Read Los demonios del Eden Online
Authors: Lydia Cacho
Según confirmó la propia procuradora, les autorizó a grabar un video y conversaciones telefónicas entre Emma y Gloria Pita, la esposa de Succar Kuri. Durante las grabaciones la primera estuvo acompañada por la autoridad.
En esos días, mientras en la procuraduría Leidy Campos Vera conformaba el “primer expediente” en la investigación del caso Succar por abuso sexual, la AFI seguía sigilosa las pesquisas solicitadas por la abogada Acacio. Ni Leidy, ni la maestra Paulina, ni siquiera Emma, imaginaban que este asunto pudiera estar relacionado con el crimen organizado.
En tanto la procuradora Pérez Gordillo calificaba como falsas las declaraciones de la abogada Acacio y de las organizaciones no gubernamentales sobre la intervención de la Agencia Federal de Investigaciones en el caso Succar, esta última dependencia presentaba ante Rafael Macedo de la Concha el primer oficio, el AF1J4426/2003, cuyos resultados expresan —además de la investigación sobre las líneas telefónicas de las villas 1,5 y9 del Hotel Solymar, propiedad de Succar Kuri— lo siguiente: se giró oficio a la Agencia Federal de Investigaciones con la finalidad de que se sirva ubicar a nivel estatal y nacional el domicilio exacto de Félix Díaz, Camel Nacif y Miguel Ángel Yunes toda vez que como se desprende de la declaración ministerial de una de las víctimas estas personas también sostenían relaciones sexuales con menores de edad. Se recepciona igualmente oficio AFL’430912003 mediante el cual la Agencia Federal de Investigaciones informa que Jean Touma Succar Kuri salió de esta ciudad con destino final a Los Angeles, California, ocupando el asiento número 1 A viajando con un solo equipaje a bordo del vuelo 920 de Mexicana de Aviación. (Sic)
La Procuraduría de Justicia tuvo en sus manos, por más de quince días, un video en el que Succar confiesa su afición por tener sexo con menores y declaraciones suficientes de las niñas víctimas sobre un delito que se persigue de oficio y, sin embargo, el pederasta salió de Cancún sin que un solo policía lo detuviera en el aeropuerto.
Un testigo, muy cercano a Jean Succar, asevera que al día siguiente de que se abriera el expediente por la denuncia presentada por Emma, el mismo Miguel Angel Pech Cen, subprocurador de Justicia, llamó a Jean Succar para avisarle que lo acusaban de abuso sexual infantil y corrupción de menores.
Por eso Succar, su esposa Gloria y su hijo Jerry —de dieciocho años de edad— sabían de la denuncia y llamaron a Emma para incitarla a desistir. Pero ¿qué motivaría al subprocurador a ponerse del lado de un delincuente?
La propia declaración de Jean Succar a su defensa lo explica. Según él, puede probar que la esposa de Pech Cen —abogada al igual que su marido— era administradora del condominio Brisas, un edificio vecino a las Villas Solymar.
Succar conocía bien al matrimonio Pech, pues les había contratado como litigantes en varios asuntos administrativos. “El Johny” sostiene que una tarde se encontraba en el balcón de una de sus villas que da al mar y al condominio Brisas, cuando observó a tres sujetos que peleaban en un balcón del tercer piso de dicho condominio. Eran dos guardias de seguridad privada y un inquilino rabioso.
—De pronto —dice—, el sujeto cayó del balcón y murió al impactarse en el piso. Yo llamé a Pech y le dije que los guardias de seguridad habían empujado a un sujeto y que estaba tirado en el piso. Él me agradeció la información y poco después llegó su esposa; ella y los guardias levantaron el cuerpo, limpiaron todo y desparecieron la evidencia. Nunca llegó la policía y nada se supo públicamente. Desde entonces, Miguel Angel Pech me debía el favor de mi silencio; por eso me llamó, para saldar su deuda de honor conmigo.
Esto le permitió a Jean Succar preparar su defensa con el abogado Sidharta Andrade, quien, con el despacho de su padre, Gabino Andrade, comenzó a defender al libanés, aunque por un corto tiempo.
María Rubio Eulogio es su nombre de soltera. Nació en Veracruz y es enfermera militar. Fue allí, en la escuela militar, donde conoció, hace más de veintidós años, a su esposo Joaquín Ernesto Hendricks Díaz, gobernador priísta de Quintana Roo. Durante su noviazgo sus celos le parecían a su novio una coquetería más, pero en su periodo gubernamental de seis años (1999-2005) fueron motivo de escándalo en la prensa local, nacional e internacional.
