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Authors: Eleanor Coppola

Tags: #Historia, Referencia, Otros

Notas a Apocalipsis Now (4 page)

BOOK: Notas a Apocalipsis Now
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28 de abril, Manila

Esta semana Francis ensayó el texto con el reparto dos veces. Los actores estaban muy entusiasmados, pero en realidad Francis estaba ansioso y asustado porque ve que en el guión, aunque tiene algunos personajes de reparto buenos y algunas escenas buenas, los personajes de Willard y Kurtz todavía no están bien definidos y él ya está enfrascado en esta gigantesca producción. Recuerdo la ansiedad que sentía y la batalla que tuvo con el guión de
El Padrino II
y me parece, en retrospectiva, que en aquel momento era él mismo abordando los mismos temas de su propia vida: el dinero, el poder y la familia. Ahora se enfrenta a los temas del viaje de Willard hasta Su propio yo y las verdades de Kurtz, que son de alguna manera temas que él no ha resuelto en su fuero interno. Por lo tanto, se enfrenta a una lucha muy intensa mientras intenta definir el final del guión y, de paso, comprenderse a sí mismo. Es consciente de que ambos pueden alcanzar la meta, pero también de que puede no ser así.

Mirando atrás, quizá sea ésta la razón por la que siempre ha tenido conflictos con todos sus guiones, empezando por
Llueve sobre mi corazón
. Todos tratan temas que él estaba resolviendo interiormente, no cosas ya resueltas sobre las que puede mostrarse distanciado y objetivo.

29 de abril, Manila

En el trayecto de regreso en el jet, viajé en el asiento del copiloto. Era como si la gran ventana lateral mostrara mi película personal. Sobrevolamos el agua. Las delicadas líneas de las extrañas redes de pesca parecían enormes dibujos de Paul Klee sobre papel gris azulado. Luego volamos por la línea costera. Vi los canales e hileras y más hileras de cuadrados prolijamente dibujados en los que la gente pone agua de mar a secar para obtener sal. Hubo un momento en que quedamos entre nubes, con nubes encima y debajo; el avión, con las cumbres de las montañas y el sol poniente anaranjado, quedaba en el espacio despejado de en medio. Por la radio nos llegaba el ruido estridente de las indicaciones de tráfico aéreo, mientras todos los aviones de la zona se preparaban para aterrizar antes del anochecer, la hora límite que establece la ley marcial.

Cada vez parece haber más paralelismos entre el personaje de Kurtz y Francis. Ambos sienten la exultación del poder ante la posibilidad de perderlo todo, como la excitación de la guerra, cuando uno mata y se arriesga a que lo maten. Francis ha asumido el mayor de los riesgos en la manera en que está haciendo la película. Siente a la vez el poder de ser el creador/director y el miedo de fallar estrepitosamente.

30 de abril, Manila

Hoy parece el día más caluroso desde que llegamos. Al salir de la habitación con aire acondicionado, una pared invisible de aire caliente me golpeó con un impacto físico real.

Esta casa está equipada con corriente eléctrica de 110 y 220 vatios. Cada enchufe tiene dos salidas. Los electrodomésticos norteamericanos que trajimos van con 110, pero alguien quemó la tostadora y ahora acabo de hacer lo mismo con la cafetera eléctrica.

La máquina de espresso no funciona y la pequeña cafetera italiana está en la locación. Estoy de un humor de perros. Sólo quiero una taza de buen café en mi propia casa.

Por esta casa pagamos un alquiler como el que pagaríamos en Beverly Hills. Es una casa grande y cómoda para nosotros, pero hay cortes de electricidad muy a menudo, y ahora que hace tanto calor cortan el agua cada vez con más frecuencia. Hoy hemos estado sin agua todo el día, no se puede tirar de la cadena del inodoro y no puedo ni tomar una ducha. Los vecinos nos dicen que somos afortunados de tener piscina y, al menos, poder refrescarnos.

