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Authors: Steve Perry Michael Reaves

Medstar II: Curandera Jedi (10 page)

BOOK: Medstar II: Curandera Jedi
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Jos arqueó una ceja.

—¿Qué te hace pensar eso?

Uli sonrió socarrón, algo propio de su edad.

— Venga ya, Jos. Somos compañeros de tienda. Y no es tan grande como para que un par de paneles centrales de plastoide puedan aislarte acústicamente.

Jos se sintió incómodo.

—Creía que habíamos sido discretos.

—La verdad es que no. Además, es obvio incluso para los que no comparten cuchitril contigo. ¿Ella está bien?

—Está bien. Ha tenido que ir a la MedStar para un curso de EMC.

Volverá en un día o dos.

—La echas de menos.

No era una pregunta, y Jos supuso que podría haberle dado una bofetada por aquello, pero sonaba como un comentario de ánimo y no de peloteo.

—Sí, la echo de menos.

Hubo un silencio incómodo.

—Creo que iré a por algo de comer —dijo Jos—. ¿Te vienes?

—Luego. Antes tengo que ver a un paciente.

~

Barriss era cuidadosa durante sus entrenamientos con el sable láser desde que se cortó. Al principio actuaba insegura, con una preocupación que frenaba sus movimientos, pero eso fue desapareciendo gradualmente, y ya había recuperado su velocidad normal. Fuera cual fuese el problema, no había vuelto a pasar, así que había recuperado la confianza, aunque seguía sin tener ni idea de lo que pudo provocar aquel error. Un movimiento que había ejecutado decenas de miles de veces no era algo en lo que pensara normalmente; de hecho, no debería ni pararse a pensar en ello. Pensar era lento.

Tampoco tenía ni la menor idea de lo que provocó la repentina corriente de aire frío. Preguntó a otros seres que estaban por allí, así como a algunos técnicos. Nadie lo había experimentado, y nadie tenía una explicación para aquel fenómeno.

Resultaba tentador pensar que sólo había sido su imaginación, pero sabía que no era así. Barriss había sentido una especie de perturbación en la Fuerza, al margen de la causada por los arbustos graznadores.

Ella confiaba en la Fuerza. Confiaba desde la primera vez que brotó en ella y comprendio lo que era. Y pronto aprendió también lo que no era. En primer lugar, y lo más importante, es que no era ni una protección ni un arma, ni un tutor, aunque en ocasiones pudiera ser una de esas tres cosas. La fuerza era lo que era, ni más, ni menos. Los errores de utilización eran responsabilidad exclusiva del usuario.

Acababa de terminar la sección de la Forma III en la que se enfrentaba a cuatro oponentes imaginarios, todos ellos empuñando pistolas láser. Ni el mejor jedi de la historia hubiera podido detener cuatro disparos simultáneos desde cuatro puntos distintos, pero ésa no era la cuestión. Los principios del combate Jedi se fundamentaban en el concepto de la constante búsqueda de la perfección. Un Jedi entraba en la batalla con la idea de enfrentarse a multitud de atacantes armados y hábiles. Si se entrenaba para el combate pensando que podían atacarte en mayor número y más armados, y que aun así podías vencer, tendrías bastantes más posibilidades que si pensabas que serías derrotado por tener todas las circunstancias en contra.

Alguien se acercaba a Barriss desde atrás. Ella utilizó la Fuerza ...

Era Uli.

—Hola —dijo él.

Barriss se giró, encantada de haberle identificado antes de oír su voz, y a la vez, divertida por enorgullecerse por una cosa tan trivial.

—Hola a ti también.

—¿Qué tal el pie? ¿No te han quedado daños secundarios?

—No, está bien. Está completamente curado. —Él sonrió con admiración ante su capacidad curativa—. ¿Vuelves a cazar alas—bengala?

El negó con la cabeza.

—Acabo de terminar mi turno en la SO y necesitaba estirar las piernas.

