Read 2010. Odisea dos Online

Authors: Arthur C. Clarke

Tags: #Ciencia Ficción

2010. Odisea dos (30 page)

BOOK: 2010. Odisea dos
7.52Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Y entonces se dio cuenta de que la escena inmediatamente debajo de él se había vuelto mucho más brillante. Se distinguían amarillos y verdes que antes eran invisibles. Algo mucho más luminoso que Europa estaba iluminando las nubes jovianas.

Era la propia Leonov, muchas veces más brillante que el sol joviano del atardecer, que había causado una falsa alborada al mundo que abandonaba para siempre. Una estela de plasma incandescente de cien kilómetros de largo seguía a la nave, mientras los escapes del Propulsor Sakharov disipaban sus energías remanentes en el espacio vacío.

Vasili estaba haciendo un anuncio, pero las palabras eran completamente ininteligibles. Floyd miró su reloj; sí, tendría que ser ahora. Habían adquirido la velocidad de escape de Júpiter. El gigante ya nunca podría recapturarlos.

Y entonces, miles de kilómetros al frente, apareció un gran arco brillante en el cielo: el primer destello del verdadero amanecer joviano, tan lleno de promesas como cualquier arco iris de la Tierra. Segundos después, el sol se levantó para saludarlos; el glorioso Sol, que cada día se volvería más grande y más brillante.

Pocos minutos de aceleración constante, y Leonov sería lanzada irrevocablemente rumbo a casa. Floyd tuvo una abrumadora sensación de relajamiento. Las leyes inmutables de la mecánica celeste lo guiarían a través del Sistema Solar interior, pasando las confusas órbitas de los asteroides, y más allá Marte... Nada podría evitar que llegara a Tierra.

En la euforia del momento, había olvidado todo respecto de la mancha negra, que se seguía expandiendo sobre la superficie de Júpiter.

49. DEVORADOR DE MUNDOS

La volvieron a ver a la mañana siguiente, hora de la nave, cuando giraba hacia el lado diurno de Júpiter. El área de oscuridad se había extendido hasta cubrir una apreciable porción del planeta, y al fin pudieron estudiarla con comodidad, y en detalle.

—¿Sabes a qué me hace acordar? —dijo Katerina —. A un virus que ataca a una célula. La manera en que un bacteriófago inyecta su ADN en una bacteria, y se multiplica hasta que logra el dominio total.

—¿Estás sugiriendo —preguntó Tanya incrédula— que zagadka se está comiendo a Júpiter?

—Ciertamente, eso parece.

—No es extraño que Júpiter empiece a mostrarse enfermo. Pero no creo que hidrógeno y helio sean una dieta muy alimenticia, y no hay mucho más que eso en la atmósfera joviana. Sólo un bajo porcentaje de otros elementos.

—Que suman unos pocos quintillones de toneladas de azufre, carbono y fósforo y todos los demás elementos del extremo inferior de la tabla periódica —señaló Sasha—. En todo caso, estamos hablando de una tecnología que probablemente pueda hacer cualquier cosa que no contraríe las leyes de la física. Si tienen hidrógeno, ¿qué más pueden necesitar? Sabiendo cómo, a partir de él pueden sintetizar todos los demás elementos.

—De lo que no hay duda es de que están arrasando Júpiter —dijo Vasili —. Miren eso.

El monitor del telescopio mostraba ahora un primerísimo plano de uno de esos múltiples rectángulos idénticos. Aun a simple vista, era obvio que las corrientes de gas fluían dentro de las dos caras más pequeñas; los patrones de turbulencia se asemejaban mucho a las líneas de fuerza reveladas por las limaduras de hierro esparcidas sobre los polos de una barra magnética.

—Un millón de aspiradoras —dijo Curnow —chupándose la atmósfera de Júpiter. ¿Pero por qué? ¿Y qué irán a hacer con ella?

—¿Y cómo se reproducen? —preguntó Max —. ¿Has pescado a alguno en el acto?

—Sí y no —contestó Vasili —. Estamos demasiado lejos para percibir detalles, pero es una especie de fisión; como una ameba.

