Read Los demonios del Eden Online
Authors: Lydia Cacho
Al igual que sucediera en el caso Succar, Miguel Angel Yunes se contactó entonces con el agente Ventura Muossong, “invitándole a que arreglaran las cosas de mejor manera y no siguieran con las investigaciones sobre Quintero Meraz”, según las investigaciones de APRO.
Los agentes involucrados en el caso de Jean Succar Kuri. ahora ya bajo investigación por pornografía infantil, lavado de dinero y crimen organizado, encontraron que Joaquín Legarreta, agente responsable de la DEA adscrito a la embajada de Estados Unidos, se había expresado molesto por la impunidad de Yunes y Chirinos ante la gran cantidad de pruebas que en su contra había ya acumulado la PGR desde 2001.
Los testigos protegidos aseguran que en cada viaje del avión de Albino Quintero a Veracruz se descargaba un promedio de ochocientos kilogramos de cocaína procedente de Colombia. Asimismo, que Miguel Ángel Yunes sabía de estas descargas y para ello incluso le subió la cuota de protección a veinticinco millones de dólares. Con parte de ese dinero, añaden, se compró un yate de lujo que alguna vez encalló en las playas de Cancún, el cual anclaba en el muelle frente a las Villas Solymar. El yate navega con el nombre de “Fedayin”.
Es el mismo yate que mencionan Emma y otras niñas, donde viajaban Succar, Yunes y sus amigos de altas esferas políticas. Miguel Ángel Yunes Linares desestima todas estas declaraciones y asegura que los documentos de la AFI son apócrifos. En febrero de 2005, como respuesta a un reportaje de investigación sobre el caso Succar publicado por La Revista del diario El Universal y firmado por Felipe González, Yunes Linares, ya como subsecretario de Seguridad Pública Federal, sostiene: “Todas las declaraciones respecto a mi participación en el caso Succar con falsas. Los documentos citados en este medio y en La Jornada son falsos. Yo ya confirmé con la Procuraduría General de la República y se me asegura que no hay ninguna investigación abierta contra mi persona”. En su defensa Yunes Linares asegura que sus enemigos políticos lo quieren destruir filtrando informaciones falsas a los medios. Sin embargo, desde la prisión de Chandler, Arizona, Succar Kuri le insiste a su abogado Joaquín Espinosa que sus amigos Yunes Linares, Camel Nacif y Gamboa Patrón no lo dejarán preso.
Yo conozco a Jean Succar por negocios, no somos amigos. Lo he visto pocas veces porque yo iba a Cancún a construir un hotel que ahora se llama Marriot. Tampoco somos socios y yo nunca conocí a esa niña Emma que me menciona en sus declaraciones.
CAMEL NACIF, “EL REY DE LA MEZCLILLA”, EN SU DECLARACIÓN ANTE LA PGR.
La amistad entre Jean Succar y Camel Nacif tiene más de cuarenta años. Ambos libaneses —como ya narramos— se conocieron cuando Succar iba a ser extraditado por estar como ilegal en México. Los círculos cercanos a Nacif saben bien que Succar, desde su llegada a Cancún, se convirtió en el prestanombres de Nacif. Succar no tiene forma de comprobar una fortuna para comprar cincuenta villas en Solymar; una simple auditoria fiscal demostraría su enriquecimiento inexplicable e ilícito.
L. M., EX EMPLEADA DE SUCCAR KuRI
Ya en sus primeras declaraciones, al igual que lo hicieran Miguel Ángel Yunes Linares y Camel Nacif, Alejandro Góngora Vera aseguró que no conocía a las niñas que lo acusaban de saber que Jean Succar abusaba de menores, que las explotaba sexualmente y las hacía actuar para tomar videos pornográficos. Sin embargo, la información que las menores tienen sobre ellos contradice de manera clara sus versiones. Una visita al pasado, a las ventas de los predios de Fonatur, arroja luz sobre estos hombres a quienes las niñas conocían de nombre y cuerpo, sin saber a qué se dedicaban en el aspecto profesional.
La PGR se centró en la investigación de tres terrenos en particular, que ligan a Góngora Vera con los demás personajes mentados por las víctimas. Cuando Emilio Gamboa Patrón fue director de Fonatur negoció con Lorenzo Zambrano, dueño de Cemex, una renta multimillonaria del predio que aún ocupa el parque acuático Wet’n Wild de Cancún.
Éste sigue en renta pues a Cemex le conviene fiscalmente perder el dinero que paga por la misma. Aunque en 2001 el libanés Camel Nacif ofreció comprar el predio de Wet ‘n Wild, no tuvo éxito.
El segundo predio que se investiga está en la segunda sección de la zona hotelera, lugar donde se ubica el restaurante “La Destilería”, perteneciente a dos socios, Mario Gamboa Patrón y Alejandro Góngora Vera. El primero es hermano del senador Emilio Gamboa Patrón.
