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Authors: Jasper Fforde

Algo huele a podrido (17 page)

BOOK: Algo huele a podrido
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Me pasé los dedos por el poco pelo que me quedaba.

—Bien… ¿y arrestarlos a los dos?

—Demasiado tarde. Su padre Polonio tenía ganas de juerga y se les unió. También ha hecho cambios y ahora se titula
La tragedia del muy ingenioso y en absoluto aburrido Polonio, padre del noble Laertes, que venga a su hermosa hermana Ofelia, enloquecida por el cruel, criminal y totalmente irrespetuoso Hamlet, príncipe de Dinamarca.

—¿Cómo resulta?

—¿Con Polonio? Muy… farragosa. Podríamos reemplazarlos a todos —añadió la señora Bigarilla—, pero cambiar a tantos personajes principales de golpe podría provocar daños irreparables. Ahora mismo lo último que nos hace falta es que Hamlet regrese y meta mano… ya sabes cómo se enfurece incluso si alguien propone cambiar una palabra.

—Vale —dije—, esto es lo que haremos. Todo esto sucede en la edición en folio de 1623, ¿no?

La señora Bigarilla asintió.

—Vale. Trasladad
Hamlet
, o como sea que se llame ahora, a un dispositivo narrativo que no se esté usando y activad una edición moderna de
Hamlet
para que todos en el Exterior la lean. Nos dará cierto margen sin que nadie tenga que ver la versión polonizada. No será la mejor obra, pero tendrá que valer. Horacio seguirá del lado de Hamlet, ¿verdad?

—Por supuesto.

—Entonces nombradle agente provisional de Jurisficción y que intente convencer a la familia de Polonio para que participe en una sesión de arbitraje. Mantenedme informada. Mientras tanto, yo intentaré que Hamlet esté entretenido aquí fuera.

Tomó nota.

—¿Eso es todo? —pregunté.

—A menos que necesites que te hagan la colada.

—Tengo una madre que se pelearía contigo por el derecho a hacer la colada. ¡Ahora, por favor, por favor, señora Bigarilla, debes dejarme resolver lo de Kaine y recuperar a mi marido!

—Tienes razón —dijo tras una breve pausa—. Nosotros controlaremos la situación.

—Genial.

—Vale.

—Bien… buenas noches.

—Sí —dijo la señora Bigarilla—, buenas noches.

Se quedó de pie en el linóleo de la cocina, entrelazando las garras y mirando al techo.

—Biga, ¿qué pasa?

—¡Es el señor Bigarilla! —soltó al fin—. ¡Anoche volvió a casa completamente conmocionado y oliendo a gases de escape dé coche! ¡Estoy preocupadísima!

Eran ya las tres de la mañana cuando me quedé a solas con mis pensamientos, un hijo dormido y un pañuelo empapado de lágrimas de erizo.

11 La grandeza de san Zvlkx

LA CORPORACIÓN GOLIATH PONE EN MARCHA UN PROGRAMA DE «REDUCCIÓN DE DISTRACCIONES»

Ayer fueron en aumento las acusaciones de que los intentos de la corporación por aumentar la productividad conducirían a la perdida de libertades civiles. Goliath lo negó enérgicamente: «Consideramos que tapiar el millón aproximado de ventanas de nuestras 10.000 instalaciones es un paso adelante muy positivo. Eliminando las ventanas, aspiramos a ayudar a los empleados que sufren un posible desorden de déficit de interés en el trabajo a autoayudarse más y a aumentar su productividad. También creemos que la medida contribuirá a ahorrar miles de litros de líquido limpiador y que evitará las seiscientas muertes de limpiaventanas que se estima que se producen anualmente.» La acusación de que la corporación no es más que una panda de matones tuvo como respuesta una demanda por difamación entregada personalmente por hombres de hombros muy anchos y con tatuajes.

