Read Marea oscura I: Ofensiva Online
Authors: Michael A. Stackpole
Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción
— ¿Crees que ganaremos?
Él se encogió de hombros.
—No creo que tengamos otra opción. Diría que sí, pero, en caso contrario, no estaremos aquí para discutirlo.
Danni levantó una ceja.
— ¿No presientes nada con la Fuerza?
—No, y no sé si creería lo que viera —Jacen suspiró profundamente—. No sé qué pensar. Hace dos semanas estaba seguro de que lo que debía hacer para alcanzar todo mi potencial como Jedi era retirarme, convertirme en ermitaño y acentuar mi conexión con la Fuerza. Y ahora me doy cuenta de que mis habilidades como Jedi son necesarias para ayudar a la gente. No tengo palabras para expresarte lo que sentí cuando salvamos a Mara y a Anakin. Quizás ahí fuera haya alguien que desprecie a los Jedi, pero aquí hay gente que nos tiene por auténticos salvadores. Cuando mi tío va por el campamento, puedes sentir las oleadas de orgullo y esperanza a su paso. Hay niños luchando con palos y haciendo zumbidos como si fueran sables láser. Quizá sólo sea que en momentos así la gente se agarra a un clavo ardiendo, pero me siento bien dándoles esperanzas.
— ¿Así que has aceptado que un Jedi tiene responsabilidades más allá de su relación con la Fuerza?
—Yo no lo diría exactamente así, no, pero creo que la respuesta es sí —se agitó incómodo—. Pero sigo pensando que si tuviera una relación más profunda con la Fuerza, si la comprendiera mejor, habría podido localizar el fallo de mi visión. El tío Luke dice que el futuro está en constante movimiento, así que quizá mi visión fue verdadera hasta un momento en el que alguien hizo algo y la cambió. Y si hubiera salido igual, quizá no hubiéramos llegado a salvar a Mara y a Anakin, así que no me puedo quejar de cómo salió todo. Sin embargo...
—Sin embargo, quieres mejorar tu relación con la Fuerza. Si quieres seguir ese camino, tienes que saber cómo dar el primer paso.
Jacen se volvió hacia ella y sonrió.
—Sí, creo que así es.
Danni asintió y se enrolló un rizo dorado en el dedo.
—Quizás el camino que estás buscando, como el futuro, esté en constante movimiento. Y quizás tu camino ahora es dar esperanza a estas personas, y en otro momento será largarte por ahí tú solo. Cuando llegues a un punto decisivo podrías abandonar un camino y seguir otro. Y sólo tu experiencia pasada podrá guiarte.
—Sí, y no tengo esa experiencia, ¿verdad? —Jacen negó con la cabeza—. Suena como si hubieras pensado mucho en la Fuerza.
—En la Fuerza no, pero en la vida sí. También he tenido que tomar decisiones, como todos. Me podría haber quedado en Commenor, haberme casado y haber tenido niños; pero en lugar de eso me uní a la Sociedad ExGal y me destinaron a Belkadan. Si sobrevivo a esto, quizá tenga la oportunidad de reconsiderar ese tipo de decisión.
Jacen sintió que se ponía rojo.
— ¿Quieres casarte y tener niños?
—Si aparece el hombre adecuado, es posible, sí —se encogió de hombros—. Con todo lo que está pasando, no sé si me puedo fiar de mis sentimientos. Gratitud, miedo, curiosidad.. lo mezclo todo en mi interior.
— ¿Y ahora no estás con nadie? Jacen dejó la pregunta colgada en el aire un segundo, pero enseguida cayó pesadamente al suelo. Sabía que era ridículo que una mujer cinco años mayor se fijara en él, pero...
Dijo que yo era atractivo.. Pero seguro que me ve como un niño...
—E1 amor es una parte de mi vida que decidí dejar para luego. Quizá luego se haya convertido en ahora, no sé —ella le sonrió—. Si tú fueras algo mayor y yo algo menor, y las circunstancias fueran distintas, no sé. Quiero decir, siento algo por ti, Jacen, pero está mezclado con todo lo demás. Fue todo un detalle que me trajeras las holografías y los recuerdos de Belkadan. No sabes cómo me sentí...
— ¿Con todo lo que está pasando, no confías en tus sentimientos? Danni asintió.
—Los líquidos bajo presión no hierven cuando deberían, y con las emociones pasa lo contrario. Creo que eres maravilloso y te quiero como amigo. Por lo demás, bueno, tú lo has dicho, el futuro está en constante movimiento.
