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Authors: Eleanor Coppola

Tags: #Historia, Referencia, Otros

Notas a Apocalipsis Now (5 page)

BOOK: Notas a Apocalipsis Now
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14:00 - Me siento bastante segura ahora que he cometido prácticamente todos los errores posibles con mi cámara principal, así que ya no tengo miedo de filmar una escena clave yo misma. Pero justo ahora estaba utilizando mi cámara de refuerzo. Los helicópteros estaban aterrizando y empezaban las explosiones. Me he puesto a filmar y lo único que podía ver era todo negro. No tenía ni idea de qué no funcionaba. Doug estaba en la playa, grabando sonidos. Al final me fui corriendo a buscado. Cuando finalmente pudo ayudarme, la escena ya estaba a punto de acabar. Me perdí todo porque un iris que yo no sabía ni que existía se cerró encima del diafragma.

6 de mayo, Baler

Ayer por la tarde, cerca de las tres, decidí hacer algunas tomas de David mientras opera la cámara Astrovision en el jet MU-2. Doug y yo fuimos hasta la pista de aterrizaje. El avión llevaba todo el día estacionado bajo el sol y cuando subimos fue como entrar en una sauna. Al cabo de unos minutos, estábamos empapados de sudor.

Despegamos y subimos por encima de las nubes. David empezó a buscar los aviones de combate filipinos F-5 para fotografiarlos mientras ensayaban para la toma de mañana, la del ataque con napalm. La cámara estaba montada sobre el vientre del avión. David la operaba por control remoto, mirando a través de una pantalla de vídeo dentro de la cabina. El copiloto tenía una radio de alta frecuencia pegada a su ventanilla e intentaba ponerse en contacto con los jets. El piloto y David iban mirando al exterior, a ambos lados, y gritaban por sus auriculares. La idea era alinear el MU-2 con los jets filipinos y volar lo más juntos posible en un ángulo en que la cámara pudiera fotografiarlos. David gritaba:

-¿Dónde están? ¿Dónde están?

Y desde la cabina contestaban:

-¡A la derecha, hora nueve!

Entonces los jets nos pasaban por la izquierda en una posición totalmente distinta, y David saltaba de su asiento, gritando y mirando a un lado y al otro. Empezamos a bajar en picada, el avión se quedó del revés y nos íbamos hundiendo, arriba y abajo; por un momento nos quedamos boca arriba con gravedad cero y flotamos unos centímetros por encima de nuestros asientos. Yo empecé a marearme. Miré a Doug: estaba blanco. Había dejado su cámara y me dijo:

-Dios mío, ¿tienes una bolsa de plástico?

Yo llevaba la que hacía de funda de mi pequeño grabador y se la di. Se puso a vomitar; la bolsa era demasiado pequeña y el vómito salpicó todo. Entonces le di la funda del brazo de una butaca. Seguimos dando tumbos y bajando y subiendo, persiguiendo a los F-S. No podía hacer nada para salir de allí; estaba atrapada. En medio de un charco de sudor, tenía la sensación de que mi cuerpo se estaba desmembrando y de que iba a vomitar o a tener un ataque de diarrea. Pensé en quitarme la blusa para vomitar en ella. Al final, sencillamente me rendí. La fuerza centrífuga era tan fuerte que prácticamente no podía mover los brazos. Simplemente me repetía: «Puedo soportado. Puedo soportado. Puedo soportado», como si fuera un mantra de supervivencia. De vez en cuando, abría los ojos y el suelo era como un muro verde, perpendicular a la ventana, con palmeras y chozas justo enfrente. Entonces desaparecía y aparecía arena yagua a un lado, como si fueran cambiando el empapelado. El avión rechinó y se tensó cuando el piloto lo empujó más allá del límite marcado en rojo, intentando mantenerse a la velocidad de los F-S. Finalmente nos equilibramos y empezamos a reducir la velocidad. Oí las ráfagas de los jets a lo lejos y el descenso de nuestro tren de aterrizaje. Cuando nos detuvimos en tierra y se abrió la puerta, salí a rastras y me recosté sobre la pista. Ayer a la medianoche todavía estaba mareada.

