Authors: Albert Espinosa
No es una cuestión de sexo; nada en la vida es cuestión de sexo. Supongo que tendrás amarillos chicos y amarillos chicas. La belleza de la que hablamos no está relacionada con tu sexualidad sino con detalles o marcas que aparecen y no comprendes a simple vista.
Habrá un poco de todo, al igual que con las edades; no hay ninguna regla fija.
Aunque siempre hay excepciones. No tienes que condicionarte buscando reglas, tan sólo pensar en listas.
6. ¿ Y si alguien finge que soy su amarillo pero en realidad busca caricias, abrazos y dormir conmigo?
Siempre que creas algo, un concepto, alguien lo pervierte o lo utiliza o lo modifica. Somos nosotros quienes utilizaremos el concepto amarillo y somos nosotros quienes debemos saber usarlo.
Así que la respuesta es que si lo descubres te darás cuenta de que va contra todo lo que significa el concepto amarillo y sabrás qué hacer.
7. ¿Y si no sé hacer la lista? ¿Y si no tengo amarillos? ¿Puede ser eso posible?
Puede ser que en la época en la que te encuentres no los necesites, y si no los necesitas quizá no encuentres las marcas. Date tiempo, no es algo que debas conseguir en media hora, te puede llevar incluso un año.
8. ¿Cuáles son tus marcas?
Creo que cada uno debe mantener sus marcas en secreto, por eso no las he contado. Creo que no son cosas que uno deba hacer público. Es como si perdieran su valor. Ya que realizas el trabajo de encontrar las marcas, debes saber valorar ese trabajo. Y debe ser tuyo, propio y privado.
Puedes quizá contárselo a otro amarillo si lo necesitas, pero creo que no te hará falta.
9. ¿Debes decirle a alguien si quiere ser tu amarillo o puedes simplemente conocerlo sin decir que es tu amarillo?
No hace falta preguntar siempre a alguien si quiere ser tu amarillo, puedes seguir haciendo como hasta ahora: conocer amarillos y no volver a verlos, pero lo bueno es que ahora sabes que esa persona era un amarillo. Te quedarás más tranquilo y te sentirás más feliz.
10. ¿Puedo presentar a dos amarillos? ¿Pueden ser amarillos entre ellos?
No tienen por qué, ya que las nueve o diez marcas que te hicieron pensar que era un amarillo no serán las mismas que hizo que la otra persona piense que tú eres su amarillo.
Claro que puedes presentarlos, eso sería genial, pero no significa que serán amarillos entre ellos.
11. ¿Y qué pasa con los amigos? ¿Son de segunda división entonces?
Ni mucho menos. Los amigos están ahí, pero algunos evolucionan y se convierten en amarillos. Es como si hubiera otro escalafón.
Ésta es una lista sobre las relaciones. El orden no indica que una sea mejor que otra:
1. Conocidos: gente que ves una vez en el trabajo, en la calle, que te presentan pero con la que no has sintonizado todavía.
2. Amigos: pueden ser del colegio, del trabajo, de la universidad, de tu hobby. Son personas que te caen bien, con quienes sientes afinidad, con las que te diviertes, que te ayudan, que te cuentan cosas y con las que también te puedes abrazar y acariciar y dormir junto con ellas. Siempre que os apetezca.
Quizá no son amarillos pero eso no debe impedir que les des el mismo trato que a los amarillos.
3. Amarillos: cada persona tiene 23, y son algo más que amigos. Son personas que te encuentras y cambian tu vida (a corto o a largo plazo). Afecto, abrazos, caricias, dormir junto a ellos. Equilibran el afecto en tu vida, quitan el monopolio a la pareja. Los amarillos se llevarán el 40 % del contacto físico.
4. La pareja o el amante: continúa existiendo, eso no cambia, pero ya no tiene el monopolio del contacto físico. Tiene que aprender a compartir y saber que ahora el 40 % lo tienen los amarillos. No significa que la pareja pierda un 60%, sino que ahora tienes un 140% de contacto físico.
Aunque en mi mundo ideal lo mejor sería transformar a los amigos y convertirlos en amarillos, superar la barrera de los 23.
12. ¿Y si mi pareja no entiende que tenga amarillos?
Todo cambio resulta complicado. Los celos son normales. ¿Cómo comprender que la persona que amas duerma con otras personas? Pues comprendiendo el concepto, comprendiendo que en este mundo necesitas ver despertar y ver dormir a los amarillos.
Sé que podría escribir un centenar de preguntas. Pero siempre aparecen 12 en los manuales de los programas, las 12 principales. Así que, como te he dicho, si la tuya no está alégrate; no es de las típicas, es nueva.
«Para vivir» llega a su fin… Éste es un breve resumen de lo que debes hacer para encontrar tus amarillos. Una pequeña lista que te guiará en este nuevo mundo. Ese nuevo peldaño para tus amigos, esa nueva forma de entender el mundo. Hazlo, cambiará tu mundo.
