Read Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo Online
Authors: Allen Carr
Pero el mal principal de los sustitutos es que prolongan el verdadero problema: el lavado de cerebro. ¿Necesitaste un sustituto después de tener la gripe? Por supuesto que no. Al decir: «Necesito un sustituto para dejar fumar», lo que estás diciendo en realidad es «me estoy privando». La depresión que se asocia al Método de la Fuerza de Voluntad está causada por el hecho de que el fumador cree que se está privando de algo. Lo único que haces es sustituir un problema por otro. No hay placer en atiborrarte de golosinas. Sólo engordarías y te sentirías desgraciado y dentro de nada estarías enganchado al hierbajo otra vez.
Acuérdate, no necesitas ningún sustituto. Estas punzadas vienen de la ansiedad por un veneno y pronto desaparecerán. Deja que esto sea tu ayuda durante los próximos días.
Disfruta
eliminando el veneno de tu cuerpo, y la esclavitud y dependencia de tu mente.
Si al tener mejor apetito, comes algo más en las comidas principales y ganas unos gramos durante los próximos días, no te preocupes. Cuando experimentas el instante de la «revelación» que describiré más tarde, tendrás más confianza en ti mismo y encontrarás que cualquier problema se resuelve con una actitud positiva. Podrás decidir incluso cómo te alimentas. Pero no deberías comer entre comidas. Si lo haces, engordarás, te sentirás desgraciado y nunca sabrás cuándo te liberarás. Sólo estarás trasladando el problema, en vez de deshacerte de él.
He sido bastante dogmático en mis consejos hasta ahora, y prefiero que trates todo lo que digo, más como una serie de instrucciones que como consejos. Soy dogmático, porque hay razones concretas y prácticas en lo que digo y es el resultado del estudio de miles de casos reales.
Sin embargo, cuando se trata de evitar o no evitar las situaciones en las que uno puede sentirse tentado, me resulta más difícil ser dogmático. Cada fumador tendrá que decidirlo él mismo. De todos modos, puedo hacer un par de comentarios que espero que sirvan.
Repito que fumamos toda la vida por miedo, y ese miedo tiene dos fases claramente distinguibles:
Podemos dividir cómo no evitar la tentación en dos categorías:
Normalmente el momento de la revelación llega al cabo de unas tres semanas después de dejar de fumar. De repente parece como si el cielo fuera más luminoso, y aquí acaba por fin el lavado de cerebro. Al momento ya no necesitas decir que no te hace falta fumar, y te das cuenta de que, efectivamente, es verdad. Se rompe el último hilo de la cuerda, ya sabes que puedes disfrutar del resto de tu vida sin tener que fumar. Suele ser a partir de este momento cuando los fumadores empiezan a causarte una sensación de lástima.
Los fumadores que utilizan el Método de la Fuerza de Voluntad no suelen nunca experimentar este momento, porque aunque les gusta ser no fumadores, siguen creyendo que han sacrificado algo.
Cuanto más fumases, mayor es la satisfacción de este momento, y es una satisfacción que dura toda la vida.
Creo que he tenido mucha suerte en esta vida, y he tenido momentos realmente maravillosos, pero de todos ellos el más maravilloso ha sido este momento de revelación. Cuando pienso en otros momentos felices de mi vida, sé que fueron felices, pero no logro revivir la sensación de felicidad. Sin embargo, la felicidad que siento al no tener que fumar está siempre conmigo. Ahora, si alguna vez estoy triste y necesito algo que me levante el ánimo, pienso en lo fantástico que es no estar enganchado con ese asqueroso hierbajo. La mitad de las personas que se ponen en contacto conmigo después de dejar el hábito, dicen lo mismo: que ha sido el momento más feliz de su vida, ¡Qué placer te espera!
Con la ventaja de cinco años de experiencia, desde los comentarios que he recibido de personas que han leído este libro, y en mis sesiones, he aprendido que en la mayor parte de los casos el instante de la revelación ocurre no pasadas las tres semanas, como acabo de decir, sino en unos días.
En mi propio caso ocurrió antes de apagar mi último cigarrillo; y en muchas ocasiones, en mis primeras sesiones cuando atendía a las personas una por una, incluso antes de llegar al final de la sesión los fumadores decían algo como: «No necesitas decir nada más, Allen. Lo veo con tanta claridad, sé que nunca más volveré a fumar.» En las sesiones en grupo he aprendido a ver cuando esto ocurre, sin que nadie me diga nada. Por las cartas recibidas, también soy consciente de que ocurre muchas veces con el libro.
Lo ideal es que si sigues todas las instrucciones y comprendes la psicología completamente, tendría que ocurrirte a ti inmediatamente.
Hoy día en mis sesiones digo a los fumadores que tarda unos cinco días para que la ansiedad física perceptible desaparezca, y unas tres semanas para que un ex fumador se libere de la nicotina completamente. En cierto modo no me gusta dar tales pautas. Puede causar dos problemas. El primero es que introduzco la sugerencia en la mente de las personas de que tendrán que «sufrir» entre cinco días y tres semanas. El segundo es que el ex fumador tiende a pensar: «Si llego a aguantar durante cinco días o tres semanas, puedo esperar un verdadero estímulo al final de este período.» Sin embargo, puede que tenga cinco días o tres semanas agradables, seguido por uno de estos días desastrosos que atacan a no fumadores y fumadores (que no tiene nada que ver con el fumar, sino que se deben a otros factores en nuestra vida). En vez de tener el momento de revelación que está esperando nuestro ex fumador, experimenta una depresión. Podría destruir su confianza.
