Read Saga Vanir - El libro de Jade Online
Authors: Lena Valenti
Tú, bruja insoportable... No puedo pensar —se tiró del pelo y caminó hacia ella. —Todo eres tú.
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Mire donde mire, ahí estás tú, aquí dentro —se golpeó la cabeza. —Y no sé qué hacer... Soy idiota
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y torpe. Me siento estúpido... Me has vuelto un inútil. Así... yo... no puedo protegerte. Yo no tengo
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nada bueno que darte... Estoy podrido... Llevo muchos años peleando... Yo sé de guerra, no sé
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de... no sé qué es... Pero tú estás ahí... estás aquí —se golpeó el pecho— como un torniquete,
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haciéndome sangrar a cada momento. Y no sé cómo hacer que tú... que puedas... porque yo
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realmente quiero... —realmente estaba agobiado y por fin revelaba algo más de sí mismo. —
el
Déjalo —se dio media vuelta abatido y murmuró. —Noah sería mejor que yo.
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Aileen sintió que algo explotaba en su interior al oír su rendición.
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—Cobarde... Ven aquí... Eres un cobarde —le gritó entre lágrimas. Corrió hacia él y lo golpeó en la espalda. —¿Quieres que me vaya con él? ¿Dime? ¿Sería más fácil para ti? Te odio, Caleb... Caleb se giró y la cogió de las muñecas para que dejara de golpearlo.
—¿Te irías con él? —le preguntó desolado y triste. Desesperado porque no sabía cómo hacerle ver lo que ella significaba en su vida. —Si eso te va a hacer feliz, hazlo. Yo sólo...
—¿Tú qué? —sollozó.
—
Mas fheárr leat Noah, Gabh e, leannán
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.
Aileen cerró los ojos y negó con la cabeza.
—Deja de tratarme así. No puedes provocarme tanto... —gimió rogándole. La estaba volviendo loca. —Por favor, Caleb.
—¿A quién prefieres? ¿Con quién te irías? —la zarandeó levemente. —Él seguramente es más compatible contigo de lo que yo lo soy —cada palabra que decía en favor del berserker le desgarraba el corazón. —Yo sólo quiero dejar de hacerte llorar... y Odín sabe que yo no soportaría saber que otro te toca, pero, si eso va a ser mejor para ti...
—
Gur fuathach leam do thu
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—le dijo con rabia agarrándole del pelo.
—Aileen —la tomó de la cara. —Sólo contéstame. Déjame oírlo. Necesito oírlo.
—
Thagh mi thu
...
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—le gritó. Lo miró desesperada y hundió su cara en el pecho de él y arrancó
a llorar como una niña. —Bruto insensible... Thagh mi thu... —golpeó su pectoral rendida y abatida.
Él observó la observó temblar sobre su pecho. La rodeó con sus brazos y la abrazó. Sabía que la había llevado al límite, pero no sabía hacer las cosas de otro modo. Sin embargo, se dio cuenta de algo valioso para él. Algo que nunca había sentido. La creía. Creía en ella. Confiaba en sus palabras. Confiaba en ella. Y del mismo modo deseó... No. Del mismo modo quería que ella confiara en él. No estaba preparado para decirle que la amaba, pero la amaba. La amaba. Como no supo decírselo, hundió el rostro en el hueco de su cuello y la besó dulcemente.
—Thagh mi thu, Aileen —le susurró apasionadamente.
—
Cha deán
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—contestó ella entre sollozos intentando apartarse de él. —No es verdad. Me estabas entregando a otro cuando yo...
—Sí, lo es, mi dulce corazón. Mi
leanndn
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—quiso besarla pero ella le apartó la cara. —Ven, no te apartes.
—¿
Carson
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? ¿Por qué? —exigió mirándolo con los ojos arrasados en lágrimas. —¿Por qué me eliges ahora?
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—Porque necesito esto para empezar a cambiar... —le tocó los labios y deslizó la punta de sus
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dedos por su cuello hasta llegar a su pecho izquierdo. —Sólo esto —le puso la mano sobre el
Ja
corazón. —Soy todo tuyo, Aileen.
Tha thu mo leanndn
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y te necesito.
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—No —sollozó.
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—Sí. Ven —abarcó su cara con las manos.
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Mas fheárr leat Noah, Gabh e, leannán: en gaélico significa 'Si prefieres a Noah, cógelo, mi dulce corazón'.
Va
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ei
Gur fuathach leam do thu: en gaélico significa 'te odio'.
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S
Thagh mi thu...: en gaélico significa 'te elijo a ti'.
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ti
Cha déan: en gaélico significa 'déjame en paz'.
n
33
el
Leanndn: en gaélico significa 'mi dulce corazón'.
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Va
¿Carson?: en gaélico significa '¿por qué?'.
a
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Tha thu mo leanndn: en gaélico significa 'tú eres mi dulce corazón'.
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—¿Intentarás confiar en mí? Te lo he dicho esta mañana. Esto no funcionará si no nos abrimos. Sólo inténtalo, te lo suplico.
