El tercer pilar es el
zakat
o limosna. A cambio de una recompensa posterior, los musulmanes deben dar una parte de sus ingresos a la caridad para fortalecer aún más su religión o ayudar a los pobres. Generalmente se trata de un 2,5% de sus ingresos, pero algunos musulmanes entregan más de forma voluntaria para ganarse el favor divino.
El cuarto pilar es el
siyyam (saum)
o ayuno. Durante el Ramadán, el noveno mes del calendario lunar islámico, los musulmanes no pueden comer, beber, fumar o practicar sexo desde el amanecer hasta el atardecer. Éste fue el mes en el que Mahoma tuvo su primera revelación. Durante esta época los musulmanes rezan y recitan el Corán con más frecuencia de lo habitual.
El quinto pilar es el
hayy
, o peregrinación a La Meca. Todos los musulmanes, hombres y mujeres, deben ir a La Meca una vez en su vida. Cuando realizan la peregrinación llevan vestimentas sencillas para eliminar cualquier señal de clase o cultura. Este peregrinaje simboliza el regreso de Mahoma a La Meca después de derrotar a la ciudad y destruir el templo idólatra de la Kaaba. En la actualidad toda la ceremonia
hayy
se realiza en torno a la Kaaba.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
Los musulmanes que no viven en países islámicos a menudo tienen problemas a la hora de cumplir estas leyes, sobre todo el
salat,
que implica hacer una pausa cinco veces al día (dos de ellas durante el horario de trabajo) para rezar.
2.
Estos requisitos tienen como consecuencia que los musulmanes estén constantemente reafirmando su fe a través de pequeñas prácticas religiosas. De este modo no sólo recuerdan su compromiso con Dios, sino que también los ayuda a identificarse a sí mismos como musulmanes.
3.
Estas reglas contemplan algunas excepciones. Por ejemplo, las personas que no tienen los suficientes ingresos no tienen que participar en el
zakat
o en el
hayy.
Del mismo modo, aquellos que están enfermos, que son demasiado jóvenes o ancianos, y las mujeres embarazadas no tienen que practicar el
siyyam.
Lunes, día 1
SEMANA 32
HISTORIA
C
uando el escuadrón de cuatro barcos de guerra del comodoro Matthew Perry (1794-1858) dejó caer el ancla en la bahía de Tokio en 1853, descubrió una tierra dotada de un misterio que iba más allá de su comprensión. El Japón con el que se encontró la expedición norteamericana de Perry se había visto forzado al aislamiento del mundo exterior. Mientras que la industrialización se extendía rápidamente en Europa y Estados Unidos en los primeros años del siglo XIX, Japón seguía siendo una isla aislada de los occidentales, una de las regiones que aún quedaban por explorar en el mundo. Antes de la llegada de Perry, los japoneses, dirigidos por un sogunato y un sistema feudal de guerreros samurais, sólo podían tener un contacto limitado con los extranjeros.
El presidente Millard Fillmore, deseoso de expandir los límites comerciales estadounidenses, había enviado a Perry a Japón para intimidar al sogún y conseguir que le permitiese comerciar con su país. Ante el poderío armamentístico de los barcos de guerra norteamericanos, al sogún le quedaron pocas alternativas. Firmaron un tratado y pronto otras potencias occidentales hicieron lo propio.
A pesar de las reticencias iniciales del sogún, Japón adoptó ,con celo la modernización que se les presentaba. En tan sólo 50 años una isla Prácticamente medieval se convirtió en una de las principales potencias industriales. En un paso adelante sin precedentes, Japón alcanzó y finalmente sobrepasó a la mayoría de las principales potencias occidentales tanto en poderío militar como económico. A principios del siglo xx ya fue capaz de luchar (y ganar) una guerra contra una de las principales potencias europeas, el Imperio ruso.
Perry era un veterano de la guerra de 1812, y durante su dilatada carrera en la marina había luchado contra piratas y traficantes de esclavos antes de emprender la misión que le proporcionaría la fama. Su legado sigue provocando controversia: la expedición de Perry puso en marcha una cadena de acontecimientos que convirtieron a Japón en una de las naciones más poderosas y prósperas del mundo, pero muchos japoneses rechazan la manera tan humillante en la que Occidente les obligó a cambiar su forma de vida.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
Perry era de Newport (Rhode Island). Todos los años esa ciudad conmemora el viaje con el Festival de los Barcos Negros (por el nombre que le dieron los japoneses al escuadrón).
2.
La bandera norteamericana que Perry llevó consigo se conservó y ondeó en el barco de guerra Missouri cuando Japón se rindió al final de la Segunda Guerra Mundial.
3.
El hermano mayor de Perry, Oliver Hazard Perry, también fue un héroe naval que capitaneó un barco de guerra en 1812 contra los británicos. Es conocida su exclamación de victoria: «Nos hemos encontrado con el enemigo y son nuestros».
