Uno de los titanes acorazados se acercó a él aún más. Los agudos zumbidos de sus servomecanismos creaban ecos en derredor. Levantó uno de sus brazos y se tocó el yelmo.
Paco se encogió de hombros.
El visor del yelmo comenzó a abrirse, mostrando en su interior la cabeza de un ser humano sin rostro. Paco decidió no impresionarse; el mundo estaba hecho de falacias. La sustancia que cubría el rostro del humano fluyó líquidamente hacia el cuello y los costados revelando un semblante de facciones caucásicas y tez pálida. El hombre abrió los ojos y dijo con voz pastosa.
—¡Cielos! ¿Tanto ha involucionado la Legión que ya no equipan a sus efectivos con implantes de comunicación?
—Debe de estar roto el mío —aclaró Paco, mientras otro de los titanes acudía junto a su compañero y comenzaba a levantar su visor—. Tal vez fueron construidos para que no pudieran enlazarse con el sistema de ustedes.
—Sí, seguro —respondió el hombre sonriendo—. Somos subversivos para el ejército. —Y luego añadió—: Tuviste suerte, muchacho. La jungla hubiera terminado matándote.
—Suerte tuvimos nosotros en encontrarlo, Ralf-dijo el rostro de la mujer que asomaba desde el otro ingenio. Tenía los ojos azul intenso y sus labios eran apenas un trazo rosado—. Mucha suerte en encontrarlo a tiempo —y señaló hacia lo alto— y un poco de ayuda desde arriba.
Paco comprendió entonces que este encuentro era el destino que le había deparado la Inteligencia Artificial. De algún modo la máquina creía que ellos podían ayudarlo a sobrevivir.
—Hemos estado esperando a alguien como tú durante mucho tiempo —declaró la mujer inclinándose hacia él para tocarlo con su enorme mano mecánica—. Nuestra comunidad está comenzando a crecer. La horda necesita individuos.
¿Comunidad? ¿Horda?
Paco no entendía. Así que tuvieron que explicárselo.
Los Biomecánicos eran la suerte de salto paradigmático que suele amplificar la complejidad de una especie. Por puro accidente tecnológico habían devenido en entidades poshumanas. Eran sólo un puñado, pero habían experimentado un renacimiento pleno de libertades, al cual habían decidido entregarse.
El sistema nervioso externo que constituía la endodermis orgánica de la armadura había expandido sus sentidos hasta alcanzar niveles que trascendían el conocimiento humano, y la perfección cibernética que ahora tenían por cuerpo los dotaba de poderes insospechados que los volvían inalcanzables para sus enemigos.
Se convirtieron en una comunidad nómada, y la selva era el hogar; el territorio que habían escogido para vivir su nuevo modo de existencia.
En algún momento, la matriz nanotecnológica había comenzado a desmontar sectores sacrificables en la estructura de las corazas, y una nueva armadura optimizada empezó a sintetizarse, mientras la endodermis se autorreplicaba en el interior de la carcasa cibernética. Era un proceso complejo, impelido por los mismos mecanismos que impulsan a la vida a emerger de los sistemas caóticos; a reproducirse para combatir la extinción. Pero con todo, aquel ser era tan sólo vida; un núcleo de instintos complejos, esperando por la chispa de la inteligencia. Esperando por un hombre, para convertirse en una entidad. La comunidad comprendió que necesitaba buscar más componentes humanos, pues el híbrido ciberorgánico acababa de aprender a perpetuar la especie.
Paco fue el primer hombre que hallaron.
—Hay una armadura esperando por ti —concluyó el que llamaban Ralf—. Esperando para nacer.
—No creo que deban llevarme con ustedes —denegó Paco—. Soy una especie de perversión biológica. Estoy portando un virus que puede destruirlos, y no quiero hacer más daño.
Les habló de cómo los alienígenas lo habían convertido en el Crisol del Miedo; de la plaga que había desatado entre los seres humanos.
Ellos lo escucharon en silencio y luego se acercaron más aún, exhibiendo sus sonrisas.
—Tu nuevo cuerpo modificará el virus —le anunció la mujer—. No existe nada peligroso, mental o fisiológico, que estas bioarmaduras no puedan curar.
—No tienes idea del cambio que vas a experimentar, hombre —añadió Ralf tendiéndole su mano. Un fragmento del disco solar apareció entre las frondas, bañando de luz a los titanes.
Paco sonrió y aceptó su destino. Una vez más, la muerte tenía que retroceder; la vida se negaba a abandonarlo. En algún lugar de la selva una nueva existencia esperaba por él, y el ciclo volvería a comenzar.
Extendió sus manos y se dejó llevar hacia el grupo. Atrás quedaba el pasado, saturado de furias y de signos.