30 de abril, Manila

Creo que ya sé por qué la gente de aquí tiene la piel tan bonita. Sudan todo el día yeso es muy lubricante. Mi piel irlandesa necesita un clima más fresco y húmedo para sobrevivir. Estoy toda roja y llena de manchas.

1º de mayo, Manila

Aquí hoy se celebra el Día de los Trabajadores. Nadie trabaja, excepto Francis y los editores. Están abajo, inclinados sobre la mesa de edición, revisando todo el metraje filmado hasta hoy. Hay material equivalente a unas diez horas, y ya llevan unas cuatro horas trabajando. El Día de los Trabajadores, el presidente Marcos hace algunas concesiones al movimiento sindical del país. El periódico de hoy dice que ha elevado el salario mínimo de Metro Manila a diez pesos al día (aproximadamente 1,25 dólares), y el del trabajo en el campo a siete pesos al día.

Estábamos almorzando al aire libre y Francis nos contaba estas historias fantásticas de cómo estuvieron a punto de despedirlo durante
El Padrino I
, todas las intrigas que ocurrieron durante la filmación y una historia sobre un mafioso de verdad que salía en la película. De pronto miré al suelo a través de la mesa de cristal: había millones de hormigas diminutas encaramadas a los pies de todos.

Los niños están abajo jugando al Monopoly. Juegan con la versión francesa; Park Place son los Champs Elysées. Roman va traduciendo las pequeñas cartas. Marc, mientras tanto, calcula los alquileres en francos con su calculadora. Así no es como jugábamos antes.

Aquí hay cucarachas grandes y marrones. No parecen hacer ningún daño, pero me molestan bastante. Anoche, cuando acompañé a Sofía al baño, había una muy grande que se paseaba por detrás del lavatorio, cerca de los cepillos de dientes.

2 de mayo, Baler

El camino que lleva del pueblecito de Baler hasta el set consiste en los dos surcos cavados en la arena por los camiones y los jeeps de producción. Cada mañana varios obreros ponen ramas de palmera en los sitios en peor estado para que los vehículos puedan circular mejor. Los surcos acaban en una laguna. Allí se han levantado algunas edificaciones de techo de paja y paredes de estera para albergar el material de vestuario, el departamento de maquillaje y las mesas largas donde se sirve el almuerzo. El set y el resto de material están al otro lado de la laguna. Una hilera de piraguas y pequeñas lanchas transportan a la gente de un lado al otro. Hoy han chocado dos botes llenos de gente que se dirigía a almorzar. Los que no pudimos subir a estos primeros botes nos reímos de los que cayeron al agua. A dos fotógrafos se les mojaron las cámaras y estaban bastante alterados. Parecía que el siguiente bote iba a tardar bastante, de manera que Doug y yo nos metimos al agua vestidos y caminamos hasta el otro lado. En el punto más profundo el agua me llegaba a las axilas; fue muy refrescante. Luego tuve la ropa mojada varias horas.

Esta tarde grabé mi primera entrevista. Era con Bobby (Robert) Duvall. Estaba bastante nerviosa, intentando mirar por la lente de la cámara y hablar con él a la vez. Quería que se dirigiera él mismo, ya que eso sería mejor a que contestara a una serie de preguntas preconcebidas. Su personaje es un arrogante coronel de la fuerza aérea al que le gusta acabar rápido las operaciones para irse a hacer surf con sus hombres. En el guión, sus helicópteros atacan una aldea costera y acompañan al barco de Willard hasta la desembocadura de un río, una zona muy buena para los surfistas.

Bobby habló de basar su personaje en un oficial de West Point al que había conocido: un tipo cuya vida sólo tenía sentido si había una guerra. También habló sobre los detalles de su vestuario, las espuelas de sus botas, la hebilla de su cinturón y su sombrero Stetson. Se quitó la camisa: estaba bronceado y fibroso. Tenía la barriga hundida. Luego se pasó las manos por la cabeza, con el pelo recién rapado al estilo militar.

