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Authors: Arthur C. Clarke & Gentry Lee

Tags: #Ciencia ficción

El jardín de Rama (29 page)

BOOK: El jardín de Rama
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Nicole se detuvo y contempló, añorante, a cada uno de sus seres queridos. Ésta iba a ser su última inspección, según el procedimiento, ya que los parámetros críticos de todos se encontraban bien dentro de niveles normales de tolerancia; ahora era tiempo de que Nicole se pusiera a dormir. Podrían pasar muchos años antes de que volviera a ver a alguien de su familia.

Querido, querido Benjy
, suspiró Nicole, mientras estudiaba a su atrasado hijo en reposo,
esta interrupción de la vida va a ser más difícil para ti. Katie, Patrick y Ellie se van a poner al día pronto; sus mentes son rápidas y ágiles. Pero tú vas a perder los años que te pudieron haber hecho independiente
.

Las literas sobresalían de la pared circular, sostenidas en lo que parecía trabajo de metalistería en hierro forjado. La distancia desde la cabecera de una de las literas hasta la parte inferior de la siguiente era tan sólo de un metro y medio, aproximadamente. La litera vacía de Nicole estaba en el medio; Richard y Katie estaban detrás de su cabeza; Patrick, Benjy y Ellie a sus pies.

Se demoró varios minutos junto a la litera de Richard. Él había sido el último en ponerse a dormir, dos días atrás. Tal como había solicitado, Príncipe Hal y Falstaff estaban apoyados sobre su pecho, dentro del contenedor herméticamente cerrado.
Esos tres días finales fueron maravillosos, amor mío
, se dijo Nicole a sí misma, mientras contemplaba, a través de la ventanilla, el rostro carente de expresión de su marido.
No podría haber pedido más
.

Habían nadado y hasta practicado esquí acuático en el lago Shakespeare; trepado al monte Olimpo y hecho el amor cada vez que alguno de ellos había sentido el más leve deseo. Se habían abrazado con fuerza durante toda una noche, en la gran cama de su nuevo hogar. Richard y Nicole habían controlado a los chicos dormidos, una vez cada día, pero habían usado el tiempo, principalmente, para efectuar una exploración a fondo de sus nuevos dominios.

Había sido un período muy emotivo. Las últimas palabras de Richard, antes de que Nicole pusiera en marcha el sistema que lo pondría a dormir, fueron:

—Eres una mujer maravillosa, y te quiero mucho.

Ahora era el turno de Nicole. Ya no podía aplazarlo más. Trepó y se metió en su litera y con un brusco movimiento de la mano, encendió todos los interruptores, salvo uno. La espuma que la rodeaba era increíblemente confortable. La parte superior de la litera se cerró sobre su cabeza. Nicole únicamente tenía que tocar el interruptor final para hacer que el gas somnífero penetre en el compartimiento.

Respiró hondo. Mientras Nicole yacía de espaldas, recordó el sueño que había tenido sobre la Bella Durmiente, durante una de sus pruebas finales en El Nodo. Entonces, su mente se volcó al pasado, a su niñez, en aquellos hermosos fines de semana que había pasado con su padre, asistiendo a las exhibiciones teatrales de la Bella Durmiente que se realizaban en le Château d'Ussé.

Ésa es una linda manera de irse
, se dijo a sí misma, sintiendo la somnolencia mientras el gas empezaba a inundar la litera, pensando que va ser algún Príncipe Encantado el que me va a despertar.

Encuentro en Marte
1

—Señora Wakefield.

La voz parecía lejana, muy lejana. Se inmiscuía delicadamente en su conciencia, pero no la despertaba del todo de su sueño.

—Señora Wakefield.

Esta vez fue más fuerte. Nicole trató de recordar dónde estaba, antes de abrir los ojos. Desplazó el cuerpo y la espuma se reorientó para brindarle el máximo de comodidad. Lentamente, la memoria le empezó a enviar seriales al resto del cerebro.
Nuevo Edén. Dentro de Rama. De regreso al Sistema Solar
, recordó.
¿Es todo esto sólo un sueño?

Finalmente, abrió los ojos. Durante varios segundos, Nicole tuvo dificultades para enfocar la mirada. Finalmente, la figura que se inclinaba sobre ella adquirió claridad: ¡era su madre, vestida con uniforme de enfermera!

—Señora Wakefield —dijo la voz, ya es hora de que despierte y se prepare para el encuentro.

Durante un instante, Nicole estuvo en estado de shock. ¡Dónde estaba! ¡Qué estaba haciendo ahí su madre! Entonces, recordó:
Los Robots
, pensó.
Mamá es una de las cinco clases de robots humanos. Un robot Anawi Tiasso es un especialista en salud y buen estado físico
.

El brazo servicial del robot enderezó a Nicole cuando se incorporó en la litera. La habitación no había cambiado durante el largo tiempo que Nicole había estado dormida.

—¿Dónde estamos? —preguntó mientras se preparaba a bajar de la litera.

