ESTUDIANTE:
Cuando lo venda o no lo venda.
MAMET:
¿Y qué ocurre a continuación? John, el dueño del cerdo, camina por la carretera con el cerdo cuando llega a una encrucijada y, como decimos en Chicago, ve a un hombre de aspecto acomodado que viene por el camino. Entablan conversación y John convence al hombre de que le compre el cerdo. Sin embargo, cuando el trato está a punto de cerrarse… ¿qué ocurre?
ESTUDIANTE:
El cerdo muerde al hombre.
MAMET:
Habíamos dicho que la esencia de la escena era un hombre que desea librarse de un cerdo. Se le presenta una ocasión perfecta para vender el cerdo. Qué estupendo, no me lo esperaba, creí que tendría que andar todo el maldito camino hasta el pueblo y luego tomar el autobús para volver, sin nada que leer. Y resulta que aparece este tío caído del cielo, un comprador, una oportunidad perfecta…
¿Y
qué pasa? El cerdo, ese peligroso cerdo, muerde al hombre. ¿De qué trata este fragmento?
ESTUDIANTE:
Intento fallido
.
MAMET:
No, vamos a describir el fragmento como un paso del camino hacia el objetivo de la escena, que es librarse de una propiedad peligrosa. Podríamos llamarlo
aprovechar una ocasión espléndida
. Ése es el impulso
activo
del fragmento. «Intento fallido» es sólo el resultado. Lo mejor que tiene este método es lo siguiente: ¿De qué dijimos que trataba la película?
Un hombre tiene que librar a su familia de un peligro
. Eso es lo que vamos a filmar. No nos importa que todos los directores de fotografía, ayudantes de dirección y productores insistan en que enseñemos más la granja. Les diremos ¿Para qué? Esta película no trata de una granja. ¿Queréis ver una película sobre granjas? Pues os vais a ver un documental agrícola o miráis un catalogo. Esta película trata de un hombre que tiene que librar a su familia de un peligro. Y vamos a hacer
esta
película. El público ya sabe cómo es una granja, y si no lo sabe, es cosa suya. Respetemos su intimidad. Así pues,
un hombre intenta aprovechar una espléndida ocasión
.
ESTUDIANTE:
Bien, podemos empezar con el hombre andando con el cerdo. Al lado del camino ve a otro granjero, que está arreglando una rueda de carro rota. Se acerca y decide hablar con el otro.
MAMET:
Limítate a los planos. Nuestro hombre andando por el camino. Se para, porque ve a alguien. Pasamos a su punto de vista: un carro con una rueda rota, y un próspero granjero arreglando la rueda. ¿Qué nos gustaría incluir? ¿Y si hiciera algo con el cerdo, para reforzar la idea de
aprovechar
?
ESTUDIANTE:
Podría andar de diferente manera, sabiendo que va a vender el cerdo.
MAMET:
La idea es
aprovechar
. El verbo no es
vender
, sino
aprovechar
.
ESTUDIANTE:
Podría acicalar al cerdo.
MAMET:
El plano es: saca un pañuelo y le limpia la cara al cerdo. Porque quiere vender el cerdo.
ESTUDIANTE:
Podría sacar el pañuelo y ponérselo al cuello al cerdo.
MAMET:
Me gusta esto del pañuelo. Vamos a pensar en algo más. ¿De qué otra manera podría aprovechar la ocasión? Le limpia la cara al cerdo, le ata un pañuelo al cuello y se acerca al otro tipo. ¿Qué ocurre a continuación?
ESTUDIANTE:
Podría ayudar al otro a arreglar la rueda del carro. De ese modo se ganaría su confianza.
MAMET:
Podría hacer eso. Eso le ayudaría a aprovechar la ocasión. Bien.
ESTUDIANTE:
Ayudando al otro facilita la venta.
MAMET:
Sí. Tenemos el plano del hombre acicalando al cerdo, y ahora un plano de él acercándose con el cerdo al otro granjero, que está empujando el carro. Puede que le ayude a sacarlo a la carretera. Y el plano de los dos hablando un par de segundos. El otro granjero mira el cerdo, mira a nuestro hombre, hablan, el otro echa mano al bolsillo, le da dinero a nuestro hombre. No tiene por qué ser más complicado. ¿Cuenta eso la historia?
O mejor, no llega a llevarse la mano al bolsillo. Tenemos a los dos hombres hablando, bla, bla, bla…
ESTUDIANTE:
…y metemos un plano del cerdo, con la misma expresión que antes de atacar a la niña.
