Antártida: Estación Polar (33 page)

Read Antártida: Estación Polar Online

Authors: Matthew Reilly

Tags: #Intriga, #Aventuras, #Ciencia Ficción

BOOK: Antártida: Estación Polar
12.06Mb size Format: txt, pdf, ePub

—¿Y su trabajo es, como había dicho, «garantizar la superioridad tecnológica estadounidense»?

—Su trabajo —dijo Trent— es garantizar que cada gran avance en el campo de la tecnología (ya sea un disco compacto o un chip informático o tecnología furtiva) pertenezca a los Estados Unidos de América.

Trent respiró profundamente.

—Señor Cameron, no creo que me esté explicando muy bien. Déjeme exponerlo de otra forma. El trabajo del
GCI
es la recopilación de información o, como lo llaman en el lenguaje gubernamental, la «convergencia de inteligencia».

»Su función es acumular información valiosa. Asegurarse de que nadie la conoce excepto nosotros. Y el
GCI
no dudará en matar para lograr ese objetivo. Su función, su razón de ser, es asegurarse de que cierta información solo pueda ser vista por ojos estadounidenses. Porque, a fin de cuentas, el
GCI
solo tiene una ambición: que los Estados Unidos vayan por delante del resto del mundo.

—Mmm —dijo Cameron—. ¿Y afirma que lo hace infiltrando a hombres en las unidades militares de élite?

—Comprometer a unidades militares de primera línea es solo una parte de la estrategia global del
GCI
, señor Cameron. También es una de las partes más sencillas. Piénselo —dijo Trent—. El Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos es parte del
GCI
. Pueden garantizar que los hombres que han escogido (soldados ultraleales, por lo general hombres alistados mayores, los sargentos de más antigüedad, sargentos de artillería, soldados profesionales…) sean colocados en las unidades adecuadas. Y por «unidades adecuadas» me refiero a unidades de respuesta rápida, unidades de primera línea, que son las primeras en llegar a la escena de la batalla. Unidades de reconocimiento de los marines,
SEAL
de la Armada, Rangers del Ejército.

»Pero tener hombres en unidades militares de primera línea solo es útil para encargarse de acontecimientos repentinos tales como satélites espías enemigos que caen del cielo o meteoritos que se estrellan en la tierra.

»Mírelo de esta forma: un meteorito aterriza en medio de la selva brasileña. Enviamos a los marines. Los marines aseguran el área y cogen el meteorito. Entonces, si se encuentra algo de valor en el meteorito, se elimina a los marines que lo encontraron.

—¿Se les elimina?

—Piénselo —dijo Trent con amargura—. No pueden tener sueltos por ahí a un equipo de soldados que solo han cursado el bachillerato en posesión de los secretos nacionales más valiosos (secretos que podrían poner a los Estados Unidos veinte años por delante del resto del mundo, secretos e información a la que no dejarían de darle vueltas), ¿no cree?

»Demonios, no es necesario usar nitrato de sodio para obtener esa información de un soldado de bajo nivel. Unas cervezas, una chica bonita y el más leve indicio de que existe la posibilidad de que le hagan una mamada y ese cabo de los marines le contará a Miss Tetas Grandes todo lo que sabe acerca de un meteorito verde brillante que encontró en una misión en la selva de Brasil.

»No olvide el valor de esos secretos, señor Cameron —dijo Trent—. La pérdida de un par de soldados de a pie no puede compararse siquiera con el valor de una ventaja de veinte años sobre el resto del mundo.

Peter Cameron lo interrumpió.

—De acuerdo, entonces, ¿con qué frecuencia ocurre algo así? La eliminación de toda una unidad. Es decir, tiene que ser algo bastante poco frecuente.

Trent asintió.

—No es muy habitual. Solo conozco cuatro ocasiones en los últimos quince años.

—Mmm
. —Cameron ladeó la cabeza dubitativo—. Señor Trent, veo a dónde quiere llegar, pero algo así requeriría toda una red de gente bien colocada. Soldados de rango elevado que no son solo parte del Estado Mayor Conjunto, sino que también están bien colocados en la burocracia…

—Señor Cameron, ¿conoce a
Chuck
Kozlowski?

—He oído el nombre…

—Charles R. Kozlowski es el sargento mayor del Cuerpo de los Marines. ¿Sabe lo que es el sargento mayor del Cuerpo de los Marines, señor Cameron?

—¿El qué?

—Se trata del suboficial con el rango más alto del Cuerpo. Es un hombre alistado, señor Cameron, el soldado alistado de mayor rango.
Chuck
Kozlowski ha sido marine durante treinta y tres años. Es uno de los soldados más condecorados del país.

Trent dejó de hablar.

—También es del
GCI
.

Cameron se quedó mirando a Trent durante un largo instante. A continuación escribió el nombre.

Chuck
Kozlowski.

