Leo
Al día siguiente
Asunto: ¿A que viene esa despedida?
¿Ése fue tu último mensaje? ¡Imposible! Así perderé la confianza en el último mensaje. Oye, Leo: no espero brillantes actuaciones humorísticas si quieres poner tierra por medio. Pero ¿qué significa esa farsa tan trágica? ¿Qué clase de despedida es ésa? ¿Cómo imaginar la cara que pondrás al soplar melodramáticamente en las teclas? Sí, de acuerdo, últimamente me he dejado ir un poco. Y también he empezado a escribir demasiado. A veces mi espíritu, de por sí ligero como una pluma, pesaba más que un bloque de hormigón. Sí, llevaba siempre conmigo nuestro paquete gigante de correo electrónico. Me he enamorado un poco del señor anónimo, eso es cierto. Ninguno de los dos conseguía ya quitarse de la cabeza al otro, nos hemos devuelto la pelota. Pero no tenemos ningún motivo para hacer de ello
Tristán e Isolda
en versión virtual.
Que viajas a Boston, pues viaja a Boston. Que interrumpes nuestra relación por correo electrónico, pues interrúmpela. ¡¡¡Pero no ASÍ!!! Es literaria y emocionalmente incompatible con tu estilo y mi dignidad, querido amigo. Soplar en las teclas… ¡Venga ya, Leo! ¡Menuda cursilería! No me quedará otra que pensar: «¿Así ha estado hablando conmigo este tío todo el tiempo?».
Por favor, demuéstrame que ése no fue el último mensaje que me escribiste. Para terminar quiero algo positivo, algo sorprendente, una salida sabrosa, con gracia. Di, por ejemplo: «¡Y por último te propongo que nos veamos!». Por lo menos sería un final divertido. (Bueno, ahora, si me permites, me voy a llorar a moco tendido.)
Cinco horas después
Fw:
Querida Emmi:
¡Y por último te propongo que nos veamos!
Cinco minutos después
Re:
No hablas en serio.
Un minuto después
Fw:
Pues claro que sí. No bromearía con una cosa así, Emmi.
Dos minutos después
Re:
No sé qué pensar, Leo. ¿Es un capricho? ¿He pronunciado alguna contraseña? ¿Mis palabras te han convertido de melodramático en satírico?
Tres minutos después
Fw:
No. Emmi, no es un capricho, es un propósito bien meditado. Sólo que te me has anticipado. Te lo repito: me gustaría terminar nuestra relación por correo electrónico con un encuentro, Emmi. Sería un único encuentro antes de trasladarme a Boston.
50 segundos después
Re:
¿Que nos veamos una única vez? ¿Qué esperas de eso?
Tres minutos después
Fw:
Comprensión. Alivio. Distensión. Claridad. Amistad. Resolución de un enigma de personalidad creado con palabras, pero increíblemente sobredimensionado. Eliminación de bloqueos. Una buena impresión después. La mejor receta contra el viento del norte. Un digno final para una emocionante etapa de la vida. La simple respuesta a miles de preguntas complicadas aún pendientes. O, como tú misma has dicho: «Por lo menos un final divertido».
Cinco minutos después
Re:
Pero quizá no resulte nada divertido.
45 segundos después
Fw:
Eso depende de nosotros.
Dos minutos después
Re:
¿De nosotros? De momento estás muy solo, Leo. Aún no he dado el «sí» al encuentro
last-minute
y, a decir verdad, hasta ahora estoy bastante lejos de hacerlo. Primero quisiera saber más sobre esa extravagante cita del tipo «
The first date must be the last date
». ¿Dónde quieres que quedemos?
55 segundos después
Fw:
Donde tú quieras, Emmi.
45 segundos después
Re:
¿Y qué haremos?
40 segundos después
Fw:
Lo que queramos.
35 segundos después
Re:
¿Qué queremos?
30 segundos después
Fw:
Ya veremos.
Tres minutos después
Re:
Creo que prefiero mensajes desde Boston. Así no hay que ver antes si alguno de los dos quiere alguna cosa. Yo, al menos, ya sé que quiero algo y ya sé qué es lo que quiero: mensajes desde Boston.
Un minuto después
Fw:
No voy a escribirte mensajes desde Boston, Emmi. Quiero acabar con esto, de veras. Estoy convencido de que será bueno para los dos.
50 segundos después
Re:
¿Y hasta cuándo piensas mandarme mensajes?
Dos minutos después
Fw:
Hasta que nos veamos. Salvo que digas que definitivamente no quieres encontrarte conmigo, lo que sería, como quien dice, una suerte de conclusión.
Un minuto después
Re:
¡Eso es un chantaje, maestro Leo! Además, eres bastante grosero. ¿Por qué no relees tu último mensaje? No creo que quiera quedar con un tío que habla así.