Hace tanto calor que empecé a sentirme débil. Me senté en una pequeña zona con sombra y vaya olvidarme de filmar durante un rato.

El sol se ha movido un poco y mi pie izquierdo se ha quedado fuera de la sombra. Es como si estuviera a punto de llenarse de ampollas.

Todos están esperando porque esta escena se empezó a filmar ayer por la mañana, cuando estaba nublado. Ahora hay un sol espléndido.

Los de efectos especiales están cargando gasolina para los fuegos de la línea del napalm. Un tipo detrás de mí está hablando de las tetas de la mujer de Terry.

7 de mayo, Baler

7:30 - En la locación de la playa. Alguien debe haberle dicho a este niño que no querían ver nada de basura en el seto Anda de un lado a otro, con un palo en la mano, hundiendo con diligencia los pequeños trozos de envoltorios de cigarrillos, vasos de papel, y demás, en la arena, para que no se vean. Cuando aterrice el primer helicóptero, las ráfagas de la hélice lo sacarán todo de nuevo a la superficie.

9:00 - La novia de Bobby Duvall estaba en la playa, llorando y diciendo que se iba a marchar. Recuerdo que durante la filmación de
El Padrino II
me pasaba todo el tiempo llorando. Ahora aquello me parece muy lejano, como un melodrama distante del pasado. Espero haber terminado ya con el papel de víctima, al menos en esta vida.

9:30 - Ayer murió el hijo de un extra. Están haciendo una colecta para él entre el reparto y el equipo de filmación. También ayer, la esposa de Alex tuvo una hija. La esposa de Mauro tuvo una hija hace un par de semanas. Y ha habido una boda entre dos personas que se conocieron duran te la filmación.

10:00 - A. D. Flowers está instalando los efectos especiales. Hoy parece cansado. Ayer a la noche tenía 39 de fiebre; el médico le dijo que había estado demasiado tiempo al sol. Tiene casi sesenta años y este rodaje es agotador. Casi todo el mundo ha perdido peso. Esta mañana, Josh buscaba un trozo de cuerda para que no se le cayeran los
shorts
. Yo misma he perdido tres o cuatro kilos. Con este calor sólo me apetece comer fruta. Sólo otras dos mujeres están regularmente en la filmación, y hay cientos de hombres. Los típicos norteamericanos fofos se están poniendo bronceados y musculosos. Las mujeres tienen un aspecto cansado.

10:30 - El viento manda los humos del combustible de la avioneta hacia nosotros. Es un olor nauseabundo. Todos andan apresurados porque los jets F-5 llegan a las once y sólo podrán hacer tres pasadas. En la tercera van a soltar las latas que parecen de napalm y efectos especiales va a provocar un enorme fuego entre las palmeras, con varios miles de litros de gasolina. Saldrá de unas trincheras cavadas en la playa. Las medidas de seguridad se han reforzado, pero un grupo de niños se coló en el set a primera hora de la mañana. Estos efectos tan espectaculares son muy peligrosos. En el ambiente se respira nerviosismo y expectación.

11 :30 - La detonación de napalm salió justo tras los jets, volando dentro del encuadre, a la perfección. Yo estaba a ochocientos metros, cerca de la ubicación de la segunda cámara. Sentí un fogonazo de calor fortísimo. Los extras vietnamitas al otro lado de la laguna debieron de notario muchísima. Los de efectos especiales estaban bastante satisfechos. En aproximadamente un minuto y medio han volado cuatro mil quinientos litros de gasolina.