—¿Quieres decir que se dividen en dos, y las mitades crecen hasta alcanzar el tamaño original?

—Nyet. No hay pequeños Zagadkas, parecen crecer hasta duplicar su espesor, y luego se separan por la mitad para producir mellizos idénticos, del mismo tamaño del original. Y el ciclo se vuelve a repetir en aproximadamente dos horas.

—¡Dos horas! —exclamó Floyd —. Eso explica cómo se han expandido sobre medio planeta. Es un caso típico de crecimiento exponencial.

—¡Ya sé lo que son! —dijo Temovsky con repentina excitación—. ¡Son máquinas de von Neumann!

—Creo que tienes razón —dijo Vasili —. Pero eso todavía no explica qué están haciendo. Ponerles una etiqueta no es una ayuda tan grande.

—¿Y qué es —preguntó Katerina, suplicante —una máquina de von Neumann? Explíquense, por favor.

Orlov y Floyd comenzaron a hablar simultáneamente. Se detuvieron, confundidos; finalmente, Vasili se rió y cedió con un gesto la palabra al norteamericano.

—Supón que tuvieras que realizar un gran trabajo de ingeniería, Katerina; pero bien grande, como dragar toda la superficie de la Luna. Podrías construir millones de máquinas para hacerlo, pero te llevaría siglos. Si fueras astuta, fabricarías sólo una máquina: pero que tuviera la habilidad de reproducirse con la materia prima que encontrara a su alrededor. Empezarías así una reacción en cadena,... en un tiempo muy corto habrías generado suficientes máquinas para hacer el trabajo en décadas en lugar de milenios. Con un ritmo reproductivo suficientemente alto, podrías hacer virtualmente cualquier cosa en un período de tiempo tan corto como quisieras. La Agencia Espacial ha estado jugando con la idea durante años; sé que ustedes también, Tanya.

—Sí, máquinas exponenciales. Algo que ni siquiera Tsiolkovski pensó alguna vez —dijo Vasili —. Así que parece, Katerina, que tu analogía era bastante cercana. Un bacteriófago es una máquina de von Neumann.

—¿Y no lo somos todos acaso? —preguntó Sasha —Estoy seguro de que Chandra diría eso.

Chandra asintió con la cabeza.

—Eso es obvio. De hecho, von Neumann tomó la idea del estudio de sistemas vivientes.

—¡Y esas máquinas vivientes se están comiendo a Júpiter!

—Ciertamente, eso parece —dijo Vasili —he estado haciendo algunos cálculos y no puedo creer las respuestas; aun cuando es simple aritmética.

—Puede que sea simple para ti —dijo Katerina —. Intenta decirlo sin tensores ni ecuaciones diferenciales.

—No, realmente simple —insistió Vasili —. En verdad, es un ejemplo perfecto de la vieja explosión demográfica de la que ustedes los doctores se estuvieron quejando durante todo el siglo pasado. Zagadka se reproduce cada dos horas. Solamente en veinte horas se producen diez duplicaciones. Un Zagadka da lugar a mil más. ¿Te das cuenta?

—Mil veinticuatro —dijo Chandra.

—Lo sé, pero hagámoslo simple. Después de cuarenta horas habrá un millón; después de ochenta un billón. Aquí es donde estamos ahora aproximadamente y, obviamente, el incremento no puede continuar de forma indefinida. ¡En un par de días más a este ritmo, pesarán más que Júpiter!

—Entonces pronto empezarán a morirse de hambre —dijo Zenia —. ¿Y qué sucederá luego?

—Será mejor que Saturno tenga cuidado —contestó Brailovsky —. Y luego Urano y Neptuno. Esperemos que no se fijen en la pequeña Tierra.

—¡Qué esperanza! ¡Zagadka ha estado espiándonos durante tres millones de años!

De repente Walter Curnow comenzó a reírse.

—¿Qué es tan gracioso? —inquirió Tanya.

