Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo (14 page)

BOOK: Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo
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Míralo de la siguiente manera. Ya has decidido que no vas a permanecer en la trampa para el resto de tu vida. Por tanto, en algún momento de tu vida, lo encuentres fácil o difícil, tendrás que pasar por el proceso de liberarte. El fumar no es ni hábito ni placer. Es drogadicción y una enfermedad. Ya hemos demostrado que lejos de ser más fácil dejarlo mañana, se hará progresivamente más difícil, como una enfermedad en la que vas empeorando progresivamente; el momento para deshacerse de ella es AHORA, o cuanto antes. Piensa en lo rápido que pasa cada semana de nuestra vida. No hace falta más. Reflexiona sobre lo bueno que será disfrutar del resto de tu vida sin que te amenacen aquellas sombras negras cada vez más grandes. Y si sigues todas mis instrucciones, ni siquiera tendrás que esperar cinco días. No sólo lo encontrarás fácil después de apagar el último cigarrillo, sino que también DISFRUTARÁS DEL PROCESO.

29. ¿Echaré de menos los cigarrillos?

¡No! Una vez que haya muerto el «monstruito» y que tu cuerpo haya dejado de pedir sus dosis de nicotina, el lavado de cerebro desaparecerá y te encontrarás mejor preparado, no sólo física, sino también mentalmente, afrontando los problemas de la vida, y también disfrutando plenamente de los momentos de alegría.

Sólo hay un peligro: la influencia de los que siguen fumando. La idea de que «lo ajeno siempre es mejor» es frecuente en muchos aspectos de nuestra vida, y es fácilmente comprensible. En el caso del fumar, donde las desventajas son tan grandes comparado con las ventajas (incluso estas no son más que ilusiones), ¿por qué los ex fumadores tienden a envidiar a los fumadores?

Después de todo el lavado de cerebro que empezó durante nuestra infancia, es comprensible que caigamos en la trampa desde el principio. Cuando nos damos cuenta de que estamos haciendo el primo, y aun cuando muchos conseguimos quitarnos el hábito, ¿por qué volvemos a caer directamente en la misma trampa? Por la influencia de los fumadores.

Suele ocurrir en las situaciones sociales, especialmente después de una comida. El fumador enciende su pitillo y el ex fumador siente la necesidad de hacer lo mismo. Es una anomalía muy curiosa, sobre todo si consideras los resultados del siguiente estudio de mercado; además de que todos los ex fumadores se sienten satisfechos de haberlo dejado, todos los fumadores, a pesar de que en sus retorcidos, drogodependientes y bien lavados cerebros están convencidos de que les gusta, desearían no haberse enganchado nunca. ¿Por qué entonces ocurre a veces que el ex fumador envidia al fumador? Hay dos motivos:

  1. La idea de «un solo cigarrillo». Acuérdate, no existe tal cosa. Deja de ver sólo ese momento aislado y míralo desde el punto de vista del fumador. Puede que tú le envidies a él, pero la realidad es que, en secreto o abiertamente, él te está envidiando a ti. Empieza a observar a los demás fumadores. Son ellos en realidad los que más te pueden ayudar a no volver. Fíjate en la rapidez con que se quema el cigarrillo, en lo poco que tarda el fumador en encender otro. Verás no sólo que el fumador fuma sin darse cuenta de ello, sino también que hasta el acto de encender parece automático. Recuerda que no disfruta, ocurre que no puede disfrutar de nada sin fumar. No olvides sobre todo que cuando se vaya, va a tener que seguir fumando. A la mañana siguiente, cuando se despierte con el pecho como una pocilga, va a tener que seguir asfixiándose. Tendrá que fumar la próxima vez que suba el precio del tabaco, la próxima vez que note un dolor en el pecho, el próximo Día Nacional Anti-tabaco, la próxima vez que vea sin querer la advertencia impresa en el paquete, la próxima vez que se hable del cáncer. Sufrirá la próxima vez que vaya a la iglesia, al hospital, a la biblioteca, al dentista, al médico, al supermercado y la próxima vez que viaje en Metro. Viviendo entre no fumadores, tendrá que seguir pagando un dineral por tener el privilegio de poder destruirse física y mentalmente. Toda una vida de suciedad, de mal aliento, dientes manchados; toda una vida de esclavitud, de destrozarse, de sombras negras en el fondo de la mente. Todo eso, ¿para conseguir qué? Para intentar conseguir la ilusión de volver al estado en el que se encontraba antes de engancharse.
  2. El segundo motivo por el que algunos ex fumadores sienten la necesidad de fumar en estas ocasiones es porque el fumador está haciendo algo (fumando); y el no fumador no hace nada; por tanto, tiende a sentirse privado de algo. Métetelo en la cabeza de una vez: no es al no fumador a quien se le priva, sino el fumador quien se priva de:

