Saga Vanir - El libro de Jade (70 page)

BOOK: Saga Vanir - El libro de Jade
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—Antes contéstame—le ordenó ella agarrándole dulcemente de la pechera.

—No quiero —ahora Caleb estaba enfadado.

Aileen se dio cuenta de que le sentaba realmente mal que él le negara las cosas, así que reaccionó utilizando su poder. Le acarició los labios con la yema de los dedos, se los delineó y se aupó un poco más para rozar su boca con la de él. Un roce suave.

—¿No quieres? —preguntó con la voz enronquecida.

—No me vaciles, Aileen —murmuró él comiéndose los labios carnosos de Aileen con los ojos. Su cuerpo estaba tenso y tenía los puños apretados. —Eres peligrosa.

—No lo hago, Caleb.

—¿Y qué quieres entonces? —meneó la cabeza confundido por su actitud.

—Que reconozcas las cosas —se volvió a aupar y le besó en la comisura de los labios, apoyando su peso en el pecho de Caleb.

—No me lleves al límite, nena. Ninguno de los dos sabrá cómo reaccionaré —era una amenaza.

—No te gusta ceder terreno, ¿eh, Caleb? Si las cosas escapan a tu control, te pones nervioso.

—Esto no es un juego. Estarás más segura si tú y yo mantenemos nuestro enlace mental. Y deja de provocarme. Ya te he dicho que mi carácter es muy explosivo desde que te conozco. Me tienes completamente desequilibrado.

—Entonces, únete al Club de los desequilibrados. Esto tampoco es fácil para mí. Tú has hecho que me comporte así y tú eres el culpable de que ahora me quiera proteger de tu intromisión mental —relajó las puntillas de los pies y se alejó un paso. —¿Quieres que confíe en ti? Entonces, contesta a mis preguntas con sinceridad. Sólo son preguntas.

—Son preguntas que muestran muchas debilidades a los enemigos —contestó él dando un paso hacia ella y arrinconándola entre él y su BMW. —Nos persiguen. Te persiguen, Aileen. ¿Eres consciente del peligro que corremos?

Aileen sintió el frío de la carrocería en los riñones.

Sí. Era consciente del peligro que él podría correr. Y estaba muy preocupada.

—¿Caleb? —Daanna apareció por la puerta. —Un coche precioso, Aileen —se cruzó de brazos y los miró divertida por su actitud. —Caramba, bráthair... Vas a detalle por día.
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—Ahórrate los comentarios —contestó él cogiendo a Aileen de la mano bruscamente. —¿Te
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han contado?

deor

—Sí.

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—¿Y qué te parece? —preguntó extrañado por la calma de su hermana. Daanna miró a Aileen y
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sonrió con complicidad. Aileen resopló entornando los ojos.

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—¿Entonces ya te has preparado? —continuó Caleb. —Menw vendrá a... Daanna alzó una
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mano para que él se silenciara.

Vaei

—¿Se está portando bien mi hermano? ¿Es demasiado para ti, Aileen? —le dijo la joven
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caminando hacia ellos.

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—Tranquila. Lo tengo controlado —respondió ella mirándolo de reojo.
nel

—No os entiendo a vosotras. Pueden estar aquí ahora, vigilándonos, y estáis así de tranquilas.
Vaa

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—No somos estúpidas, Caleb. Nuestro radar va tan bien como el vuestro —replicó su hermana.

—Si tu no sientes peligro, nosotras tampoco. Ahora no hay nadie que nos esté acechando y lo sabes.

Caleb gruñó.

—Daanna, se trata de Lucian y Seth. Seth estaba obsesionado contigo. Daanna lo miró fijamente.

—¿Y qué? No me dan miedo.

—Ni a mí tampoco, joder —replicó él cada vez más frustrado. —Pero vosotras tenéis que estar protegidas. Sois mujeres.

—Qué astuto —musitó Aileen intentando liberar su mano de la de él.

—Menw te llevará con él —continuó Caleb. —Él te protegerá, siempre lo ha hecho y me fío de...

—Estaremos donde creamos que más se nos necesite —contestó Daanna altiva. —Y te aseguro que esta noche no nos la va a estropear nadie. Por eso estoy aquí, vengo a por Aileen. Y Menw no se va a atrever a acercarse a mí, tenlo claro —pero lo dijo nerviosa y sin convicción.

—¿Qué pasa esta noche? —preguntó Aileen mirando a Caleb con curiosidad y tranquilizando así el ambiente entre los hermanos.

—¿No le has contado nada, Caleb? —alzó las cejas divertida. Miró a Aileen— Es la noche de las hogueras. 24 de junio.

—Eso he oído. ¿Y qué pasa esta noche? Donde yo vivo es San Juan, pero no tiene nada especial a excepción de que ese día no se trabaja.

