CF: Sí, creo que lo habría hecho.
BJ: ¿De verdad lo crees?
CF: Sí. Creo que es perfectamente posible. Sí.
BJ:
(Jadeante)
¿En serio?
CF: Creo que es posible, sí.
BJ:
¿Cómo
sería eso posible?
CF: No sé si Jane Austen estaría de acuerdo conmigo al respecto pero...
BJ: No podemos saberlo porque está muerta.
CF: No, no podemos... pero creo que el señor Darcy de Andrew Davies lo habría hecho.
BJ: Pero ¿por qué piensas eso? ¿Por qué? ¿Por qué?
CF: Porque creo que para Andrew Davies era muy importante que el señor Darcy tuviese un instinto sexual poderosísimo.
BJ: (Jadeos)
CF: Y, mmm...
BJ: Creo que quedó muy, muy claro con la actuación. De verdad lo creo.
CF: Gracias. Hubo un momento en que Andrew incluso escribió como una indicación de escena: «Imagina que Darcy tiene una erección.»
(Enorme estruendo)
BJ: ¿De qué escena se trataba?
CF: Cuando Elizabeth ha estado paseando por el campo y se tropieza con él en los jardines, en la fase inicial.
BJ: ¿Es esa parte en la que ella está toda llena de barro?
CF: Y despeinada.
BJ: ¿Y sudorosa?
CF: Exacto.
BJ: ¿Fue una escena difícil de interpretar?
CF: ¿Te refieres a lo de la erección?
BJ: (Temeroso susurro) Sí.
CF: Mmm, bueno, Andrew también escribió «propongo que no nos centremos en eso», y por consiguiente al menos no fue necesario actuar en ese aspecto.
BJ: Mmm.
(Larga pausa)
CF: Sí.
(Más pausa)
BJ: Mmm.
CF: Entonces ¿eso es todo?
BJ: No. ¿Qué ocurrió con tus amigos cuando empezaste a ser el señor Darcy?
CF: Me hicieron muchas bromas: gritaban «Señor Darcy» en el desayuno y cosas así. Hubo un breve período en
el que tuvieron que trabajar bastante duro para ocultar su conocimiento de quién era yo realmente y...
BJ: ¿Ocultárselo a quién?
CF: Bueno, a cualquier persona que sospechase que quizá yo era como el señor Darcy.
BJ: Pero ¿tú crees que no eres como el señor Darcy?
CF: Creo que no soy como el señor Darcy, así es.
BJ: Yo creo que eres exactamente igual que el señor Darcy.
CF: ¿En qué sentido?
BJ: Hablas igual que él.
CF: Oh, ¿en serio?
BJ: Eres clavado a él y yo, oh, oh...
(Estrépito prolongado seguido por algunos ruidos de lucha)
viernes 25 de abril
57 Kg. (¡siiií! ¡siiií!), 4 unidades de alcohol, 4 cigarrillos, concienciaciones espirituales como resultado combinado de
La carretera menos recorrida
y las unidades de alcohol: 4, O pisos sin agujeros, cantidad de libras en el banco: O, novios: O, personas con las que salir esta noche: O, fiestas por las elecciones a las que he sido invitada: 0.
5.30 p.m. Oficina. Dos desafiantes días en el trabajo con Richard Finch leyendo en voz alta trozos de la entrevista y estallando en sonoras y gorjeantes carcajadas como si fuese Drácula, pero por lo menos me ha sacado de mi ensimismamiento. Además Jude dijo que la entrevista estaba bastante bien y daba una idea excelente de la atmósfera de toda la cuestión. ¡Hurra! ¡No he vuelto a saber nada ni de Adam ni de Michael del
Independent,
pero seguro que me llamarán pronto y quizá me pidan que haga otra, y entonces podré trabajar como
freelance
en el despacho de mi casa, tecleando en la terraza del tejado con plantas en tiestos de terracota! ¡Además sólo falta una semana para las elecciones, cuando todo cambiará! Dejaré de fumar y Mark volverá y se encontrará una nueva Bridget profesional con un gran piso interior/exterior.