3 de mayo, Manila

Ayer fue el primer día de filmación en el que Francis no parecía abatido ni atormentado. Es como si hubiera recuperado la ilusión. Hoy es domingo. Fuimos al barco casino que hay en el puerto. Es un sitio viejo y tiene algo de entrañable. La gente tenía montoncitos de pesos sobre la mesa, frente a ellos. Parecía dinero del Monopoly. Yo jugué con una máquina tragamonedas y perdí unos seis dólares. Al final tenía las manos negras de tanto manipular monedas de cincuenta centavos. Francis jugó a los dados y logró ganar unos tres mil pesos, pero luego los perdió y al final salió casi hecho. Martin jugó al bingo y perdió un poco de dinero; su esposa Jan tuvo varias rachas de suerte con las máquinas tragamonedas. Marc fue el único que ganó: unos 125 pesos, pero creo que estaba más contento por el hecho de haber podido entrar en un casino sin tener todavía los veintiuno. Llegamos a casa después de superar el tráfico dominguero. Vittorio, su mujer Tonia y sus hijos vinieron a casa a comer pasta y
frittata
. A la hora de la cena, Francis estaba feliz y relajado, hablando italiano y disfrutando con los niños. En la mesa estábamos Francis; los hijos de Vittorio, Francesca, Fabrizio y Giovanni; Reman, Gio, Sofía y Marc; Jan y Marty Sheen; Vittorio, Tonia y su hermana, Rita. Enrico vino al final. Comimos una ensalada típica norteamericana, con palta, queso roquefort, lechuga, aceite y vinagre, ajo y cebolla colorada. Fue un buen cambio. La máquina de espresso parecía funcionar mejor. Francis preparó el café y Francesca lo sirvió. Cuando le tocó servirme a mí, me dijo, con cuidado, en inglés: «
You want

[1]

4 de mayo, Manila

A primera hora de la mañana, estaba revisando mi metraje en la mesa de montaje cuando oí una vocecita desafinada en la escalera que cantaba
Cumpleaños feliz
. Era Sofía. Hoy cumplo cuarenta años. Me siento bastante bien. Me miré al espejo y es cierto que estoy delgada. Perdí peso: de cuarenta y siete a cuarenta y cuatro kilos. Me hizo recordar una historia espantosa que leí en una revista durante un vuelo, hace un par de años. Era sobre un joven mujeriego y sus aventuras con chicas lindas, a veces con varias al mismo tiempo. Uno de los encuentros que contaba tenía lugar en un yate, donde una mujer mayor y muy delgada lo arrinconaba y él se veía obligado a hacerle «varias cosas», con lo cual ella le quedó inmensamente agradecida. Uno de los comentarios que hacía era: «¡Dios mío, debía de tener cuarenta años!». De hecho, me siento más entera, activa y segura de mí misma que en ninguna otra

época que pueda recordar. Mis hijos son fantásticos, quiero a mi marido y me siento bien.

5 de mayo, Baler

Cuando volvíamos del aeropuerto, Doug y yo nos detuvimos en un arrozal para hacer algunas tomas de una familia que estaba plantando arroz. Quería obtener unas imágenes de lo que la compañía ve cada mañana cuando se dirige a la locación. Desde el camino hasta la toma general todo quedaba muy pintoresco, pero luego empezamos a caminar hacia la gente para tomar planos más detallados. Doug se hundió en el barro y la cámara se cayó conmigo. Era todo puro barro, con largos y estrechos promontorios que separaban los distintos arrozales. Anduvimos por los promontorios. El barro se me colaba entre los dedos de los pies y yo trataba de mantener el equilibrio, mientras despotricaba porque llevaba las sandalias norteamericanas de cuero de 25 dólares, en vez de las sandalias de goma de aquí, que cuestan 30 centavos. Al final conseguimos instalarnos. Las tomas eran de una familia metida en el agua pantanosa hasta más arriba de las rodillas. Iban clavando pequeños manojos de plantas de arroz en el agua a intervalos. Las partes de arriba de las cañas de arroz flotaban, formando ordenadas hileras de manchas verdes sobre el agua gris y lodosa. La gente se reía de nosotros, con el trípode plantado sobre el promontorio y las piernas cada vez más hundidas, mientras yo intentaba mantener el equilibrio y manejar la cámara sin caerme.