Los signos de la guerra.
La Habana, enero de 2000
LOS PREMIOS UPC DE CIENCIA FICCIÓN
El Premio UPC de Novela Corta de Ciencia Ficción de 1991
En 1991 se celebraba el 20 aniversario de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC) y se quiso aprovechar esa circunstancia para dar mayor alcance a algunas actividades ya habituales en la UPC. De hecho, la convocatoria en 1991 del primer Premio UPC de Novela Corta de Ciencia Ficción puede considerarse continuadora de anteriores convocatorias de certámenes culturales promovidos y organizados por el Consell Social de la UPC presidido entonces por el señor Pere Duran Farell.
Aunque la tradición de los concursos literarios promovidos hasta entonces por el Consell Social de la UPC se centraba en el relato corto, en 1991 la oportunidad del 20 Aniversario de la UPC aconsejó plantear por primera vez en la universidad española un premio de novela de ciencia ficción. Para favorecer la presencia de originales, se eligió la longitud de la novela corta, en torno al centenar de páginas, una extensión de gran predicamento en la ciencia ficción y en la que empezaron a tomar forma obras tan características del género como
L
A FUNDACIÓN
de Isaac Asimov o
D
UNE
de Frank Herbert.
El primer Premio UPC de Novela Corta de Ciencia Ficción fue convocado afínales de abril de 1991 y tuvo muy buena acogida. Se podía concurrir a él con obras escritas tanto en castellano como en catalán, aun cuando, entre las 71 novelas presentadas, fueron mayoría las redactadas en castellano. El premio se convocaba abierto para que pudiera concurrir todo aquel o aquella que presentara una narración ajustada a las bases que establecían, simplemente, la extensión (entre 75 y 110 páginas) y la temática:
«narraciones inéditas encuadrables en el género de la ciencia ficción».
El premio, dotado con un millón de pesetas y una posible mención de 250.000 pesetas, reserva también la posibilidad de un premio especial para la más destacada de las narraciones presentadas por los miembros de la UPC (estudiantes, profesores y personal de administración y servicios). Por un acuerdo verbal entre la UPC y Ediciones B, las bases del premio establecían ya el anuncio de que
«la novela ganadora sería publicada por la UPC a través de Ediciones B dentro de su colección NOVA»
en un volumen como éste.
Las mejores novelas ganadoras del premio de 1991 se publicaron precisamente en el número 48 de esta colección, un interesante volumen que agrupa una buena muestra de la más reciente ciencia ficción española con
M
UNDO DE DIOSES
de Rafael Marín Trechera y
E
L CIRCULO DE PIEDRA
de Ángel Torres Quesada, ganadoras
ex aequo
del primer premio y, también
,
L
A LUNA QUIETA
de Javier Negrete, brillante vencedora de la mención especial del jurado. El título genérico del volumen es
P
REMIO
UPC
1991
(NOVA ciencia ficción,
número 48, 1992).
Como no podía ser menos, la entrega del premio se realizó en un acto académico especial que tuvo lugar el martes 3 de diciembre de 1991, con la presencia del doctor Marvin Minsky, quien disertó sobre
«Inteligencia artificial y ciencia ficción».
Para algunos asistentes pudo resultar sorprendente conocer que el doctor Minsky, reputado especialista en el campo de la inteligencia artificial que él contribuyera a crear, se identificaba como un experto conocedor y amante del género de la ciencia ficción al que, precisamente en 1992, aportaría su primera novela
,
T
HE TURING OPTION
,
escrita en colaboración con Harry Harrison.
El Premio internacional UPC de Ciencia Ficción de 1992
Convocado también por el Consell Social de la UPC, con el respaldo del Rector de la universidad, doctor Gabriel Ferraté i Pascual, el Premio internacional UPC de Ciencia Ficción adquirió en 1992 una nueva dimensión. En su primera convocatoria, en 1991, el premio se había circunscrito al ámbito español admitiendo originales escritos en cualquiera de las dos lenguas oficiales de Cataluña: catalán y castellano; pero a partir de la edición de 1992, el premio se hizo internacional admitiendo también originales escritos en inglés y francés.
De nuevo el éxito acompañó a esta iniciativa del Consell Social de la UPC. En 1992 se presentaron un total de 83 novelas, la mayor parte procedentes de Cataluña (39% del total) o del resto del Estado español (25%). Pero más de una tercera parte (el 36% exactamente) procedía del extranjero con una amplia distribución geográfica: Estados Unidos (12 novelas), Francia (6), Gran Bretaña (3), Australia (2), Hungría (2), Argentina (1), Canadá (1), Israel (1), Rumania (1) y Suiza (1). La distribución por lenguas mostró un evidente predominio del castellano (61%), seguido del inglés (22%), el francés (11%) y el catalán (6%).
