Los cuadernos secretos (63 page)

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Authors: John Curran

Tags: #Biografía, Ensayo, Intriga

BOOK: Los cuadernos secretos
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En las notas para esta novela volvemos a ver el método por el cual Christie asigna letras a las escenas, aunque en este caso no se especifica ninguna reordenación precisa:

Progreso     El caso de los anónimos     Puntos

  1. J
    [erry]
    descubre el libro de sermones con páginas recortadas
    [capítulo 9 v]
  2. Megan va a casa
    [capítulo 7 ii]
  3. La criada se entera de algo… escena entre Elise y ella H
    [olland]
    … Joanna escucha vuelve y ¿se lo cuenta a J? ¿Volvió esa misma tarde? ¿Vuelve a pedir consejo a Partridge?
    Es asesinada… intencionalmente
    [capítulo 7, aunque no exactamente como se describe aquí]
  4. Té con la señorita Emily… un dragón grande y tosco la vigila
    [capítulo 7 iv]
  5. ¿El vicario? Su esposa… vaga… ¿Desdén? Da en el clavo… La pobre Aimeé es muy desdichada
    [capítulo 5 i]
  6. ¿El instituto? Alguien mecanografía… Entra J… descubre a Aimeé, que ha «oído» marcharse a alguien
    [capítulo 10 ii]
  7. J se va a dormir «No hay h
    [umo]
    s
    [in]
    f
    [uego]
    »… Humo… Cortina de humo… La guerra… Un «trozo de papel» La enfermera se lo cuenta como a un niño… etc.
    [capítulo 8 i]
  8. Rencoroso rumor sobre… Elsie ha de ser la n° 2
    [capítulo 9 ii]
  9. Las cartas enviadas por correo… la de Aimeé está escrita en el instituto… una de ellas es LA CARTA… cambiada… (¿los detuvo y los encontró en la calle?… S
    [ymmington]
    estaba allí) (E
    [mily]
    B
    [arton]
    en el instituto también)
    [capítulo 13 ii]

Como bien se ve, el orden cambió sustancialmente; el libro mutilado de los sermones (escena A) no se descubre hasta el capítulo 9…, y las escenas se reparten a lo largo de todo el libro. La escena C es un giro ingenioso sobre el tema de la persona que «sabe algo» y que por ese motivo pasa a ser la siguiente víctima. Aquí, en vez de saber o ver algo peligroso para el asesino, la criada «sabe algo» porque no ha visto nada. El hecho de no ver nada cuando tendría que haber visto algo es lo que sella su destino.

El caso de los anónimos
es otro título que Christie pensó en adaptar al teatro. El Cuaderno 45 consta de notas preliminares, en las que se incluye una lista de los personajes de la novela y algunos escenarios provisionales. En el fondo la novela es demasiado «móvil», tiene demasiadas escenas en la calle y en las casas de Lymstock. El potencial múltiple de las ambientaciones, como se apunta más abajo, generó problemas inmediatos a la hora de idear una dramatización aceptable de este título:

¿La escena?

¿Una casa pareada, una casa dividida?

El jardín lo usan ambos inquilinos

Sala en comisaría

Casa de Symmington

E
l caso de los anónimos
no sólo se publicó casi un año antes en Estados Unidos, sino que además las ediciones norteamericana y británica son significativamente distintas, aunque esto no salió a la luz hasta mediados de los años cincuenta. Cuando Penguin publicó el título en 1953, una serie de cartas de diversas personas llamaron la atención de Edmund Cork sobre estas discrepancias. Había proporcionado a Penguin un ejemplar de la edición estadounidense para que se reimprimiese, pues el archivo del agente en el Reino Unido había sufrido graves deterioros durante la guerra. Cuando contactó con el agente de Christie en Estados Unidos, en julio de 1953, en busca de una explicación de ciertas incongruencias, resultó difícil averiguar cómo se pudo producir el error. La explicación más probable, según ambos, es que los editores norteamericanos trabajasen a partir de un original utilizado por la revista que lo publicó por entregas,
Colliers Magazine
, que había hecho cortes y supresiones en el manuscrito. Es un fallo que desde entonces se ha perpetuado. Si bien el relato básico sigue siendo el mismo, muchos de los personajes menores han desaparecido de la edición estadounidense, y algunos pasajes, incluida la escena inicial, son sustancialmente distintos. Además de algunas referencias desconcertantes a personajes que (aparentemente) no existen, el efecto global es que la estadounidense es mucho más breve. Esa situación, y seguramente también la misma explicación, se puede aplicar a
Matar es fácil
.

Sangre en la piscina
25 de noviembre de 1946

Detesto la hondonada que hay tras el bosquecillo,

las lindes del campo manchadas están de rojos brezos,

los rojizos bordes supuran con el horror callado

de la sangre, y el eco, si preguntas, responde: «Muerte».
[25]

Tennyson
, Maud

A Poirot no le hace ninguna gracia la escena que presencia en la piscina, el hombre tendido de mala manera y la mujer que empuña el revólver ante él. Deduce que se ha dispuesto así sólo para que él la vea, hasta que cae en la cuenta de que no es un montaje, sino que está viendo a un hombre que se muere…

Poirot cita el poema de Tennyson en el capítulo 18 y, aunque es bastante más sangriento que la novela, Henrietta entiende el simbolismo relevante. Es interesante que el último verso del poema también aparezca en el Cuaderno 3, en una entrada fechada en octubre de 1972, cuando Christie planeaba la que había de ser su última novela.

