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Authors: Elena Poniatowska

Tags: #Historico, Testimonio

La noche de Tlatelolco (11 page)

BOOK: La noche de Tlatelolco
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—Órale pues…

Yo me bajé y veo frente a los caldos dos coches parados llenos de gente, Dije: «Uy qué padre. Les reparto de una vez a estos compañeros». Meto la cabeza por la ventanilla, así toda mona, ¿ves?, y les digo:

—Compañeros, lean atenta, detenida y detalladamente esto porque es la consigna para mañana ¿eh? y no vayan a faltar —y entonces me dice un señor:

—Bueno, de una vez deme cinco, porque somos cinco…

—Sí, cómo no, tome.

—Oiga, ¿no me da el «bonchecito»?

En el momento en que me pidió el «bonchecito», pensé: Para qué todo ¿no? Pensé: Querrá ayudar. Pero me entró el cuscus porque volteo y veo un antenón en el techo como los que traen los radio-taxis y dije:

—¿No será agente? ¡Ah, chispas!

Por si las dudas eché a correr. Y que les chiflo a las demás y se suben todas a mi coche y que nos arrancamos y que nos empieza a seguir el coche, que era amarillo, bueno, pero así, echándonos de plano el carro encima. Yo traía mi datsuncito, es un datsun 67, pero ellos andaban en un último modelo… Yo era la que manejaba porque la cuata que dejamos en el volante creyó que la volanteada iba a tardar mucho y la babosa se bajó a comprar unos chicles y allí la dejamos… Iba corriendo lo más que podía en el datsun cuando en eso pasa un muchacho guapísimo, en un carro rojo divino, que a mí se me olvidaron los agentes nomás de verlo, ¿ves?, y entonces yo dije: «Se me hace que éste es estudiante, aunque sea de la Lasalle», y que le empiezo a hacer señas de que nos seguían y todo, y pensé: «Aquí, además de salvarnos de los agentes hasta romance, tú», grandes señas y todo, y el muchacho también me hacía señas de que qué pasaba y cuando me di cuenta, ya se me habían cerrado los agentes, pero el muchacho se había parado valientemente junto a nosotras. Yo dije: «Este chico va a resolver el problema», ¿ves? Y que se baja y me pregunta:

—¿Qué pasa?

—Ay compañero, se me hace que estos agentes…

Y que se acercan los agentes y se voltean y le dicen al muchacho:

—¡Qué bueno que nos ayudó compañero porque esta señorita no se quería parar!

Y me dice el muchacho:

—A ver, identifiquese…

—What you mean identifiquese?…

Era también agente, fíjate, pero como era guapo nunca nos lo hubiéramos imaginado, ¿ves? ¡Qué plancha! Total que se despidió de ellos, ya los había ayudado a atraparnos y se fue.

• Margarita Isabel, actriz.

Cada quien abandonó su ostracismo, olvidó sus problemas personales y se dio un ambiente muy padre de mucho compañerismo; todos se trataban como hermanos. Antes a los grupos «José Carlos Mariátegui» y «Miguel Hernández», de la Facultad de Filosofía y Letras —como eran de filiación marxista—, nos miraban tanto los demócratacristianos como la gente que no participaba en la política, como a bichos raros, casi casi como enemigos, como alborotadores, agitadores, exterminadores de la sociedad. Pero después del bazukazo a la Prepa 1, en las reuniones y en las asambleas todos llegaron a unificarse y a trabajar juntos. No digo que se hayan acabado las diferencias políticas, pero los objetivos inmediatos eran los mismos: luchar contra la represión para lograr el respeto de las libertades democráticas.

• Carolina Pérez Cicero, de la Facultad de Filosofía y Letras.

¡MUERA CUETO Y SU PERRO MENDIOLEA!

• Cartel en la Facultad de Ciencias.

—¿Y su conferencia?