—Estamos hablando de esas cosas como si fueran personas, entidades inteligentes. No lo son; son instrumentos. Pero instrumentos de uso múltiple, capaces de hacer lo que se les ordene. El que estaba en la Luna era una señal de aviso; o un espía, si quieren. El que encontró Bowman, nuestro Zagadka original, sería alguna clase de sistema de transporte. Y ahora está haciendo alguna otra cosa, Dios sabrá qué. Y puede haber otros, esparcidos en todo el Universo.

"Yo tenía un aparato así cuando era un muchacho. ¿Saben lo que realmente es Zagadka? El equivalente cósmico del viejo y querido cuchillo del Ejército Suizo.

VII — LUCIFER NACIENTE
50. ADIÓS A JÚPITER

No era fácil componer el mensaje, especialmente después del que acababa de mandar a su abogado. Floyd se sentía un hipócrita; pero sabía que tenía que hacerlo, para minimizar el dolor, inevitable para ambas partes.

Estaba triste, pero ya no desconsolado. Regresaba a Tierra envuelto en aura de exitosa proeza —ya que no precisamente de heroísmo— y negociaría desde una posición fuerte. Nadie —nadie— podía apartar a Chris de su lado.

"... Querida Caroline (ya no era más "Mi muy querida"), estoy en camino a casa. Cuando recibas la presente, ya estaré en hibernación. Dentro de apenas unas horas, así me parecerá a mí, abriré los, ojos... y allí estará el hermoso azul de la Tierra suspendido en el espacio.

"Sí, ya sé que para ti habrán pasado varios meses, y lo lamento. Pero sabíamos eso desde antes de que partiera; ahora, volveré algunas semanas antes de lo previsto, a causa del cambio de planes.

"Espero que podamos llegar juntos a una solución. La cuestión principal es: ¿Qué será mejor para Chris? Cualesquiera sean nuestros propios sentimientos, ante todo debemos pensar en él. Sé que eso es lo que yo quiero; y estoy seguro de que tú también.

Floyd detuvo la grabación. ¿Debería decir, como pensaba: "Un muchacho necesita a su padre"? No; sería una falta de tacto, y podría empeorar las cosas. Caroline podría replicar, con igual razón, que entre el nacimiento y los cuatro años de edad era la madre quien más contaba para un niño. Y si creía lo contrario debería haberse quedado en Tierra.

"Con respecto a la casa me alegra que los regentes hayan tenido esa actitud, que hará todo más fácil para ambos. Sé que los dos amábamos el lugar, pero ahora será muy grande, y despertará demasiados recuerdos. Por el momento conseguiré algún departamento en Hilo; espero poder encontrar un sitio permanente lo más pronto posible.

"Pero hay algo que puedo asegurar a cualquiera: no volveré a abandonar la Tierra. He tenido suficiente viaje espacial para toda una vida. Bueno, tal vez la Luna, si tengo verdadera necesidad; pero apenas sería una excursión de fin de semana.

"Y hablando de lunas: acabamos de pasar frente a Sínope, así que en este momento estamos abandonando el sistema joviano. Júpiter está a más de veinte millones de kilómetros de distancia, y se ve apenas más grande que nuestra propia Luna.

"Pero inclusive desde aquí se nota que le ha sucedido algo terrible. Su hermoso color naranja ha desaparecido; ahora es de un gris enfermizo, sin la esplendidez de su luminosidad anterior. No es extraño que sólo sea una débil estrella en el cielo terrestre.

"Pero no ha sucedido nada más, y ya hemos sobrepasado el límite. ¿Habría sido todo una falsa alarma, o alguna clase de broma cósmica? Dudo que lo sepamos alguna vez. De cualquier manera, nos hizo regresar a casa antes de lo previsto, y estoy agradecido por ello.

"Adiós, por ahora, Caroline: gracias por todo. Espero que podamos seguir siendo amigos. Y, como siempre, mi más profundo amor para Chris."

Cuando hubo terminado, Floyd se sentó por un instante en silencio en el estrecho cubículo que ya no necesitaría. Estaba por llevar la pastilla de audio al puente para su transmisión, cuando entró flotando Chandra.

