Authors: Javier Casado
Nada extraño queda hoy, pues, en la muerte de Gagarin. A pesar de todo, la leyenda negra es mucho más pintoresca, y seguro que seguiremos oyéndola circular durante mucho tiempo.
La muerte de Yuri Gagarin ha sido para muchos amantes de las conspiraciones un buen ingrediente para desarrollar sus locas teorías, pero lo cierto es que el secretismo que rodeaba el programa espacial soviético en sus comienzos fue un buen caldo de cultivo para que estos conspiranoicos dieran rienda suelta a sus instintos.
Aunque es una de las más extendidas, la leyenda negra de Gagarin no es ni mucho menos la única. Mención aparte merecen los múltiples rumores que rodearon la muerte de Komarov en el accidente de la Soyuz 1, iniciados por el norteamericano destinado a los servicios de radioescucha en Turquía, Winslow Peck, hoy considerados sin el más mínimo fundamento. Pero existen decenas de leyendas negras sobre supuestos cosmonautas muertos en misiones secretas. Leyendas que encontraron un importante eco en amplios sectores de occidente durante años.
Lo cierto es que hay que reconocer que, en la historia del programa espacial ruso, el nacimiento de algunas de estas leyendas parece haber sido ganado a pulso por la absurda manía de la censura soviética. Un ejemplo de esto son las diferentes versiones existentes de algunas de las fotografías del primer grupo de candidatos a cosmonautas, en los orígenes del programa espacial tripulado soviético. A comienzos de los años 70, una serie de investigadores occidentales, entre los que destacarían el norteamericano James Oberg y el británico Rex Hall, descubrieron que las fotografías habitualmente publicadas en la historiografía soviética habían sido retocadas, eliminando mediante aerógrafo a varias personas que sí aparecían en la foto original.
Un ejemplo, aunque no el único, es una famosa fotografía de grupo tomada en mayo de 1961 en la población vacacional de Sochi, a orillas del Mar Negro. En la foto original aparecen 22 personas, entre ellos 16 de los 20 cosmonautas del selecto grupo original, además del propio Korolev con su esposa y otra serie de personas. Sin embargo, en la foto “oficial” tras pasar por las manos de la censura soviética, sólo aparecen 16 personas. Rex Hall encontró la foto original en un antiguo y prácticamente desconocido libro soviético, durante una de sus investigaciones; poco después, la foto ya aparecía retocada en todas las ediciones. Algo similar descubría James Oberg con otras fotos similares.
El misterio de los cosmonautas desaparecidos
¿Qué motivo podía haber para querer hacer desaparecer de la historia a una serie de personajes relacionados con el programa espacial soviético? Algo muy oscuro debía haber detrás de estas actuaciones para querer aparentar de cara al exterior que ciertas personas nunca habían existido. No había duda: debía tratarse de los famosos cosmonautas muertos. Seguro que algo trágico había terminado con la vida de estas personas en las primeras fases del desarrollo del programa espacial tripulado ruso, y, deseosos de ocultarlo de cara al exterior, la censura comunista había decidido borrar su existencia de la faz de la Tierra.
Imagen: Una de las famosas fotos censuradas por el régimen soviético. Tomada en mayo de 1961 en Sochi, muestra en la primera fila, de izquierda a derecha: Andrian Nikolayev, Yuriy Gagarin, el diseñador Sergei Korolev, el director del centro de entrenamiento de cosmonautas Yevgeniy Karpov, y el entrenador de paracaidismo Nikolay Nikitin. Detrás, de izquierda a derecha: Pavel Popovich, Grigoriy Nelyubov, German Titov, y Valeriy Bykovskiy. (
Foto: archivos del autor
)
Imagen: En la versión censurada de la fotografía anterior, el cosmonauta Nelyubov ha sido eliminado. Actos como éste harían nacer múltiples teorías sobre supuestos cosmonautas muertos en misiones secretas en los orígenes del programa espacial soviético. (
Foto cedida por James Oberg
)
Estos dos investigadores y algunos otros se dedicaron durante años a investigar a quiénes podían corresponder los rostros eliminados de las fotografías, y cuáles habían sido las circunstancias que los habrían hecho merecedores de tal acción. A pesar de todo, el secretismo que rodeaba toda esta historia era tan elevado que no sería hasta la llegada de la
glasnost
que se conocerían realmente las razones de tan absurda acción. Años durante los cuales las leyendas negras de los cosmonautas muertos tuvieron sólidos puntos de partida desde los que crecer y multiplicarse.