12:15 - Bobby Duvall tiene que marcharse mañana por la noche para filmar otra película en Inglaterra. Todo el mundo está trabajando muy rápido porque hay mucho que hacer antes de su partida. Los italianos están trasladando las vías del
travelling
a una nueva posición. Su trabajo es como una escultura: están instalando dos tramos; uno largo, de la playa hasta la laguna, que cruza la arena unos doscientos metros. Ponen una base, un marco de madera que se sostiene junto con unas abrazaderas: luego añaden los rieles de aluminio y se nivelan con cuñas, y luego el carro portacámara se instala en los rieles y la cámara se monta encima.

A mis espaldas hay una discusión entre el doble y un asesor militar. La escena siguiente incluye la ejecución de un prisionero del Vietcong mediante un disparo en la cabeza. La pregunta es: ¿cómo tiene que caer? Lleva atadas a la espalda una ampolla de sangre con una cánula, de manera que es mejor que caiga de espaldas para tapada. Pero el asesor militar dice que un disparo de tan cerca con una pistola calibre 45 le destrozaría la cabeza y entonces da igual de qué lado cae.

8 de mayo, Baler

Doug, Larry y yo bajamos a la playa donde el equipo de filmación estaba embarcando en un helicóptero Huey para ir al set de hoy. La locación está en un lugar, varios kilómetros costa arriba, inaccesible por tierra. En el primer helicóptero no había sitio para nosotros. Cuando se elevó no teníamos dónde meternos. Nos agachamos sobre nuestro material y nos quedamos atrapados en una tormenta de arena punzante, provocada por el viento de las hélices. Subimos al siguiente con nuestra cámara, el pesado trípode y el equipo de sonido. Volamos a poca altura. Yo miraba hacia fuera, por las puertas abiertas, absorta en la visión de aquella costa tropical totalmente virgen. Empezamos a inclinarnos y descender. El Huey se posó en un arrecife de medio metro de profundidad. Todo el mundo saltó al agua. Y allí estábamos, en el mar, a medio kilómetro de la costa, levantando nuestro pesado material para que no se mojara. El helicóptero se elevó y las hélices salpicaron tanta agua que nos empapamos. Yo intenté apartarme y resbalé. Una sandalia de goma se me salió, y con el pie descalzo tuve que andar sobre el rugoso y escarpado arrecife. Finalmente nos limitamos a plantar el trípode en el agua y montamos la cámara encima. Había cosas que ver en todas direcciones. El set consistía en una plataforma de madera construida sobre un saliente de rocas a varios cientos de metros, sobre el arrecife. En la costa había una extraordinaria vegetación tropical que bordeaba una playa de arena blanca. Quizás era como Hawai hace cientos de años. Me asaltó cierta tristeza, como si por un momento me hubiera adentrado en el futuro y lo hubiera visto todo lleno de hoteles y barcos de turistas con el fondo transparente. Escuchamos el Huey que volvía, así que recogimos el trípode y empezamos a alejarnos hacia el set. Era difícil avanzar con aquel material tan pesado a cuestas, y el arrecife tan irregular. El set parecía mucho más lejos de lo que nos había parecido al principio. Cuando llegamos a las rocas, estaba agotada. Me senté encima de unas tablas y me quité los vaqueros empapados, alegrándome de haberme puesto el traje de baño debajo.

Ahora estoy aquí descansando, al calor del sol. La toma de hoy es una vista por encima del hombro de Bobby Duvall, con los surfers planeando sobre las olas entre las cortinas de agua que se levantan. Esta locación fue elegida porque es ideal para el surf, pero hoy el mar está totalmente calmo. No hay ni una ola. Los de efectos especiales instalaron explosivos en el arrecife. Están sentados cerca de mí y comentan cómo, después de hacer detonar unos cuantos, empezará a haber peces muertos y los tiburones se acercarán. Del agua sopla una brisa fresca. Desde aquí puedo escuchar a uno de los dobles hablar sobre su casa de Woodland Hills:

-Sólo tiene dos dormitorios, pero los armarios de la cocina son de roble macizo y los del baño son de madera de aliso.