1. Haz una lista de los amarillos que crees haber tenido
Primero recupera todos los amarillos. Sin saberlo habrás tenido cuatro o cinco que hasta el momento no sabías que lo eran. Ponlos en una lista, pero no sufras por haberlos perdido; eran y son amarillos. Hasta puedes llamarles y decírselo.
2. Busca tus marcas amarillas
Piensa en la palabra belleza y haz una lista de las marcas. Elimina todas las que sean marcas sexuales y amorosas. Esa lista es la base de todo.
Utiliza fotos, imágenes, olores y hasta la lista de amarillos que ya tienes. Ellos seguramente serán la base de tus marcas amarillas.
3. Busca amarillos y deja que te encuentren
Busca cuáles son tus amarillos. Los puedes encontrar en tu trabajo, en la calle, en una estación de tren. Deja que te entren y éntrales a ellos.
Tan sólo es necesaria una pregunta: ¿quieres ser mi amarillo?
4. Disfruta de tus amarillos
Lo fundamental es la conversación. Notarás cómo fluye todo de una manera increíble; cómo se abren a ti y tú te abres a ellos.
Deja que te inunde la esencia amarilla. Y sobre todo apuesta por el contacto físico, sin miedo, sin celos, sin ningún tipo de vergüenza.
5.Piérdelos, mantenlos, renuévalos
Depende de ti. Pueden ser amarillos para toda la vida, o pueden transformarse en amigos, en amantes, en lo que tú desees.
Y recuerda, los amarillos te renuevan. Te cambian, así que cada año intenta volver al punto 2 y buscar nuevamente tus marcas.
Sobre todo disfruta. Ésa es la base. Disfruta.
¿Qué mejor que acabar con una nueva definición de amarillo?
Amarillo: Persona especial en nuestra vida a la que acariciamos, abrazamos y con la que dormimos. Marca nuestras vida y no necesita tiempo ni mantenimiento. Hay 23 en nuestra vida. Las conversaciones con ellos hacen que mejoremos como personas y descubramos nuestras carencias. Son el nuevo eslabón de la amistad.
El fin amarillo
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay sí, no respires!
Dar el no a todos los «no» y descansar: Morir.
GABRIEL CELAYA
Aunque todo ha versado sobre la vida, debía acabar, tal como hizo Celaya, con el morir.
Fue la lección que aprendí del cáncer. Perdí el miedo a morir y eso es algo que pensaba que olvidaría cuando comenzara a vivir sin cáncer, pero ocurrió lo contrario. Sigo sin tener miedo a la muerte y eso tiene mucho que ver con los años de lucha contra mi enfermedad y con el contacto tan continuado con la muerte. Como ya conté, murieron muchos amigos míos. Aunque todos están cerca de mí y 3,7 los llevo dentro, muy dentro.
En muchas de las conferencias que hago, me han preguntado cómo se pierde el miedo a la muerte. ¿Cómo se consigue? ¿Se debe pasar por una enfermedad mortal? ¿Qué significa perder el miedo a la muerte: eres más osado, eres más impulsivo, no temes a nada en la vida?
La gente desea una receta rápida: haz esto y perderás el miedo a la muerte. Las recetas no existen. Existen las listas de consejos, las listas de cosas posibles para hacer. Pero como todo, uno debe interiorizarlas, creer que son verdad y, poco a poco, ponerlas en práctica.
En estas conferencias, suelo explicar la importancia de hablar de la muerte. No puedes perderle el miedo a algo si no hablas de ello. Tienes que pensar que es algo natural, algo por lo que pasarás, algo no negativo.
La muerte no es mala. La muerte siempre dignifica, siempre te da un fin.
Yo he escrito muchos guiones y lo primero que comento a mis alumnos es que, para ser un buen guionista, tienes que saber cómo acabarás la película, cuál será el fin. Con un buen fin eres capaz de tener una buena peli, si no sabes nada del fin, si le tienes miedo, la película puede que no acabe. Muchas veces se me han ocurrido finales que merecen una historia; a veces la encuentras y a veces no. Pero sin un final no puedes hacer nada.
En la vida pasa igual. Tienes que hablar con naturalidad de tu final. Hablar de tu muerte y de la muerte de la gente que tienes a tu alrededor.
Puede parecer complicado pero en realidad es sencillo, simplemente tienes que ponerlo en práctica. En el hospital, con los pelones hablábamos mucho de la muerte; todos sabíamos que podíamos morir pronto y eso nos daba ganas de hablar de ello. Saber cómo lo llevaría cada uno, saber cómo el otro deseaba morir, saber qué pensaría de tu muerte.
Siento que mi corazón se emociona cuando hablo de esto; eso es bonito. No hay que confundir emoción con tristeza. Siento emoción, pues me produce alegría pensar en aquellos chavales que murieron. Jamás he sentido por ellos compasión o tristeza; no se lo merecían, no merecían que su recuerdo estuviera relacionado con ninguno de esos dos términos.