El tercer predio relacionado es el que ocupara el hotel Dunas, construcción que se convirtió en un fraude hotelero cometido por el hasta hoy prófugo de la justicia, el español José Aldavero. Hoy se indica que fue vendido a Lorenzo Zambrano por Gamboa Patrón (bajo una licitación plagada de extrañezas). Pero el primero que tuvo el poder sobre ese predio era el dominicano Víctor Cabral Amieva, vendedor estrella de Fonatur, y quien se hiciera famoso en México cuando se divulgó que le consiguió a Carlos Cabal Peniche un pasaporte falso de la República Dominicana, con el que el banquero pudo huir a Australia. Víctor Cabral era asiduo a. las fiestas de Jean Succar Kuri cuando éste apenas había comprado un par de departamentos en Solymar.
A Alejandro Góngora le tocó sufrir el rescate de un elefante blanco que era la construcción abandonada del Condhotel Dunas. El 25 de octubre de 1996 (luego de un escandaloso proceso legal en el que cientos de extranjeros lucharon para que se les devolviera su dinero robado por el fraudulento Aldavero) se protocolizó un fideicomiso, gracias al cual los compradores lograron recuperar parte de su inversión.
En dicho fideicomiso Fonatur afectó el inmueble y las construcciones del Condhotel Dunas, para promover la venta del mismo mediante licitación pública internacional, misma que se publicó en los periódicos El Financiero, Reforma, The Washington Post y The New York Times.
En febrero de 1997 trascendió que el resultado de dicha licitación fue la adjudicación del terreno y el edificio al señor Camel Nacif, empresario del sector textilero que pretendió incursionar en la hotelería, junto con su socio minoritario, Jean Thouma Succar Kuri.
El monto propuesto por Fonatur como precio base de] inmueble fue de diez millones doscientos mil dólares, pero finalmente la oferta de Nacif de doce millones cien mil dólares definió la adjudicación. Como condición, el nuevo propietario tendría que demoler las enormes construcciones que, tanto por su abandono de más de diez años como por las irregularidades en su edificación, eran inservibles.
Lo cierto es que la ubicación del terreno no podía ser mejor: a un costado del actual Hotel Marriot Casa Magna, en la segunda fase de la zona hotelera. Ahora, en 2005, el propietario Lorenzo Zambrano y también lo opera la cadena Marriot.
En aquellos tiempos, Alejandro Góngora Vera, representante de Fonatur en Cancún, indicó en conferencia de prensa que, como resultado del fraude del Condhotel Dunas, la dependencia sufrió pérdidas por dieciocho millones de dólares, ya que tuvo que ceder el terreno, además de cubrir los gastos que implicaron el juicio, los avalúos y demás procedimientos que debió realizar el fondo para la resolución del problema. (Nunca se rindieron cuentas públicas de esos dieciocho millones de dólares. Esa rendición le correspondía al titular federal, Emilio Gamboa Patrón.)
Un dato para el asombro: la directora de ventas de Fonatur en los tiempos de Gamboa Patrón era Guadalupe Rachí de Nacif, cuñada de Camel.
Los agentes de la AFI se preguntan aún: “¿De dónde podrían esas niñas haber sacado el nombre y la descripción de Camel Nacif, si no lo conocieron?”. Pero es la palabra de unas niñas humildes contra la del multimillonario libanés, nacido en la misma ciudad que Jean Thouma Succar Kuri.
Camel Nacif es mexicano de origen libanés; su nombre completo es José Camel Nacif Borge y es el poderoso y acaudalado “Rey de la Mezclilla”. Nacif es propietario de un imperio textil en México, Estados Unidos y Hong Kong. Su complejo industrial es conocido como el Tarrant Apparel Group (TAG). El TAG tiene, tan sólo en Tehuacán, Puebla, siete maquiladoras; en Puebla, una planta que produce dieciocho millones de metros de mezclilla al año y otra enorme planta (de cuatrocientos veinte mil metros cuadrados) de procesamiento textil, así como oficinas en China, Tailandia, Corea, Nueva York y Los Angeles.
Sandra y Mary mencionan a Carne! como la única persona que le “gritoneaba” al Johny. Cuando éste llegaba de sus viajes con las maletas llenas de dinero, Nacif venía a visitarlo y se encerraban a hablar de sus asuntos. En esas ocasiones Johny mandaba a Emma o a Mary a ver televisión o a la alberca.
—Camel Nacif siempre trae consigo varios teléfonos celulares, todo el tiempo fuma puros grandes, es tímido y gruñón y muy grosero. El y Johny hablaban en árabe —comentan dos de las niñas.
Y “juntos Camel y Johny iban a Las Vegas”; esto se lo platicaba Johny a Emma al nombrarla su “preferida”. Y, de acuerdo con la joven, cuando la llevó a Los Angeles, a los quince años de edad, le prometió que tan pronto creciera un poco más la llevaría al Caesar’s Palace con sus amigos.
