—Cuidaos —repitió—. Se acercan tiempos difíciles. Puede que Ithlinne aep Aevenien supiera lo que profetizaba. Se acerca el Tiempo de la Espada y el Hacha. El Tiempo del Odio y de la Ventisca de los Lobos. Cuida de ella, Yennefer. No dejes que nadie la dañe.
—Volveré, Madre —dijo Ciri, saltando a la silla—. ¡Seguro que volveré! ¡Dentro de poco!
No sabía cuánto se equivocaba.