Read A Mummy in Her Backpack / Una momia en su mochila Online
Authors: James Luna
© 2012 por James Luna
Una momia en su mochila
© Arte Público Press
Impreso en los Estados Unidos de America
Septiembre 2012âNoviembre 2012
Versa Press, Inc., East Peoria, IL
12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1
Para Brenda quien fue de viaje y me trajo una idea.
Para Flor que me prest
su nombre.
Para mis estudiantes que me inspiran d
a a d
a.
-
T
odo va a estar bien âle dijo Flor a su hermanito, Adrián, mientras lo encaminaba a su salón de primer año. Después de haber faltado a la escuela por dos semanas, Adrián estaba un poco preocupado por el regreso a clasesâ. ¿Ves? Allà está Gabriel âle dijo señalando a un niño que iba caminando con su hermana. Adrián corrió hacia Gabriel, y juntos entraron al patio de recreo. Flor se acercó a la niña, su mejor amiga, Lupita.
â¡Por fin! âexclamó Lupita cuando vio a Florâ. ¿Cuándo regresaste?
Flor se acomodó un mechón de su largo cabello café detrás de la oreja derecha. âAnoche ârespondióâ. Súper tarde. Estábamos tan cansados que me quedé dormida de regreso del aeropuerto. Mi mamá dijo que podÃa quedarme en casa otro dÃa, pero ya querÃa regresar a la escuela.
Lupita movió la cabeza y el dedo de un lado a otro en señal de reprobación â¡No vuelvas a faltar dos semanas otra vez! No tuve con quién jugar, y ¡Sandra es tan fastidiosa!
Riéndose, Flor dijo â¡Prometido! âLuego metió la mano en uno de los bolsos al costado de la mochilaâ. Te traje esto. âLe entregó a Lupita un marca páginas de tela con un arco iris y la palabra “Guanajuato” bordada con hilo blancoâ. También compré uno para mà para que los usemos cuando leamos.
â¡Gracias! âdijo Lupita.
Sonó el timbre, y las niñas se fueron a su salón. Cuando entraron, Lupita le dijo a la señorita King âya regresó Flor de su viaje a México.
âBienvenida a la escuela, Flor âdijo la señorita King. Flor sonrió y se sentó en su pupitreâ. ¿La pasaste bien en el viaje? âpreguntó la señorita King.
âSà ârespondió Florâ. Le traje algo âdijo y metió la mano en el otro lado de la mochila. Sacó un pequeño sol de cerámica que también tenÃa escrita la palabra “Guanajuato” en azul marino.
âGracias. âLa señorita King observó las letras en el sol y trató de decir âWan . . . wana . . . who . . . ¿qué? Ay no, jamás podré pronunciar eso.
Lupita se rio. Flor sonrió. Su maestra no podÃa pronunciar muchas palabras en español, pero estaba bien.
âQué bueno que ya estás de vuelta âdijo la señorita King.
âSÃ, qué bueno que ya regresé ârespondió Flor. Ella y Lupita se fueron a sus pupitres y se pusieron a comparar sus marca páginas. Poco a poco llegaron los demás compañeros de cuarto año y se sentaron mientras la señorita King pasaba lista.
âNiños, por favor saquen su tarea âanunció la señorita King. Y después volteó hacia Florâ, Flor, espero que hayas hecho la tarea que te di para las dos semanas que estuviste ausente.
âEstoy segura de que no la hizo âdijo Sandra.
La señorita King volteó hacia Sandra. âEso no se dice, Sandra. Ah, y ahora que Flor regresó, ya no necesito que recojas la tarea.
âPero, Maestra . . . âdijo Sandra.
âGracias, Sandra âdijo la señorita Kingâ. Ya te puedes sentar.
Sandra le frunció el ceño a Flor y volvió a su asiento. Cuando la maestra no estaba viendo, amenazó a Flor con el puño.
La señorita King le preguntó a Flor â¿Puedes volver a recoger las tareas otra vez después de que me hayas entregado la tuya?
Con una sonrisa, Flor asintió.
Mientras la maestra caminaba por las filas de pupitres, Flor se dio vuelta en su asiento para abrir su mochila. Cuando metió la mano sintió algo frÃo y seco. Se volteó para ver si uno de los niños que estaba sentado detrás de ella le estaba haciendo una broma, pero Jason y Matt estaban tratando de explicarle a la señorita King por qué no tenÃa sus tareas.
Seguro me lo imaginé
, pensó Flor. Despacio, metió la mano otra vez. Una vez más, sintió algo frÃo. Sacó la mano y trató de gritar, pero no le salió la voz. Flor observó su mochila con cuidado. ¡Se habÃa caÃdo y se estaba moviendo!
Espera
, pensó.
Seguro que fue uno de esos niños bobos
. Siempre le hacÃan bromas como esa. Se acordó de cuando habÃan usado su mochila para jugar básquetbol con pelotas de papel.
Me la pagarán
, pensó.
Voy a abrir la mochila y le mostraré a la señorita King lo que metieron
. Flor abrió la mochila.
Dos ojos amarillos le sonrieron.
â¿Ya llegamos? â¡Salió una voz de la mochila! Flor se llevó una mano a la boca. QuerÃa gritar, pero no le salÃa la voz.