Toad del domingo
, 3 de julio de 1988

Desde sus humildes orígenes en 1289 a su ardiente final en otoño de 1536, la altiva belleza de la Gran Catedral de Swindon igualó en su día la de las catedrales de Canterbury o York, aunque no perduró. Reconstruido en al menos cuatro ocasiones desde entonces, el solar de la catedral está ocupado actualmente por un templo de otra naturaleza: un supermercado Tesco. Donde antes los monjes paseaban en silencio por sus claustros abovedados, ahora se pueden comprar los videos de ejercicios de Lola Vavoom y, donde en su época el exquisito rosetón oriental arrancaba lágrimas incluso a los corazones más fríos, ahora hay un expositor refrigerado que ofrece cinco tipos diferentes de salchichas ahumadas.

Ocupé mi asiento y me coloqué a Friday en el regazo. Se retorció mientras yo daba un vistazo. El aparcamiento estaba atestado de espectadores ansiosos. Algunos, como yo, ocupaban los asientos de la grada levantada especialmente para la ocasión, mientras que el resto se situaba tras barreras dispuestas en el asfalto. Pero todos, sentados o de pie, miraban una pequeña zona acordonada encajada entre el punto de devolución de los carritos de la compra y las máquinas de cambio. En esa pequeña zona había una vieja entrada en arco, el único resto visible del en su época gran asentamiento monástico de Swindon.

—¿Cómo lo llevas? —me preguntó Joffy, quien, además de ser pastor de la DEG y algunas otras confesiones menores, era el director de Amigos Idólatras de san Zvlkx.

—Bien. ¿Ésa es Lydia Startright?

Señalaba a una periodista muy bien vestida que se preparaba para emitir.

—Va a entrevistarme. ¿Qué aspecto tengo?

—Muy… eclesiástico.

—Bien. Disculpa.

Se enderezó el cuello y fue hasta Lydia. Ella estaba de pie junto al productor, un hombre bajito y poco atractivo hasta tal punto falto de originalidad que todavía creía que era guay y deseable que los miembros de la prensa vistiesen de negro.

—¿A qué hora se espera la aparición del viejo Zvlkx? —le preguntó el productor a Joffy.

—Será dentro de unos cinco minutos.

—Bien. Lyds, será mejor que empecemos.

Lydia se preparó, echó un último vistazo a sus notas, esperó la cuenta atrás del productor, compuso una sonrisa amable y empezó.

—Buenos días, damas y caballeros, les habla Lydia Startright, de la Toad News Network, informando en directo desde Swindon. Faltan menos de cinco minutos para que san Zvlkx, el poco conocido y en ocasiones controvertido santo del siglo XIII, resucite aquí, en directo para la televisión regional. —Se dio la vuelta para señalar las piedras castigadas por el tiempo, antes ignoradas por miles de compradores, pero ahora centro de atención de todos—. En su tiempo, en este punto se alzaba la Gran Catedral de Swindon, fundada en el siglo XIII por Zvlkx. En lo que es ahora la pescadería san Zvlkx escribió su
Libro de Revelaciones
, que contiene siete bloques de profecías, cinco de los cuales ya se han cumplido. Para ayudarnos a superar el sinuoso terreno de afirmaciones y refutaciones, tengo conmigo al muy irreverendo Joffy Next, cabeza de la Iglesia de la Deidad Estándar Global de Swindon, portavoz de Amigos Idólatras de san Zvlkx y experto en todo los aspectos zvlkxianos. Hola, Joffy, bienvenido al programa.

—Gracias, Lydia —dijo Joffy—, en la DEG somos tus admiradores.

—Gracias. Bien, ¿qué son exactamente las Revelaciones?

—Bien —dijo—, comprensiblemente los detalles no son muy precisos, pero san Zvlkx, antes de desaparecer en un «fuego purificador», en 1292, escribió varias predicciones en un librito. La biblioteca municipal de Swindon posee una copia incompleta de las Revelaciones pero, al contrario que las predicciones de otros videntes, que son vagas y están muy abiertas a la interpretación, las de san Zvlkx son refrescantemente específicas.

