Todos nacemos vascos (7 page)

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Authors: Óscar Terol,Susana Terol,Diego San José,Kike Díaz de Rada

Tags: #Humor

BOOK: Todos nacemos vascos
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Y si esto es así en todo el mundo, imagínense para un vasco. Si la cocina es una religión, la mesa es el altar donde tiene lugar el sacrificio. El sacrificio de algún ejemplar de crustáceo marino, claro está. En Euskadi, todas las propuestas políticas acaban en una mesa. ¿Se acuerdan de Ajuria Enea? ¿Y del Pacto de Lizarra? Y es que, aunque se les llame «pactos», también se celebran en una mesa: mesa de diálogo, mesa por la paz, mesa porque sí…

Pero las celebraciones en torno a una mesa no sólo atañen a la clase política, el ciudadano de a pie también practica el mismo ritual. A continuación, vamos a mostrarles el «calendario litúrgico-gastronómico» de un vasco normal, como usted y como yo, a lo largo del año.

C
ALENDARIO LITÚRGICO-GASTRONÓMICO

Comidas y cenas de obligado cumplimiento

Advertimos que la falta de asistencia a una de estas celebraciones traería consigo la excomunión directa.

Cena semanal con la cuadrilla.

Cena con la pareja todos los sábados por la noche. (Si no se tiene pareja, se cena con los solteros de la cuadrilla).

Comida familiar los domingos. (Es el único día que estamos todos juntos).

Cena de víspera del día de fiesta patronal con la cuadrilla.

Comida del día de fiesta patronal con la familia.

Cena de cumpleaños de cada miembro de la cuadrilla, incluso de los difuntos.

Comida de cumpleaños de cada miembro de la familia. (Incluimos la familia política, pero no los difuntos).

Cenas con los compañeros de trabajo al final de cada trimestre.

Cenas de despedidas de soltero, de trabajo, de pareja, etc.

Cenas de fin de cursillo o de cualquier actividad que dure más de dos días.

Comida anual con cada grupo, asociación u organización a la que se pertenezca.

Comida de cualquier festejo cultural o deportivo que se celebre a cien kilómetros a la redonda.

Comida con la cuadrilla si toca algo en la lotería de Navidad.

Cena de Nochebuena.

Comida de Navidad.

Cena de Nochevieja.

Comida de Año Nuevo.

Comida del día de Reyes.

Comida aniversario con los ex compañeros de colegio.

Comida aniversario con los ex compañeros de universidad.

Comida aniversario con los ex compañeros de lo que sea.

Cena aniversario con la pareja actual.

Cena aniversario con las ex parejas (sin que se entere la pareja actual, claro está).

Bodas, bautizos, comuniones de tu familia o de la familia de cualquiera de la cuadrilla.

Comidas y cenas optativas

La lista anterior incluye sólo las celebraciones de obligado cumplimiento que marca el calendario. Además de las obligatorias, tenemos las comidas y cenas optativas (no se conoce al vasco que haya rechazado una), que surgen el día menos pensado en cualquier lugar. Por ejemplo, en un simple viaje en autobús. El siguiente testimonio reproduce la conversación de dos ciudadanos vascos en un autobús de línea en Irún. No se conocen de nada y, de pronto, el conductor frena tan bruscamente que uno de ellos —al que llamaremos Ciudadano 1— se golpea contra el cristal. El otro —al que llamaremos Ciudadano 2— se cae al suelo. El Ciudadano 1 mira al Ciudadano 2 y se agacha junto a él:

—No hay derecho a estos frenazos, ¿no le parece?

—Hay que hacer un escrito para pedir responsabilidades.

—Podemos cenar esta noche y lo redactamos.

—No hay que esperar a la noche, aquí tengo un queso y nueces. Ya pondrá usted algo de carne, ¿no?

—¿Y el pan?

—Que lo ponga el chófer, que la culpa ha sido suya.

La comida vasca: usos y costumbres
L
A VELADA PERFECTA

Cualquier manual de la buena mesa se referiría a una velada perfecta de una manera bien diferente a la que se refiere un vasco de pro. Si se trata de cenar en pareja, se acude a un buen restaurante, en eso estamos todos de acuerdo; ahora bien, si la cena es con la cuadrilla, imperan las costumbres propias y los modos autóctonos. ¿Qué entendemos en el norte por una
velada perfecta
?

Ingredientes para la velada perfecta

En primer lugar, en el local donde va a cenar la cuadrilla (generalmente, sociedad gastronómica) no tiene que haber cobertura para el móvil. De este modo, las esposas de los celebrantes no podrán localizarlos. La única cobertura, de haberla, será la del chocolate de la tarta del postre.

En segundo lugar, todos los manuales sobre la buena mesa suelen decir que nunca hay que sentar a trece personas a la misma mesa. Los vascos opinamos lo mismo: el número de comensales que se deben sentar alrededor de una mesa debe ser cuatro o múltiplo de cuatro (ocho, doce…), para que nadie se quede fuera de la partida de mus después de la cena. Si una quinta persona se apunta a la cena a última hora, le tocará fregar.