—La miró, aunque esquivando sus ojos—. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Barriss apagó el sable láser.

—Claro.

—¿Cómo puedes ser curandera y utilizar el sable láser como lo utilizas?

—Práctica, Muchísima práctica.

Uli sonrió y negó con la cabeza, pero antes de que pudiera responder, Barris dijo:

—Tu te refieres al porqué y no al cómo, ¿a que sí?

El asintió.

—Asi es.

Un picotón pasó zumbando, buscando una presa más pequeña que aquellos dos seres en pie bajo el sol ardiente. Barriss señaló a la sombra de un enorme arbol y se acercaron hasta ella.

—Desde que empezó la guerra, los Jedi son sobre todo guerreros —dijo ella —.Se han hecho más poderosos por sus habilidades con la Fuerza. A lo largo de la historia, siempre hemos buscado emplear nuestro poder para hacer el bien, como guardianes, lo cual se traduce en defensa más que en agresión. Aun asi, un guerrero debe saber combatir a niveles que van de la batalla, hasta el duelo. y uno parle de eso implica responsabilizarnos de lo que hacemos.

"Creemos que, si tienes que matar a alguien, si tienes que privarle de su vida, se debe mirar a ese ser directamente a los ojos mientras lo haces. El asesinato de otro ser vivo, aunque sea alguien que se lo merezca, no es algo que deba tomarse a la ligera. Como no debe hacerse fácilmente. Hay que estar lo bastante cerca de él como para comprender lo que conlleva ese acto, para comprender el dolor y el miedo que sufre el enemigo cuando es asesinado. Hay que padecer su muerte, en parte.

—Por eso utilizáis los sables láser.

—Por eso utilizamos los sables láser. Porque sirven para acercarte al enemigo, cara a cara, no a una distancia alejada. Se puede emplear un rifle láser con holomira para encasquetar un tiro a tu enemigo a un kilómetro de distancia ... Es más eficaz y entraña muchos menos riesgos, pero te impide escuchar el crujido de la muerte y oler el miedo, y no tienes que limpiarte la sangre de tu enemigo de la cara. Si se debe matar a alguien, hay que ser consciente de lo mucho que supone eso ... para tu oponente y para ti.

—Vale, esa parte la entiendo, pero ...

—¿Cómo puedo ser curandera y guerrera al mismo tiempo?

El asintió.

—Son las dos caras de la misma moneda. Te llevas una vida, devuelves otra ... Siempre hay un equilibrio. En casi todas las culturas, el individuo es una combinación del bien y el mal, rara vez es una cosa o la otra. Casi todos los pueblos tienen un concepto de decencia innata. Viven vidas más o menos virtuosas, pero siempre tienen la opción de escoger entre el bien y el mal.

"Yo no puedo crear vida, Uli, pero puedo restaurarla. Ser curandera me permite equilibrar el hecho de que he acabado con vidas ... y que volveré a hacerlo. Algunas veces, el enemigo no se merece la pena máxima y yo puedo conseguir mi objetivo amputando un brazo o una pierna. Estaría mal permitir que ese enemigo muera. Por tanto, es muy valioso poder reparar el daño que he causado.

—Pero no todos los Jedi son curanderos —le indicó Uli.

— Ya, pero todos los Jedi reciben una formación básica de medicina y de técnicas de primeros auxilios. Y, claro, hay veces en las que tenemos que curar a nuestros amigos, o a uno de los nuestros, además de a nuestros enemigos.

Él volvió a asentir.

—Sí, ya entiendo.

—¿Por qué me lo preguntas?

Él miró al suelo, como si sus botas fueran de repente de lo más fascinante. Luego volvió a mirarla a ella.

—Soy cirujano. Es cosa de familia, pero también es algo que he querido ser desde que tengo uso de razón. Ayudar a mis pacientes, curarles, que se pongan bien. Pero, aun así...