—Mírame. No estoy drogado ni bajo presión. Te estoy hablando desde dentro —le acarició la mejilla y se inclinó para besarla. —Aquí el único que debe suplicar por ti soy yo. Te demostraré que soy de fiar, que puedo entregarme por completo y que puedes confiar en mí. Yo ya confío en ti, Aileen. Pero yo soy el problema. Verás que podrás confiar en mí —le mordió los labios y ella tembló entre sus brazos.
—¿Carson? —ella se puso de puntillas y no pudo resistir besarlo con dulzura. Realmente él se estaba abriendo. Lo sentía en su interior, como si entre ellos fluyera una energía poderosa e inquebrantable que no había fluido antes, y le gustaba.
—
Tha mi gu tinn á t 'aonais
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—la cogió en brazos y la besó como si fuera a comérsela. Aileen tuvo que hurgar en su memoria para recordar qué significaba eso.
—¿Te pones enfermo sin mí? —se abrazó a él y besó su cuello.
—Sí —la abrazó con fuerza y ella se dejó mimar. El cuerpo de esa mujer era un bálsamo de luz y de paz para él.
—Estás celoso de Noah, ¿por eso me has hablado así?
—Sí —reconoció besándola de nuevo.
—Pero sabes que yo no podría dejarme tocar por nadie que no fueras tú. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí, te creo cuando lo dices —reconoció humildemente.
—¿Y por qué me presionas de esta manera? Me acorralas constantemente.
—Porque él es más amigo tuyo que yo. Con él estás tranquila y relajada. Conmigo nunca estás así.
—Entonces relájame, Caleb. Tranquilízame —le pasó la mano por su espesa melena y lo atrajo hacia ella. Lo besó de un modo que era pecado. No había un lugar de su boca que su lengua no acariciara. —Nunca le he hecho esto a él. ¿Qué crees que querrá decir? —preguntó sobre sus labios.
—Por la Morrighan... y te mataré si se lo haces —se pasó la lengua por los labios y saboreó a Aileen. —¿Quieres... quieres bailar conmigo?
Aileen miró sus cuerpos. A ella le colgaban los pies porque Caleb la tenía aupada con todo su cuerpo en contacto con el de él.
—No aquí —le dijo él con la voz ronca.
—¿Dónde?
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—Tú sólo dime si aceptas. ¿
'N deíd thu lium mo chailin
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Ja
—Sí. Me voy contigo —sonrió y se agarró mejor a él. —Pero sólo porque me has llamado «mi
deo
dama».
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—¿Te gusta que te diga mo chailin? —la abrazó mejor.
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—Me gusta todo lo que me dices cuando te pones tierno —acarició su nariz con la suya.
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—Y a mí me pones a mil cuando me hablas en gaélico.
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—Bien —susurró al sentir el deseo en su sangre. —Llévame a bailar, Caleb.
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—Agárrate, pequeña.
eS -tine
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Tha mi gu tinn á t 'aonais: en gaélico significa 'porque me pongo enfermo sin ti'.
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'N deíd thu lium mo chailin?: en gaélico significa '¿Vendrás conmigo, mi dama?'
Len
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De un salto se impulsó con ella hacia el cielo y salieron como una bala del espeso bosque inglés donde se encontraban. A sus pies, seguía la fiesta, corría el hidromiel, se agitaban los cuerpos y danzaban las hogueras.
Pegada a su cuerpo sintió una extraña sensación en el bajo vientre, como si se le deslizara miel líquida. Caleb se apretó más a ella y acunó su erección entre las piernas de ella.
—Caleb —gimió ella. —Estoy ardiendo.
—Y yo, nena —gimió él también acelerando el vuelo. —Me muero de ganas de...
—No, estoy ardiendo de verdad. Me quema —esta vez su voz sonó desesperada.
—¿Qué te quema cariño? —preguntó él preocupado.
—Abajo —musitó ella apretando la cara contra su cuello. —Y... ah...
—¿Qué?
—No sé qué me pasa, pero... me duele.
—¿Te duele? Aguanta, ya llegamos a casa.
—No. No lo aguanto —se abrazó más fuerte a él y le rodeó la cintura con las piernas apretándose fuertemente contra su erección.
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deorbi LlE -1 0rin
VaeireS -tinel
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CAPÍTULO 25
—AILEEN... —le costaba mantenerse en el aire. Divisó su casa de Dudley y descendió hasta llegar al balcón de su habitación.
—Me duele —exclamó frotando sus piernas.
Caleb la dejó encima de la cama y observó su cuerpo. Aileen estaba sudando y hecha un ovillo, y él sabía el porqué. Rápidamente se quitó los pantalones y quedó desnudo, observándola embobado y orgulloso. Su erección también ardía y clamaba por ella. Ella lo observó con el rostro perlado en sudor.
—Caleb...
—Chist —Caleb la acomodó sobre la almohada. —Tranquila —sonrió con ternura. Exhaló
frunciendo el ceño y cogiéndose el pene con la mano.