El premio lo obtuvo el norteamericano Jack McDevitt
con
N
AVES EN LA NOCHE
,
una maravillosa y poética historia sobre el encuentro de dos seres solitarios. La mención recayó en la primera novela de Mercé Roigé, quien presentó al certamen
P
UEDE USTED LLAMARME BOB, SEÑOR
,
una novela de factura clásica sobre un robot a la busca de su identidad. El volumen correspondiente
,
P
REMIO
UPC
1992
(NOVA ciencia ficción,
número 56, 1993), se completó entonces con la intencionada especulación del catedrático Antoni Olivé sobre un traductor universal portátil en
¿Q
UIÉN NECESITA EL PANGLOS?
La decisión del jurado y la entrega de los premios se hizo pública, con un cierto retraso, el miércoles 27 de enero de 1993 en un solemne acto académico presidido por el rector Gabriel Ferraté. Eje central del acto fue una interesante conferencia a cargo de Brian W. Aldiss, conocido autor y ensayista británico, quien disertó sobre
«La ciencia ficción y la conciencia del futuro».
El Premio internacional UPC de Ciencia Ficción de 1993
En 1993 el éxito acompañó de nuevo a esta iniciativa del Consell Social de la UPC. Esta vez se presentaron un total de 90 novelas, la mayor parte procedentes de Cataluña (40% del total) o del resto del Estado español (18%);pero más de una tercera parte (el 36% exactamente) procedía del extranjero con una amplia distribución geográfica: Estados Unidos (11 novelas), Francia (6), Bulgaria (3), Canadá (3), Nueva Zelanda (3), Argentina (2), México (2), Austria (l)e Irlanda del Norte (1). La distribución por lenguas mostró, de nuevo, un evidente predominio del castellano (64%), seguido del inglés (20%), el catalán (9%) y el francés (9%).
La decisión del jurado y la entrega de los premios se hizo pública el primero de diciembre de 1993 en un solemne acto académico que contó con la presencia del presidente del Consell Social de la UPC, Pere Duran Farelly del rector Gabriel Ferraté. Eje central del acto fue una interesante conferencia a cargo del británico John Gribbin, famoso divulgador científico y, también, autor de narrativa de ciencia ficción. El doctor Gribbin disertó sobre
«Ciencia real y ciencia ficción».
En un año que resultará histórico para la ciencia ficción española, el
P
REMIO
UPC
1993
lo obtuvo Elia Barceló con
E
L MUNDO DE YAREK
,
una interesante narración sobre un xeno-sociólogo desterrado a un mundo sin vida. Una historia brillantemente narrada que, por si ello fuera poco, guarda una interesante e inteligente sorpresa final. La mención de 1993 recayó en Alan Dean Foster con
N
UESTRA SEÑORA DE LA MÁQUINA
,
concebida como un thriller a la caza y captura de un curioso grupo mafioso que lleva a cabo extorsiones utilizando una Virgen vengadora y temible. El volumen correspondiente
,
P
REMIO
UPC
1993
NOVA ciencia ficción,
número 64, 1994), se completó entonces con
B
AIBAJ
,
una de las menciones especiales para los miembros de la UPC que compartió ese galardón con
L
AS TRECE ESTRELLAS
de Alberto Abadía.
B
AIBAJ
es la primera novela y la primera colaboración de dos autores jóvenes: Gustavo Santos y Henry Humberto Rojas, ambos estudiantes de doctorado en el Departamento de Ingeniería Química de la UPC.
El Premio internacional UPC de Ciencia Ficción de 1994
En la edición de 1994, el adelanto de casi dos meses en la fecha de recepción de originales redujo el número de concursantes que, pese a todo, superó los setenta. Predominaron las narraciones escritas en castellano (66%) e inglés (26%) y se registró una menor participación en catalán (7%) y francés (1%). Un treinta por ciento de las obras presentadas a concurso procedía del extranjero con una amplia distribución geográfica: Estados Unidos (10 novelas), Israel (3), Nueva Zelanda (2), Gran Bretaña (2), México (2), Canadá (1) y Bélgica (1).
La decisión del jurado y la entrega de los premios se hizo pública el 30 de noviembre de 1994 en un solemne acto académico que contó con la presencia del nuevo presidente del Consell Social de la UPC, Xavier Llobety del nuevo rector de la UPC Jaume Pagés. El encargado de dictarla conferencia invitada en la ceremonia de entrega de premios fue el norteamericano Alan Dean Foster, ganador de la mención especial del Premio UPC en la edición de 1993, y conocido autor de ciencia ficción. Disertó sobre
«La ciencia ficción y la raíz de todos los males».