—¿Podrías darnos un ejemplo?

—Por supuesto. Parte de la Primera Revelación de san Zvlkx dice: «El humilde hijo de un carnicero de la villa de Ipswich llegará a ser lord canciller. Se llamará Tommy Wolsey y ocupará el cargo el día antes de Navidad, y sólo recibirá un regalo, no dos, como le correspondería por derecho…»

—¡Es asombrosamente precisa! —dijo Lydia con asombro.

—Efectivamente… las cartas que se conservan del cardenal Wolsey indican muy claramente que se sintió «enojado y molesto» de tener que conformarse con un solo regalo, algo de lo que hablaba muy a menudo y que pudo contribuir, años más tarde, a que fracasase en su intento de persuadir al Papa para que concediese a Enrique VIII la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón.

—Asombroso —dijo Lydia—. ¿Qué más?

—Bien —siguió diciendo Joffy—, la Segunda Revelación de Zvlkx decía: «… se la conocerá como
Invencible
, una armada de más de cien naves, apestando a paella, que cruzará el Canal. El fuego y el viento conspirarán para destruirla, Inglaterra seguirá siendo libre…».

—No es tan exacta —dijo Lydia.

—Estoy de acuerdo —respondió Joffy—. La paella no se inventó hasta después de lo de la Armada Invencible. Hay curiosos errores, pero aun así la precisión es asombrosa. No sólo sus Revelaciones incluyen nombres y fechas sino también, en una ocasión, un número de teléfono válido para pasar un buen rato en Leeds. A finales del siglo XVI san Zvlkx había logrado esa poco habitual distinción del absoluto triunfo isabelino: la placa conmemorativa. Cuando llegó la época de su siguiente Revelación, siglo y medio después, sus seguidores y partidarios sólo eran un puñado. Pero cuando llegó la hora, su Tercera Revelación catapultó a Zvlkx a los titulares de todo el mundo: «En 1776, un Jorge rey, de número tres, perderá la cabeza, su mayor colonia y sus calcetines. La colonia crecerá hasta convertirse en la mayor potencia del mundo, pero su cabeza y sus calcetines seguirán perdidos…»

—¿Y la cuarta?

—«Un hombre con el nombre de cierto calzado impermeable derrotará en Bélgica a un francés bajito…»

—Está claro que se refiere a Waterloo… ¿Y la quinta?

—«Los malvados pero aun así elegantemente vestidos agresores llamados nasis, el temor a los cuales polarizará la nación, serán expulsados de estas islas por, y sé que suena muy raro, la colonia mencionada en la tercera predicción. Y Denis Compton logrará 3.816 carreras para Middlesex en una única temporada…»

—Impresionante —musitó Lydia—. ¿Cómo iba a saber un monje del siglo XIII que Compton bateaba para Middlesex?

—Era, y es posible que lo vuelva a ser, el mejor de los videntes —respondió Joffy.

—Sabemos que su Sexta Revelación es la predicción de su segunda llegada, pero realmente la Séptima interesará sobre todo a los aficionados al deporte de Swindon.

—Exacto —respondió Joffy—. Según el
Codex Zvlkxus
, incompleto, será: «Se producirá una victoria local en los campos de juego de Swindonne en diecinueve cien y ochenta y ocho, y en consecuencia…» Hay más, pero se ha perdido. Podemos preguntárselo cuando reaparezca.

—¡Fascinante, irreverendo Next! Sólo una pregunta. ¿Dónde está?

Miré la hora mientras Friday se ponía de pie en mi regazo y dedicaba esa inquietante mirada de los dos años a la pareja que teníamos detrás. San Zvlkx llevaba ya tres minutos de retraso, y vi que Joffy se mordía el labio nervioso. Habían dado mucha publicidad a las predicciones del gran hombre, y que no apareciese sería vergonzoso… además de costoso. Joffy se había gastado buena parte de los ahorros de mamá aprendiendo inglés antiguo en el centro local de educación para adultos.