Trent dijo:

—Es el ángel de la guarda de todos los soldados deshonestos del Cuerpo. Alguien me dijo que incluso viajó al Perú tras mi incidente y escoltó personalmente a los marines supervivientes (los traidores, todos ellos alistados con bastante antigüedad en el Cuerpo) de regreso a casa. Los reasignó sin siquiera pestañear. Me dijeron que incluso recomendó a uno para una puta medalla.

—Jesús…

—Esa es su red, señor Cameron. Una red que ha infiltrado a los rangos alistados del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos hasta el punto de llegar a decidir en qué unidades asignar a sus hombres. Pero la cosa no termina aquí. Como le dije antes, comprometer a las unidades militares de élite es solo una parte del programa global del
GCI
. El
GCI
compromete muchas más cosas aparte de la rama militar.

—¿Como por ejemplo?

—Como otras fuentes de tecnología punta.

—¿Tales como?

—Bueno, negocios.

—¿Negocios? ¿Se refiere a empresas privadas?

Trent asintió.

—¿Me está diciendo que el Gobierno de los Estados Unidos ha infiltrado a gente dentro de compañías privadas para espiarlos?

—Microsoft,
IBM
, Boeing, Lockheed —dijo Trent de manera inexpresiva—. Además de, por supuesto, todos los principales contratistas de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea, especialmente si tienen contratos con otros países.

—Joder —dijo Cameron.

—También hay otros lugares.

—Como…

—Como universidades —dijo Trent—. Las universidades se encuentran entre las posiciones más destacadas de la lista de las organizaciones comprometidas por el
GCI
. ¿Clonación de ovejas? El
GCI
ya lo sabía en 1993. ¿Clonación humana? El
GCI
supo de su existencia el año posterior. —Trent se encogió de hombros—. Tiene sentido. Las universidades van a la vanguardia de los conocimientos. Si se quiere saber qué es lo que se está cociendo sobre algún tema, lo mejor es tener a gente allí.

Cameron no dijo nada durante todo un minuto.

El concepto de una conspiración para recopilar información de inteligencia en todos los Estados Unidos le hizo estremecerse. Una red similar a un pulpo, con sus tentáculos extendiéndose desde una pequeña sala de juntas en el Pentágono a todos los rincones del país, penetrando en las principales actividades empresariales y universidades. Merecía la pena investigar en más profundidad.

Andrew Trent interrumpió sus pensamientos.

—Señor Cameron —dijo Trent con semblante serio—. El
GCI
es una organización peligrosa. Una organización muy peligrosa. Le debe lealtad a una cosa y solo a una cosa: los Estados Unidos de América. Mientras los Estados Unidos venzan, al
GCI
no le importará hacer lo que tenga que hacer. Matará para conseguir su objetivo. Le matará a usted y me matará a mí. Señor Cameron, el patriotismo es la virtud de los depravados. Una organización que esté preparada para infiltrar a gente en sus propias fuerzas armadas y matar a sus propios hombres para mantener los secretos de su país a salvo no es algo que deba tomarse a la ligera.

Cameron asintió con aire de gravedad. A continuación dijo:

—Señor Trent, ¿tiene algo, cualquier cosa, nombres o algo que pueda…?

Trent cogió una hoja de
DIN
A4 de la mesa que tenía junto a él.

—Los resultados de mi investigación hasta la fecha —dijo—. Nombres, cargos y rangos, según corresponda.

Trent le pasó la hoja a Cameron.

Cameron la cogió y la leyó rápidamente.