    SALUD

    VITALIDAD

    DINERO

    CONFIANZA EN SÍ MISMO

    PAZ MENTAL

    VALOR

    TRANQUILIDAD

    LIBERTAD

    RESPETO A SÍ MISMO

Quítate el hábito de envidiar a los fumadores, y empieza a verlos como lo que realmente son: pobres seres patéticos. Yo fui uno de los peores. Por eso estás leyendo este libro. Son precisamente los que no pueden enfrentarse al problema, los que tienen que seguir engañándose, siendo los más patéticos de todos.

No envidiarías a un heroinómano y no tienes por qué envidiar al pobre adicto a la nicotina. La heroína mata a menos de dos mil personas al año en España. La nicotina mata a más de sesenta mil personas al año en España y alrededor de cinco millones en el mundo entero. Ya ha matado a más personas en este planeta que en todas las guerras de la historia. Igual que toda drogadicción, la tuya no se mejorará. Cada año empeorará más y más. Si no disfrutas de ser fumador hoy, menos lo disfrutarás mañana. No envidies a los fumadores. Ten lástima de ellos. Créeme: NECESITAN TU COMPASIÓN.

30. ¿Engordaré?

Este es otro mito falso relacionado con el fumar, propagado por los fumadores que intentan dejar de fumar con el Método de la Fuerza de Voluntad, que utilizan sustitutos como la comida, los dulces, los caramelos, etc., para ayudar a aliviar la ansiedad.

La ansiedad por la retirada de la nicotina es muy parecida a la sensación de hambre, y es fácil confundirla. Sin embargo, mientras es fácil remediar el hambre con comida, la ansiedad por la nicotina nunca se puede satisfacer del todo.

Como ocurre con todas las drogas, llega un momento en que el cuerpo se ha acostumbrado tanto, que el cigarrillo ya no satisface plenamente la ansiedad por la nicotina. En cuanto apagamos el cigarrillo, la nicotina rápidamente empieza a salir del cuerpo, de manera que el adicto a la nicotina siente como un hambre permanente. La tendencia natural es fumar compulsivamente. Sin embargo, la mayoría de los fumadores no pueden hacer esto, por una de estas dos razones:

  1. Dinero: No pueden permitirse aumentar su consumo.
  2. Salud: Para quitarnos el
    mono
    tenemos que tomar un veneno. Esto funciona como un freno automático, impidiendo que fumemos más de lo que el cuerpo puede aguantar.

Entonces, el pobre fumador se queda con una especie de hambre permanente que nunca puede satisfacer. Eso explica por qué muchos fumadores tienden a comer y a beber en exceso, o incluso prueban otras drogas más duras, para llenar el vacío que sienten. (LA MAYORÍA DE LOS ALCOHÓLICOS SON GRANDES FUMADORES. ME PREGUNTO SI PUEDE QUE EN REALIDAD SEA UN PROBLEMA DE TABACO, NO DE ALCOHOL.)