María es una mujer de estatura mediana, que durante años ha luchado con las dietas para mantenerse en su peso. En 2003 se sometió a cirugías plásticas para mejorar varias partes de su anatomía. Según sus amistades cercanas es sumamente ansiosa, lo que la lleva a comer en exceso. De rostro redondo, tez morena aceitunada, nariz ancha y labios medianos, casi siempre se maquilla con pestañas postizas y se pinta los labios de un tono rosa fuerte. Gusta de vestir trajes sastres de manga larga y otras prendas de marcas finas y calza zapatos de tacón alto color claro con punta descubierta. La mitad de su vestuario es obra del afamado diseñador David Salomón. Además de gastar sumas importantes en un par de sastres clásicos Chanel que compró en París, casi siempre viste de colores llamativos; le agradan el rosa mexicano y el verde pálido, así como los vestidos floreados.
La caracteriza un tono de voz filoso y agudo que, cuando se apasiona al hacer declaraciones, en especial contra su esposo el gobernador, llega al extremo de la agudeza y a altos decibeles. Una vez que comienza a hablar, sobre todo en los medios, le cuesta trabajo detenerse; esa característica le ha ganado muchos epítetos de las y los colaboradores del gobernador. Sus excesos en este sentido han puesto en duda la credibilidad de su compromiso social, particularmente con la infancia.
El caso Succar fue, en palabras de María Rubio, “su territorio”, porque, desde que se le nombró presidenta del DIF estatal, dio inicio a una campaña contra el abuso sexual de menores denominada “Con los niños no se vale”. Así que sus contundentes declaraciones pusieron en entredicho las de la procuradora y del mismo gobernador.
No sería ésta la primera vez que su cónyuge contradijera la palabra del Ejecutivo. Pero, de todas las declaraciones, las suyas fueron, sin duda, las de mayor repercusión política. Sus afirmaciones sobre las redes de prostitución infantil y el crimen organizado en Quintana Roo pusieron a temblar a la procuradora de justicia, Celia Pérez Gordillo, y al gabinete gubernamental. Entre los dimes y diretes de la familia Hendricks ya se había desatado el escándalo en los medios locales sobre el caso Succar. Y mientras el Ejecutivo evitaba a toda costa pronunciar su posición, su esposa aseguró, en conferencia de prensa ante medios nacionales, que las declaraciones de la procuradora de justicia, que seguía respaldando la versión de que eran menos de diez niñas las involucradas en el caso (y por abusos deshonestos y por corrupción de menores) eran falsas.
La ex directora del DIF sostuvo:
—En la red de prostitución infantil que encabeza Jean Succar Kuri están involucrados más de dieciocho mil menores de edad procedentes de diversos países. La red que lidera el pederasta sería la segunda en importancia en el país, ya que en primer lugar estaría una que opera en el norte, concretamente en Tijuana, al manejar un total de doscientos cincuenta mil menores de edad.
“Los más de dieciocho mil menores, además de los locales, llegaron a este destino turístico de Rusia, Tailandia, Belice y Guatemala, por citar algunos.
Es evidente que se trata de una red perfectamente estructurada y en la que sin duda participaban diversas autoridades. Es muy lamentable j: que cada vez aumente el número de menores involucrados en este tipo de ilícitos, ya que, de acuerdo con investigaciones que hemos realizado, cada niño recibe hasta trescientos dólares por ‘dejarse’ fotografiar.”
Ante la gravedad de los hechos, la esposa del gobernador propuso al Congreso estatal la creación de la Ley del Niño, por medio de la cual se garantizaría la preservación de los derechos y la integridad de los menores.
Consideró que es muy difícil detectar la operación de las redes de prostitución y, si bien reconoció que ésta es mayor, no sólo en Quintana Roo, sino en todos los destinos turísticos del mundo, ante todo se debe preservar la seguridad de las niñas y niños. ‘No obstante, con esto se contradecía respecto de sus F. anteriores declaraciones, en las que aseguró que ella, en lo personal, había hablado con su esposo de la red de corrupción de menores de Jean Succar Kuri y que su voz no fue escuchada. Mencionó investigaciones que, según la procuradora Pérez Gordillo, no existen. Pero Rubio Eulogio insistió retándola en público:
—La prostitución no es nada nuevo y, efectivamente, entre las redes establecidas interactúa un gran número de personas; en la mayoría de los casos están involucrados los padres de familia, quienes bajo ninguna circunstancia pueden argumentar que no sabían en qué están involucrados sus hijos. En Quintana Roo, además de la red que encabeza Jean Succar Kuri, también hay otras acerca de las que se realizan las investigaciones correspondientes. Las redes de prostitución de menores son equiparables al negocio del narcotráfico, debido a la fuerte riqueza que generan.
José Ramón García Santos, entonces director del DIF estatal, evitó a los medios a toda costa.
—Nadie cercano al poder que vive en Chetumal quiere enfrentarse a la ira de María — informaron sus colaboradores a una reportera que solicitaba la opinión del director operativo sobre la escandalosa cantidad de dieciocho mil criaturas explotadas en un estado con un millón novecientos mil habitantes.