5.45 p.m. Mmmff. Acabo de llamar para oír los mensajes. Sólo uno, de Tom diciendo que había hablado con Adam y que todo el mundo en el
Independent
estaba realmente enfadado. Le he dejado un mensaje urgente diciéndole que me llamase para explicármelo.
5.50 p.m. Ay Dios. Ahora me preocupa haber pedido la segunda hipoteca. No voy a tener ningún dinero extra y, ¿qué pasará si pierdo mi trabajo? Quizá sea mejor que le diga a Gary que no quiero la ampliación y que me devuelva las 3.500 libras. Por suerte, aunque se suponía que tenía que empezar ayer, Gary se limitó a venir, dejar las herramientas y volverse a marchar. Parecía molesto en aquel momento, pero quizá, como así ha sido, era una señal de Dios. Sí. Le llamaré al llegar a casa y después me iré al gimnasio.
6.30 p.m. De vuelta en casa. ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Hay un jodido enorme agujero en un extremo del piso! Se abre al mundo exterior como un precipicio abierto y desde todas las casas de enfrente se puede ver el interior de la mía. ¡Tengo todo el fin de semana por delante con un agujero gigantesco en la pared, todo el piso lleno de ladrillos y nada que hacer! ¡Nada! ¡Nada!
6.45 p.m. Ooh, el teléfono... ¡quizá sea alguien para invitarme a una fiesta por las elecciones! ¡O Mark!
—Oh, hola, cariño, adivina qué. —Mi madre. Obviamente, tuve que coger un cigarrillo.
»Oh, hola, cariño, adivina qué —volvió a decir. A veces me pregunto cuánto tiempo se podría pasar así, como un loro. Una cosa es decir «¿Hola? ¿Hola?» si al otro extremo de la línea sólo hay silencio, pero «Oh, hola, cariño, adivina qué. Oh, hola, cariño, adivina qué» no parece nada normal.
—¿Qué? —dije de mala gana.
—No me hables en ese tono.
—¿Qué? —volví a decir, esta vez con un encantador tono de hija atenta.
—No digas «¿Qué?», Bridget, di «¿Perdón?».
Le di una calada a mi amable amigo normal, el Silk Cut Ultra.
—Bridget, ¿estás fumando?
—No, no —dije aterrada mientras apagaba el cigarrillo y escondía el cenicero.
—Bueno, adivina qué. ¡Una y yo vamos a dar una fiesta
kikuyu
por las elecciones para Wellington, detrás del jardincito!
Respiré profundamente por la nariz y pensé en la Elegancia Interior.
—¿No te parece algo genial? ¡Wellington saltará por encima de una hoguera como un verdadero guerrero! ¡Imagínatelo! ¡Por encima! Hay que vestir con atuendo tribal. ¡Y todos vamos a beber vino tinto haciendo ver que es sangre de vaca! ¡Sangre de vaca! Por eso Wellington tiene unos muslos tan fuertes.
—Ejem, ¿sabe Wellington algo al respecto?
—Todavía no, cariño, pero seguro que querrá celebrar las elecciones. Wellington es un entusiasta respecto al mercado libre, y no queremos a esos Red Wedge otra vez debajo de la cama. Quiero decir que acabaríamos con el regreso de como-se-llame y de los mineros. No recordarás los apagones cuando ibas a la escuela, pero Una iba a dar el discurso en la comida del Instituto de Damas y no pudo enchufar sus tenacillas.
7.15 p.m. Finalmente conseguí que mamá colgara el teléfono, tras lo cual volvió a sonar inmediatamente. Era Shaz. Le dije lo harta que estaba, y ella estuvo muy cariñosa:
—Venga, Bridge. ¡Sencillamente, no podemos definir nuestra propia individualidad en términos de si estamos o no con otra persona! ¡Deberíamos celebrar lo fantástico que es ser libre! ¡Y pronto habrá elecciones y todo el talante de la nación cambiará!