â¿Ya llegamos a los Estados Unidos? âpreguntó la voz de la mochilaâ. Creo que escuché inglés.
Flor miró a la señorita King, luego a los niños a su alrededor para ver si habÃan escuchado la voz. Los niños estaban buscando la tarea en sus mochilas. Lupita estaba reescribiendo los números en las hojas de matemáticas para que lucieran perfectos. Armando le estaba explicando a la señorita King que habÃa perdido la tarea en el entrenamiento de fútbol, y Sandra estaba copiando las respuestas de la tarea de Miguel.
Flor rápidamente cerró el zÃper de su mochila. Se acercó sigilosamente a su maestra y le susurró â¿Puedo salir? Creo que dejé mi tarea en el parque de recreo.
âEstá bien âdijo la señorita Kingâ. Pero sal con uno de tus compañeros.
â¿Puede ir Lupita conmigo? âpreguntó Flor.
La señorita King asintió asà es que Flor tomó su mochila y jaló a Lupita afuera del salón.
Flor llevó a Lupita a un espacio entre dos salones. Lupita se quejó â¿Qué estamos haciendo aquà afuera? ¿Qué se te perdió? Caminamos juntas al salón, y ni siquiera sacaste algo de la mochila antes de que sonara el timbre.
â¡Cállate, Lupita! âdijo Florâ, ¿puedes ver en mi mochila?
â¿Por qué? âpreguntó Lupita.
âCreo que hay algo adentro âdijo Florâ. Algo que me habló. TenÃa ojos amarillos.
âEntonces velo tú âdijo Lupita, y empezó a alejarseâ. Es
tu
mochila.
âBien, veámoslo juntas. âFlor abrió el zÃper de la mochila lentamente. Las dos niñas se asomaron con cautela. Los ojos amarillos les regresaron la mirada.
â¿Quién es tu amiga, Flor? âpreguntó la voz. Las niñas gritaron y soltaron la mochilaâ. ¡Ay! âgritó la vozâ. ¿Por qué hicieron eso?
â¿Quién está ahÃ? âpreguntó Flor tratando de no mostrar miedo.
La voz le respondió âMe llamo Rafael, pero todos me dicen Rafa. ¿Te acuerdas de mÃ? Te vi en el museo de Guanajuato.
âNo ârespondió Florâ. ¿Quién eres?
â¿Y qué estás haciendo en su mochila? âagregó Lupita con las manos en las caderas.
La mochila se movió para atrás y para adelante.
âBueno, es difÃcil de explicar. Básicamente, soy lo que llamarÃan una “momia”.
â¿Una momia? âpreguntó Flor.
Lupita se escondió detrás de su amiga â¡Corre, Flor! ¡La momia va a destruir la escuela!
Rafa se rio. â¡Jamás harÃa tal cosa! Flor, cuéntale a Lupita sobre las momias.
âYa leÃmos sobre las momias y también vi una pelÃcula âdijo Lupitaâ. Eres de Egipto. Eres un faraón, o una persona rica. Te sacaron las tripas y . . .
âNo completamente âdijo Rafaelâ. Básicamente somos, éste . . . Flor, ya cuéntale del museo.
Flor se dio vuelta y le explicó a Lupita âEl museo más famoso de Guanajuato es el de las momias. Pero no momias de Egipto. Está repleto de momias de Guanajuato. Cuando entierran a la gente en Guanajuato, muchas veces no se descomponen. El cuerpo se mantiene completo. Asà es que la ciudad hizo este museo para exhibir las momias. Tienen todo tipo de momias en las vitrinas. Las fuimos a ver cuando . . . âObservó fijamente su mochilaâ, Eres una . . . ¿Cómo te . . . ?
âTe lo puedo explicar ârespondió Rafaâ. Pero antes, ¿puedo salir de la mochila y estirarme un poquito?
Flor se volteó a ver a Lupita. Lupita se habÃa tapado los ojos.
âEstá bien âdijo Florâ. Pero hazlo rápido porque te puede ver alguien.
Flor miró fijamente cómo emergÃa un gastado sombrero de vaquero de su mochila. Debajo del sombrero salió una cabeza delgada de piel amarilla oscura. Flor frunció el ceño. De pronto, recordó sus modales, y trató de esconder su miedo. Rafael por fin se levantó. No era muy alto. Llevaba una camisa rota, pantalones negros y botas de piel negras. El cabello ralo y grasoso le salÃa en rizos por debajo del sombrero. Sus grandes ojos cafés brillaron sonrientes cuando miró a Flor. Ella sentÃa que el corazón le latÃa fuertemente, pero logró regresarle la sonrisa a la pequeña momia de la cara extraña y el sombrero vaquero. Rafa volteó la cabeza para ver a Lupita, que intentaba esconderse detrás de Flor.
âGracias âdijoâ. Se siente muy bien poder estirarse. He estado adentro de esta mochila los últimos tres dÃas.
â¡HÃjole! âdijo Lupitaâ. ¿Flor, has estado cargando una momia en tu mochila?
âNo âprotestó Flor. Luego se volteó hacia Rafa con una mirada de preocupaciónâ ¿o sÃ?