—Dígame, irreverendo Next —añadió Lydia, intentando alargar la entrevista—, ¿es cierto que la Toast Marketing Board ha logrado un acuerdo de patrocinio con san Zvlkx?

—Efectivamente —respondió Joffy—, los Amigos Idólatras de san Zvlkx hemos logrado un acuerdo muy favorable en su nombre con Toast, que deseaba tener los derechos exclusivos sobre su imagen y sabiduría, si la tiene.

—Aun así, ¿es cierto que la Corporación Goliath estaba interesada?

—En realidad no. La Goliath no ha sido muy entusiasta desde que su división de ropa deportiva pagó un cuarto de millón por el patrocinio exclusivo de santa Bernadette de Lincoln. Pero desde su regreso hace seis meses, santa Bernadette no ha hecho otra cosa que encerrarse en su habitación y dedicarse a la oración introspectiva, lo que no deja mucho margen para vender calzado deportivo. Por otra parte, la Toast Marketing Board no hace tales exigencias… estarán encantados con lo que san Zvlkx quiera hacer por ellos.

Lydia miró a la cámara.

—Asombroso. Si nos acaban de sintonizar, ésta es la retransmisión de la segunda llegada del santo del siglo XIII, Thomas Zvlkx.

Volví a mirar la hora. Zvlkx llevaba casi cinco minutos de retraso. Lydia siguió con el programa, entrevistando a varias personas para ganar tiempo. La multitud se fue impacientando y del silencio expectante empezaron a surgir murmullos. Lydia acababa de preguntarle a un gurú de la moda por la ropa que podíamos esperar que llevara Zvlkx cuando la interrumpió un grito. Algo pasaba en el exterior del Tesco, entre el elefante volador que se activaba con monedas y el buzón. Joffy saltó de la zona de prensa y corrió hacia una columna de humo que se alzaba de una grieta que se había abierto en la zona de aparcamiento para madres con niños. El cielo se oscureció, los pájaros dejaron de cantar y los clientes que salían de las puertas giratorias miraron asombrados un rayo que golpeaba el arco de piedra y lo partía en dos. Se escuchó un grito colectivo de alarma cuando comenzó a soplar un viento surgido de la nada. Banderolas que anunciaban productos en oferta y que colgaban fláccidas de las astas se soltaron de golpe y un revoltijo de polvo y papeles se esparció por el aparcamiento, haciendo toser a varias personas.

Todo pasó en segundos. Sentado en el suelo y vestido con un hábito basto atado a la cintura con una cuerda había un hombre mugriento con la barba descuidada y la dentadura hecha un asco. Parpadeó y miró con curiosidad su nuevo entorno.

—Bienvenido —dijo Joffy, el primero en acercársele—. Represento a los amigos Idólatras de san Zvlkx y le ofrezco protección y guía.

El monje del siglo XIII le miró con sus ojos oscuros y miró luego a la multitud que se le acercaba, todos hablando al mismo tiempo, señalándole y preguntándole si se hacía una foto con ellos.

—No tienes mal acento —respondió san Zvlkx lentamente—. ¿Estamos en 1988?

—Así es, señor. He llegado a un acuerdo de patrocinio, en su nombre, con la Toast Marketing Board.

—¿En efectivo?

Joffy asintió.

—?*&$@ gracias por ello —dijo Zvlkx—. ¿La ceveza ha mejorado desde que me fui?

—No mucho. Pero hay más para elegir.

—No puedo esperar. ¡Vaya, vaya! ¿Quién es la chorba de la blusa ajustada?

—Señor Next —intervino Lydia, que había logrado llegar hasta ellos—, ¿podría decirnos qué dice el señor Zvlkx?

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