—No señor Acevedo Escobedo, yo me voy a la Silenciosa… —Pero usted tiene que dar su conferencia. Ya hay público esperándolo. Mírelos en las butacas…

—No señor. Invito al público a la manifestación… Esa que sea mi conferencia. La del Silencio, ésa sí que es buena onda…

—Pero esto no es posible. El público vino a la conferencia no a una manifestación…

—Mire señor Acevedo Escobedo, a los que no quieran irse, mejor cuénteles usted una de vaqueros… ¡Yo me pelo!

• Conversación entre José Agustín y Antonio Acevedo Escobedo, Jefe del Departamento de Literatura del INBA en la Sala Manuel M. Ponce, el 13 de septiembre de 1968, durante la serie «Los narradores ante el público».

POLI UNAM UNIDOS VENCERÁN. POLI UNAM UNIDOS VENCERÁN

• Coro en la manifestación del 27 de agosto de 1968.

¿Te acuerdas de la noche del bazukazo?, creyeron que íbamos a correrle a los tanques pero nel, les aventamos hasta los zapatos.

• Leonardo Ávila Pineda, de la Escuela de Odontología de la
UNAM
.

¡Híjole, yo pensé que en esta ciudad todos estaban muertos, que nadie nos pelaría y mira cuántos se nos unen! ¡Estos azules ya ni la amuelan!, ¿viste cómo vienen pertrechados? ¡Ni que estuviéramos en guerra! ¡Qué tipos! ¡Con qué gusto me echaría a uno de ellos! ¡MUERA CUETO Y SU PERRO MENDIOLEA! ¡MUERA CUETO Y SU PERRO MENDIOLEA! ¡MUERA CUETO Y SU PERRO MENDIOLEA! Camínale, ¿qué te pasa?, andas todo chueco, no me salgas con lo de tu macanazo, ¡a todos nos has restregado tu macanazo!

• Eulogio Juárez Méndez, de la
ESIQIE
del
IPN
.

¿Qué van a hacer? ¿Derrocar al gobierno? A poco, a poco. ¿A poco se sienten tan cabroncitos?

• Un oficial a unos estudiantes en la Federal de Seguridad.

¿Por qué caminará Chuy tan encorvado? Parece ruco. Ah, si no es Chuy, Chuy desapareció cuando tomaron la Prepa.

• Servando Hernández Cueto, de la
ESIME
del
IPN
.

A mí esos mierditas del
MURO
me hacen los mandados.

• Gilberto Guevara Niebla, del
CNH
.

ÚNETE PUEBLO, NO NOS ABANDONES, ÚNETE PUEBLO, NO NOS…

• Coro en la manifestación del 27 de agosto de 1968.

… Y la cuata esa ¿por qué llora? Que está nerviosa, óyeme los nerviosos a su casa, aquí nada de traumitas personales. Que su hermano. ¿Qué le pasó a su hermano? Pues dile que se calme, que no va a pasar nada, que aquí estamos todos juntos, dile eso a la compañera, díselo a todos los compañeros…

• Leonardo Bañuelos Tovar, de la Escuela Luis Enrique Erro.

AL PUEBLO:

El Consejo Nacional de Huelga convoca a todos los obreros, campesinos, maestros, estudiantes y pueblo en general, a la

GRAN MARCHA DEL SILENCIO

En apoyo a los seis puntos de nuestro pliego petitorio:

  1. Libertad de todos los presos políticos.
  2. Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal.
  3. Desaparición del cuerpo de granaderos.
  4. Destitución de los jefes policíacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías.
  5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto.
  6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.

En la que exigiremos la solución inmediata y definitiva por parte del Poder Ejecutivo a nuestras demandas.

Reiteramos que nuestro Movimiento es independiente de la celebración de los XIX Juegos Olímpicos y de las fiestas cívicas conmemorativas de nuestra Independencia, y que no es en absoluto intención de este Consejo obstruir su desarrollo en lo más mínimo. Reafirmamos, además, que toda negociación tendiente a resolver este conflicto debe ser pública.

