Breve Historia De La Incompetencia Militar (13 page)

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Authors: Edward Strosser & Michael Prince

BOOK: Breve Historia De La Incompetencia Militar
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Cuando la noticia de que López había muerto y Lynch había sido capturada llegó a Asunción, los supervivientes de la alta sociedad celebraron un baile. Y el Tango de la Locura no se bailó nunca más.

General Bartolomé Mitre

Quizá nadie estaba tan obsesionado con la derrota de López como el presidente de Argentina, el general Bartolomé Mitre. Tomó el mando del país aún en evolución en 1862, pero su control era precario, puesto que se enfrentaba a la fuerte oposición de sus enemigos internos, los blancos. Su negativa a permitir que López marchase a través de Argentina proporcionó la chispa final que inició la guerra durante la cual se convirtió en el comandante de las fuerzas aliadas. A pesar de las bajas que sufrió el ejército en el campo de batalla, la guerra unió al país y lo que antaño había sido una confederación de distintas zonas se convirtió en el moderno país de Argentina.

Las hermanas de Solano López

Poca gente sufrió la total y desquiciada locura de Solano López y Madame Lynch tan ferozmente como sus hermanas, doña Rafaela y doña Juana. Cómodamente instaladas en su función de desagradables líderes de la «Jet set» de Asunción, de pronto fueron apartadas con la llegada de Madame Lynch, inmediatamente se aliaron con la madre de López para incomodar y aislar a Lynch del resto de la sociedad. A raíz de los problemas que causaron, fueron convertidas en las cabezas de turco personales de Lynch cuando se convirtió en primera dama. Primero López hizo que adulasen a su mujer. Después, cuando estalló la guerra, mató a sus maridos, las encarcelo y las torturó mientras las arrastraba en su caravana de locura. Antes de que López pudiese acabar con ellas, los brasileños terminaron con el reinado de locura de su hermano mayor. Ellas rieron las últimas cuando vieron a su hermano mayor convertido en un sangriento cadáver y a su amante expulsada de su devastado país.

¿Qué sucedió después?

El nuevo gobierno de Asunción pidió que Madame Lynch fuese juzgada por sus crímenes, pero los brasileños decidieron enviarla lejos, junto con un inmenso cofre de joyas robadas.

Exiliada en París, Lynch intentó recuperar el dinero que con tanto cuidado había robado y sacado en secreto del país. Pero descubrió que sus colegas ladrones le habían robado gran parte de su tesoro y se pasó las siguientes décadas acudiendo a los tribunales para que se lo devolviesen. Mientras, se instaló en una bonita casa de París y envió a sus hijos a elegantes internados. En 1875 incluso cometió la imprudencia de regresar a Paraguay y entablar demandas para recuperar su tierra robada. El presidente hizo que la echasen al día siguiente a punta de pistola. De regreso a Francia, los hijos crecían mientras Madame Lynch gastaba su dinero en abogados y champaña. Murió sola y olvidada el 27 de julio de 1886 y fue enterrada en París.

La guerra, la más mortífera de la historia de Sudamérica, costó a Paraguay casi el 60% de su población. Y lo que fue más sorprendente es que en el país quedaron solamente 28.000 hombres al terminar la guerra, la mayoría de los cuales eran niños y ancianos. Ninguna sociedad moderna había sufrido nunca tanto en una guerra por lo que respecta al porcentaje de población afectada. Durante los años siguientes, el país fue conocido como el país de las mujeres.

Por sus esfuerzos y por unos 100.000 brasileños y 25.000 argentinos muertos, los aliados reclamaron una cuarta parte del territorio paraguayo que resultó ser tierra fundamentalmente sin valor. Argentina y Paraguay regatearon durante años para decidir exactamente qué territorio debían quedarse. Finalmente, en 1878, el presidente Rutherford B. Hayes, elegido como árbitro de la disputa, decidió a favor de Paraguay. En gratitud, la tierra de López puso el nombre del presidente a una ciudad.

Esta pequeña victoria no evitó que Paraguay quedase reducido a un estado de caos que se prolongó durante décadas. A lo largo de los sesenta y seis años que siguieron al final de la guerra, el país tuvo treinta y dos presidentes, dos magnicidios, seis golpes de Estado y ocho revoluciones fracasadas.

No es extraño que Solano López y Madame Lynch se convirtiesen en los personajes más odiados de la historia de Paraguay. Sin embargo, más adelante, sus fortunas cambiaron. Puesto que cuando se inició la guerra del Chaco en la década de 1930, se necesitaba un héroe, el dictador paraguayo de aquella época resucitó a López como héroe nacional. Casi instantáneamente, su retrato apareció en todas partes y los libros que ensalzaban sus virtudes se convirtieron en cientos de miles. Su cuerpo fue exhumado de la sepultura poco profunda de la orilla y colocado en el Panteón de Héroes de la Patria, donde aún descansa hoy día.