Buenas noches.
A la mañana siguiente
Sin asunto
Buenos días, Leo.
¡Sin duda No quedaré contigo en el café Huber!
Una hora después
Fw:
No tienes por qué hacerlo. Pero ¿por qué no?
Un minuto después
Re:
Allí se encuentran compañeros de trabajo o personas que se conocen por azar.
Dos minutos después
Fw:
Es difícil que haya dos personas que se conozcan de un modo más casual que nosotros.
50 segundos después
Re:
¿Ésa es la actitud con que has entablado y mantenido nuestra relación y con la que ahora quieres ponerle fin? En ese caso, será mejor que olvidemos nuestra azarosa y volátil cita.
Al día siguiente
Sin asunto
¿Qué es lo que te pasa, Leo? ¿Por qué de repente te has vuelto tan mal educado y destructivo? ¿Por qué desprecias tanto «nuestra historia»? ¿Te esfuerzas a propósito por ser insensible y malvado? ¿Quieres hacerme apetecible tu abandono?
Dos horas y media después
Fw:
Lo siento, Emmi, estoy haciendo denodados esfuerzos por quitarme de la cabeza «nuestra historia». Ya te he explicado por qué es necesario para mí. Sé que desde lo de Boston mis mensajes suenan terriblemente escuetos. No me gusta nada escribir así, pero me obligo a hacerlo. No quiero invertir más sentimientos por escrito en «nuestra historia». No quiero seguir construyendo antes de derribarlo todo. De verdad, ya no quiero nada más que ese único encuentro. Creo que nos hará bien a los dos.
Dos minutos después
Re:
¿Y qué pasa si después del encuentro queremos volver a vernos?
Cuatro minutos después
Fw:
Por mi parte puedo descartarlo. Mejor dicho: ya lo he descartado. Quiero encontrarme contigo esa única vez para cerrar con dignidad «nuestra historia» antes de marcharme a Estados Unidos.
15 minutos después
Re:
¿Qué entiendes tú por «cerrar con dignidad»? O, en otras palabras: ¿qué quieres que piense de ti después de la cita?
1) Muy majo, pero ni con mucho tan interesante como por escrito. Ya puedo borrarlo para siempre de todos los ficheros de mi vida con la conciencia tranquila y una buena impresión.
2) ¿Por este pelmazo he vivido «liada» durante un año?
3) Un hombre ideal para una escapada extramatrimonial. Lástima que ahora se escape al otro lado del océano.
4) ¡Qué tío tan impresionante! ¡Vaya noche más alucinante! Todos estos meses escribiendo correos electrónicos sí que han merecido la pena. Bueno, ya está. Ya puedo volver a concentrarme en los bocadillos de Jonas.
5) ¡Mierda! ¡Es él! Por él dejaría plantado a Bernhard y abandonaría a mi familia. Por desgracia, ahora se me escapa a Estados Unidos, el país desde donde no es posible mandar mensajes. Pero le esperaré. Cada día encenderé una vela por él. Y lo incluiré en mis rezos con los niños hasta que regrese con toda su gloria y esplendor…
Tres minutos después
Fw:
¡Cómo echaré de menos tu sarcasmo, Emmi!
Dos minutos después
Re:
Puedes llevarte a Boston todo el sarcasmo que te apetezca, Leo. Aún me queda bastante. Y bien: ¿qué papel te gustaría hacer con motivo de nuestra separación oficial?
Cinco minutos después
Fw:
No quiero hacer ningún papel. Seré el que soy. Y tú me veras tal como soy. Al menos me verás tal como crees que soy. O tal como quieres creer que soy.
Un minuto después
Re:
¿Querré verte de nuevo?
45 segundos después
Fw:
No.
35 segundos después
Re:
¿Por qué no?
50 segundos después
Fw:
Porque es imposible.
Un minuto después
Re:
Todo es posible.
45 segundos después
Fw:
Eso no. Esa posibilidad queda descartada de antemano.
55 segundos después
Re:
Con posterioridad suelen realizarse posibilidades que de antemano no existían. Y no suelen ser las peores.
Dos minutos después
Fw:
Lo siento, Emmi. La posibilidad de que quieras volver a verme no existe. Ya verás.
Un minuto después
Re:
¿Y por qué querría ver una cosa así? Si sé que después de nuestra primera cita no querré encontrarme contigo por segunda vez, ¿por qué iba a quedar contigo?
Dos minutos después
Asunto: Para el señor Leike
Estimado señor Leike: Estamos pasando unos días terribles. Si esto no se acaba, nuestro matrimonio fracasará. No puedo creer que usted desee tal cosa. Por favor, encuéntrese con mi mujer y deje de escribirle. (Le juro que no tengo ni idea de qué se escriben, y tampoco quiero saberlo, sólo quiero que acabe de una vez.)
