L
a mayor escisión que se ha producido en el islam, que dio lugar a la rama chií y a la suní, tuvo lugar tras la muerte de Mahoma. Cuando el profeta falleció a la edad de 63 años, en el 632 d. C., no dejó un sucesor definido, lo que provocó una disputa sobre quién, Alí o Abu Bakr, debía ocupar su lugar. Eso provocó la escisión.
Según la tradición chií, Mahoma dio un discurso en Gadir Jum durante el cual alabó y se refirió en numerosas ocasiones a Alí, su primo y yerno, lo que interpretaron como una llamada del profeta a que Alí fuera el encargado de guiar los pasos del islam. Por lo tanto, los chiíes creen que Alí fue el primer imán del islam, del mismo modo que creen ser los únicos que se han mantenido fieles a las primeras enseñanzas de Mahoma, mientras que los suníes se han desviado. Igualmente, los chiíes defienden que todos los futuros imanes deben ser descendientes de Mahoma, a través de su hijo Alí y la mujer de éste, Fátima.
En cambio, los suníes aseguran que aunque sí es cierto que Mahoma habló de Alí y lo alabó en Gadir Jum, esto no significaba que Alí hubiera de convertirse en el siguiente líder del islam. En su lugar, y tras algunas luchas internas, decidieron que fuera Abu Bakr el que se erigiera como primer califa. Abu Bakr era suegro y confidente de Mahoma. Cuando este huyo de La Meca y se dirigió a Medina por primera vez, Abu Bakr fue su único acompañante. Además, cuando él no estaba era Abu Bakr quien dirigía las oraciones, lo que reforzó la idea de los suníes de que era el elegido Para suceder a Mahoma.
A medida que ambas sectas se fueron distanciando a lo largo del tiempo, las diferencias entre ellas también fueron creciendo. A pesar de que la división se inició por motivos políticos entre dos grupos con el mismo sistema religioso, esto ya no es así. Al haber estado separados durante tanto tiempo, sus creencias, leyes y prácticas religiosas también han ido cambiando de diferente forma. Una de las principales fuentes de estas diferencias es el
hadit
, las tradiciones orales que recogen y transmiten las enseñanzas del profeta y sus compañeros. Los chiíes sólo aceptan el
hadit
como auténtico cuando se le puede seguir el rastro hasta Mahoma y Alí, y rechazan aquellos que surgen de otras fuentes. Así, no aceptan muchas de las tradiciones que los suníes atesoran como sagradas.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
A pesar de que los suníes no consideran que Alí fuera el primer califa, sí creen que fue el cuarto de los cuatro califas bien guiados, tras Abu Bakr, Omar y Otman.
2.
En la actualidad, la rama suní es la más numerosa del islam e incluye al 90% de los musulmanes, seguida por el 9% de los chiíes. Sin embargo, hay que contemplar estas estadísticas con precaución porque los chiíes son minorías oprimidas en no pocas regiones, por lo que la cifra podría ser diferente.
3.
El
hayy
o peregrinaje sagrado a La Meca es uno de los pocos acontecimientos que consigue que unas poblaciones por lo general separadas se reúnan en un mismo lugar. Durante el
hayy,
sin embargo, todos los fieles van vestidos con el ropaje sencillo del peregrino, por lo que no se pueden apreciar las diferencias sociales o étnicas.
Lunes, día 1
SEMANA 34
HISTORIA
A
braham Lincoln (1809-1865) es considerado el mejor presidente de la historia de Estados Unidos por la forma en la que dirigió la nación durante la guerra de Secesión (1861-1865), que conservó la Unión y puso fin a la esclavitud. Nacido en Kentucky, fue elegido en 1860. Fue trágicamente asesinado en un teatro por un simpatizante enloquecido del sur en 1865, sólo unos días después de que el ejército confederado bajo el mando del general Robert E. Lee firmase su rendición en el Palacio de Justicia de Appomattox. Bajo su mando Estados Unidos ganó la guerra, pero no vivió lo suficiente como para ver el país en paz.
Era un hombre huesudo y poco atractivo, con tendencia a la melancolía. Investigadores modernos han sugerido que quizá sufriera depresiones. Antes de convertirse en presidente, su experiencia política se limitaba a unos pocos cargos locales, un mandato en el Congreso de 1847 a 1849 y una candidatura fallida para el Senado en 1855.
Pero pese a esos comienzos tan poco prometedores Lincoln acabó convirtiéndose en el hombre más decidido y sin lugar a dudas el más elocuente de los que han ocupado la presidencia estadounidense. Lincoln creía que había que conservar la Unión a cualquier precio, y pensaba que los Estados Unidos eran necesarios para que los ideales republicanos que representaban no «desaparecieran de la Tierra». Mucho antes de la entrada en escena de los redactores de discursos presidenciales, Lincoln creaba textos emotivos que ayudaban a los norteamericanos a soportar las durezas de la guerra En 1864 fue reelegido para ocupar la Casa Blanca frente a un candidato que había prometido poner fin a la guerra, una victoria que reflejaba su capacidad para mantener unidos a los norteamericanos en torno a la causa de la Unión a pesar de las terribles pérdidas que estaban sufriendo.