—¡Hurra! —dije—. ¡Solterones! ¡Tony Blair! ¡Hurra!
—¡Sí! —se entusiasmó Shazzer—. Muchas personas que tienen una relación lo pasan fatal los fines de semana, esclavizadas por hijos desagradecidos y golpeadas por sus propios cónyuges.
—¡Tienes razón! ¡Tienes razón! —dije—. Nosotras podemos salir cuando nos plazca y pasarlo bien. ¿Qué tal si salimos esta noche?
Mmm. Sharon va a una cena con Simón en plan Petulante Casada.
7.40 p.m. Jude acaba de llamar con ganas de confidencias de gran carga sexual.
—¡Vuelve a estar en marcha lo de Stacey! —me dijo—. ¡Anoche le vi y me estuvo hablando de su familia!
Hubo una pausa expectante.
—¡Hablando de su familia! —repitió—. Lo que significa que está pensando seriamente en mí. Y nos sobamos y besuqueamos. Y esta noche voy a verle y es la cuarta cita así que... dubidubiduuú. ¿Bridge? ¿Sigues ahí?
—Sí —dije en voz baja.
—¿Qué pasa?
Murmuré algo acerca del agujero en la pared y de Mark.
—La cuestión es la siguiente, Bridge. Tienes que llegar a Dar por Concluido esto y seguir adelante —dijo, al parecer sin darse cuenta de que su último lote de consejos había fracasado estrepitosamente, lo cual podría, sencillamente, invalidar éste.
—Tienes que empezar a trabajar en Amarte a Ti misma. ¡Venga, Bridge! Es fantástico. Podemos acostarnos con quien nos dé la gana.
—¡Viva los solterones! —dije—. Pero entonces ¿por qué estoy deprimida? Voy a volver a llamar a Tom.
8 p.m. Fuera. Todo el mundo está fuera divirtiéndose, todo el mundo excepto yo.
9 p.m. Acabo de leer un poco de
Usted puede sanar su vida
y ahora veo exactamente en qué me he estado equivocando. Como dijo Sondra Ray, la gran especialista en técnicas de regresión-renacimiento, o quizá no fuera ella. Da igual, dijo: «El amor nunca está fuera de nosotros, el amor está en nuestro interior.»
¡Sí!
«¿Qué será lo que mantiene el amor lejos de mí?... ¿Valores irracionales? ¿Imágenes de estrellas de cine? ¿Sentimientos de indignidad? ¿La creencia de que no se te puede amar?»
¡Ah! No se trata de creer, es un hecho. Voy a abrir una botella de Chardonnay y a ver
Friends.
11 p.m. Jobar.
La carretera menos recorrida
es sjfrodidramente bueno. Es «catexis» o algo parecido. «División unitaria de amornncluye amor por uno mismo si se ama a otra persona.» Sjfrodidrante bueno. Uuuf. Gue me gaigo.
sábado 26 de abril
59 Kg., 7 unidades de alcohol (¡Hurra!), 27 cigarrillos (¡Hurra!), 4.248 calorías (¡Hurra!), O visitas al gimnasio (¡Hurra!).
7
a.m. Aargg. ¿Quién ha hecho sonar esta maldita cosa?
7.05 a.m. Hoy me haré responsable de mi propia vida y empezaré a quererme. Soy encantadora. Soy maravillosa. Oh Dios. ¿Dónde está el Silk Cut?
7.10 a.m. Bueno. Me voy a levantar y voy a ir al gimnasio.
7.15 a.m. Sin embargo, de hecho, probablemente sea bastante peligroso hacer ejercicio antes de haberse despertado debidamente. Hará que las articulaciones chirríen. Iré esta noche, antes de
Cita a ciegas.
Es una tontería ir un sábado por la mañana, cuando hay tantas cosas que hacer, como ir de compras. No debe importarme que Jude y Shaz estén probablemente en la cama follando salvajemente, follar, follar, follar.
7.30 a.m. Follar.