Reciba un cordial saludo,
Bernhard Rothner
Tres minutos después
Fw:
Emmi, tú sabrás por qué quieres encontrarte conmigo (si es que quieres). Yo sólo puedo decirte una cosa: ¡Quiero encontrarme contigo! Y ya te he explicado a fondo por qué.
Muchos besos y buenas noches,
Leo
Un minuto después
Re:
Leo Bolsa de Hielo Leike. «Así ha estado hablando conmigo este tío todo el tiempo.» Muy triste, de verdad.
Tres días después
Asunto: Preguntas pendientes
Hola, Leo:
De modo que ya no escribes por tu propia iniciativa. ¿Me responderás todavía? ¿Cuánto tiempo más? ¿Cuándo te marchas a Boston?
Saludos cordiales,
Emmi
Nueve horas después
Fw:
Buenas noches, Emmi.
Lo siento, pero en casa está todo patas arriba. Estoy metido de lleno en los preparativos para trasladarme a Estados Unidos. Me voy el 16 de julio, es decir, dentro de dos semanas. Te repito que sería bueno que pudiéramos vernos antes. Si no estás segura de si quieres, hazlo por mí. ¡A mí me apetece mucho! Me darás una gran alegría si dices que sí. Sé que luego me sentiré mejor. Y estoy seguro de que tú también estarás bien después del encuentro.
12 minutos después
Re:
¿No lo comprendes, Leo? Después del encuentro, y considerando que será un «encuentro de despedida», sólo podría sentirme bien si comprobara que eres distinto de como te muestras por escrito desde hace un año (a excepción de algunos de tus últimos mensajes, tremendamente lacónicos). Así pues, si eres «distinto», el encuentro será una gran desilusión y después estaré bien sólo porque de todas maneras era el último. De modo que si estás tan seguro de que después de la cita me sentiré bien, lo que estás diciéndome indirectamente es que el encuentro me resultará decepcionante. Así que te pregunto por segunda vez: ¿por qué iba a encontrarme contigo para tener una cita decepcionante?
Ocho minutos después
Fw:
Creo que el encuentro no tiene por qué resultarte decepcionante y que luego podrías sentirte mejor…, mejor que hoy, por ejemplo.
Un minuto después
Re:
¿Mejor que hoy? ¿Cómo sabes cómo me siento hoy?
50 segundos después
Fw:
Hoy no te sientes bien, Emmi.
30 segundos después
Re:
¿Y tú?
35 segundos después
Fw:
Yo tampoco.
25 segundos después
Re:
¿Por qué?
45 segundos después
Fw:
Por la misma razón que tú.
50 segundos después
Re:
Pero es culpa tuya, Leo. Nadie te obliga a desaparecer de mi vida.
40 segundos después
Fw:
¡Claro que sí!
40 segundos después
Re:
¿Quién?
Ocho minutos después
Re:
¿Quién?
A la mañana
Asunto: Yo
¡Yo!
Me obligo yo. La razón y yo.
Una hora y media después
Re:
¿Y quién quiere encontrarse antes conmigo? ¿También la razón y tú? ¿O la sinrazón y tú? ¿O la pura sinrazón? ¿O (la peor de las variantes) la razón pura?
20 minutos después
Fw:
Yo, la razón, los sentimientos, las manos, los pies, los ojos, la nariz, las orejas, la boca…, todo. Todo mi ser quiere encontrarse contigo, Emmi.
Tres minutos después
Re:
¿La boca?
15 minutos después
Fw:
¡Pues claro! Para hablar.
50 segundos después
Re:
¡Ah…, ya!
Dos días después
Asunto: Vale
Hola, Leo
Por mí arriesguémonos, encontrémonos, qué más da. ¿Cuándo tienes tiempo esta semana?
Media hora después
Fw:
Cuando quieras. ¿Miércoles, jueves, viernes?
Un minuto después
Re:
Mañana.
Tres minutos después
Fw:
¿Mañana? De acuerdo, mañana. ¿Por la mañana, al mediodía, por la tarde, por la noche?
Un minuto después
Re:
Por la tarde. ¿Dónde?
Diez minutos después
Fw:
En el bar que prefieras. En el restaurante que prefieras. En el museo que prefieras. Para dar un paseo por el parque que prefieras. En el banco del parque que prefieras. O en cualquier otro sitio que prefieras.
50 segundos después
Re:
En tu casa.
Ocho minutos después
Fw:
¿Por qué?
40 segundos después
Re:
¿Por qué no?
Un minuto después
Fw:
¿Qué te propones?
55 segundos después
Re:
¿Qué te propones TÚ, Leo? Eres TÚ el que quiere este encuentro de despedida, si me permites que te lo recuerde.