La marcha partirá a las 16 horas del día de hoy, viernes 13, del Museo Nacional de Antropología e Historia, para culminar con un gran mitin en la Plaza de la Constitución.

Ha llegado el día en que nuestro silencio será más elocuente que las palabras que ayer callaron las bayonetas.

• Desplegado en
El Día
, 13 de septiembre de 1968.

El helicóptero seguía volando casi al ras de las copas de los árboles. Finalmente, a la hora señalada, a las cuatro, se inició la marcha en absoluto silencio. Ahora no podrían oponer ni siquiera el pretexto de las ofensas. En el
CNH
habíamos discutido muchísimo. Unos delegados decían que de hacerse la manifestación no podría ser silenciosa porque le quitaría combatividad. Otros, que nadie guardaría silencio. ¿Quién se siente capaz de controlar y llevar callados a varios cientos de miles de muchachos escandalosos acostumbrados a cantar, gritar y echar porras en cada manifestación? ¡Es una tarea imposible y si no lo logramos el
CNH
mostrará debilidad! Por eso los más jóvenes llevaron esparadrapo en la boca. Ellos mismos lo eligieron: los unos a los otros se pusieron la tela adhesiva sobre los labios para asegurar su silencio. Les dijimos: «Si alguno falla, fallamos todos».

Salíamos apenas del Bosque, habíamos caminado sólo unas cuadras cuando las filas comenzaron a engrosarse. Todo el Paseo de la Reforma, banquetas, camellones, monumentos y hasta los árboles estaban cubiertos por una multitud que a lo largo de cien metros duplicaba el contingente inicial. Y de aquellas decenas y después cientos de miles sólo se oían los pasos… Pasos, pasos sobre el asfalto, pasos, el ruido de muchos pies que marchan, el ruido de miles de pies que avanzan. El silencio era más impresionante que la multitud. Parecía que íbamos pisoteando toda la verborrea de los políticos, todos sus discursos, siempre los mismos, toda la demagogia, la retórica, el montonal de palabras que los hechos jamás respaldan, el chorro de mentiras; las íbamos barriendo bajo nuestros pies… Ninguna manifestación me ha llegado tanto. Sentí un nudo en la garganta y apreté fuertemente los dientes. Con nuestros pasos vengábamos en cierta forma a Jaramillo, a su mujer embarazada, asesinados, a sus hijos muertos, vengábamos tantos años de crímenes a mansalva, silenciados, tipo gánster. Si los gritos, porras y cantos de otras manifestaciones les daban un aspecto de fiesta popular, la austeridad de la silenciosa me dio la sensación de estar dentro de una catedral. Ante la imposibilidad de hablar y gritar como en otras ocasiones, al oír por primera vez claramente los aplausos y voces de aliento de las gruesas vallas humanas que se nos unían, surgió el símbolo que pronto cubrió la ciudad y aun se coló a los actos públicos, a la televisión, a las ceremonias oficiales: la V de «Venceremos» hecha con los dedos, formada por los muchachos al marchar en las manifestaciones, pintada después en casetas de teléfonos, autobuses, bardas. En los lugares más insólitos brotaba el símbolo de la voluntad inquebrantable, incorruptible, resistente a todo, hasta a la masacre que llegó después. Aún reciente Tlatelolco, la V continuó apareciendo hasta en las ceremonias olímpicas, en las manos del pueblo.

• Luis González de Alba, del
CNH
.

Pueblo Mexicano:

Puedes ver que no somos unos vándalos ni unos rebeldes sin causa, como se nos ha tachado con extraordinaria frecuencia. Puedes darte cuenta de nuestro silencio.

• Volante en la manifestación del 13 de septiembre.