Añade el manual del buen yantar vasco que entre los comensales múltiplos de cuatro tiene que haber voces dispares: bajos, barítonos, tenores…, para equilibrar el orfeón de después. Con el estómago lleno, aquí siempre se canta, más aún en cuadrilla. Si alguien posee voz aguardientosa, rota o de difícil afinación le tocará… fregar también.

Además de la partida de mus y del orfeón, es muy importante que el comensal vasco coja la servilleta que ha utilizado para limpiarse durante la velada y se la coloque en la cabeza. Por tanto, es fundamental que las servilletas den para nudo, de modo que rodeen la cabeza con holgura. Esta costumbre, por cierto, ya se está exportando a otras culturas. En algunos karaokes del Levante español pueden verse chinos cantando una de Sergio Dalma servilleta en ristre.

Por último, y no menos importante, en una velada perfecta siempre tiene que sobrar algo para almorzarlo al día siguiente.

¿
S
E PUEDE SER VASCO Y VEGETARIANO?

Sí, se puede, pero si usted presenta estas dos condiciones juntas será un ciudadano de segunda a los ojos de los demás vascos o, por lo menos, de la mayoría. Quizás usted siempre se sintió vegetariano, pero no tuvo ocasión de vivirlo con total libertad, quizás su inclinación vegetariana le venga de unos años a esta parte… En cualquier caso, si es un vegetariano convencido y necesita gritarlo a los cuatro vientos, ha llegado el momento de que todos lo sepan. Es hora de ser valiente, de «salir de la despensa»:


Ama
, tengo que decirte algo…

—Vamos a comer y me lo cuentas. Mira qué rico pollo de caserío tenemos hoy.

—Se me ha ido el apetito, es que estoy nervioso.

—¿Cómo se te va a ir el apetito? Si es tu plato preferido: pollo de caserío. ¿No habrás almorzado?

—A mí nunca me ha gustado el pollo, y menos de caserío.

—¡¿Cómo?!

—No, siempre lo he comido a la fuerza, por comer. Eso es lo que quería decirte: soy vegetariano.

—No puede ser, no puede ser. ¿Y esos chuletones que te traía del carnicero cuando…?

—Me daban náuseas. A mí lo que me gusta en realidad es la guarnición. Estas pasas del pollo tienen una pinta… Éstas sí las voy a probar. ¿De Corinto, no?

Desde aquí sólo podemos desearle ánimo, sea valiente, exprese a la sociedad su sentir respecto a la comida. Puede que no le comprendan, incluso que no le acepten, pero, en el fondo, cualquier vasco estaría encantado de sentar a un vegetariano a su mesa, créalo, sobre todo si hay una cazuela de angulas para repartir entre muchos.

Ah, y no señale con el dedo a otros vegetarianos de su alrededor, no haga
outing
con ellos, es decir, sacarlos a la fuerza de la despensa, salvo que estén sentados en su misma mesa y sigan quedando angulas para repartir.

L
A COMIDA Y EL FÚTBOL

Es lógico que siendo la comida el eje de la vida vasca, tenga influencia en otras áreas, como el deporte. Y si no, fíjense en la retransmisión que hizo un periodista deportivo vasco de un partido entre el Athletic y el Real Madrid:

«La cosa está al
pilpil
, cuando sube Etxeberria por la banda… Vemos muy
fresco
hoy a Joseba Etxeberria. Y no lo decimos precisamente por la lluvia ni porque esté como
una sopa
. Atención que Helguera y Figo le quieren
hacer el bocadillo
, pero no lo consiguen; vemos a Figo
molido
en este segundo tiempo. Qué pena de campo,
es un patatal
… Llega al área el carrilero rojiblanco, regatea al defensa, qué bonito le hace
la cuchara
… Centraaa
a la olla
y… ¡Gooooool de Urzaiz! ¡Qué
chicharroooo
! Menudo testarazo del ariete rojiblanco. Yo creo que Casillas ha ido
a por uvas
y se le ha
colado
el balón. Vemos como Urzaiz celebra el gol tirándose en
plancha
, mientras que
algo se cuece
en el área. Salgado le dice al colegiado que
se ha tragado
una falta. Los jugadores
se están picando
… No sabemos si el de negro
se ha comido
el penalti, pero la grada está que
echa humo
, señoras y señores. El árbitro saca la cartulina al defensa
merengue
, dice que le tiene
frito
y el estadio
se calienta
. Sube
la temperatura
y caen los primeros objetos.
No es plato de buen gusto
esta situación para nadie. Esto ahora ya es un
horno
… El colegiado enseña otra tarjeta al banquillo y hace un gesto feo a las gradas, un árbitro un tanto
chuleta
.
Cuecen habas
hoy en el Santiago Bernabéu, señoras y señores. Un nuevo
tropiezo
del Real Madrid».