Como se necesitaba a una compañera para el héroe nacional, el país resucitó después a Madame Lynch y transformó a la avariciosa ladrona y prostituta en la Madre Tierra mártir de la Patria. En 1961, su transformación fue completa cuando el dictador gobernante, Alfredo Stroessner, ordenó que exhumaran su cuerpo de su tumba parisina y la enviaran clandestinamente a Asunción, donde la instalaron en su propio museo. Finalmente, en 1970 fue colocada en un elaborado mausoleo en Asunción, donde el pueblo ha sido libre de ignorarla hasta nuestros días.

La guerra del Pacífico
Año 1879

Ésta es una historia que trata de excrementos de ave. Antes de principios del siglo XIX, los excrementos de las aves, también conocidos comercialmente como guano, casi no tenían valor. Las aves hacían sus necesidades, fin de la historia.

Pero, durante la revolución industrial, se descubrió que la pestilente sustancia contenía valiosos nitratos que se podían usar en la fabricación de fertilizantes y explosivos. En la costa occidental de Sudamérica, en lo que ahora se conoce como Perú y Chile, las montañas de guano que se alineaban a lo largo de la costa se convirtieron de pronto en el objeto de un desagradable tira y afloja entre tres países que se saldó con muchas, demasiadas muertes.

Perú, Bolivia y Chile, recientemente liberados de su amo colonial, España, que había conquistado el continente a finales del siglo XVI, estaban luchando para ocupar en el mundo sus lugares como naciones independientes. Cada país, gobernado por las élites europeas heredadas de la nobleza española, continuaba despiadadamente con el expolio económico de los recursos de sus países para el beneficio de sus reducidas clases gobernantes.

La ingenuidad política de las clases gobernantes las llevó a cometer muchos errores. En primer lugar, no tenían ni idea de cómo gobernar un país. Los españoles habían creado un codicioso imperio basado exclusivamente en su sed de oro y plata.

Estos tres países fueron abandonados en un estado de desarrollo tan incipiente, que no sólo estalló la guerra por el guano, sino que los peruanos, que fueron arrastrados a la disputa por un tratado secreto con su vecina Bolivia, que había iniciado la guerra contra Chile sin preguntar a los peruanos si querían unirse a ella, siguieron luchando hasta mucho después de haber perdido la guerra, sin ni siquiera saberlo.

Los actores

Presidente Hilarión Daza:
Fue un brutal dictador boliviano que se hizo con el poder en 1876, a la edad de treinta y seis años, tras un golpe de Estado, y rompió un tratado al gravar con un impuesto las exportaciones de excrementos de ave de su vecino Chile.

Verdades: Educado principalmente en las calles, ascendió rápidamente en la jerarquía del ejército boliviano.

Créditos: Robó el tesoro para pagar a los soldados que le apoyaron durante su golpe de Estado.

A favor: Nunca falló un golpe.

En contra: Decidió largarse de la guerra que, sin darse cuenta, había empezado.

Rafael Sotomayor:
Fue el «Coordinador» chileno de la guerra del presidente Aníbal Pinto Garmendia y se encargó de supervisar los mandos militares y los rivales políticos de Pinto.

La verdad desnuda: Tal vez fue el primer propagandista militar. Distribuyó voluminosos comunicados de prensa ensalzando las proezas militares de Pinto y no reconoció su papel en ninguna derrota.

Méritos: Consiguió repetidamente que los mandos militares se hartasen de él sin que, sin embargo, llegasen a dispararle o le organizaran un golpe de Estado a su jefe.

A favor: Se dio cuenta de que un ejército necesita un flujo constante de comida y agua, algo que a los generales suele pasarles por alto.

En contra: Microgestionó la guerra hasta el punto de revocar órdenes de unidades militares individuales.

La situación general

Frente a la costa occidental de Chile, Perú, y anteriormente Bolivia, ocupada por los secos desiertos de Atacama y Tarapacá, la corriente fría de Humboldt avanza desde el Pacífico Sur. El agua, llena de plancton, atrae a grandes bancos de peces que, a su vez, se convierten en exquisitos manjares para legiones de aves.

Las aves se alimentan en el mar y se posan en tierra, donde defecan prodigiosamente, formando montañas de excrementos. En esta parte más seca del planeta, pasan décadas sin que caiga ni una sola gota de agua. Sin lluvia, el guano se va acumulando hasta formar elevados acantilados de excrementos a lo largo de toda la costa.

A mediados del siglo XIX, después de la disolución del Imperio español en Sudamérica, se descubrió que el guano de ave contenía nitrógeno, un ingrediente clave para fabricar fertilizantes y explosivos. De pronto, los elevados acantilados de guano de ave, las deposiciones que se habían ido acumulando durante milenios por toda la desértica franja costera, carente de caminos y visitantes, pasaron a ser increíblemente valiosas. Eran los pájaros de la caca de oro.

Al principio, Chile, Bolivia y Perú cooperaron para extraer el guano. Chile, económicamente más capaz, realizó la mayor parte de la inversión y compartió los beneficios con los otros dos países. Los tratados establecieron los límites entre las naciones y los aranceles que se debían pagar por las pestilentes exportaciones.