Lo que suele hacer el fumador es tomar nicotina en lugar de alimentos. En mis peores tiempos llegué a eliminar el desayuno y la comida. Fumaba sin parar todo el día. Deseaba llegar a casa por la tarde, para poder estar un rato sin fumar. Me pasaba todas las tardes picando cosas, comiendo esto y lo otro. Creía que era hambre, pero era el
mono.
O sea, que durante el día tomaba nicotina en lugar de alimentos, y por la tarde alimentos en lugar de nicotina.

En aquellos tiempos pesaba catorce kilos más que ahora, y no podía quitármelos.

En el momento en que el «monstruito» sale de tu cuerpo, se acaba esa sensación de inseguridad. Vuelve la confianza en ti mismo, junto con una sensación maravillosa de respeto hacia ti mismo. Te encuentras capaz de dirigir tú mismo tu vida; no sólo en tus hábitos alimenticios, sino también en otras muchas cosas. Esto es una de las grandes ventajas de haberse liberado del hierbajo.

Como ya he dicho, el mito del aumento de peso se debe al uso de sustitutos durante el período de retirada de la nicotina. Estos sustitutos no lo hacen más fácil, sino más difícil. Veremos por qué en otro capítulo.

31. Evita los incentivos falsos

Muchos fumadores, al dejar de fumar por el Método de la Fuerza de Voluntad, intentan hacerlo más fácil con incentivos falsos.

Hay muchos ejemplos. Uno típico: «Con lo que ahorre podemos irnos de vacaciones toda la familia.» Esto parece ser una actitud lógica y sensata, pero es totalmente falsa; porque la mayoría de los fumadores saben perfectamente que preferirían mil veces fumar durante las 52 semanas del año y no irse de vacaciones. Y siempre habrá una duda, porque no sólo tendrá que estar todo un año sin fumar, sino que no sabe si podrá disfrutar de esas vacaciones sin su tabaco. Lo único que se consigue es aumentar la sensación de sacrificio, y por tanto, hacer que el tabaco tenga más valor todavía en la mente del fumador. Lo que hay que hacer es mirar el otro lado del asunto: «¿En qué me beneficia el tabaco? ¿Por qué necesito fumar?» Otro ejemplo es: «Me podré comprar un coche mejor.» Puede que sea cierto, y a lo mejor consigues dejar el tabaco hasta que te compres el coche, pero una vez que el coche haya dejado de ser una novedad, te sentirás privado y volverás a caer en la trampa.

Otra cosa muy corriente es el pacto entre miembros de la familia o entre compañeros de trabajo. La ventaja de estos pactos es que efectivamente eliminan la tentación durante parte del día. Pero no suelen funcionar por varios motivos:

  1. El incentivo es falso. El hecho de que otros dejen de fumar no quiere decir que puedas dejarlo tú. Lo único que se consigue es aumentar la presión social y la sensación de sacrificio. Funcionan bien solamente cuando todos los fumadores involucrados quieren dejar de fumar realmente en ese momento. No se puede obligar a la gente, y aunque todos los fumadores, en el fondo, querrían dejarlo, si no están preparados, el pacto sólo les produce más ganas de fumar. En algunos casos les convierte en fumadores secretos, lo cual aumenta aún más su dependencia.
  2. La teoría de la manzana podrida, o la interdependencia entre los miembros del pacto. Con el Método de la Fuerza de Voluntad el fumador pasa por un período de sufrimiento, esperando que desaparezcan las ganas de fumar. Si se rinde, tiene la sensación de haber fracasado. Con el Método de la Fuerza de Voluntad es inevitable que antes o después uno de los miembros del pacto se rinda, dándoles a los demás la excusa que han estado buscando. No es culpa suya, ellos hubieran aguantado...; «pero Pepe les ha fallado». En muchos casos la verdad es que muchos de ellos llevaban tiempo haciendo trampa antes de que fallase Pepe.
  3. Compartir la gloria es la teoría contraria a la de la manzana podrida. No se siente tanta vergüenza cuando falla un pacto, porque es una vergüenza compartida. Cuando dejas de fumar hay una sensación de haber conseguido algo realmente importante, y la atención que recibes de tus amigos y familiares puede ayudar mucho durante los primeros días. Cuando hay muchas personas que lo hacen al mismo tiempo, es gloria compartida y ayuda mucho menos.