Se quedó callado, pensando. Barriss aguardó. Sabía lo que el chico estaba a punto de admitir, se lo había dicho la Fuerza alto y cloro. Pero era importante que saliera de él.

—Aun asi—dijo Uli—. Hay una parte de mí que desea matar. Apresar a los que empezaron esta guerra y exterminarlos hasta no dejar ni rastro de ellos. Puedo sentir esa ... rabia asesina. Yo ... no es así como quiero verme a mi mismo.

Barriss sonrió con un gesto breve y triste.

—Claro que no. La gente decente no quiere recorrer ese camino. La buena gente, los que aman y se interesan por los demás, preferiría no tener esos sentimientos.

—Entonces, ¿cómo puedo librarme de ellos?

—No puedes. Has de admitirlos, pero no permitir que te controlen. Los sentimientos no vienen etiquetados como "buenos" o "malos", Uli. Te sientes como te sientes.

Sólo tú eres responsable de tus actos. Ahí es donde entra la libertad de elección. Incluso la Fuerza, un gran poder del bien, puede utilizarse para hacer el mal.

—¿Ese es el "Lado Oscuro" del que he oído hablar? Bariss frunció el ceño.

Los Jedi hacen referencia al "Lado Luminoso" y al "Lado Oscuro", pero lo cierto es que sólo son palabras, y la Fuerza está más allá de las palabras. No es maligno, tampoco es bueno ... sólo es lo que es. El poder en sí no corrompe, pero sí que puede alimentar una corrupción ya existente. Un Jedi tiene que elegir constantemente entre un camino y el otro. Dime una cosa:

situvieras la oportunidad de encontrarte cara a cara con el Conde Dooku, y tuvieras el poder de matarle ... , ¿lo harías?

El lo pensó durante lo que pareció largo rato. Barriss podía oír el arrullo de los arbustos graznadores, el elevado y agudo zumbido de los chinches igneos que revoloteaban a su alrededor y el sonido hueco de las pisadas descalzas de un ishi tib en un charco de fango cercano.

—Probablemente no —dijo Uli.

—Ahí lo tienes.

—Pero no estoy seguro de que no llegara a hacerlo. Después de todo, es el responsable directo o indirecto de un genocidio planetario, de la destrucción de cosas como el museo de la Luz de Tandis Cuatro ...

—Eso es cierto. Pero, por otro lado, ¿conoces las Variaciones de Vissëncant, de Bann Shoosha?

El asintió.

—Tienen menos de dos años de antigüedad y ya se consideran una de las grandes obras musicales del milenio.

—Eran de las favoritas de Zan Yant. Esa música se compuso para celebrar la huida de la familia de Shoosha de Brentaal. Si esa batalla no hubiera tenido lugar, los Variaciones no existirían.

Uli pareció confundido.

—¿De verdad crees que una obra de arte vale lo que miles de vidas?

—Probablemente no. No estoy diciendo que sea así, sólo digo que las cosas no son dificiles. De eso se trato realmente, ¿no? De tomar decisiones y de saber vivir con las consecuencias.

—Si supongo que es asi – dijo el en un tono inseguro.

Barriss encendio el sable laser de nuevo.

—Bueno —dijo a Uli mientras retomaba su entrenamiento—. Es  lo que hay.

12

S
entados cerca de la última fila de las gradas construidas a toda prisa, Jos, Den, Uli y otros miembros del equipo médico observaban cómo todo tipo de especies llenaban los asientos. Era de noche, y el breve atardecer tropical se convertía rápidamente en oscuridad. La zona estaba iluminada —de forma radiante, pero sin brillos ni sombras— por unos potentes focos de espectro total. Médicos, enfermeras, asistentes, técnicos, trabajadores y demás miembros del personal del Uquemer ocupaban uno de los conjuntos de gradas, mientras que los soldados y reclutas ocupaban otros dos.

Uli observó a los clones sentándose en las gradas; docenas de caras y formas idénticas.