No tenía mucha experiencia militar práctica, pero no vacilaba a la hora de dirigir a sus generales. El general Ulysses S. Grant fue el único al que Lincoln veía como un líder de confianza para dirigir a la Unión a pesar de los rumores de que era alcohólico. «Díganme la marca de whisky que bebe Grant», dijo al parecer en una ocasión, «y les mandaré un barril al resto de mis generales».
Antes de su muerte había pensado dejar que los estados del sur volvieran a formar parte de la Unión bajo unas condiciones muy generosas, sin castigar a los líderes de la rebelión. Su asesinato puso al presidente Andrew Johnson al mando. Lincoln «habría demostrado ser el mejor amigo con el que pudiera soñar el sur», dejó escrito Grant, que añadió: «Conocí la bondad de su corazón, su generosidad, lo flexible de su disposición, su deseo de que todo el mundo fuese feliz y sobre todo su voluntad de ver cómo todo el pueblo estadounidense volvía a compartir todos los privilegios de la ciudadanía en igualdad para todos».
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
El asesino de Lincoln fue ]ohn Wilkes Booth, un conocido actor Shakespeariano y familiar lejano del ex primer ministro británico Tony Blair. Tras dispararle, Booth huyó a Maryland, donde fue acorralado por soldados de la Unión que lo mataron cuando se negó a rendirse.
Martes, día 2
SEMANA 34
LITERATURA
U
na de las criaturas más extrañas que ha producido la literatura es la novela en la que se consiguió combinar una crítica social penetrante y una técnica literaria innovadora.
El hombre invisible
(1952), de Ralph Ellison, incide en los dos ámbitos presentando una investigación desconcertante de la vida afroamericana del siglo XX además de una fusión innovadora de la lengua inglesa y el ritmo de la música de jazz. Con su obra, Ellison consiguió sorprender de igual manera a los lectores blancos y negros; los primeros se conmovían ante la rabia del narrador, y los segundos se irritaban al contemplar cómo el autor estaba tan dispuesto a criticar a unos como a otros. Como era de esperar,
El hombre invisible
se convirtió en un éxito de ventas controvertido y recibió el galardón Nacional Book Award.
Nacido en Oklahoma, Ellison (1914-1994) soñaba con convertirse en un músico de jazz, para lo que asistía al Instituto Tuskegee de Alabama a recibir la formación adecuada. Tras dejar la universidad aceptó un trabajo en el proyecto Federal Writers, una iniciativa literaria del gobierno durante la Gran Depresión. Se trasladó a la ciudad de Nueva York en1936, donde forjó su amistad con el poeta Langston Hughes, el novelista Richard Wright y otras grandes figuras negras.
El anónimo protagonista de
El hombre invisible
es un estudiante brillante de raza negra procedente del sur. Después de ser humillado públicamente por un grupo de blancos locales para poder optar a una beca, descubre que el presidente de la universidad, también negro, es tan insidioso y confabulador como cualquier racista convencido de raza blanca. El narrador se marcha a Harlem, donde se involucra en una organización política que alaba su capacidad oratoria. Pero igualmente su experiencia termina en otra desilusión ya que acaba siendo diana de los ataques tanto de los blancos como de los negros del grupo, que no aprueban la capacidad de influir que ha adquirido y que lo ven como una amenaza a su poder.
Aunque hace gran hincapié en sus descripciones del racismo blanco,
El hombre invisible
es igualmente claro en sus críticas a la comunidad afroamericana. El narrador se encuentra con innumerables ejemplos de negros interesados que traicionan y minan a otros, especialmente en temas relacionados con el politiqueo y con la causa de los derechos civiles. Finalmente, el narrador se da cuenta de que es «invisible»: todas las personas a las que conoce, cegadas por el racismo o el egoísmo, lo ven o bien como un estereotipo negativo o bien como una herramienta para alcanzar sus propios objetivos. Frustrado ante la negación de su propia individualidad, se esconde para escribir la historia de su vida, lo único que puede hacer para que su voz se escuche.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
El hombre invisible
fue la única novela de Ellison. Sólo publicó además las colecciones de ensayos tituladas
Shadow and Act
(1964) y
Going to the Territory
(1986).
2.
Varios de los personajes de
El hombre invisible
fueron creados a partir de líderes políticos reales de la comunidad negra, entre los que se incluyen Broker T. Washington y Marcus Garvey.
Miércoles, día 3
SEMANA 34
ARTES PLÁSTICAS
A
uguste Renoir (1841-1919) es uno de los pintores más importantes del movimiento impresionista y debe su fama, principalmente, a sus escenas de recreo y la sensualidad de sus retratos de mujeres y niños.
Era hijo de un sastre y empezó su carrera artística a la edad de 13 años trabajando en la decoración de abanicos y en el dibujo de flores sobre porcelana. Perfeccionó su técnica haciendo copias en el Museo del Louvre hasta que en 1861 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes. Un año más tarde entró en el estudio del pintor académico suizo Charles Gleyre, donde conoció a los que serían los grandes maestros del impresionismo: Claude Monet, Alfred Sisley y Fréderic Bazille. Aunque expuso algunas de sus obras en el Salón de París en la década de 1860, se unió a los impresionistas en su primera exposición en rebeldía de 1874.