—Hemos completado la principal etapa de desaceleración e ingresamos en el Sistema Solar de ustedes —contestó la Anawi Tiasso de tez negra azabache. La inserción en la órbita de Marte se producirá dentro de seis meses.

Los músculos no le parecían extraños en absoluto. Antes de que partiera de El Nodo, El Águila había informado a Nicole que cada uno de los compartimentos para dormir comprendía componentes electrónicos especiales que no sólo harían que los músculos y otros sistemas biológicos hicieran ejercicio en forma regular para evitar cualquier forma de atrofia, sino que también vigilarían la salud de todos los órganos vitales. Nicole bajó por la escalerilla. Cuando llegó al piso, se estiró.

—¿Cómo se siente? —preguntó el robot. Ella era la Anawi Tiasso Número 017. El número aparecía, sumamente destacado, en el hombro derecho del uniforme.

—Bastante bien —respondió Nicole—. Bastante bien, 017 —repitió mientras examinaba al robot. Se parecía notablemente a su madre. Richard y ella habían visto todos los prototipos antes de partir de El Nodo pero únicamente los Benitas García habían estado en funcionamiento durante las dos semanas anteriores a que se pusieran a dormir. Todo el resto de los robots de Nuevo Edén se había construido y sometido a prueba durante el largo vuelo.
Realmente se parece exactamente a mamá
, reflexionó Nicole, admirando la pericia manual de los desconocidos artistas ramanos.
Al prototipo le introdujeron todos los cambios que sugerí
.

En la distancia oyó pasos que venían hacia ellos, Nicole giró sobre sí misma y vio que se acercaba a ellos una segunda Anawi Tiasso, también vestida con el uniforme blanco de enfermera.

—La número 009 también fue asignada para ayudarla con el procedimiento de inicialización —dijo a Nicole la robot Tiasso que tenía a su lado.

—¿Asignada por quién? —preguntó Nicole, pugnando por recordar las discusiones con El Águila respecto del procedimiento para despertar.

—Por el plan preprogramado de la misión —respondió la número 017—. Una vez que todos los seres humanos estén vivos y alerta, recibiremos todas las instrucciones de ustedes.

Richard despertó con más rapidez pero fue bastante torpe para descender la corta escalerilla. Fue necesario que las dos Tiasso lo sostuvieran para evitar que cayera. Era evidente que Richard estaba encantado de ver a su esposa. Después de un largo abrazo y de un beso, contempló a Nicole durante varios segundos.

—Casi no ha pasado el tiempo para tí —dijo en broma—. Te aumentaron las canas, pero todavía quedan algunos mechones negros.

Nicole sonrió. Era grandioso poder estar hablando con Richard nuevamente.

—A propósito —comentó Richard un segundo después—, ¿cuánto tiempo pasamos en esos extraños ataúdes? Nicole se encogió de hombros.

—No lo sé —respondió—. Todavía no pregunté. Lo primero que hice fue despertarte.

Richard se volvió hacia las dos Tiasso.

—¿Saben ustedes, bellas mujeres, cuánto tiempo transcurrió desde que partimos de El Nodo?

—Durmieron durante diecinueve años de tiempo de viajero —repuso Tiasso 009.

—¿Qué quiere decir con eso de “tiempo de viajero”? —preguntó Nicole.

Richard sonrió.

—Ésa es una expresión propia de la Teoría de la Relatividad, querida —contestó—, el tiempo no significa nada a menos que se tenga un sistema de referencia. Dentro de Rama han transcurrido diecinueve años, pero esos años únicamente le pertenecen a…

—No te molestes —interrumpió Nicole—. No dormí todo este tiempo para despertar y recibir una lección sobre relatividad. Me lo puedes explicar más tarde, durante la cena. Mientras tanto, tenemos un asunto más importante. ¿En qué orden deberíamos despertar a los chicos?

—Tengo otra sugerencia —repuso Richard, después de un instante de vacilación—. Sé que estás ansiosa por ver a nuestros hijos. Yo también. Sin embargo, ¿por qué no los dejamos dormir durante varias horas más? Por cierto que no les vendría mal… y tú y yo tenemos mucho que discutir. Podemos comenzar nuestros preparativos para el encuentro, delinear lo que vamos a hacer respecto de la educación de los chicos, quizá tomarnos un momento para hacer nuestro propio reencuentro…

Nicole estaba
ansiosa
por hablar con los chicos pero la parte lógica de su mente podía ver las ventajas de la sugerencia de Richard. La familia sólo había desarrollado un plan rudimentario para lo que iba a suceder después de que despertaran, primordialmente porque El Águila había insistido en que habría demasiados aspectos inciertos como para especificar las condiciones con exactitud. Resultaría mucho más fácil hacer algunos planes antes de que los chicos despertaran…

—Muy bien —dijo Nicole finalmente—, en tanto y en cuanto yo sepa con certeza que todos están bien… —Miró a la primera Tiasso.

—Todos los datos de monitor indican que cada uno de sus hijos sobrevivió al período de sueño sin sufrir ninguna irregularidad de importancia —dijo el biot.