MAMET:
Exacto. Tenemos a los dos hablando, y se dan la mano. Metemos un plano del segundo granjero cargando con el cerdo para subirlo al carro. Es un carro descubierto, y podemos meter un plano del cerdo en el carro, un primerísimo plano. Cortamos al punto de vista del cerdo, que a través de los barrotes ve a los dos hombres hablando. Cuando el segundo granjero se lleva la mano al bolsillo para sacar dinero…
ESTUDIANTE:
…el cerdo salta del carro, y en el siguiente plano se ve a
nuestro
granjero andando por el camino con el cerdo. MAMET: Estupendo.
Ahora sí que estamos contando la historia de «Erase una vez un granjero que hizo todo lo que pudo para vender un cerdo peligroso».
Así pues, nuestro hombre sigue por la carretera con el cerdo. ¿Cuál va a ser el próximo encuentro? ¿Dónde va nuestro hombre? ¿Qué decís? Hay que procurar seguir la regla que prohíbe la circularidad: no hay que hacer lo mismo dos veces. Esta
circularidad, o
repetición del mismo incidente con diferentes disfraces, es la antítesis de la forma dramática-Es algo característico de la
épica
y también de la
autobiografía
, y es la razón de que la adaptación de ambas cosas al drama resulte tan difícil y dé tan malos resultados.
ESTUDIANTE:
Al matadero.
MAMET:
A continuación, vamos al matadero. Muy bien. Pero antes de llegar ahí, queremos hacer avanzar la historia. ¿Por qué era tan buena la oportunidad que representaba encontrarse al otro granjero por el camino?
ESTUDIANTE:
Porque así no tenía que andar más.
MAMET:
Y como perdió esa ocasión tan buena, ¿qué le pasó?
ESTUDIANTE:
Que al final ha tenido que andar todo el camino hasta el pueblo.
MAMET:
¿Y con qué ilustre convencionalismo del cine dramatizamos eso?
ESTUDIANTE:
¿Antes era de día y ahora es de noche?
MAMET:
Es de noche, y estamos llegando al matadero. La oscura, sombría y tenebrosa negrura de la noche ha caído, como sólo ella sabe caer. Impenetrable al brillo rosáceo de las farolas de vapor de mercurio que iluminan las calles de la ciudad, que se refleja en la niebla estancada en la capa de inversión generada por los motores de combustión interna que los hombres y mujeres urbanos de nuestra época utilizan como principal método de impulsión para las máquinas diseñadas para servirles como medio de transporte. La noche, repito, la noche ha caído. La mitad de esa circularidad, de ese interminable ciclo del día y noche. Noche: para algunos, un período de sueño, pero para otros un período de vigilia, como es el caso de nuestro granjero. Ha caído la noche. Bien, nuestro granjero llega al pueblo, caminando con paso cansino porque se le ha hecho de noche, y se dirige al matadero. ¿Qué más?
ESTUDIANTE:
¿Y si está cerrado?
MAMET:
El matadero está cerrado. ¿Y ahora, qué? Dímelo en planos.
ESTUDIANTE:
Plano de la calle de noche, con el granjero y el cerdo. Otro plano del matadero. Lleva al cerdo hacia allá. Plano del granjero a la puerta del matadero, que está cerrada.
MAMET:
Sí. ¿Cuál es la idea que estamos dramatizando aquí?
ESTUDIANTE:
¿La última oportunidad para vender el cerdo?
MAMET:
Llamemos a este fragmento
el final de la fatigosa búsqueda
. No es que sea su última oportunidad, es que aquí se acaba la historia. Pero el buen diseño nos ha dado buena suerte: vamos a conseguir algo más de metraje, gracias a haber sido constantes y seguir las normas. ¿Cuál es el metraje extra? Es de noche porque ha tardado mucho tiempo en llegar al matadero. Ha tardado mucho tiempo porque no pudo ir en el carro. No pudo ir en el carro porque el cerdo mordió al carretero. Precisamente ese cerdo tan peligroso sobre el que estamos componiendo una historia… de manera que hasta la
noche
sirve a la línea argumental. El metraje extra se debe a que el matadero está cerrado. Ahora metemos un plano en barrido a la vuelta de la esquina del matadero, y vemos que hay una luz encendida, y vemos que en ese despacho, ese pequeño despacho, se apaga la luz. Un hombre sale por la puerta del despacho, cierra con llave y sale del encuadre por la izquierda, justo cuando el granjero aparece por la derecha y prueba la puerta.
Y así termina la fatigosa búsqueda
.
ESTUDIANTE:
¿Cómo sabemos que es un matadero?
MAMET:
¿Cómo sabemos que es un matadero? Detrás hay un corral grande lleno de cerdos. No tenemos por qué saber que es un matadero. Lo único que necesitamos saber es que es ahí
donde él quiere ir
. Es el final de la búsqueda. Hay un edificio con un corral lleno de cerdos, y hacia allá va nuestro hombre. Sin embargo, «el final de la búsqueda» no equivale al final de la historia.