Centrándonos en la foto de nuestro ejemplo, hoy sabemos que los seis “desaparecidos” eran los aspirantes a cosmonautas Grigoriy G. Nelyubov, Ivan N. Anikeyev, Valentin I. Filatyev, Mars Z. Rafikov, y Dmitriy A. Zaykin, y el instructor de paracaidismo Nikolay Nikitin. Las razones de su “borrado” de la historia oficial de la aventura espacial soviética se pueden calificar casi de infantiles, y, desde luego, no tienen nada que ver con oscuros accidentes mortales en desconocidas misiones al espacio.
Los tres primeros, Nelyubov, Anikeyev y Filatyev “murieron” para la historia por un incidente común, en el que participaron los tres. Y fue Nelyubov el principal responsable.
Un misterio muy mundano
Nelyubov era uno de los más brillantes entre los aspirantes a cosmonautas en el selecto grupo de veinte pilotos que se entrenaban para subir al espacio. Sus aptitudes tanto académicas como de pilotaje lo habrían convertido en el principal candidato a pasar a la historia como primer hombre en el espacio, de no haber sido por una razón: su insoportable carácter. Nelyubov era egoísta, arrogante y orgulloso. Aunque había llegado a formar parte de la preselección de seis aspirantes al primer vuelo espacial, y aunque como decimos tenía todas las bazas para ser el elegido, fue su carácter lo que le hizo quedar fuera de juego frente al siempre encantador Yuriy Gagarin.
A pesar de ello, Nelyubov era uno de los candidatos a subir al espacio a bordo de alguna de las primeras misiones rusas cuando se produjo un desafortunado incidente, el 27 de marzo de 1963. Ese día, Nelyubov volvía al centro de entrenamiento de cosmonautas en Zelenyy (donde hoy se encuentra la llamada Ciudad de las Estrellas), acompañado de los también cosmonautas Anikeyev y Filatyev, tras una noche de cena en Moscú. Los tres cosmonautas habían bebido bastante, y en una estación de tren parece ser que iniciaron un altercado con una patrulla del ejército, por razones no del todo claras, aunque pudo ser por no disponer de unas credenciales adecuadas para pasar un cierto control. En cualquier caso, los tres cosmonautas, en estado cercano a la embriaguez, mostraron cierta prepotencia frente a los soldados, alegando su condición de cosmonautas para recibir un trato especial de favor. Los soldados, ofendidos por la actitud de los tres cosmonautas, los pusieron bajo arresto temporal en las oficinas de la estación mientras comprobaban la veracidad de sus palabras.
Pronto se aclaró que, efectivamente, se trataba de cosmonautas que volvían al centro de entrenamiento, cuyos responsables pidieron a los militares que por favor olvidaran el asunto y no les abrieran un expediente. El oficial al mando decidió acceder a esta petición, siempre y cuando los tres cosmonautas pidieran disculpas a la patrulla por su actitud. Anikeyev y Filatyev accedieron rápidamente, pero el orgulloso Nelyubov se negó: era un cosmonauta de la Unión Soviética, y no iba a rebajarse ante un simple puñado de soldados.
Airado ante esta nueva demostración de orgullo y prepotencia, el oficial rellenó un expediente contra los tres. Cuando el incidente llegó a conocimiento de Kamanin, el general responsable del entrenamiento de los cosmonautas, su reacción fue inmediata: el 17 de abril, los tres aspirantes a cosmonautas eran expulsados del cuerpo. Su actitud les había hecho indignos de pertenecer a este cuerpo de élite, volviendo a ser simples pilotos de las fuerzas aéreas soviéticas, pero esta vez destinados en Siberia.