En Las Vegas, más que un turista, Nacif es un personaje. A los jugadores que arriesgan millonadas les apodan “ballenas” y él es una de las ballenas más famosas en la historia de esa ciudad. Ahí se le conoce desde hace más de treinta años, cuando era aún un adolescente y se dice que llegaba con una identificación falsificada para poder apostar antes de cumplir los veintiún años requeridos por la ley de ese país.
También se le conoce como uno de los apostadores que construyeron el hotel Caesar’s Palace, con el dinero que perdiera en sus apuestas. Al llegar a ese destino de Nevada Nacif deja, como de costumbre, entre cuatro y cinco millones de dólares en depósito. Su juego favorito es el bacará y puede llegar a apostar el límite máximo permitido por el casino en cada jugada, es decir, unos ciento sesenta mil dólares.
La Junta de Supervisión del Juego del estado de Nevada reporta que el libanés-mexicano Camel Nacif participaba en actividades ilícitas como el tráfico de drogas y armas, y el lavado de dinero. Tanto la DEA como el FBI y la PGR cuentan con informes e investigaciones al respecto.
Hace unos años Nacif fue señalado como uno de los grandes deudores de los bancos mexicanos, entonces intervenidos, tras la crisis económica de 1995 que develó los fraudes que cometió la banca nacional al prestar a clientes de dudosa reputación.
Con los cinco millones de dólares que se alega debe Nacif a los bancos de México, este sujeto “podría”, según el FBI, “ser uno de los grandes beneficiados por la operación del Fobaproa y del IPAB”. De acuerdo con los informes de los bancos, sigue sin pagar su millonaria deuda.
Este peculiar personaje, que ante las autoridades declaró apenas conocer a Jean Succar, viajó a Cancún en su jet privado para visitarlo en el momento en que Emma rindió sus primeras declaraciones ministeriales. Sus llegadas constan en los registros del aeropuerto privado (FBO) de Cancún y testigos presenciales de mucha confianza de Succar aseguran que se reunieron para planear cómo enfrentar la denuncia de las niñas.
Una ex gerente de relaciones públicas del Caesar’s Palace mencionó que en Las Vegas se conoce a estos amigos, Nacif y Succar (como a muchos de los apostadores de todo el mundo) por sus fiestas celebradas en las suites del hotel, con prostitutas y alcohol. La pornografía juega un papel esencial en la vida de la mayoría de los “amantes de Las Vegas” y, según los especialistas, es justo allí donde puede encontrarse el secreto de las redes internacionales de Jean Succar Kuri. Este último no era sólo —como lo testifican todas sus víctimas de Cancún— usuario de pornografía, sino productor de videos y de páginas de pornografía infantil y adolescente, que armaba junto con su esposa Gloria Pita. A su vez, éstas generaban el lucrativo negocio de la oferta de turismo sexual con niñas, niños y adolescentes, vía internet. Negocio que con el poder político y la corrupción se inserta en la economía formal. Desde una habitación en Villas Solymar... hasta Wall Street.
El punto fundamental de toda esta industria de la pornografía es uno solo: el sexo vende y es buen negocio.
DENIS MCALPIN
El tejido que une al abuso sexual de menores con la explotación comercial del sexo, la prostitución de personas adultas, el lavado de dinero y, por último, el narcotráfico, es más visible de lo que quisiéramos creer las y los ciudadanos comunes. Este gran negocio, centrado en el deseo de millones de seres humanos de poseer — a cambio de dinero — a personas compradas, forzadas y/o extorsionadas, se sustenta en la corrupción del Estado que priva en el mundo entero. Y, en tanto en casi todos los países se promulgan leyes cada vez más severas para castigar a quienes abusan de menores y a quienes trafican con mujeres para dedicarlas a la prostitución y el negocio del table dance, poco a poco el de la pornografía (que unifica a los otros delitos) se filtra en silencio en las grandes corporaciones mundiales, entre ellas, las cadenas de televisión como ATT Broadcasting e incluso las empresas de servicios de internet más reconocidas.
Esto significa, nada más y nada menos, que el sistema androcéntrico de nuestra cultura ha buscado resquicios en las leyes para preservar su derecho de explotar sexualmente a seres humanos con la finalidad de que millones de hombres puedan “dar salida a su ímpetu sexual”. La cadena de televisión Public Broadcast Television (PBS) de Estados Unidos presentó una entrevista con Denis Mcalpin, un connotado periodista e investigador que se ha especializado en detectar la corrupción dentro de las grandes corporaciones de la industria del entretenimiento en ese país. En la actualidad Mcalpin es analista para Auerbach, Pollak Richardson, empresa de inversiones bancarias y de bolsa de valores.
En la entrevista que concediera, Mcalpin arroja luz sobre el fino tejido del que hablamos.
Antes que nada, el analista cuestiona las cifras oficiales relacionadas con las ganancias que aporta la pornografía a los empresarios y explotadores. Conforme con dichas cifras, el negocio de la pornografía comercial que se televisa a través de los canales de cable y satélite, así como el de las revistas como Playboy, Hustier, Caballero, etcétera, arroja un total de diez mil millones de dólares al año, tan sólo en Estados Unidos.