—A ti también te duele —notó ella abriendo los ojos.
—Sí. Ven aquí —Caleb tiró de sus piernas y la puso a su altura. Levantó el vestido con manos temblorosas y se lo quitó por la cabeza con delicadeza. Estaba desnuda ante él y él sonreía con adoración. Puso una mano a cada lado de su cabeza. Su melena caía hacia delante y acariciaba los pechos de Aileen, que enseguida se erizaron.
—Cariño... Has bailado sin bragas con Noah —murmuró alzando una ceja. Aileen gimió poniéndose la mano en su hendidura. Le quemaba y se contraía como si necesitara algo duro y grande dentro de ella. Lo miró pidiéndole con los ojos que la calmara.
—¿Qué nos pasa? —preguntó tragando saliva compulsivamente. —Caleb, ven a mí. Entra en mí
—quería abrirse de piernas pero él estaba encima de ella, a cuatro patas, arrinconándola.
—Nos van a sellar, álainn —soltó orgulloso y apartándole el pelo que le cubría los senos.
—¿Como a Beatha y Gwyn?
—Sí. Oh... joder —exclamó entre dientes. —Como a ellos.
Ella casi gritó en el último espasmo. Le dolían las ingles, el útero y los pechos.
—Tócame, hazme algo —le pidió tirando de él.
—Calma —llevó una mano de ella a su pene. Aileen lo masajeó de arriba a abajo mientras él deslizaba una inmensa mano a su entrepierna y la acariciaba. Ella alzaba las caderas y él aprovechó
y deslizó un dedo dentro de ella. —Álainn... Me matas, estás tan húmeda —juntó su frente a la de ella y la besó con dulzura mientras le metía y le sacaba el dedo.
—Me voy a correr —casi lloró de alivio al decirlo.
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—No, espera —le pidió él. Sacó su dedo y le metió dos a la vez. Disfrutó de la sensación de
Ja
notar cómo ella le apretaba los dedos. —Pobrecita, ¿te duele mucho?
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—Sí —levantó sus caderas mordiéndose el labio. —Lléname, Caleb.
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—¿Así? ¿En esta posición? —preguntó contrariado. No quería asustarla.
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Ella ni siquiera había notado que estaba de espaldas y con él encima.
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—Caleb —lo tomó de la cara con la otra mano. —No te tengo miedo. Estoy confiando en ti.
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Venga, aplástame —lamió su cuello y besó su hombro.
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—Sí. Te aplasto —se colocó entre sus piernas y guió su pene a su húmeda entrada. —Poco a
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poco— se introdujo lo justo para hacerla temblar.
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—Más.
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—Espera.
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—No quiero que te controles, Caleb. Te... necesito ya —levantó las caderas pero él se apartó
para que no se empalara con violencia.
Caleb gruñó, la tomó de las caderas y la clavó en la cama.
—Tranquila, fiera —la tranquilizó con besos dulces. —¿Lo quieres duro? —le costaba respirar, necesitaba zambullirse en ella como un desesperado. —¿Cómo lo quieres? —se introdujo en ella poco a poco, apretando los dientes para no soltar obscenidades por la boca.
—Caleb... —echó el cuello hacia atrás y lo agarró de las nalgas empujándolo hacia ella.
—Está bien —de un empujón se impulsó hacia delante y se la clavó hasta lo más hondo. Aileen gritó y lo arañó. —Sí, yo también lo quiero así contigo
—le separó más las piernas con las manos y la penetró más deslizando las palmas por sus nalgas y apretándoselas para acercarla más a él. El interior de ella estaba ardiendo y mojado. Aileen no se podía mover porque él la tenía apresada.
—Me gusta —exhaló ella.
—No te quiero hacer daño.
—Sujétame bien, Caleb. Está bien.
Caleb tomó sus muñecas y se las alzó por encima de la cabeza. Ella lo miró y sus ojos brillaron desafiantes.
—No te da miedo, ¿verdad? —preguntó él con cautela. Volvió a impulsarse profundamente en ella.
—No. Pero no me ates. No me gusta —sus ojos brillaban porque el placer se los humedecía.
—No te voy a atar. Ni te voy a lastimar.
—Lo sé. No me das miedo —se alzó y lo besó. Le mordió el labio y tiró de él.
—Aileen, voy a hacer que te corras tantas veces que luego no sabrás ni quién eres —inclinó su cabeza y se llevó un pezón a la boca. Lo devoró literalmente. Lo chupó y lo mordió haciendo oídos sordos de las súplicas de Aileen.
—No lo soporto... muévete.
—¿Quieres esto? —meció sus caderas brutalmente. Arriba y abajo. Entrelazó los dedos con ella y la besó. Fue un beso arrollador. Mientras le hacía el amor ella se retorcía de placer, aplastada por su cuerpo y sin poder mover los brazos. Abierta para él e indefensa. —Mmm... álainn... eres puro fuego.