El final de la fatigosa búsqueda
es sólo el tirulo de este fragmento. Cada paso nos lleva al siguiente. Por eso la historia es buena. Edipo quiere acabar con la epidemia. Descubre que la epidemia es un castigo porque alguien mató a su padre, y a continuación descubre que él fue ese alguien. Todo buen drama nos lleva cada vez a más profundidad, hasta un desenlace que es a la vez sorprendente e inevitable. Es como la melcocha turca: siempre sabe bien y siempre se te queda pegada a los dientes.
ESTUDIANTE:
¿Necesitamos al tío que sale del matadero?
MAMET:
Yo creo que sí. Pero esa pregunta es igual que la de «¿Dónde pones la cámara?»: En algún momento, como eres el director, tendrás que tomar algunas decisiones que pueden parecer arbitrarias, pero que en realidad se basan en una comprensión estética de la historia en continuo desarrollo. Mi respuesta a cu pregunta es «Yo creo que sí».
Fin de la fatigosa búsqueda
. ¿Qué instrumento debemos utilizar para que nos ayude a decidir lo que ocurre a continuación?
ESTUDIANTE:
La
línea argumental
.
MAMET:
Y como sabemos, la línea argumental es
el hombre quiere librarse de un cerdo peligroso
.
ESTUDIANTE:
Se sienta y espera.
MAMET:
Podría sentarse y esperar a la puerta del matadero.
ESTUDIANTE:
Podría dejar al cerdo atado en el matadero y marcharse al bar que hay calle abajo. Se sienta y toma una copa, y entonces entra el granjero de antes y comienza una pelea. Volvemos al cerdo, que está tirando de la cuerda, se suelta, corre al bar y salva a nuestro hombre.
MAMET:
¡Un poco de emoción como propina! Nos vamos interesando en nuestra historia, y en las particularidades y sutilezas de la historia; esto que acaba de surgir es un posible final para la historia. Y la razón de que nuestro final nos haga reír es que contiene los dos elementos esenciales que Aristóteles nos enseñó:
sorpresa
e
inevitabilidad
.
Aristóteles empleó palabras algo diferentes, porque estaba hablando de la tragedia y no del drama: él llamaba a estos elementos miedo y compasión. Compasión por el destino del pobre tipo que se ha metido en semejante lío; y miedo porque, al identificarnos con el héroe, nos damos cuenta de que también podría ocurrirnos a nosotros.
La razón de que nos identifiquemos es que el autor prescindió de la narración y sólo vimos la historia.
Podemos identificarnos con la persecución de un objetivo. Es mucho más fácil eso que identificarse con unos «rasgos de carácter». En la mayoría de las películas se escriben cosas como «Es uno de esos tíos estrafalarios que…», pero así no podemos identificarnos con esa persona. No nos vemos reflejados en ella porque no se nos muestra su lucha, sino las idiosincrasias que nos
distancian
de ella. Su «dominio del karate», su estrafalaria costumbre de cantar tirolés para llamar a sus perros, su peculiar afición a los coches antiguos… pues qué interesante. Menos mal que la gente de Hollywood no tiene alma, y así no tiene que sufrir por la vida que lleva. ¿A alguien le gustaría proponer otro final?
ESTUDIANTE:
Estaba pensando que tal vez conviniera que el cerdo peleara con otra persona más.
MAMET:
Como decía Leadbelly de los
blues
, en el primer verso usas un cuchillo para cortar el pan, en el segundo usas el cuchillo para afeitarte y en el tercero usas el cuchillo para matar a tu amante infiel. Es el mismo cuchillo, pero lo que está en juego va cambiando, y ésa es exactamente la manera en que está estructurado un drama o una película. No queremos usar el cuchillo en el primer verso para cortar pan y en el segundo para cortar queso. Ya sabemos que sirve para cortar pan. ¿Para
qué más
sirve?
ESTUDIANTE:
Pero ¿aquí no deberíamos insistir de algún modo en lo peligroso que es el cerdo, para aumentar la emoción?
MAMET:
No queremos meter a nuestro hombre en apuros. Lo que queremos es
sacarlo
del apuro. Recordad que nuestra tarea no consiste en crear caos, sino en restaurar el orden en una situación que se ha vuelto caótica. No tenemos que preocuparnos de aumentar el interés. Lo único que debe importarnos es librarnos del cerdo.
Vamos a concluir nuestra historia de un modo alegre y brioso, que sea a la vez sorprendente e inevitable. Como mínimo, que sea agradable, y como
minimísimo
, que tenga consistencia interna. Estamos sentados en los escalones con el cerdo. Es de noche. El matadero está cerrado.
ESTUDIANTE:
Bien, en el siguiente plano es de día, y un tipo sube los escalones para abrir la puerta principal del matadero y ¿a que no lo adivináis?: vamos a vender el cerdo.
MAMET:
Y se acaba la película. Bueno.