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Authors: Jean Baudrillard

BOOK: La sociedad de consumo
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Jean Baudrillard,
De la séduction
, París, Galilée, 1979 [trad. esp.:
De la seduc
en.
Madrid, Cátedra, 1981],

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Jean Baudrillard,
Les stratégies fatales
, París, Grasset, 1983 [trad. esp.:
Las estrategias fatales
, 1984, Barcelona, Anagrama].

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Artículo recogido en Jean Baudrillard,
L'autre par lui-même
, París, Galilée, 1987 [trad. esp.:
El otro por sí mismo
, Barcelona, Anagrama, 1988], Este texto es la memoria de habilitación de Baudrillard, leída en la Sorbona en 1986 ante un tribunal formado por Georges Balandier, Pierre Ansart, Eugène Enriquez y Alain Touraine. A partir de este año Baudrillard dejará Nanterre para incorporarse los cuatro años siguientes a la Universidad de París-Dauphine (IX). En este libro nos encontramos con un texto que ya desde su título recoge el cambio de perspectiva del propio Baudrillard cuando propone un cambio de enfoque que va desde el sistema de objetos al destino de objetos.

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Para este concepto véase: Jean Baudrillard,
La transparence du mal
, París, Galilée, 1990, [trad. esp.:
La transparencia del mal
, Barcelona, Anagrama, 1991.]

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Jean Baudrillard,
Lillusion de la fin
, París, Galilée, 1992 [trad. esp.:
La ilusión del fin
, Barcelona, Anagrama, 1993].

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Revisiones completas de la carrera de Baudrillard y de lo que sin duda quedará en los anales de las ciencias sociales internacionales se encuentran en los trabajos de Mike Gane, por ejemplo,
Baudrillard Criticai and Fatal Theory
, Londres, Routledge, 1991, y
Baudrillard's Bestiary
, Londres, Routledge, 1991, así como en Richard J. Lane,
Jean Baudrillard
, Routledge, 2000.

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Jean Baudrillard,
Le crime parfait
, París, Galilée, 1995 [trad. esp.:
El crimen perfecto
, Barcelona, Anagrama, 1996].

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En uno de los últimos escritos publicados en la vida de Jean Baudrillard,
Pourquoi tout n'a-t-il-pas déja disparu
?, París, Carnets L'Herne, 2007, se encuentra una gran celebración de esta confusión, así se puede leer (p. 19); «El sujeto desaparece, pero en beneficio de una subjetividad difusa, flotante y sin sustancia, ectoplasma que envuelve todo y transforma todo en una enorme superficie de reverberación de una conciencia vacía, descarnada.»

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Hay en la obra del Baudrillard más avanzado, e incluso en el Baudrillard tardío, una especie de fagocitación de las primeras categorías de su propia producción, extremando sus planteamientos y pasándolos por un negativismo moral premeditado y muy provocativo, lo fatal se impone siempre y el nihilismo toma su expresión máxima; véase como por ejemplo paradigmático Jean Baudrillard,
L'échange imposible
, París, Galilée. 1999 [trad. esp.:
El intercambio imposible
, Madrid, Cátedra, 2000], Sería igualmente imposible seguir aquí ya la evolución del último Baudrillard, con una productividad impresionante, sólo desde el año 2000 al 2007 en que fallece aparecen una docena de nuevos libros con su firma, si bien la mayoría son entrevistas o conversaciones, recuperaciones de textos que quedaron ocultos en su día o transcripciones de intervenciones en diferentes foros académicos o culturales. Para una visión de juego recorrido de Baudrillard, incluida esta ultimísima época, véase en nuestro país el magnítico número monográfico titulado «Jean Baudrillard, desafío de lo real», con aradlos de autores españoles: Joan Pipó Comorera, Ignacio Castro, Miguel Morey, etc., e internacionales, Franco Berardi, Mario Perniola, Jacques Donzelot y otros, se incluyen también textos del propio Baudrillard, testimonios personales, fotografías, alguna conversación con su viuda, y una útil bibliografía comentada de Joan Pipó Comorera, vese así,
Archipiélago
, núm. 79, diciembre de 2007. Algún material de este número está tomado del monumental núm. 84 de
Le Cahier de l'Herne
, 2005, dedicado monopolicamente a Baudrillard y muy recomendable como resumen de la trayectoria completa del autor que nos ocupa.