Las clases gobernantes bolivianas y peruanas de descendientes españoles se contentaban con recostarse y cosechar las recompensas de otro recurso divino como el oro, la plata y el estaño, dejando que los extranjeros realizaran prácticamente todo el trabajo sucio. El guano pronto se convirtió en la mayor fuente de ingresos de Perú, pero las compañías francesas y británicas se llevaban la mayor parte de los beneficios y los nativos no podían pues crear sus propias compañías de extracción. Aunque los negocios de excrementos de ave estaban en expansión, Perú pronto llegó a la quiebra: los ricos peruanos invertían sus beneficios fuera del país sin prestar atención a las necesidades de su propia nación. Nada se reinvertía en Perú, con lo que la corrupción y la deuda empezaron a aumentar.

Bolivia estaba aquejada de la misma falta de visión de futuro que su país vecino. En Bolivia, conocida como Alto Perú en los días del virreinato español peruano, se ubicaba el Monte Potosí, desde donde fluyó una gran parte de la extracción de plata durante el Imperio español. Después de la liberación, la élite boliviana estaba más que satisfecha de poder limitarse a recoger la riqueza que fluía del suelo y luchar, casi constantemente, por su parte.

El resultado fue que, durante mucho tiempo, desfiló por Bolivia una serie aparentemente interminable de dictadores que pretendían ser presidentes. El pueblo, castigado durante tanto tiempo, se apiñó en sus antiguos pueblos del altiplano andino, el Altiplano, donde sobrevivió al holocausto de que fueron víctima sus homólogos norteamericanos; la devota corona española se hizo responsable de proporcionar alguna medida de protección a las masas de potenciales nuevos católicos conversos mientras el continente era desvalijado de sus riquezas minerales. Los nativos fueron recompensados con la supervivencia, pero al precio de quedar atrapados como residentes de tercera en una nación de tercera, subsistiendo durante siglos en una situación de miseria económica.

Mariano Melgarejo se hizo con el poder en 1864 y fue uno de los malos dictadores más destacables del numeroso grupo de malos dictadores que ostentaron el cargo presidencial de Bolivia. Melgarejo ganó sus estúpidos galones entregándole a Chile una franja de terreno de guano boliviana. El regalo de Melgarejo precipitó el final de su mandato: en 1872, fue víctima de un inevitable golpe a manos de un dictador llamado Morales, que intentó deshacer algunos de los entuertos de Melgarejo. Los bienintencionados intentos de Morales, sin embargo, fueron frustrados cuando su propio sobrino le mató de un disparo.

Morales, no obstante, ya había firmado en 1873 un tratado secreto con Perú, según el cual cada parte se comprometía a ayudar a su país hermano si era invadido por los fastidiosamente bien organizados chilenos.

En 1876, Hilarión Daza le arrebató el poder a Morales mediante un golpe de Estado. Daza era un soldado estúpido y fiero que pronto destacó: saqueó el Tesoro para pagar a sus compañeros oficiales de la guardia de palacio que lo habían apoyado lealmente, y que siguieron haciéndolo hasta el siguiente golpe.

Aquel mismo año, Mariano Ignacio Prado relevó a Manuel Pardo en la presidencia de Perú, en una época en que todos los presidentes peruanos parecían tener que compartir las mismas letras en sus apellidos. Cada presidente fracasaba al intentar sacar al país del lío económico que dejaba su depuesto predecesor.

Chile, en cambio, era un parangón de normalidad política. En la década de 1870, sin embargo, su economía había empezado a decaer y el país había empezado a ser más volátil.

Las fronteras trazadas por el antiguo Imperio español eran más bien elásticas. No se había devanado mucho los sesos el que trazó las líneas que separaban los virreinatos españoles, especialmente en desiertos sin valor como Atacama y Tarapacá.

La extracción de guano resultó ser tan lucrativa que las operaciones de extracción de Chile siguieron avanzando más hacia el norte, ante la irritación de los bolivianos. En 1877, durante esta caldeada riña, un tsunami devastó la costa y arrasó Antofagasta, el principal puerto de extracción de guano. Para reconstruirlo, los bolivianos exigieron el pago de un impuesto.

Los chilenos señalaron que, de acuerdo con el tratado que habían firmado recientemente, tal impuesto era ilegal. Pero el presidente boliviano Daza, al caer en la cuenta de que el Tesoro se había quedado prácticamente sin fondos, hizo oídos sordos e impuso un impuesto en cada envío de guano exportado.

Los chilenos se negaron a pagar y, para dejar clara su posición, mandaron a la zona los acorazados que acababan de adquirir. En respuesta, Daza canceló los contratos de extracción chilenos y ordenó que todos los equipos de extracción chilenos fuesen confiscados y vendidos en subasta. El día de la subasta, los chilenos se presentaron allí con su ejército y se quedaron con una franja de la costa de Bolivia, junto con el puerto de Antofagasta. Había empezado la guerra. Chile pidió a Perú que derogase su tratado con Bolivia. Pero Perú no podía romper su espiral de muerte dictatorial con Bolivia y rechazó la oferta chilena.

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