Nicole se volvió hacia Richard y le estudió el rostro detalladamente: había envejecido un poco, pero no tanto como ella había esperado.

—¿Dónde está tu barba? —dijo de repente, al darse cuenta de que la cara de su marido estaba, aunque era extraño, bien rasurada.

—Afeitamos a los hombres ayer, mientras dormían —contestó Tiasso 009—. También cortamos el cabello de todos y a cada uno le dimos un baño, en cumplimiento del plan preprogramado para la misión.

¿Los hombres?
, pensó Nicole. Quedó momentáneamente perpleja.

¡Pero claro
, se dijo a sí misma,
Benjy y Patrick ahora son hombres!

Tomó la mano de Richard y caminaron con presteza hacia la litera de Patrick. El rostro que Nicole vio por la ventanilla era asombroso: su pequeño Patrick ya no era un niño. Los rasgos se le habían alargado de modo considerable y los contornos redondeados de la cara habían desaparecido. Durante más de un minuto, Nicole contempló a su hijo en silencio.

—Su equivalencia estaría es de dieciséis o diecisiete años —dijo Tiasso Número 017, en respuesta a la mirada interrogadora de Nicole—. El señor Benjamin O'Toole sigue siendo un año y medio mayor. Naturalmente, estas edades son sólo valores aproximados. Tal como El Águila le explicó antes de la partida de El Nodo, hemos podido retrasar un poco las enzimas claves de envejecimiento que hay en cada uno de ustedes… pero no todas a la misma velocidad. Cuando decimos que el señor Patrick O'Toole ahora tiene dieciséis o diecisiete años, únicamente nos estamos refiriendo a su reloj biológico interno, personal. La edad citada es una especie de promedio entre sus procesos de crecimiento, maduración y envejecimiento de los subsistemas.

Nicole y Richard se detuvieron ante cada una de las otras literas y, durante varios minutos, contemplaron por la ventanilla a cada uno de sus hijos. Nicole repetidamente sacudía la cabeza, perpleja.

—¿Adónde están todos mis bebés? —dijo, después de ver que hasta la pequeña Ellie se había convertido en una adolescente, durante el largo viaje.

—Sabíamos que esto iba a suceder —comentó Richard, inexpresivo, no brindando ayuda para que la madre que había en Nicole pudiera enfrentar la sensación de pérdida que sentía.


Saberlo
es una cosa —dijo Nicole—, pero
verlo
y experimentarlo es otra. Éste no es el caso de una típica madre que, de repente, se da cuenta de que todos sus niños y niñas han crecido. Lo que les pasó a nuestros hijos verdaderamente produce vértigo: su desarrollo mental y social fue interrumpido durante lo equivalente a diez o doce años. Ahora tenemos niños pequeños que deambulan en cuerpos de adultos. ¿Cómo podemos prepararlos para encontrarse con otros seres humanos en sólo seis meses?

Nicole estaba abrumada. ¿Es que alguna parte de ella no le había creído a El Águila cuando le describió lo que le ocurriría a la familia? Quizás. Era otro hecho increíble en una vida que desde hacía mucho estaba más allá de toda comprensión.
Pero como madre de ellos
, Nicole pensó,
tengo mucho para hacer y casi nada de tiempo. ¿Por qué no hice planes para todo esto antes de partir de El Nodo?

Mientras Nicole luchaba con su fuerte reacción emocional al ver a sus hijos súbitamente crecidos, Richard charlaba con las dos Tiasso. Sin dificultad le respondían todas las preguntas. Richard estaba muy impresionado con las facultades, tanto físicas como mentales, de las biots.

—¿Todas ustedes tienen tanta abundancia de información en su memoria? —le preguntó a los robots en medio de la conversación.

—Solamente nosotras, las Tiasso, tenemos los datos detallados del historial médico de su familia —repuso 009—. Pero todos los biots humanos pueden tener acceso a una amplia gama de datos básicos. Sin embargo, parte de ese conocimiento se borrará en el momento en que se haga el primer contacto con otros seres humanos. En ese momento, van a depurar los dispositivos de memoria de todos los biots, en forma parcial. Cualquier suceso o dato relativo a El Águila, El Nodo, o a cualquier situación que hubiera ocurrido antes de que ustedes despertaran va a desaparecer de nuestras bases de datos después de que hagamos contacto con los demás seres humanos. De esa etapa previa únicamente va a estar disponible la información sobre el historial médico de ustedes… y estos datos se encontrarán en las Tiasso.

Nicole ya había estado pensando en El Nodo antes de este último comentario.

—¿Todavía están en contacto con El Águila? —preguntó de repente.

—No —fue Tiasso 017 quien respondió esta vez—. Cabe suponer que El Águila o, por lo menos, algún representante de la Inteligencia Nodal, periódicamente está vigilando nuestra misión, pero nunca hay interacción alguna con Rama, después de abandonar El Hangar. Ustedes, nosotros, Rama… estamos librados a nosotros mismos, hasta que se satisfagan los objetivos de la misión.

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