La severidad del castigo causó mella entre sus compañeros cosmonautas, que rogaron a Kamanin que les perdonase, alegando además la gran valía técnica de Nelyubov. Pero para Kamanin, un cosmonauta debía ser algo más que eso: su valía moral valía tanto como todo lo demás. La decisión era firme, y no se volvería atrás.
Nelyubov fue destinado a un escuadrón de intercepción cerca de Vladivostok, donde no dejaba de repetir a sus compañeros que él había sido un cosmonauta, algo que pocos creían, lo que significaba un duro golpe para el orgullo del piloto. Uno tras otro, fue viendo cómo sus antiguos compañeros alcanzaban la gloria en sucesivas misiones orbitales, mientras él permanecía olvidado y apartado del puesto que consideraba que merecía más que muchos otros. Con el paso del tiempo, incluso hombres para él desconocidos, que no habían formado parte del selecto grupo inicial de cosmonautas, subían al espacio mientras él seguía pilotando cazas en Siberia.
Nelyubov cayó presa de la depresión y el alcoholismo, y el 16 de febrero de 1966, en profundo estado de embriaguez, fue atropellado por un tren cerca de la estación de Ippolitovka, al noroeste de Vladivostok. Se desconoce si fue un accidente o un suicidio.
En cuanto a sus compañeros de infortunio, Filatyev dejó las fuerzas aéreas más adelante, convirtiéndose en profesor; moriría en 1990, a la edad de 60 años. Anikeyev moriría poco después, en 1992, a los 57. Ninguno volvería a verse nunca relacionado con actividades espaciales, y sus nombres no serían relacionados con el programa espacial hasta 1986, cuando por primera vez se hizo pública su historia. Hasta entonces, sus nombres y sus caras habían desaparecido de la historia oficial del programa espacial soviético. Su error de juventud los había convertido en una vergüenza para la Unión Soviética, cuyos censores consideraban que su relación con el programa espacial podría manchar el buen nombre de éste. Por ello, fueron eliminados de las fotografías, y sus nombres, borrados de los libros de historia.
Imagen: La eliminación de personajes de las fotografías oficiales soviéticas a medida que iban cayendo en desgracia por unas razones u otras, era una práctica relativamente común en tiempos de Stalin. En la fotografía, un ejemplo de cómo una de estas fotografías fue evolucionando con el paso del tiempo. (
Foto: Wikipedia
)
Una censura absurda…
Algo similar ocurriría con las otras tres personas censuradas en la mencionada foto. Mars Rafikov se había visto envuelto en incidentes más o menos similares a los que poco después causarían la caída en desgracia de sus tres compañeros: fue expulsado del cuerpo de cosmonautas el 24 de marzo de 1962 por una serie de “ofensas al cuerpo”, como participar en altercados en un restaurante moscovita, o ser un mujeriego; aunque pasados unos años solicitó ser readmitido, su solicitud no fue aceptada. En cuanto a Zaykin, permanecería bastante más tiempo entre los cosmonautas candidatos a participar en alguna misión; de hecho, llegó a ser elegido como sustituto para la misión Vosjod 2 y como posible participante en siguientes misiones Vosjod, finalmente canceladas. Sin embargo, en 1968 fue retirado del servicio por problemas médicos (úlceras); parece que esto fue suficiente para no merecer figurar en las fotografías del grupo de cosmonautas original. En cuanto al entrenador de paracaidismo Nikolay Nikitin, algún tiempo después resultó herido en un salto; parece que también esta simple razón bastó para borrarlo de ciertas fotografías.
Existen otras caras censuradas en fotografías similares. Todos ellos antiguos participantes en el programa espacial soviético borrados de la historia por cuestiones tales como problemas médicos, malos resultados académicos, o indisciplina, por ejemplo. Hoy conocemos estas historias. Pero durante años, sólo hubo rumores y especulación.