Floyd se había sentido agradablemente sorprendido por la manera en que el científico había aceptado su creciente separación de Hal. Seguían en contacto directo varias horas al día, intercambiando datos sobre Júpiter y monitoreando las condiciones a bordo de Discovery. Aunque nadie había esperado ninguna manifestación emotiva, Chandra, para asombro de varios, parecía estar elaborando su pérdida con notable fortaleza. Nikolai Ternovsky, su único confidente, pudo dar a Floyd una explicación plausible de su comportamiento.

—Chandra tiene un nuevo interés, Woody. Recuerda: en su negocio, cuando algo funciona, ya es obsoleto. Ha aprendido mucho en los últimos meses. ¿No adivinas en qué está ahora?

—Francamente, no. Dímelo tú.

—Está muy ocupado, Diseñando a Hal 10.000.

La mandíbula de Floyd cayó flojamente.

—Eso explica esos largos mensajes a Urbana por los que Sasha ha estado gruñendo. Bien, no seguirá bloqueando los circuitos por mucho tiempo más.

Floyd recordó la conversación cuando entró Chandra; sabía que no debía preguntarle al científico si era cierto, porque realmente no era asunto suyo. Pero había otra cuestión sobre la que seguía teniendo curiosidad.

—Chandra —dijo —, creo que nunca le podré agradecer lo suficiente por el trabajo que hizo en la última circunvolución, al persuadir a Hal de que cooperara. Por un momento, temí realmente que nos causara problemas. Pero usted estaba tan confiado... y tuvo razón. Aun así ¿no tenían ninguna duda?

—En absoluto, doctor Floyd.

—¿Por qué no? Él debe haberse sentido amenazado por la situación... Y ya sabe usted qué sucedió la última vez.

—Había una gran diferencia. Si se me permite decirlo, tal vez la exitosa respuesta de esta ocasión haya tenido que ver con nuestras características nacionales.

—No comprendo.

—Mírelo así, doctor Floyd. Bowman intentó usar la fuerza contra Hal. En mi idioma hay una palabra: ahimsa. Usualmente la traduce por "no-violencia", aunque tiene una connotación más positiva. Tuve cuidado de emplear ahimsa en mi trato con Hal.

—Muy recomendable, estoy seguro. Pero hay veces en que se necesita algo más enérgico, por odioso que sea.

Floyd se interrumpió, mientras se debatía en la tentación. La actitud de santo de Chandra era un poco cansadora. No haría ningún daño, ahora, decirle un par de cosas acerca de la vida.

—Me alegra que haya funcionado esta vez. Pero podría no haber tenido éxito, y yo debía estar preparado para cualquier eventualidad. La ahimsa, o como usted la llame, está muy bien; pero no me importa admitir que yo había tomado ciertas precauciones contra una eventual falla de su filosofía. Si Hal se hubiera puesto... bueno, caprichoso, lo habría podido manejar.

Una vez, Floyd había visto llorar a Chandra; ahora lo vio reír y fue un fenómeno igualmente desconcertante.

—¡Realmente, doctor Floyd!, lamento que me haya asignado un puntaje tan bajo en inteligencia. Desde el principio, fue obvio que usted instalaría un interruptor de corriente en alguna parte. Hace meses que lo he desconectado.

Nunca se sabría si el aturdido Floyd hubiera sido o no capaz de pensar una respuesta decorosa. Seguía ofreciendo una notable imitación de pez fuera del agua, cuando Sasha gritó desde el puente de vuelo: "¡Capitán! ¡Acudan! ¡A los monitores! BOZHIE MOIL ¡MIREN ESO!"

BOOK: 2010. Odisea dos
7.52Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

The House of Thunder by Dean Koontz
Violet Fire by Brenda Joyce
Splintered Heart by Emily Frankel
Private Deceptions by Glenn, Roy
The 4-Hour Workweek by Ferriss, Timothy
Lady in Blue by Lynn Kerstan
Trumped Up Charges by Joanna Wayne
The Bleeding Dusk by Colleen Gleason