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Las
Cool Memories
son cinco volúmenes publicados de 1987 a 2005 [trad. esp. sólo del primer volumen,
Cool Memories, 1980-1983
, Anagrama, 1987], realizadas a base de fragmentos en los que se mezclan distanciados testimonios biográficos, con aforismos, autodefiniciones, provocaciones literarias y estéticas e incluso algún dardo teórico, político o ensayístico de interés. El enorme narcisismo, por otra parte lógico, del proyecto se compensa en algunos momentos con el buen tono literario que Baudrillard siempre ha tenido, en parte por sus orígenes de traductor, profesor de lengua, crítico literario y simpatizante del estetizante, jocoso y libertario movimiento patafísico.

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El ensayo más polémico sin duda de Jean Baudrillard fue su conjunto de artículos de prensa presentados luego como libro
La guerre du Golfe n'a pas eu lieu
, Paris, Galilée, 1991 [trad. esp.:
La guerra del Golfo no ha tenido lugar
, Barcelona, Anagrama, 1991]. En aquel momento de la primera guerra de Irak, primero Baudrillard predijo unos días antes del ataque que esto no tendría lugar puesto que la guerra era sólo una enorme ficción de los medios de comunicación, luego cuando se produjo, publicó su famoso «No ha tenido lugar» en la que acusa a los lectores de estar seducidos por lo real y volver a remarcar que la gran simulación virtual creaba órdenes de realidad en la que quedábamos atrapados sin darnos cuenta que el gran simulacro es el que lo mueve todo. La manera en la que Baudrillard despliega sus categorías recuerda siempre lo que le debe a Dostoievski y sus figuras literarias como las del doble, el gran inquisidor o el crimen perfecto que se incrustan permanentemente en la prosa de nuestro autor. Esta posición le valió a Baudrillard no pocas críticas, ya de por sí evidentes; lo más sorprendente fue que en el mundo anglosajón, tan bien predispuesto a recibir siempre positivamente la obra de Baudrillard, algún autor del ámbito postmoderno se indignó y lanzó alguna de las mayores requisitorias teóricas contra Baudrillard, véase así Christopher Norris,
Teoría acrítica
, Madrid, Cátedra, 1997. La recepción fetichizada y deformada del post-estructuralismo francés, en el ámbito académico norteamericano y anglosajón en general, es la que le otorga como se sabe el éxito, la repercusión y el respeto (aunque también algún detractor) a escala universal a la obra de Baudrillard a base de incrustarlo de manera un tanto impropia en el ámbito de lo tópicamente conocido como postmodernismo,
cultural studies
o
french theory
; todo ello está minuciosamente estudiado por François Cusset, en su muy recomendable
French Theory
, París, La Découverte,
2003
[trad. esp.:
French Theory
, Barcelona, Melusina, 2005].

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Esta situación se da de manera casi ideal en una ciudad como Berlín. Por otra parte, casi todas las novelas de ciencia ficción abordan el tema de una Gran Ciudad racional y «afluente» que sufre la
amenaza
de ser destruida por alguna gran fuerza hostil, procedente del exterior o del interior.

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En este sentido, hay una diferencia absoluta entre el despilfarro de nuestras «sociedades de abundancia», que es un
factor de deterioro integrado al sistema
económico, un despilfarro «funcional», no productor de valor colectivo, y la prodigalidad destructiva que han practicado todas las sociedades llamadas de «carestía» durante sus fiestas y sacrificios, despilfarro «por exceso» en el que la destrucción de bienes era fuente de valores simbólicos colectivos. Enviar los automóviles pasados de moda al chatarrero o quemar el café en las cafeteras de vapor no tiene nada que ver con una fiesta: es una destrucción sistemática, deliberada, con fines estratégicos. Lo mismo puede decirse de los gastos militares (puede que sólo sea la publicidad…) El sistema económico no puede prescindir de un despilfarro festivo, atrapado como está en su propia «racionalidad». No puede más que devorar, de algún modo vergonzosamente, su exceso de riqueza, practicando una destrucción calculada complementaria del cálculo de productividad.

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El término
desigualdad
es impropio. La oposición igualdad/desigualdad, ideológicamente vinculada con el sistema de valores democráticos moderno, sólo comprende plenamente las disparidades económicas y no puede ser utilizada en un análisis estructural.

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O la
Great Society
, recientemente importado a Francia.

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Véase, sobre este punto, más adelante: «El mínimo común cultural y los mínimos comunes múltiples.»