El primer atisbo que tenemos de la trama de
Sangre en la piscina
se puede ver en un apunte de pasada en el Cuaderno 13 —«Poirot pide que lo lleven al campo… encuentra una casa con varios detalles fantásticos»—, oculto en medio de una lista de ideas de la A a la Z. El hecho en sí de que Poirot vaya «al campo» es la primera pista, aunque los detalles fantásticos son los elementos de la escena con que se encuentra cuando llega a la finca llamada The Hollow, el hombre moribundo y tendido en la piscina, la sangre que gotea en la piscina misma, la mujer ante él con un revólver en la mano y el resto de las personas que presencian el drama, una de las cuales sostiene un cesto de huevos y otra una cesta con dalias.

Descrito en la contracubierta de la edición original de un modo un tanto anodino, «un relato humano sobre seres humanos»,
Sangre en la piscina
es casi un título de Mary Westmacott. Recuerda a una novela «normal» y no tiene demasiadas semejanzas con la detectivesca, además de que contiene menos pistas y labores de investigación que casi cualquier otro título de Poirot. En un artículo para el Ministerio de Información, en 1945, Christie escribió lo siguiente: «Naturalmente, los métodos que una pueda tener van cambiando. Con el paso de los años me han ido interesando más los preliminares del crimen. Las interrelaciones de los personajes, los resentimientos profundos que aún arden en ascuas, las insatisfacciones que no siempre afloran a la superficie pero que de pronto pueden dar lugar a un estallido de violencia». Éste es el modelo de
Sangre en la piscina
, un fin de semana de emociones dormidas y complejas que da pie a un asesinato. El dibujo de los personajes que intenta en esta novela es el más perspicaz que ha realizado hasta la fecha.
Cinco cerditos
y
Un triste ciprés
le allanaron el camino, pero en
Sangre en la piscina
sus poderes de caracterización del personaje alcanzan su máxima expresión, cierto que en detrimento, por desgracia, de la trama detectivesca.
Cinco cerditos
es un ejemplo perfecto del maridaje de ambos ingredientes, mientras
Un triste ciprés
conserva una trama detectivesca clara, con sus pistas y sus coartadas; en cambio, en
Sangre en la piscina
la tarea de investigación es mínima y Poirot es casi un añadido.

Años más tarde, cuando Christie quiso adaptar
Sangre en la piscina
para el teatro, prescindió de Hércules Poirot. Y es difícil no estar de acuerdo con esta decisión. De todos los casos de Poirot, éste es en el que menos encaja. Es inconcebible que haya comprado una casa en el campo, cosa que no se menciona en ninguna otra ocasión. Además, éste es un caso en el que apenas hay pruebas físicas, y la trama depende casi por completo de los personajes. Cuando Christie señala en su
Autobiografía
que Poirot no encaja en la novela acierta de pleno. Fue seguramente la presión de sus editores lo que la llevó a insertarlo en un medio que le es ajeno; no había aparecido en una novela desde
Cinco cerditos
, tres años antes. No aparece hasta pasadas casi cien páginas, y es llamativo que sus giros en francés hayan desaparecido casi del todo. De la adaptación escénica también se cae el personaje de David Angkatell, que es completamente superfluo, y cuya ausencia de la novela tampoco habría tenido efectos adversos.

Las notas del Cuaderno 13 van precedidas por
La venganza de Nofret
y
Pleamares de la vida
, una secuencia que se refleja en el orden de publicación. El primer punto de interés en el Cuaderno 13 es el hecho de que se considerasen dos títulos alternos para
Sangre en la piscina
. Ambos reflejan ciertos elementos de la novela terminada. Los acontecimientos tienen lugar, en efecto, a lo largo de un trágico fin de semana, y los conmovedores recuerdos de otros tiempos más felices —motivo que recorre la novela— dominan la vida de muchos de los personajes:

Fin de semana trágico

Viaje de regreso

Elizabeth Savarnake
[Henrietta]

Lucy Angkatell

Gwenda… su sobrina
[Midge]

John Christow/Ridgeway

Gerda Ridgeway

Veronica Cray

Edward

Henry Angkatell

Lady Angkatell a primera hora de la mañana… Gwenda…

La pobre Gerda, etc.
[capítulo i]

H. P. en la puerta de al lado

E
n
Sangre en la piscina
se detecta el eco de Greenway en las descripciones de Ainswick, la mansión familiar de los Angkatell que domina tanto el libro como las vidas de muchos de los personajes. Se describe así en el capítulo 18: «La casa blanca y elegante, el gran magnolio a la entrada, enmarcado todo ello en un anfiteatro de colinas arboladas»; en el capítulo 6, «la última curva antes de atravesar la cancela y ascender por el bosque hasta que se veía el campo abierto en donde estaba la casa, grande, blanca y acogedora».

Nótese que prescindió del nombre de la sobrina, Gwenda, (tal vez por su semejanza con Gerda) en favor de Midge. Pero también es posible que exista una conexión con la Gwenda que aparece en
Un crimen dormido
, sobre todo a la vista de la nueva cronología de la redacción de esa novela (véase el capítulo 7). Y la alternativa que se consideró para el nombre del doctor John Christow, Ridgeway, había de ser el nombre de la enfermedad sobre la cual investiga.

Los elementos más sobresalientes de la trama se describen sucintamente en media docena de páginas del Cuaderno 13:

John en la mesa de su consulta… Cambio de marchas…

Molesto con G.

E. y su magnífica habilidad con los coches

E. en su estudio

Edward… nerviosismo, astucia; un ser inteligente

Puntos

Gerda con total claridad porque descubre la relación de John

Lady A… mera vaguedad

Edward… enamorado de Eliz.

Eliz.
[Henrietta]
… con gran inteligencia procura escudar a G

El trozo de arcilla que apunta a ella

Termina cuando Gerda pretende asesinar a Eliz.

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