Daanna resopló robando la mano de Aileen de la mano enorme de Caleb.

—Déjamela un ratito. Ya no se va a escapar —lo miró por encima del hombro. —Ponte guapo, bráthair y alegra esa cara de cabreo.

Aileen siguió a Daanna mientras la llevaba cogida de la mano. Miró a Caleb con preocupación que observaba con el rostro ensombrecido como las dos cabezas morenas se juntaban para cuchichear.

—Lo verás a la noche —le aseguró Daanna dándole una palmadita en el dorso de la mano. —

Tampoco se va a escapar. Tranquila. Él ya sabe lo que le tiene que hacer.

—Está molesto —aseguró llena de remordimientos. Ella lo había llevado a ese estado.

—Ya va bien que por una vez tenga a alguien que le baje los humos. No te preocupes por él ahora. Vamos a ponernos guapísimas.

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—¿Para qué?

Ja

—La noche de las hogueras es como el baile de la rosa del principado de Mónaco. Sólo que
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nosotros lo hacemos de un modo celta. Y este año tenemos invitados berserkers.
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—Tu hermano no me había dicho nada —volvió a mirarlo por encima del hombro. La enfadada
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ahora era ella. —A lo mejor no quería invitarme. A lo mejor él...

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—Tranquila, cariño. Su actitud es propia de un hombre nervioso y asustado.
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—¿Por qué? —frunció el ceño de nuevo.

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—Vamos dentro y te cuento.

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Caleb observó a las dos mujeres de su vida. Se llevaban bien y nunca había visto a Daanna tan

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entretenida con nadie. Trataba a Aileen como si fuera un juguete preciado para ella, como una
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hermana pequeña. Aileen miraba encantada a Daanna y agrandaba los ojos en señal de sorpresa
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ante las cosas que la vaniria le estaba explicando.

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La noche de las hogueras. Estaba muy nervioso porque era especial y sería la prueba definitiva para él y Aileen.

Por la noche, si los dioses estaban de acuerdo con su relación, los marcarían anudándolos para siempre.

¿Cuál iba a ser la reacción de su joven pareja?

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CAPÍTULO 24

AILEEN OBSERVABA su reflejo en el espejo. Le habían hecho un recogido en el pelo que se lo dejaba suelto a media melena. Llevaba un vestido largo hasta los tobillos, de color rojo, con claras alusiones griegas, sin mangas y de hombros descubiertos, anudado con una cinta de seda negra bajo los pechos que realzaba el busto de manera generosa. El vestido era una oda a la feminidad, pues marcaba el cuerpo de mujer a la perfección.

Se había puesto rímel y sombra de ojos color lila oscuro y se los había delineado con kohl negro. Sonrió y pensó que en Troya todas las mujeres debían ir así vestidas, al estilo heleno. Daanna se le acercó por detrás y admiró su obra.

—Cielo, esta noche vas a ser la reina de las llamas.

—¿Crees que le gustaré a Caleb? —se pasó las manos por encima del vestido en un gesto de agitación.

Daanna la miró con incredulidad.

—¿Me tomas el pelo? A mi hermano le gustarías incluso cubierta de escupitajos.

—Eso es asqueroso.

—Cierto —se echó a reír.

—Tú también estás muy guapa, Daanna —reconoció ella. —Gracias —asintió con modestia la vaniria.

Ella llevaba un vestido del mismo color y con un único tirante sobre el hombro derecho. Su vestido se abría por la parte inferior, igual que el de Aileen, y dejaba entrever una espléndida y esbelta pierna.

—Nos vestimos así en recuerdo a nuestros rituales celtas. La noche de las hogueras es realmente toda una declaración de intenciones tanto para hombres como para mujeres. Mi hermano no habrá querido agobiarte más de lo necesario, por eso no te ha contado nada.

—¿Tú crees? —se giró para mirarle a los ojos.

Daanna le había explicado que esa noche, los celtas se enlazaban a través de una ceremonia a aquellas que escogían como parejas. El símbolo del fuego representaba el alma y la pasión, de ahí

que esa noche se llamara de las hogueras, porque todo se relacionaba con ese elemento que hace que todo arda.

—Cuando los dioses nos transformaron, la muy zorra de Freyja conjuró que si alguna vez un vanirio encontraba a su pareja, no se vincularían totalmente hasta que llevaran el sello divino. Y

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ellos otorgan ese sello.

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Ja

—¿Cómo es eso? —le había preguntado Aileen con un estremecimiento.
deo

—Es una marca sobre la piel. Un tatuaje de color marrón que sale en una zona representativa
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del cuerpo, un lugar especial que simbolice algo de vuestra relación. El sello es definitivamente lo
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que te pone el rótulo de «No tocar» a ojos de los demás.

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—¿Me van a tatuar?

