, unidades de asalto,
yips
y transportes militares tenían rodeada toda la zona, desde Insurgentes a Reforma, hasta Nonoalco y Manuel González. No permitían salir ni entrar a nadie, salvo rigurosa identificación». («Se Luchó a Balazos en Ciudad Tlatelolco, Hay un Número aún no Precisado de Muertos y Veintenas de Heridos»,
Excélsio
r, jueves 3 de octubre de 1968.) Miguel Ángel Martínez Agis reporta: «Un capitán del Ejército usa el teléfono. Llama a la Secretaría de la Defensa. Informa de lo que está sucediendo: 'Estamos contestestando con todo lo que tenemos…' Allí se veían ametralladoras, pistolas 45, calibre 38 y unas de 9 milímetros». («Edificio Chihuahua, 18 hrs.», Miguel Ángel Martínez Agis,
Excélsior
, 3 de octubre de 1968).

El general Marcelino García Barragán, Secretario de la Defensa Nacional declaró: Al aproximarse el ejército a la Plaza de las Tres Culturas fue recibido por francotiradores. Se generalizó un tiroteo que duró una hora aproximadamente…

»Hay muertos y heridos tanto del Ejército como de los estudiantes: No puedo precisar en estos momentos el número de ellos.

»—¿Quién cree usted que sea la cabeza de este movimiento?

»—Ojalá y lo supiéramos.

[Indudablemente no tenía bases para inculpar a los estudiantes.]

»—¿Hay estudiantes heridos en el Hospital Central Militar?

»—Los hay en el Hospital Central Militar, en la Cruz Verde, en la Cruz Roja. Todos ellos están en calidad de detenidos y serán puestos a disposición del Procurador General de la República. También hay detenidos en el Campo Militar número 1, los que mañana serán puestos a disposición del General Cueto, Jefe de la Policía del DF.

»—¿Quién es el comandante responsable de la actuación del ejército?

»—El comandante responsable soy yo». (Jesús M. Lozano,
Excélsior
, 3 de octubre de 1968, «La libertad seguirá imperando». El Secretario de Defensa hace un análisis de la situación).

Other books

The Telephone Booth Indian by Abbott Joseph Liebling
Jubilee by Patricia Reilly Giff
The Gravity Keeper by Michael Reisman
Maid for Scandal by Anthea Lawson
Fourth of July Creek by Smith Henderson
To Love and to Cherish by Patricia Gaffney
The Princess Curse by Merrie Haskell