Por último, García Santos accedió a hablar off the record, en ese entonces para proteger su puesto. Aseguró que María Rubio estaba enferma; que la mitad de sus declaraciones eran mentiras; que en efecto había participado en la campaña “Con los niños no se vale” para denunciar y prevenir el abuso sexual infantil, pero que incluso la gente de Unicef con quienes sostuvo estrecho contacto mientras era presidenta de la institución le habían llamado la atención, suplicándole que instara a la primera dama a no desvirtuar la realidad exagerando las cifras, que ésa no es manera de ganar la batalla.
—Las cifras infladas y falsas generan desconfianza en la gente que conoce el tema y, por tanto, desvirtúan las campañas publicitarias de prevención — le dijeron.
Por su parte, con respecto al tema el ex director de comunicación social de la señora Rubio nos señaló en una ocasión:
—La mujer está enferma de poder y haría cualquier cosa por llamar la atención, incluso ésa, inventar cifras y delitos. Pero no escucha a nadie, no entiende la gravedad de hablar del crimen organizado de esa manera. No hay forma de que Succar, aunque definitivamente es un criminal, hubiera explotado a dieciocho mil niños y niñas en Cancún y nadie más que ella lo hubiera sabido.
La primera tarea de un ministerio público debe ser proteger a las víctimas de los delitos; sin embargo, en este caso no fue así. La abogada Leidy Campos Vera, subdirectora de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de Justicia en Cancún, trabajó durante más de veinte días al lado de Emma, sin darle descanso a la joven, para armar el caso contra Jean Succar. Campos Vera es una abogada controvertida. Esta mujer bajita de cuerpo frondoso, de cabello corto, teñido de rubio, de personalidad fuerte y carácter impositivo, según sus colegas, es conocida en Cancún por tres asuntos. En primer lugar, su preponderante papel en la fundación, fortalecimiento y obtención de recursos para una institución denominada “La Casita”, perteneciente a la secta cristiana “Los Perfectos”, a cuyo ministro ella misma encarceló acusándolo de abusar sexualmente de una niña perteneciente a la misma. En segundo lugar, por su apasionamiento en la defensa de niños y niñas víctimas de abuso sexual, demostrado con su “extraña velocidad” para lograr encarcelar a violadores de menores, conforme con declaraciones de sus propios colegas en la Procuraduría de Justicia del Estado. Y, en tercer lugar, por las acusaciones recientes de una joven que asegura que cuando fue estudiante de la escuela La Salle de Cancún, Leidy Campos le pagó una fuerte suma de dinero para que acusara al esposo de ésta de violación y así lograra un divorcio favorable.
Lo cierto es que, en su desesperación por consignar el expediente, Leidy Campos le prometió a Emma que si la obedecía al pie de la letra, Succar sería arrestado de inmediato y encarcelado de por vida. Lo primero que hizo fue presionarla durante sus declaraciones; aunque su historia real y la del resto de las niñas es suficientemente aterradora, Leidy le “pidió” a Emma que explicara las cosas de cierto modo. Otra exigencia fue prohibirle que viera más a su abogada Verónica Acacio y Emma, acatando su orden, no se comunicó con esta última (quien ya preparaba la investigación con la PGR).
Además, presionó a la testigo para que llevara a las oficinas de la policía judicial a su hermanita menor y a sus sobrinos, también víctimas de Succar Kuri. Siguiendo instrucciones de Campos, la joven fue por las criaturas menores de doce años a sus hogares y les mintió a las madres.
El 24 de octubre rindieron su declaración dos niños y dos niñas: Cintia, Javier, Karla y Roberto, que fueron interrogados por la funcionaria en violación de la ley y de los derechos de aquéllos por no estar protegidos por su madre o tutora al declarar.
Más adelante Campos Vera argumentó que lo hizo de tal forma porque “estaba segura” de que las madres sabían de lo ocurrido con sus hijas y eran “cómplices” del pederasta. (Ello a pesar de que las niñas dijeran que sus madres desconocían el abuso sexual, que creían que el Tío Johny las cuidaba.) El 29 de octubre se consignó el primer expediente al Juzgado Tercero de lo Penal, al tiempo que se filtraba información a los medios sobre el caso. El 30 de octubre el juez giró orden de aprehensión contra Jean Succar Kuri, pero el pederasta ya había huido de la ciudad. Alguien le avisó que lo detendrían.
Las especulaciones no se hicieron esperar.
El 31 de octubre, desde las oficinas del subprocurador de Justicia, Miguel Angel Pech Cen, se filtró información a los medios sobre el caso Succar. El primero de noviembre de 2003, a las once treinta de la mañana, Leidy Campos, junto con el mencionado Pech Cen, convocaron a una gran conferencia de prensa. Leidy apareció sentada al lado del subprocurador, ya con la venia de la procuradora del estado. Los funcionarios que debían proteger la secrecía de las víctimas y su derecho al anonimato mostraron a los medios todas las pruebas que conformaban el expediente de la averiguación previa 7151 -2003-5. Dichas pruebas incluían el video aficionado en el que Succar es entrevistado por la denunciante principal y confiesa tener sexo con menores, así como las fotografías de ella y otras niñas al lado del pederasta, que la prensa tomó y utilizó en primeras planas.