0rin

—Nadie lo hará. El símbolo aparecerá sobre tu piel —en aquel entonces había empezado a
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hacerle las trenzas.

eire

—No estoy segura de querer llevar un tatuaje.

S -ti

—No puedes hacer nada al respecto.

nel

—Ya, claro, como no... —exhaló con irritación mientras Daanna sonreía por su actitud. —¿Y

Va

únicamente sale esa marca de vinculación en esta noche?

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—No. En realidad, debería salir a la tercera vez que os vinculáis íntimamente, con el intercambio de sangre incluido por supuesto —se ruborizó.

Aileen pensaba sobre eso, de pie ante Daanna, observándola con admiración y reconocimiento por haber encontrado a alguien amigable que le contara las cosas con conciencia y paciencia. Ella la trataba con cariño, como bien podría hacerlo Ruth. Sí, iba a ser una gran amiga.

—Yo no lo tengo y te aseguro que...

—Más de tres veces, supongo —Daanna supuso correctamente.

—Sí —asintió mirando a otro lado.

—Es porque no te estás dando a él al cien por cien. ¿Todavía le privas tu mente? —acababa la última trenza.

—No quiero ser tan transparente cuando él no lo es. Y no creas que no tengo ganas de abrirme a él, pero si me vuelve a ocultar algo o a engañar, no podré volver a hacerlo de nuevo. Las emociones aquí son muy fuertes y, por ahora, no puedo con ellas.

—Caleb está arrepentido por todo.

—Lo sé.

Daanna asintió.

—Todo saldrá bien, pero os tenéis que arriesgar.

Aileen pensó en Caleb y sintió su corazón calentarse. Arriesgar. Como si ya no fuera una suicida en lo que a él respectaba. Se aclaró la garganta.

—¿Cómo es el tatuaje que nos sale?

Daanna inclinó un extremo de su labio en una tenue sonrisa.

—Es un nudo perenne.

—¿Un nudo?

—Es un símbolo celta. El nudo perenne nunca se deshace y representa el complemento, el apoyo incondicional, la fuerza y la fusión de la pareja. Los celtas lo intercambiábamos con los amantes demostrando así que esa relación era para siempre. Supongo que a Freyja le gustó esa idea romántica, así que decidió marcar a aquellos que se vinculaban con el mismo símbolo.

—Vaya con la diosa...

—Es una gran cabrona. Fastidia a las parejas y les hace pasar las de Caín sólo porque el salido mental de su marido era un asalta-camas. Aún no entiendo cómo Morgana no ha salido en nuestra defensa y le ha pateado su bonito culo.

—Así que no te gustó lo que hizo con vosotros —se echó a reír. —Ya sabes... los colmillos, el
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cambio de color de los ojos, la sed de sangre y, por supuesto, la exigencia de saber que si no
Ja

encuentras realmente a tu pareja, no puedes ser feliz.

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—Es una vinculación muy exigente y muy dura. Creo que no siempre se puede encontrar a tu
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media naranja, ¿sabes? A veces puedes equivocarte cuando crees que la has encontrado... —sus
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ojos azules claros se tiñeron de tristeza, pero cambiaron tan rápido de expresión que Aileen creyó

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que se lo había imaginado. —Pero no deberían cerrarnos las puertas ante la posibilidad de
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intentar ser dichosos con otras personas. Nosotros somos un clan poderoso, intentamos cuidar de
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la humanidad y nos pasamos la vida ocultos, para que no sepan que existimos. Las mujeres —se
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retiró un mechón de pelo negro hacia atrás— estamos muy protegidas y no tenemos mucha
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libertad. Así que siempre estamos rodeadas de los mismos hombres, de manera que no se nos da

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la posibilidad de encontrarnos con nadie que pueda estimularnos, alguien que nos fascine... como,
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por ejemplo, le ha pasado a Caleb contigo.

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—Así que está fascinado conmigo —susurró divertida.

Len

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—Tienes a mi hermano en un estado de atontamiento muy preocupante, chica.

—Me gusta —dijo orgullosa.

Daanna se echó a reír.

—¿Tienes tú un nudo perenne en tu piel?

—No.

—¿Por qué no tienes pareja? —le dijo Aileen de sopetón.

Daanna tomó el lápiz de ojos negro y lo hizo rodar entre sus dedos mientras se pensaba la respuesta.

—Mi corazón está... está herido de muerte —se encogió de hombros. Nunca le había sido tan fácil hablar con alguien como lo hacía con Aileen. La muchacha le inspiraba confianza. —Mírame, te voy a repasar.

—¿Estuviste enamorada?

A Daanna le entraron ganas de reír. ¿Enamorada? Ella había vivido, respirado y luchado por otra persona durante muchos años, en su juventud. No había estado enamorada, sino completamente abducida por él. Luego, todo cambió.

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