Q
uiNta PARte
.
GRANDES
iNVENtoS
VASco
S
Inventores vascos

Los vascos somos inventores por naturaleza. Tal vez sea éste uno de nuestros rasgos más desconocidos, pero no todo iba a ser comer e intentar ligar sin éxito. Los vascos, eso sí, inventamos cuando no tenernos otra cosa que hacer.

Llama la atención el silencio abrumador sobre el origen de nuestros inventos, sólo atribuible a la incultura general que domina en el actual sistema educativo y a la poca importancia que damos los vascos a nuestros genios e inventores hasta que no ganan un premio nacional «de algo» en Madrid.

Tal vez nuestros inventos no sean muy espectaculares. Quizá no hayan supuesto una revolución. Es posible que pase con ellos como con el mayo del 68, que aparentemente no cambió nada aunque nada siguiera siendo lo mismo después. Nuestros inventos pertenecen al mundo de lo íntimo, de lo doméstico, e intentan paliar la fuga del tiempo. Son inventos anónimos, fruto más de un espíritu colectivo que de un afán individualista. Llamarse Edison e inventar la luz parece lógico. Es como llamarse Westinghouse e inventar la lavadora, o Singer con la máquina de coser, o los hermanos Lumière (qué apellido, madre) con el cinematógrafo.

El apellido marca lo suyo en el mundo de los inventos. Por eso, un tal Antxon, de apellido Gorrotxategi, jubilado y residente en Goikoetxe (allá arriba en el monte), no pudo inventar otra cosa que la apuesta.

La apuesta

Como les adelantábamos en el capítulo anterior, la apuesta la inventó un jubilado vasco. El jubilado en cuestión estaba viendo a su hijo segar la hierba, ya se sabe que observar el trabajo ajeno es la ocupación preferida de los jubilados. El hijo segaba la hierba; con buen ritmo, con un movimiento oscilante perfectamente acompasado, barriendo la grama con la guadaña, apurando como si mera un afeitado de Gillette Match y dejando un césped que sacaría los colores a cualquier campo de primera división. Entonces se acercó un vecino del caserío colindante y le comentó al jubilado:

—Bien trabaja el hijo…

—Sííííííííííííííí.

—Con este calor que hace….

Parecía que se había acabado la conversación, porque ver trabajar tampoco da para más, pero entonces nuestro Antxon tuvo la inspiración de los genios y soltó:

—¿Qué te juegas a que acaba el prado entero antes de diez minutos?

El vecino, cuyo nombre glorioso nos ha ocultado la historia, también estuvo sembrado por el espíritu creativo:

—Las dos vacas, el caserío y la mujer a que no lo acaba.

—Hace. Ahora, si gano, te quedas el caserío y las vacas, que dan mucho trabajo y estoy jubilado. La mujer me la quedo yo.

Y eso fue todo. Gracias a la invención de la apuesta, la operación rutinaria de recoger hierba pasó a convertirse en un ejercicio apasionante. Y así nació, de paso, todo el deporte rural.

Está claro: el deporte rural es una tapadera. En realidad, es un invento para hacer felices a los jubilados vascos; por eso, los deportistas rurales usan «herramientas». Da lo mismo que sea una guadaña, un hacha, una sierra, o una cuerda. ¡Menudo espíritu olímpico! Si en vez de un deporte rural, las Seis Horas de Euskadi parecen una huelga de caseros a la japonesa… Además, no se hace ni el más mínimo esfuerzo por disimularlo: cada deportista tiene un «trabajo» que realizar, para poder acabar lo antes posible. Las consideraciones estéticas en este mundo son tan extrañas como el fútbol de ataque en el esquema de Clemente.

El deporte rural vasco, ese ejercicio que nos caracteriza, tiene el mismo interés que seguir el avance de una obra. Pero tiene una particularidad común a todas sus modalidades: la apuesta. Esto es lo que lo hace inigualable. Este espíritu nos permite decir que el verdadero deporte vasco es la apuesta.

Lo que no sabrán ustedes es la importancia que ha tenido la apuesta en la historia de la humanidad. Darwin, ese señor con nombre de espadachín que aparecía en sus libros de texto, estuvo a punto de descubrirlo, pero se quedó a las puertas. La famosa teoría de las especies no es más que una tapadera de un complejo entramado de apuestas varias. Vayamos al grano. ¿Por qué un pez de una especie que lleva miles de años sin salir del agua decide un día asomar la cabeza y probar a respirar aire? Por una apuesta con otro pez, sin duda. Y como resultado de aquella apuesta nació el primer anfibio. Y así podríamos seguir hasta nuestros días. Se preguntarán por qué Darwin no cayó en la cuenta de que es la apuesta el auténtico motor que lleva a las especies a evolucionar. La respuesta es sencilla: Darwin era vasco, y un vasco nunca reconocerá que le gusta apostar.

La masturbación y el fuego

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