Peter Kama le pregunta dónde encargó los armarios, porque él encargó armarios a medida para su casa y luego no encajaban bien.

9 de mayo, Manila

El equipo italiano encargó víveres de Roma por un valor de setecientos dólares. Llegaron ayer, y con los gastos de envío y aduana la factura subía a ocho mil dólares. Cuando se enteraron se pusieron furiosos, así que los de la oficina de producción lo mandaron todo a nuestra casa. Descargaron como cincuenta cajas frente a nuestra puerta principal, y ahora casi no podemos entrar y salir.

Es domingo y no para de venir gente; se quedan por aquí, se bañan en la piscina. Todas las noches hay gente que viene a hacer alguna cosa. Vienen los amigos del ama de llaves y de la niñera; el novio de la mucama; el chofer y el guardaespaldas merodean por la parte trasera. Empiezo a estar saturada de tanta gente. Son todos muy agradables, no tengo motivos para ser descortés ni para echar a nadie, pero me muero de ganas de estar a solas con Francis y los niños.

10 de mayo, Baler

Martin Sheen me estuvo contando de su adaptación a esta locación. Hasta el momento ya se ha cortado la cara y le han dado cuatro puntos; se desmayó mientras cruzaba la calle en Baler por el calor y se limitaron a hacerlo sentar en medio de la calzada, con los jeeps pasando a su lado. Cuando los dos botes chocaron en la laguna, su cámara nueva se estropeó. Me dijo que anoche había llovido muchísimo. Él en principio tapó los agujeros del mosquitero de su habitación con papel higiénico pero finalmente la quitó y cerró las ventanas. Acabó empapado, y la cama también. Cuando finalmente consiguió instalarse en otra cama, paró de llover y tuvo que levantarse a abrir las ventanas porque se había acumulado una humedad increíble. Entonces volvió a poner el mosquitero para que no entraran insectos. Lo único bueno fue que mientras llovía los perros pararon de ladrar. Los perros de Baler duermen durante el día, mientras hace calor, y se pasan casi toda la noche ladrando, y hacia las cuatro y media empiezan a cacarear los pollos. Marty me lo contaba todo con cierto humor. Otro actor estaría llamando a gritos a su agente, exigiendo una serie de condiciones mínimas de trabajo.

Mona me contó que ayer llegó de Los Ángeles el tigre que va a utilizarse en una escena. Llevaba treinta horas en una jaula y sus cuidadores estaban muy preocupados. Lo condujeron a los estudios y lo dejaron salir en la sala de vestuario. Se quedó tumbado, afectado por el largo viaje. Hacia la hora de comer levantó la cabeza y se devoró cuatro pollos y cinco kilos de carne. Por la tarde, lo llevaron al aeropuerto para meterlo en el DC-3 para ir a Baler, pero la jaula no pasaba por la puerta, de manera que lo sacaron y lo metieron en el avión como si fuera un pasajero más. Cuatro esposas italianas, recién llegadas de Roma, estaban ya en sus asientos. Tardaron una hora en calmarse. Luego el piloto se negó a subir. El avión ya llevaba mucho retraso. Estaba el grupo habitual de niños y mirones: en el pueblo no hay tele, así que la producción de la película parece que se ha convertido en el pasatiempo local.

11 de mayo, Baler

Esta mañana Dermis me contó la historia del traslado del tigre en el avión. Los pasajeros estaban en sus asientos cuando subieron la jaula del tigre al avión. Pusieron un pollo en la puerta de la jaula, pero cuando hicieron subir al tigre, en vez de agarrar el pollo y entrar en la jaula, saltó encima de ella y se puso a mirar a todos los pasajeros. Todos corrieron al compartimiento delantero y se encerraron en él. El piloto salió por su ventanilla y se sentó en el ala, negándose a volar.

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