Hay gente que me dice que no es fácil preguntarle a alguien cómo quiere morir o cómo desea ser recordado. Siempre les digo que lo mejor es comenzar desde lejos e ir acercándose. A mí me encanta preguntar a gente con la que hago amistad la siguiente cuestión: ¿cuál es la muerte que te ha afectado más?
Esta única pregunta sobre la muerte abre caminos. Descubres tantas y tantas cosas… Al fin y al cabo la gente habla de trabajos que hará, novias que tendrá o viajes que realizará. Y seguramente no hará esos viajes, ni tendrá esas novias y quizá no logre esos trabajos. Pero seguro que morirá.
Por ello, hablar de la muerte que más te ha dolido, seguramente hará que hables de la muerte que no has superado. Las más dolorosas son las no aceptadas, las más recordadas.
¿Qué debes hacer cuando alguien te habla de una muerte cercana no superada? Simplemente, escuchar, preguntar mucho y poca cosa más. Es casi como cuando te hablan de un viaje o de una nueva experiencia. Y sobre todo no sentir compasión. ¡Qué absurda es la compasión! No sirve absolutamente para nada.
Yo pienso que la muerte marca de un modo que la vida no puede hacer. Hay personas cuyo padre o cuya madre murió cuando eran pequeños. Estos chavales hablan de su madre de una manera especial, les ha marcado y les ha obligado a hacer cosas que quizá no habrían hecho. Morir es necesario para dejar legado, es importante para poner el broche de oro.
Debes pensar siempre en la muerte como en algo bueno. Al fin y al cabo la gente celebra vida, celebra bautizos, así que debería celebrar muertes próximas. A partir de entonces formará parte del recuerdo, de la dignificación.
Sé que alguien puede pensar que frivolizo sobre la muerte, que defiendo que es bonita, pero seguro que has pasado por la dolorosa muerte de seres queridos y no le encuentras nada bello. Pero lo que debes recordar es que la muerte en sí no existe. Cuando alguien muere se transforma en la gente que ha conocido. Sus recuerdos perduran, su vida se divide entre la gente que lo conoció. Es como si se multiplicaran en mucha gente.
No relaciones la muerte con el dolor. No relaciones la muerte con pérdida. Relaciónala con la vida, relaciónala con un fin digno. No pienses que desapareces, no tengas miedo a desaparecer. Es algo que tarde o temprano harás.
Yo creo que cuanto más hablas con tus familiares y amigos sobre tu propia muerte más preparado está todo el mundo. Y no hablo de hacer testamento, sino simple y llanamente de pedir cosas que te gustaría que hicieran cuando murieras. En el hospital los pelones deseaban un montón de cosas, por ejemplo que, una vez muertos, los que quedábamos fuéramos a Nueva York a un concierto de música. Deseos desde la muerte, deseos preciosos que he ido cumpliendo. Deseos llenos de vida.
Cuando escribí Tu vida en 65', la película que dirigió Maria Ripoll, quise ir aún más lejos. La película hablaba de un chico que era tan feliz que no deseaba buscar más, era tan feliz que ponía su broche de oro. No era una película que hiciese apología del suicidio sino que era apología de la vida y de la muerte. ¿Por qué no puedes desear morir de la misma manera que mucha gente desea vivir? ¿Por qué si lo tienes todo en la vida, si has alcanzado una felicidad extrema tienes que buscar y buscar más? Éstas eran las premisas de la peli. A veces, tienes y debes ir a los extremos para que la gente se centre.
A mí me gustaría morir un viernes. Me gustan los viernes: estrenan películas de cine y la gente suele sentirse feliz. De pequeño me gustaban especialmente porque los viernes venían a buscarme mis padres al colegio, me daban un bocadillo de atún e íbamos a Cardedeu donde teníamos una casa de veraneo. De camino siempre encontrábamos atascos y mi padre ponía la radio; en ese escenario aparecieron las primeras canciones que me emocionaron. Recuerdo sobre todo cuando sonó «Llamé solo para decirte que te quiero» de Stevie Wonder. Esa canción hizo que dejase de comer el bocadillo de atún, esa canción me pareció tan hermosa que me quedé embobado mientras se mezclaban las cortas-lar-gas-cortas de los intermitentes con esas trompetas y esos violines.
¡Me gustaría morir un viernes porque los viernes pasaban cosas tan hermosas!
Deberías comenzar por desear una fecha para morir: un día, una estación, un lugar. No es macabro, la muerte no es macabra, abandonar este mundo no es macabro. Por lo tanto, reflexionar sobre tu muerte es necesario y debería ser obligatorio. En el colegio debería haber la asignatura «Vida y muerte». No sería de humor negro, sería divertida, sería importante que desde pequeños tuviéramos contacto con nuestro final. Ese gran libro que es Martes con mi viejo profesor decía: «Aprende a morir y aprenderás a vivir». Yo deseo ir más lejos: piensa en tu muerte, piensa en datos, piensa en ese fin y podrás pensar en tu vida, en datos concretos de lo que deseas hacer en este mundo.