¿Sabes?, me gustaron, me cayeron bien, por hombrecitos. Muchos tenían esparadrapo en la boca, casi todos parecían gatos escaldados con sus suéteres viejos, sus camisas rotas pero tan decididos. Les eran simpáticos a la gente que estaba en las banquetas viéndolos, y muchos, además de aplaudirles, se les unían y cuando no se les daba propaganda la pedían, e incluso el público se ponía a repartir de mano en mano. Nunca había visto antes una manifestación tan vasta, tan de a de veras, tan hermosa. Toma, te traje unos volantes.

• Paula Amor de Poniatowski, madre de familia.

El día que se programó la Silenciosa se pensó que un compañero de la Facultad de Derecho era el indicado para hablar sobre la ilegalidad e inconstitucionalidad del 145 y como a mí me tocó ser representante ese día me eligieron para hablar. Todos los representantes de Leyes ante el
CNH
—éramos cinco compañeros y yo—, formábamos la Comisión encargada del estudio del artículo 145. Ilusamente creíamos que el gobierno nos iba a dar el diágolo, yo así le digo, porque así nos decían los granaderos cuando nos daban de culatazos y de macanazos: «¡Tengan su diágolo, tengan su diágolo!». Por eso pensamos que debíamos estar preparados para una discusión legal, pero oh, hete aquí que nos dieron una golpiza ilegal y antidemocrática y el diálogo se quedó en un monólogo de dieciséis años de cárcel a los que estoy condenada y 1 987 387 pesos que solamente que me paguen a 100 mil pesos por kilo de los que peso, y peso 110 kilos, solamente así, podré pagar porque si no, ¿con qué ojos mi divino tuerto, mi divino dientón?… ¡Ah bueno!, pero te estaba yo contando de la Silenciosa. El 13 de septiembre día de los Niños Héroes leí en el Zócalo un discurso dando los antecedentes del nacimiento del 145, su desarrollo, su reforma y el por qué debía ser derogado. Todos me felicitaron y al bajar del camión de donde había hablado, me cargaron con grandes trabajos; una señora me dio una torta y otra una moneda de las Olímpicas, de ésas de a 25 pesos.

• Roberta Avendaño Martínez,
Tita
, delegada de la Facultad de Leyes de la
UNAM
, ante el
CNH
, presa en la Cárcel de Mujeres.

Yo dejé mi carro en la Calzada de la Milla, junto al Museo de Antropología, y mi mamá se quedó adentro y nos fuimos a la manifestación y cuando regresé ya no había carro, ni mamá.

• Regina Sánchez Osuna, estudiante de la Academia de Danza Mexicana.

A mí me destrozaron el coche; llantas, parabrisas, vidrios, todo hecho cisco. Le pedí a un señor que le avisara a Manuel. Se vino de
CU
, yo creo que en helicóptero porque llegó en tres segundos. Estaba lívido. Él creía que yo estaba adentro del coche.

• Marta Acevedo, madre de familia.

Oye, Cabeza ¿y por qué no te callas como en la Silenciosa? Llevas media hora hablando de lo mismo.

• Un delegado, a Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, en el seno del
CNH
.

El Movimiento Estudiantil no es obra de delincuentes ni tiene propósitos de subversión del orden institucional. Los líderes estudiantiles están dispuestos a entablar un diálogo con las más altas autoridades del país.

• Ing. Heberto Castillo,
Anatomías
, Mesa redonda organizada por Jorge Saldaña, 21 de agosto de 1968.

«El silencio es más fuerte».

• Cartón de Abel Quezada.
Excélsior
, 14 de septiembre de 1968.

El temor quedaba atrás, la confusión, los rumores, los conflictos internos. Los mismos maestros exclamaban con gusto que debíamos olvidarnos de la «retirada estratégica». Ese triunfo lo cambiaba todo. Nos habíamos enterado de que el gobierno calculó que la manifestación no pasaría de diez mil personas; el
CNH
pensó que serían ciento cincuenta mil; y, rebasando los cálculos más optimistas, la asistencia fue de trescientos mil manifestantes.

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