Jacen sintió una punzada de dolor. Al crecer en la academia se había sentido atraído más de una vez por alguna estudiante, pero Danni era la primera mujer que le gustaba fuera de ese entorno. Tuvo que admitir que el haber estado encerrado con ella en una minúscula cápsula de rescate les había proporcionado un grado de intimidad física que no suele darse apenas se conoce a alguien. Él fantaseaba con ella, pero también pensaba que estaban unidos por el clásico romance del héroe que salva a la damisela en apuros.
Reviviendo la forma en que mi padre conoció a mi madre. .
Ella le miró a los ojos.
—Espero no haberte hecho daño.
—Los Caballeros Jedi no conocen el dolor, Danni —Jacen le dedicó una valiente sonrisa—. En momentos como éste, un amigo es un auténtico tesoro. Y teniendo en cuenta las circunstancias, mi vida y la tuya quiero decir, probablemente lo mejor sea ser amigos.
Ella le acarició la mejilla.
—Es una respuesta muy madura, Jacen. Eres realmente especial.
—Gracias, amiga mía —Jacen suspiró y volvió a concentrarse en la oscuridad—. Los amigos tienden a sacar lo mejor de mí.
Anakin se detuvo cuando la puerta del camarote de Luke y Mara se abrió.
Luke salió y sonrió a su sobrino.
—Mara está descansando.
El chico asintió.
—No voy a molestarla —señaló al pasillo—. Sólo quería...
—Me gustaría que pasearas conmigo, Anakin.
Anakin captó un tono ligeramente distante en la voz de su tío y lo reconoció de inmediato.
—Sí, tío Luke.
Caminó tras él, a su izquierda y a medio paso de distancia. Se había dado cuenta de que era la mejor posición para un aprendiz diestro. Así, si desenfundaba el sable láser por descuido, no diseccionaría accidentalmente a su Maestro.
Luke le miró y sonrió.
—Me alegra verte tan bien. Los yuuzhan vong te dieron una buena.
Anakin se encogió de hombros. Todavía sentía los parches bacta sobre los cortes, las heridas superficiales no eran tan graves como para hacerle guardar cama.
—Un Jedi no conoce el dolor, Maestro.
—Pero sí conoce la gratitud —Luke se detuvo ante su sobrino y le puso las manos en los hombros—. Has cuidado a Mara de maravilla. Me lo ha contado todo y estoy muy orgulloso de ti. No pensé que la misión fuera a exigirte tanto.
Me avergüenza decir que si hubiera sabido lo que iba a pasar no te la hubiera encomendado. Ahora me alegro de haberlo hecho.
—No podía fallarte, tío Luke, y no podía fallar a la tía Mara —Anakin se encogió de hombros y enganchó los pulgares en el cinturón—. Hice lo que exigía la misión. Siento no haber podido salvar el Sable, las pistolas láser y las demás cosas. De haber sabido...
—No, Anakin, sin reproches. Lo que hiciste fue la mejor opción.
—Es demasiado generoso por tu parte.
Luke negó con la cabeza y miró a su sobrino de una forma que hizo que Anakin se estremeciera.
—Cuando tuve la visión de dónde ibais a estar y de dónde íbamos a encontraros, supe que podían pasar un millón de cosas que cambiarían ese futuro. Si hubieras dado un paso atrás, si te hubieras parado o hubieras pensado en rendirte, Jacen y yo no habríamos podido salvaros. Hiciste exactamente lo necesario, igual que cuando salvaste a tu padre en Sernpidal. Y
cuando hiciste acopio de voluntad para que Mara pudiera escapar. .
El Maestro Jedi alzó la barbilla.
—En ese momento, brillaste con mucha intensidad en la Fuerza... eras resplandeciente y, por mucho que lo hubieran intentado, no habrían podido contigo.
—Vaya —Anakin pestañeó—. Digo, gracias, Maestro.
Luke rió en voz baja.
—Como Maestro te agradezco tu actuación como aprendiz de Jedi. Y, por otra parte, tienes mi gratitud personal por salvar a mi mujer. Por desgracia, no estamos en situación para ceremoniales.
El chico se enderezó y se puso todo lo firme que pudo.
—Maestro, lo único que pide este aprendiz es que le permitas luchar a tu lado.
Luke le revolvió el pelo.