—Una cosa es verlos de uno en uno en las camillas repulsaras —le comentó a Jos—, pero todos así, alineados ... , bueno, resultan bastante impresionantes. Como salidos de un holoduplicador, Jos asintió sin decir nada. Él también los estaba observando. Se sentaban juntos, riéndose, hablando; algunos fanfarrones y extrovertidos, otros más callados, más circunspectos. No podía encontrar diferencia alguna entre ellos y cualquier otro grupo de soldados en cualquier otra parte de la galaxia a punto de pasar un rato entretenido durante un par de horas. Sí, muchos eran horriblemente parecidos en sus maneras y gestos, como tenían pocos escrúpulos a la hora de compartir bebidas o bolsas de cascahuetes, pero ese comportamiento era frecuente también entre los gemelos monocigóticos. Aun así, las espirales idénticas de ADN no implicaban forzosamente personalidades idénticas, ni siquiera si esas personalidades habían sido labradas de forma similar desde su nacimiento ... , o decantación, en el caso de los clones.

Jos se mordió pensativo el labio. Hubo un tiempo en el que creyó que los clones eran sustituibles, sobre todo porque sus órganos lo eran, ya que podían realizar los trasplantes sin necesidad de atiborrarlos con inmunosupresores para impedir el síndrome de rechazo. Klo Merit tenía razón: su formación como cirujano, por muy bienintencionada que fuera, lo había condicionado a la hora de considerar a los nacidos de la probeta como menos que humanos. Pero ahora que sabía la verdad, se preguntó cómo pudo verlos alguna vez de ese modo.

Las gradas ya estaban llenas a rebosar, y algunos rezagados tomaban asiento en el suelo. No había estructura en la base que pudiera albergar a la compañía de comicos, por lo que se instalo un escenario semicircular en la amplia explanada central del recinto. De pronto, el ruido de fondo de los murmullos de la gente fue eclipsado por la voz de megafonía:

—Damas y caballeros, miembros de todas las especies, den la bienvenidos a su anfitrión, Epoh Trebor, A un lado del escenario, los Nodos Modales con su cantante, Figrin D'an, tocaron el conocido tema musical de Bahb, una composición bith que se traducía al Básico como Apreciadas reminiscencias. Trebor, que era humano, llevaba más tiempo que nadie como showman en la HoloRed. Revoc era en aquel momento la estrella de holovídeos más popular y más joven que Ocio HoloRed había procurado lanzar a la cima, pero Trebor llevaba décadas montando su espectáculo en diferentes sitios. Desde el comienzo del actual conflicto, él había sido uno de los defensores de esas giras a varios puntos del frente para entretener a las tropas, a las que llamaba "los héroes anónimos de la guerra". A Jos nunca le había llamado mucho la atención el humor de Trebor, Lo encontraba demasiado sentimentaloide y demasiado graciosón. Pero su popularidad era innegable, a juzgar por los aplausos.

—Buenas noches, mis queridos seres. Un saludo muy especial a nuestras tropas. —Eso renovó los aplausos y los gritos de júbilo de los soldados—, Me he enterado de que los kaminoanos están tan satisfechos con el éxito del ejército clon que están pensando en expandirse a otras áreas comerciales. Están planeando clonar falleen para que ejerzan de consejeros maritales ... , zeolosianos para ayudar en granjas y jardines ... y gungan para enseñar oratoria.

Las risas y los aplausos continuaron mientras Trebor proseguía con su monólogo de apertura. Casi todas las bromas eran divertidas, pero Jos seguía estando de mal humor. Deseaba que Tolk estuviera con él, en lugar de en la MedStar, soportando unas clases ridículas e innecesarias ... , además de un posiblemente bienintencionado pero innecesario interrogatorio por parte de su tío abuelo almirante. Encontró difícil empaparse del humor festivo teniendo en mente por lo que estaría pasando ella.

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