7.45 a.m. Obviamente es demasiado temprano para que alguien llame. No todo el mundo estará despierto sólo por el mero hecho de que yo lo esté. Tengo que aprender a tener más empatía con los demás.
8 a.m. Jude acaba de llamar pero me ha resultado prácticamente imposible descifrar lo que decía porque ha sido toda una experiencia, mezcla de sollozos, venga a tragar saliva y voz de cordero degollado.
—Jude, ¿qué pasa? —le dije desolada.
—Tengo una crisis nerviosa —sollozó—. Todo me parece negro, negro. No veo ninguna salida, no puedo...
—Está bien. Todo va a ir bien —dije mirando desesperadamente por la ventana para ver si pasaba algún psiquiatra—. ¿Parece algo serio o no es más que un síndrome premenstrual?
—Es algo muy, muy malo —dijo con voz de zombi—. Se ha estado gestando en mi interior durante unos once años. —Se ha venido abajo de nuevo—. Todo el fin de semana por delante sola, sola. Simplemente no quiero seguir viviendo.
—Bueno, eso es bueno —dije de modo tranquilizador, mientras me preguntaba si tenía que llamar a la policía o al teléfono de la esperanza.
Resultó que Stacey, inexplicablemente, se limitó a dejarla en casa después de cenar y no había mencionado nada de volver a verla. Y ahora ella sentía que había fracasado en el besuqueo del jueves.
—Estoy tan deprimida... Todo el fin de semana por delante. Sola sola, podría morirme y...
—¿Quieres venir a casa esta noche?
—¡¡Ohhh, sí, por favor!! ¿Vamos al 192? Puedo ponerme mi nuevo cárdigan de Voyage.
Siguió una llamada de Tom.
—¿Por qué no me devolviste la llamada anoche? —le dije.
—¿Qué? —dijo con un extraño tono apagado y monocorde.
—No me volviste a llamar.
—Oh —dijo en tono de hastío—. No me pareció justo hablar con nadie.
—¿Por qué? —dije, perpleja.
—Oh. Porque he perdido mi anterior personalidad y me he convertido en un maníaco depresivo.
Resultó que Tom se había pasado toda la semana solo en casa trabajando, obsesionándose con Jerome. Al final le ayudé a darse cuenta de que la locura fantasma era algo bastante divertido, teniendo en cuenta que si él no me hubiese informado de que estaba clínicamente loco yo no habría notado la menor diferencia.
Le recordé la vez en que Sharon no salió de casa durante tres días porque pensaba que su rostro se estaba desmoronando a causa de la acción dañina del sol, como con los efectos especiales que hacen envejecer en las películas, y no quería ver a nadie ni exponerse a los rayos UVA hasta haber aceptado privadamente la situación. Luego, cuando vino al Café Rouge, tenía exactamente el mismo aspecto que la semana anterior. Finalmente, conseguí hacer cambiar de tema a Tom y centrarme en mi carrera como genial entrevistadora de celebridades, que parece haber llegado a su fin, por lo menos de momento.
—No te preocupes, chica —dijo Tom—. Ya verás como en diez minutos se habrán olvidado de todo. Podrás volver a resurgir.
2.45 p.m. Ahora me siento mucho mejor. Me he dado cuenta de que la solución es no obsesionarme con los problemas propios sino ayudar a los demás. Acabo de pasarme una hora y cuarto al teléfono animando a Simón que, obviamente, no estaba en la cama con Shazzer. Resulta que él tenía que ver esta noche a esa chica que se llama Georgie, con la que ha estado follando en secreto de forma intermitente los sábados por la noche, pero ahora Georgie dice que hacerlo el sábado por la noche no le parece una buena idea porque eso se asemeja demasiado al arquetipo de «pareja».
—Soy un paria del amor condenado por los dioses a estar siempre solo —decía Simón hecho una furia—. Siempre, siempre. Con todo el domingo por delante.
Como le he dicho, ¡es genial estar solteros porque somos libres! ¡Libres! (Sin embargo, de alguna manera, espero que Shaz no se entere de hasta qué punto es libre Simón.)