Martes, día 2
SEMANA 32
LITERATURA
L
a tierra baldía
(1922), de T. S. Eliot (1888-1965), es la gran pesadilla de la poesía del siglo xx, una obra que aúna en sí misma todo el miedo, la alienación y la desilusión que emergieron en Occidente al término de la Primera Guerra Mundial. Repleta de alusiones a los mitos budistas e hinduistas, Ovidio, la Biblia, san Agustín, las leyendas del rey Arturo, Dante y Shakespeare entre muchas otras, representa una intersección fascinante entre las creencias y rituales antiguos y las crisis existenciales del mundo moderno.
Al igual que otros muchos trabajos del período modernista,
La tierra baldía
es en gran medida una respuesta a la Primera Guerra Mundial. El sinsentido de la pérdida de millones de vidas humanas dejó a Europa tambaleándose, como lo hizo la conciencia de que toda esa brutalidad se había perpetrado por las máquinas y la tecnología hechas por el hombre. Para muchos, el mundo se había vuelto de repente inhumano y carente de espiritualidad, y la civilización parecía derrumbarse sobre sí misma.
En
La tierra baldía
, Eliot se pregunta de qué manera se podía alcanzar la redención y el renacimiento en un escenario de tal desolación. Desde sus primeras líneas, el poema está repleto de imágenes de esterilidad y sequía enfrentadas con los intentos de la naturaleza y la humanidad de renacer.
Abril es el mes más cruel: engendra
lilas de la tierra muerta, mezcla
recuerdos y anhelos, despierta
raíces inertes con lluvias primaverales.
La línea narrativa del poema salta de forma brusca entre varias voces, desorientando al lector como si hubiese sido arrojado entre una multitud de extraños o abandonado en un lugar desconocido. A pesar de que estas voces agoreras se dirigen a menudo directamente al lector, las identidades del orador se mantienen ocultas:
Y te enseñaré algo que no es
ni tu sombra que te sigue por la mañana
ni tu sombra que al atardecer sale a tu encuentro;
te mostraré el miedo en un puñado de polvo.
La tierra baldía
está muy influida por la leyenda del rey Arturo y por referencias al rey pescador, el que fuera un líder poderoso y que, herido o discapacitado, dejó sus dominios como una tierra yerma e infecunda. El rey pescador no se cura y su reino no renace hasta que el caballero Perceval no completa una serie de tareas. Eliot invierte la mayor parte de
La tierra baldía
en intentar discernir cómo el mundo moderno puede lograr un renacer parecido. Al final, vuelve a haber un hilo de esperanza, al parecer por casualidad, pero en el mejor de los casos se trata de una esperanza frágil, a la que el orador de los últimos versos del poema, al igual que el resto de la humanidad, puede aferrarse sólo con cierta sensación de resignación.
Miércoles, día 3
SEMANA 32
ARTES PLÁSTICAS
L
a monumental escultura de Auguste Rodin (1840-1917)
El pensador
(1880) es una de las obras de arte más conocidas del mundo, hasta el punto de haberse convertido en un icono del genio creador o de alguien perdido en sus pensamientos.
La escultura se diseñó dentro del proyecto de
La puerta del infierno
, el pórtico que el gobierno francés le encargó al artista en 1880 para el nuevo Musée des Arts Décoratifs. Se suponía que representaba a Dante, el poeta italiano medieval cuya
Divina comedia
sirvió como fuente de inspiración para todo el proyecto.
La escultura original tenía solamente 70 centímetros de alto. Rodin usó como modelo a un hombre musculoso de alrededor de 40 años de edad, la misma que el artista cuando comenzó el trabajo en
La puerta
.
El pensador
descansa su barbilla sobre el dorso de su mano derecha, mientras que sus hombros están literalmente hundidos por el peso de sus pensamientos. Tiene el cuerpo en tensión, como evidencia el hecho de que esté aferrándose a la base con los pies. Como el destino de la escultura era exactamente el centro de la parte superior del pórtico, está inclinada hacia delante, con la cabeza, las manos y las rodillas proyectadas más alia de los pies.
En 1902, Henri Lebossé realizó una versión mucho más grande (dos metros de altura) e independiente bajo la supervisión de Rodin para la Louisiana Purchase Exposition que se iba a celebrar en San Luis (Estados Unidos). No obstante, Rodin repudió la copia. Se exhibió otro modelo en el Salón de 1904, con disparidad de críticas. Finalmente, la instalación de la estatua en un lugar público se realizó en abril de 1906. Varios años después, durante una crisis política fue adoptada como símbolo por los socialistas, y luego trasladada al jardín del Museo Rodin en 1922 con el pretexto de que suponía un obstáculo durante las ceremonias públicas. En la actualidad se pueden ver copias de
El pensador
por todo el mundo, prácticamente todas, como el original, al aire libre.