Llegamos a Baler cerca de las nueve y ya hacía un calor espantoso. Me compré otro sombrero de paja. Creo que me dejé el mío en el avión. Cuestan unos 20 centavos de dólar, y son muy bonitos, hechos a mano. La señora de la tienda ya me conoce y cuando me ve entrar se ríe, porque una vez le pedí que me mostrara el contenido de una caja en la que creí que había galletitas. Estaba en un exhibidor de vidrio en el que había loción para el pelo, botones, talco para bebe, etcétera, y sabía que no podía ser comida. Resultaron ser cartuchos para pistolas de aire comprimido, que era justo lo que Roman necesitaba para una pequeña pistola que le habían regalado para su cumpleaños. Me llevé toda la caja.

Hoy pasé por la oficina de producción. Lean estaba gritando furioso por la radio, porque la producción había contratado a 110 agentes de seguridad y esa mañana no había ni uno en la locación; sólo un hombre pequeñito con su familia, cociendo arroz sobre un fuego que habían encendido muy cerca de los depósitos de gasolina. Ayer, un alto oficial de la Fuerza Aérea filipina se pasó el día en el set, rodeado de una serie de señoritas con vestidos veraniegos, sentado en la silla del director como si estuviera en un espectáculo deportivo. Producción ha pagado una fortuna por el alquiler de los helicópteros y cada día les mandan a pilotos distintos que no entienden las indicaciones que se les dan, o que no han volado en los ensayos del día anterior. Entonces no vuelan correctamente y hacen perder miles y miles de dólares en tomas. En el metraje se nota claramente cuando un helicóptero es conducido por un piloto inexperto. Sencillamente, los pilotos de combate norteamericanos no volaban así.

La Fuerza Aérea filipina acaba de perder hace poco diez Huey que luchaban en el sur. Sólo les quedan diecinueve en todo el país y ahora los cuidan muchísimo.

Llegamos al set cerca de las diez y media. Era como si estuviéramos en una guerra de verdad. Había empezado la filmación, de manera que tuvimos que contemplada desde lejos. Unos ocho helicópteros volaban en círculo y aterrizaban entre las señales de humo, el fuego de tierra y las explosiones en el agua. Hileras de militares desembarcaban y corrían por la playa, agazapados, disparando y avanzando. Entre tomas nos subimos a una canoa que nos llevó cerca de la cámara principal. Vadeamos la costa con nuestro equipo y llegamos a la playa, lo bastante cerca de Bobby Duvall con su sombrero, mientras tomaba la playa. Estaba estupendo y él lo sabía; estaba muy animado e irradiaba energía. Todos lo percibíamos. Había un fotógrafo de
Newsweek
que no paraba de sacarme fotos cada vez que me ponía a filmar. Tenía la sensación de que me estaban utilizando: «La esposa de Francis Ford Coppola también hace películas». Tuve ganas de recoger mis cosas y marcharme, pero luego me acordé de que le he pedido a toda la gente de producción que no se vaya cuando los estoy filmando.

13:30 - Los decoradores del set están esparciendo bolsas de arena seca por la playa, para que no se vea tan húmeda. Durante la última toma, las explosiones en el agua mojaron todo. En la toma había humo verde, violeta y amarillo, cuerpos ensangrentados y helicópteros que aterrizaban, soldados sitiando la playa y explosiones en el agua. Ahora el departamento de vestuario está entregando a los actores principales ropa seca. Ya están casi listos para una nueva toma. Los helicópteros calientan los motores. El cielo luce tonos de gris y anaranjado y proyecta una luz muy especial. Todo el mundo está ilusionado y listo para esta toma. Hay tantas explosiones. Las de la laguna están a unos 150 metros de aquí, y cuando se desencadenan, la playa se ve sacudida por un intenso temblor, como un terremoto.

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