Otro ejemplo más del incentivo falso es el soborno. Por ejemplo: el padre que ofrece dinero a su hijo adolescente si deja de fumar, o las apuestas: «Si no lo consigo, te pago diez mil pesetas.» En un programa de televisión hace poco vi un ejemplo. Un policía que intentaba dejar de fumar metió en un paquete de tabaco un billete de cinco mil. Se había prometido a sí mismo: podía volver a fumar cuando quisiera, pero primero tenía que quemar el billete. Aguantó unos días, pero al final el billete ardió.

No te engañes; si no son suficientes motivos los cinco millones de pesetas que se gasta a lo largo de su vida el fumador medio, una posibilidad entre tres de tener una enfermedad horrenda, el mal aliento, la tortura física y mental, la esclavitud, el desprecio de la mitad de la población y el desprecio que sientes por ti mismo, entonces, unos incentivos artificiales en el último momento no van a cambiar nada. Sólo te lo harán más difícil. Mira siempre el otro lado del tira y afloja.

¿Qué beneficio me proporciona? NINGUNO.

¿Por qué tengo que seguir fumando? NO TIENES QUE SEGUIR. SÓLO ESTÁS CASTIGÁNDOTE.

32. Es fácil dejarlo, si sabes cómo

Este capítulo contiene las instrucciones para que puedas dejar de fumar con facilidad. A condición de que sigas las instrucciones, verás cómo puede ser, desde relativamente fácil, hasta todo un placer. Pero recuerda que los malos cocineros son los que no leen bien las recetas.

Es absurdamente fácil dejar de fumar. Sólo tienes que hacer dos cosas:

  1. Toma la decisión de que nunca más vas a fumar,
  2. No te deprimas, alégrate.

Entonces preguntarás: ¿Si eso es todo, para qué está el resto del libro? ¿Por qué no podías haber dicho eso al principio? Simplemente, porque antes o después te hubieras deprimido y, en consecuencia, hubieras abandonado tu decisión. Lo más probable es que ya lo hayas hecho varias veces.

Ya hemos visto que el fumar es una trampa sutil y siniestra. El problema principal al dejarlo no es la adicción en sí, sino el lavado de cerebro, y primero hemos tenido que eliminar todos los conceptos falsos y las ideas ilusorias. Hay que conocer al enemigo y saber cómo actúa: entonces será fácil vencerlo.

He estado la mayor parte de mi vida intentando dejar de fumar, pasando semanas enteras de oscura depresión. Cuando al final lo dejé, pasé de cien pitillos diarios a CERO, y no me sucedió nada. Incluso disfruté durante el período del
mono
, y nunca he vuelto a tener ganas de fumar. Es, sin duda alguna, lo mejor que me ha ocurrido en toda mi vida.

No entendía por qué había sido tan fácil, y tardé mucho tiempo en comprenderlo. Sabía con toda certeza que nunca más iba a fumar. En mis intentos anteriores, por muy decidido que me creyera, estaba «intentando» dejar de fumar, esperando que si podía sobrevivir por un período suficientemente largo, entonces el deseo desaparecería. Por supuesto, no se acabaron las ganas de fumar porque estaba esperando a que ocurriera, y me deprimía. Cuanto más lo añoraba, más necesitaba fumar, y era un círculo vicioso. Mi último intento era diferente. Como todos los fumadores hoy en día, había considerado mucho el asunto. Hasta entonces, cada vez que fracasaba me consolaba pensando que la próxima vez sería más fácil. Nunca se me ocurrió pensar que tendría que seguir fumando para el resto de mi vida. Este último pensamiento me horrorizó tanto, que empecé a reflexionarlo profundamente.

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