—No lo veas como una recompensa, Anakin. Si estuviera en mi mano, nunca volverías a luchar. Aguantar, matar, arriesgar tu propia vida... es algo que preferiría que ninguno de nosotros hiciera nunca más. Dejaré que luches junto a mí porque, en honor a la verdad, la situación lo requiere. Y también porque sé que, en cualquier circunstancia, tendrás el corazón y la inteligencia necesarios para hacer lo que haga falta para salvar a los demás.
Anakin sintió un escalofrío.
—Eso suena a recompensa.
—Yo no lo veo así —Luke suspiró—. Pero creo que tendremos que convencer a los yuuzhan vong de que mi punto de vista es el correcto, y hacerles ver que sus acciones no tendrán recompensa.
Hacía tiempo que la noche había caído, oscura y densa, cuando sonó la primera alarma. Las tropas de ayuda enviadas a tierra por el almirante Kre'fey habían colocado sensores que detectaban la energía de infrarrojos que emanaban los yuuzhan vong. Cuando resonó la primera sirena, dos Ala-TIE del Escuadrón Fuerte salieron hacia donde se había detectado movimiento para un reconocimiento rápido del área.
Gavin contempló a los Ala-TIE despegando y partiendo hacia el sur. A simple vista, se convirtieron en puntitos de luz, pero él podía seguirlos en su monitor principal. Escuchó las conversaciones y percibió la tensión en la voz de uno de los pilotos cuando avistó una larga columna de yuuzhan vong avanzando.
A lo lejos, a unos seis kilómetros, unos proyectiles de color rojo fuego avanzaban hacia los cazas. Las naves lograron evitarlos fácilmente y consiguieron informar de lo que habían visto.
—Múltiples contactos, control. Infantería a pie, dos vehículos grandes y doce de menor tamaño. Los grandes generan anomalías gravitatorias y llevan cañones de plasma, los pequeños sólo cañones. Contacto aéreo inminente. Nos largamos.
Gavin pulsó un botón de la unidad de comunicación.
—Pícaro Uno a todos los Pícaros. Que se note. El enemigo está ahí fuera y vamos a machacarlo —introdujo la secuencia de ignición y esperó a que los sistemas de potencia y armamento se pusieran en verde—.
Leo
, dame la frecuencia táctica de la base y hazme una señal cuando haya una emergencia.
El androide silbó una respuesta afirmativa.
Gavin activó los motores de propulsión y aceleró. Cuando cogió velocidad, pulsó el interruptor que situaba los alerones en posición de combate y giró el timón ciento ochenta grados.
—Grupo Uno conmigo.
Por el canal de comunicación le llegaron multitud de ruiditos indicándole que sus pilotos habían recibido la orden.
Leo
le mostró en el monitor muchos contactos enemigos frente a la nave.
Debería conformarme con estas posibilidades en contra y rezar para que podamos vencerlos
.
Activó los cuatro láseres y colocó la cuadrícula de disparo para apuntar a un coralita que perseguía a uno de los Fuertes que regresaban. Gavin apretó el gatillo secundario y soltó una ráfaga de dardos calóricos.
—Fuerte, vira a babor.
El feúcho viró hacia el estribor de Gavin y el coralita giró para mantenerse en la cola del Ala-TIE. Gavin se desvió a estribor y colocó el caza enemigo a tiro.
Mientras Nevil acribillaba al coralita, Gavin apretó el gatillo secundario y soltó una ráfaga de láser. El agujero negro empleado para absorber los disparos del quarren interceptó los tiros de Gavin, pero sólo consiguió desviarlos hacia el dovin basal que generaba el vacío.
El láser golpeó y atravesó la rocosa cubierta de la nave. Algo se evaporó en una nube de vapor y la popa del coralita empezó a descender. Segundos después, el último disparo láser estallaba en la otra parte de la nave. El coralita se quedó suspendido en el aire por un instante con el morro apuntando hacia arriba. La segunda ráfaga de Nevil lo punteó con agujeros rojos y brillantes.
Uno debió de dar a un dovin basal, matándolo, ya que la nave entró en barrena y se estrelló en alguna parte.
Gavin vio que el cielo se incendiaba como en Coruscant el Día de la Liberación. Los disparos de plasma llenaban el aire. Los haces láser verdes y rojos, así como los azules de iones, se desviaban hacia el suelo. La luz intermitente iluminaba las dos grandes siluetas que avanzaban sombrías en la noche, pero Gavin no podía captar ningún detalle. Estuvo a punto de pedir a
Leo
que iniciara el modo de ataque de tierra para hacerse una idea de lo que enviaban los yuuzhan vong a la base, pero se aproximaban cazas enemigos que requerían su atención.