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Por supuesto, el consumo adquiere esta dimensión ilimitada en el nivel del 2) (sistema de diferenciación social). En el nivel del 1) (sistema de comunicación y de intercambio), en el cual puede asimilárselo al lenguaje, un material
finito
de bienes y de servicios (como el material finito de los signos lingüísticos) puede ser perfectamente suficiente, como lo vemos en las sociedades primitivas. La lengua no prolifera porque en ese plano no hay
ambivalencia
de los signos, la cual se funda en la jerarquía social y la doble determinación simultánea. En cambio, cierto nivel de la palabra y del estilo llegan a constituir el lugar de la proliferación distintiva.

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Sobre este punto, véase más adelante: «El consumo entendido como emergencia de nuevas fuerzas productivas.»

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Es el «ejército de reserva» de las necesidades.

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Esta diferenciación creciente no significa necesariamente
una distancia creciente desde lo alto a lo bajo
de la escala, una deformación del abanico, pero implica una
discriminación creciente
, una desmultiplicación de los signos distintivos
en el interior mismo
de una jerarquía encogida en sus extremos. La homogeneización, la «democratización» relativa, se da junto con una competencia de estatus aún más aguda.

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En este sentido, la distinción entre «necesidades reales» y «necesidades artificiales» es también un falso problema. Por supuesto, las necesidades «artificiales» encubren la falta de satisfacción de necesidades «esenciales» (la televisión en lugar de la «instrucción»), Pero esto es secundario en relación con la determinación generalizada por el crecimiento (la reproducción ampliada del capital) en cuya perspectiva no existe lo «natural» ni lo «artificial». Aún más: esta oposición natural/artificial, que implica una teoría de las finalidades humanas, es
también una producción ideológica del crecimiento
, reproducida por el crecimiento y funcionalmente asociada a él.

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Les temps modernes
, octubre de 1968.

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«¡No dejemos que los Jones nos superen!»

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En un sondeo realizado por
Sélection du Reader's Digest
(A. Piatier,
Structures et perspectives de la consommation européenne
), el esquema que resulta no es el de una inmensa clase media, como en el caso de los Estados Unidos, sino el de una minoría, de una elite consumidora (el segmento «A») que sirve de modelo a una mayoría que no dispone aún de esta panoplia de lujo (automóvil deportivo, equipo de música estéreo, residencia secundaria) sin la cual no hay europeo digno de ese nombre.

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Es la llamada acción «anticoagulante» de la publicidad (Elgozy).

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Véase luego: «El consumo entendido como emergencia de nuevas fuerzas productivas.»

68
Cahiers internationaux de Sociologie
, «La Genèse idéologique des Besoins», 1969, vol. 47.

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Véase sobre este punto, más adelante: «La mística de la solicitud».

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Lo mismo puede decirse de las relaciones: el sistema se instituye sobre la base de la eliminación total de los vínculos personales, de las relaciones sociales concretas. Y, por eso mismo, se vuelve necesaria y
sistemáticamente
productora de relaciones (públicas, humanas, etc.). La producción de las relaciones ha llegado a ser una de las ramas capitales de la producción. Pero, como no tienen nada de espontáneo, como son
producidas
, esas relaciones están obligadamente condenadas —como todo lo que se produce— a ser consumidas (a diferencia de las
relaciones sociales
que son, en cambio, el producto del trabajo social y no resultan de una producción industrial deliberada y controlada: estas últimas no se consumen y son, por el contrario, el lugar de las
contradicciones
sociales).

Sobre la producción y el consumo de las relaciones humanas y sociales, véase luego: «La mística de la solicitud».

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El
prud'hommes
es un mediador amistoso, un «hombre bueno» que en el derecho del trabajo francés y belga tiene la misión de conciliar conflictos laborales surgidos entre empleadores y trabajadores. Es una institución que se remonta al primer imperio napoleónico. Sigue vigente en la actualidad y es de obligada consulta antes de acudir a la jurisdicción laboral ordinaria.
[N. delE.]

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Véase luego: «La violencia».

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Si la belleza está en la «línea», la catrera está en el «perfil». El léxico tiene connivencias significativas.

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Véase más adelante: «Seudoacontecimiento y neorrealidad».

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El Tirlipot era un programa de radio y el
Computer
una máquina que proponía un juego de
multiple choice. [N. de laT.]

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Hay cierta relación, en este sentido, entre lo
kitsch
y el esnobismo. Pero este último está más ligado al proceso de aculturación aristocracia/burguesía, en cambio lo
kitsch
surge principalmente del ascenso de las clases «medias» en una sociedad burguesa industrial.

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