Transm. n.° 767-9808-09001 Ref. n.° kos-4622

Asunto: lista alfabética del personal autorizado a recibir transmisiones seguras

NOMBRE
EMPLAZAMIENTO
CAMPO/RANGO
ADAMS, WALTER K.
LAB LVRMERE
FÍSIC NCLR
ATKINS, SAMANTHA E.
GSTETNR
PGRMS INFRMTC
BAILEY, KEITH H.
BRKLY
INGNR AERONTC
BARNES, SEAN M.
SEAL ARMD
TNT CMNDT
BROOKES, ARLIN F.
RNGERS EJRCT
CPTN
CARVER, ELIZABETH R.
CLMBIA
CIENT INFRMTC
CHRISTIE, MARGARET V.
HRVRD
QUMC IDSTRL
DAWSON, RICHARD K.
MCROSFT
PGRMS INFRMTC
DELANEY, MARK M.
IBM
PGRMS INFRMTC
DOUGLAS, KENNETH A.
CRAY
EQPS INFRMTC
DOWD, ROGER F.
USCM
CBO
EDWARDS, STEPHEN R.
BOEING
INGNR AERONTC
FAULKNER, DAVID G.
JPL
INGNR AERONTC
FROST, KAREN S.
USC
INGNR GNTC
GIANNI, ENRICO R.
LOCKHEED
INGNR AERONTC
GRANGER, RAYMOND K.
RNGERS EJRCT
SGT SNR
HARRIS, TERENCE X.
YALE
FÍSC NCLR
JOHNSON, NORMA E. U.
ARIZ
BIOTOXNS
KAPLAN, SCOTT M.
USCM
SGT ARTLLR
KASCYNSKI, THERESA E.
3M CORP
FSFTES
KEMPER, PAULENEJ.
JOHNS HPKNS
DRMTLGÍA
KOZLOWSKI, CHARLES R.
USCM
SGT MYR
LAMB, MARK I.
ARMALTE
BLSTICA
LAWSON, JANE R.
U. TEX
INSECTICIDAS
LEE, MORGAN T.
USCM
SGT SNR
MAKIN, DENISE E.
U. CLRDO
AGNTS QUMCS
MCDONALD, SIMON K.
LAB LVRMRE
FÍSC NCLR
NORTON, PAUL G.
PRNCTN
CDNS AMNO ACD
OLIVER, JENNIFER F.
SLCN STRS
PGRMS INFRMTC
PARKES, SARAH T.
USC
PLNTLG
REICHART, JOHN R.
USCM
SGT SNR
RIGGS, WAYLON J.
SEAL ARMD
CMNDNT
SHORT, GREGORY J.
CCA CLA
SCE LQD
TURNER, JENNIFER C.
UCLA
INGNR GNTC
WILLIAMS, VICTORIA D.
U. WSHGTN
GEOFIS
YATES, JOHN F.
USAF
CMNDNT

Cameron miró a Trent.

—¿De dónde lo ha sacado?

Trent sonrió. Era la primera sonrisa de verdad que Cameron había visto esbozar a Trent desde que lo había conocido hacía una hora.

—¿Recuerda esos tipos que le dije que estaban apostados en una furgoneta en la casa de mis padres?

—Sí…

—Bueno, seguí a uno de ellos a su casa. Lo detuve en la entrada de su apartamento y le formulé algunas preguntas. Se mostró de lo más cooperativo, una vez estuvo… adecuadamente motivado.

—¿Qué le ocurrió? —preguntó con cautela Cameron.

Cuando respondió, la voz de Trent fue fría, dura, totalmente carente de emoción.

—Murió.

Serpiente se encontraba esposado en el mismo poste que Henri Rae y Luc Champion, en el nivel E. Le habían quitado las armas y la protección antibalas. Estaba allí, esposado al poste, vestido con su ropa de camuflaje diseñada para el combate.

Schofield, Riley y Quitapenas se hallaban en la cubierta delante de él, mirándolo. Madre también estaba allí, sentada en una butaca, cual Cleopatra en una
chaise longue
. Schofield había ordenado que Libro y Quitapenas la llevaran a la cubierta del nivel E.

Tras Schofield, se encontraba James Renshaw. Era el único civil del nivel E.

El ambiente era tenso. Nadie hablaba.

Eran las 3.42 p. m.

Recordó lo que Abby Sinclair le había dicho acerca de la ruptura de la erupción solar en la atmósfera sobre la estación polar Wilkes. Una ruptura que se situaría sobre la estación a las 3.51.

Nueve minutos.

Tendría que hacerlo con rapidez. Gant y los otros seguían abajo en la cueva y quería ponerse en contacto con ellos y averiguar qué era lo que había exactamente allí antes de contactar con McMurdo.

Schofield pulsó un botón en el lateral de su reloj y la pantalla cambió. Apareció el cronómetro. Los segundos seguían avanzando.

1:52:58.

1:52:59.

1:53:00.

Maldición
, pensó Schofield.

Iba a disponer de muy poco tiempo. Tras hablar con la gente de McMurdo a las 3.51, tendría menos de una hora para encontrar un modo de dar con el buque de guerra francés que estaba esperando más allá de la costa para disparar sus misiles a la estación polar Wilkes y destrozarlo.

—De acuerdo —dijo Schofield volviéndose al grupo colocado a su alrededor—. Libro, Quitapenas. Ustedes primero.

Libro y Quitapenas contaron su historia.

Se encontraban en el exterior, arreglando la antena de la estación situada sobre uno de los edificios exteriores.

—Y entonces usted contactó con nosotros y nos pidió que fuera alguno a comprobar que todo seguía en orden en la habitación del señor Renshaw —dijo Libro—. Serpiente respondió y fue a comprobarlo. Volvió tras unos quince minutos y dijo que todo estaba bien, que el señor Renshaw seguía en su habitación y que había sido una falsa alarma.

Other books

The Golden Fleece by Brian Stableford
Scene of the Crime by Anne Wingate
Private Wars by Greg Rucka
Cracked Dreams by Michael Daniel Baptiste
The Darkest Hour by Katherine Howell
Janette Oke by Laurel Oke Logan
La escalera del agua by José Manuel García Marín