Sin embargo, si no doy pautas, el ex fumador puede pasar el resto de su vida esperando que ocurra algo. Sospecho que esto es lo que ocurre a la gran mayoría de fumadores que lo dejan con la ayuda del Método de la Fuerza de Voluntad.
Hubo un momento en que pensé decir que la revelación debería ocurrir inmediatamente. Pero si lo hiciera y no ocurriera de modo inmediato, el ex fumador perdería confianza y pensaría que no iba a ocurrirle nunca.
Mucha gente me pregunta por el significado de los cinco días y tres semanas. ¿Acaso son períodos que he fijado yo al azar? No. Es obvio que no son fechas exactas, pero están basadas en la información que he acumulado a lo largo de los años. Al cabo de unos cinco días después de dejar de fumar, es cuando el fumar deja de ocupar el primer lugar en la mente del ex fumador. Es más o menos entonces cuando la mayoría de los ex fumadores experimentan el instante de revelación. Puede que venga después de una situación de estrés, o tras una ocasión social, o después de una de estas ocasiones en las que pensabas que no podrías hacerles frente o disfrutar sin un cigarrillo. De repente te das cuenta de que no sólo le hiciste frente, o disfrutaste, sino que además ni pensaste en fumar y este es el maravilloso instante en el que sabes seguro que puedes liberarte.
He observado de mis tentativas anteriores empleando el Método de la Fuerza de Voluntad, y por la experiencia de otros fumadores, que pasadas unas tres semanas, fracasan la mayoría de las tentativas serias para dejar de fumar. Creo que lo que ocurre es que al cabo de unas tres semanas, sientes que has perdido las ganas de fumar. Necesitas probarte en esto y enciendes un cigarrillo. Sabe rarísimo. Has probado que lo has conseguido. Sin embargo has vuelto a introducir nicotina en el cuerpo, y tu cuerpo lleva tres semanas añorando la nicotina. En el momento que apagas ese cigarrillo, la nicotina empieza a salir de tu cuerpo. Ahora una vocecita dice: «No lo has conseguido. Quieres otro.» No enciendes otro inmediatamente porque no quieres engancharte de nuevo. Dejas que pase un período seguro. La próxima vez que tengas la tentación puedes decirte: «No me enganché la otra vez, así que no me hace ningún daño si fumo otro.» Ya estás en la cuesta abajo.
La solución a este problema es no obsesionarte con el instante de la revelación, sino darte cuenta de que en el momento en que apagas ese último cigarrillo, ya se acabó. Ya has hecho todo lo que tenías que hacer. Has cortado el suministro de nicotina. Ninguna fuerza en esta Tierra puede impedir que te liberes, a no ser que añores tristemente el cigarrillo o que te quedes esperando la revelación. Sal y disfruta de la vida; hazle frente desde el principio. De este modo, pronto experimentarás el instante.
Una vez que has elegido el momento, ya estás preparado para fumarte ese último cigarrillo. Antes de hacerlo, asegúrate de que cumples con los dos puntos esenciales:
Cuando ya te sientas completamente dispuesto, fúmate el último cigarrillo. Hazlo completamente solo, y no lo fumes de una manera automática. Concéntrate en cada calada, fíjate en el sabor y en el olor, en los humos cancerígenos que entran en tus pulmones, en los venenos que te taponan las venas y las arterias, en la nicotina que entra en tu cuerpo.
Cuando finalmente lo apagues, piensa en lo maravilloso que va a ser no tener que hacerlo nunca más. La alegría que se siente al liberarse de esta esclavitud es como si salieras de un mundo negro y tenebroso a otro lleno de luz y calor.
Todos los fumadores, con lo que saben ahora, si pudieran volver a la época anterior a engancharse al tabaco, optarían por no empezar a fumar nunca. Muchos de los fumadores que solicitan mis consejos, están convencidos de que si yo les ayudo a dejarlo, nunca en la vida volverán a fumar. Sin embargo, todos conocemos a personas que dejan de fumar, viven perfectamente felices durante años sin tabaco, y luego caen otra vez en la trampa.
Espero que este libro te ayude a dejar de fumar, y que te lo haga relativamente fácil. Pero ten cuidado: si es fácil dejarlo, también es fácil volver a empezar,
NO CAIGAS EN ESA TRAMPA
Aunque lo dejes durante mucho tiempo, y aunque te sientas muy convencido de que no volverás a fumar, tienes que imponerte una regla absoluta: no volver a probar el tabaco nunca, por ningún motivo. Tienes que combatir los efectos de los muchos millones de pesetas que se gastan las empresas tabacaleras en publicidad, y recuerda que lo que quieren vender es el veneno asesino número uno. No se te ocurriría probar la heroína, pero anualmente mueren más miles de personas por el tabaco que por la heroína.
Recuerda ese primer cigarrillo, no hará nada por ti. No tendrás ningún
mono
que aliviar, y sabrá fatal. Lo que sí hará será meter una dosis de nicotina en tu cuerpo y en cuanto lo termines, oirás esa vocecita al fondo de tu mente diciéndote: «¿quieres otro?» Entonces tendrás que elegir: pasar otra vez por todo el proceso de dejar la droga, o volverte a enganchar a la sucia cadena.